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«La finalidad del arte es disfrutarlo a tu manera, que de alguna forma te mueva algo»: entrevista a Tórtel

Jorge Pérez podría ser un nombre común en este país. Sin embargo, si justo después dices la palabra Tórtel, lo común se transforma en canción, porque este valenciano, si de algo puede presumir es de canciones. La gran prueba es el título de su último trabajo, trabajo que huele a Mediterráneo, a Chicago y a Illinois. Éste es Jorge «Tórtel» Pérez.

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Isaac: ¿Cómo consigue Tórtel convertir lo que parece sencillo en algo que no lo es en absoluto?

Tórtel: Lo cierto es que soy un músico muy limitado, mis canciones suelen ser realmente sencillas, acordes bastante básicos, pocos cambios… Quizá el secreto está precisamente en conocer bien esas limitaciones e intentar ser imaginativo.

I: Cuando escuché el single “La gran prueba” no pude evitar pensar en “Chicago” de Sufjan Stevens. No sé si lo has tenido presente en algún momento de la grabación. Hay tantos matices en el disco que no es fácil encajarlo en un solo género o estilo.

T: Me gusta muchísimo Illinois creo que es un disco magistral. Chicago es una canción redonda, desde luego. Quizás por una cuestión temporal tenía más presente su último disco que también he oído mucho The Age of Adz. No sé si habrá algo de esos discos en La gran prueba, conscientemente creo que no, pero siempre te acaba influyendo de una manera u otra todo lo que oyes … He intentado que este disco sonara más rico en matices que los anteriores, quería proponer cosas que no hubiera hecho ya. Para mí es muy motivador seguir buscando colores nuevos para mis canciones. Intento tener siempre los ojos bien abiertos, desde mi punto de vista ese es un camino en el que no dejas de aprender y donde puedes hacer grandes hallazgos, así que no quise cerrarme a nada, procurando evitar, obviamente, que el disco acabara siendo un Frankenstein.

I: ¿Qué fue lo que cambió desde “Entusiasmo” hasta este último trabajo?

T: Con Entusiasmo hubo una respuesta de prensa muy favorable con un montón de críticas estupendas y muy generosas. Al final del 2012 el disco se coló en muchas listas de lo mejor del año. Todo eso me sirvió para coger confianza y creer un poco más en mis propias posibilidades. Cuando empecé a hacer las canciones de “La gran prueba” quise atreverme a ensanchar un poco el sonido de Tórtel. Decidí grabar por primera vez en estudio, no contaba con mucho presupuesto, pero sí sabía que había muchas cosas que grabando en casa como antes, no iba a poder conseguir. También ha sido fundamental el papel de Cayo Bellveser, músico habitual de Josh Rouse y Alondra Bentley, compañero en Maderita y otras aventuras. Él es un músico excepcional y lleno de recursos. Le fui pasando demos muy casposas que iba haciendo de las canciones y desde el principio me sugirió ideas muy interesantes. Se involucró mucho en la grabación del disco. Fue una suerte contar con él y con otros grandes músicos y buenos amigos como Jordi Sapena y Pau Roca de La Habitación Roja, Remi Carreres, Rauelsson, Ramírez o Abel Hernández (El hijo).

I: Siempre cantas sobre lo que podrían ser verdades universales, cosas cercanas sin ningún tipo de pudor. ¿Es algo natural o haces lo posible porque sea así?

T: Como digo en La gran prueba “no es nada interesante hablar de mí”, es una frase que esconde algo de ironía, lógicamente hablo desde mi propia perspectiva, no tengo otra, pero procuro no dar la brasa a nadie con mis cosas, del mismo modo que a mí me aburren esas personas que no dejan de hablar de sí mismas. Por supuesto creo que me preocupan muchas cosas o hago chiste con otras con las que coincido con mucha gente. Aporto eso sí, mi propia visión. Alguna vez alguien después de un concierto me ha dicho que le gustaba tal canción porque hablaba de “tal cosa”, y me daba cuenta de que yo la había hecho pensando en algo bastante distinto. En cualquier caso, cualquier interpretación es buena. Cuando ves una película, lees un libro, o escuchas una canción, la finalidad no creo que sea acertar exactamente con lo que el autor trataba contarte sino disfrutarla a tu manera y que de alguna forma te mueva algo.

I: ¿Trabajar en Maderita podría considerarse un lujo para un músico? ¿Es un proyecto muerto?

T: Desde luego para mí formar parte de ese proyecto es todo un lujo. Grabar Vivir para creer y poder girar con ellos fue muy guay. Aprendí mucho. Ahí había mucho talento junto y yo solo traté de mantener el tipo. Cuando comenzamos a quedar para ensayar y grabar nació todo de una manera muy natural y espontánea. Creo que por eso el disco suena realmente especial.  Ahora mismo estamos todos bastante liados, pero seguro que volverá a surgir el momento perfecto para juntarnos de nuevo y trabajar en otras canciones. Desde luego a mí me encataría y solo espero que sea pronto. Cruzo los dedos.

I: Un grupo gallego me decía que en el mundo de la música hemos de cuidarnos todos mutuamente, ¿tú también crees que estamos en una época de mucho riesgo para la cultura?

T: Creo que debemos cuidarnos todos mutuamente en todos los niveles. No hay ayuda para ningún tipo de proyecto, solo nos tenemos a nosotros mismos para hacer frente a nuestras aspiraciones y sobre todo, para superar todas las trabas que nos imponen, que cada vez son más. Afortunadamente mucha gente, lejos de que hayan podido con sus ganas, forma colectivos y asociaciones completamente independientes para organizar conciertos, proyectar películas, montar exposiciones… Es el momento de unir fuerzas, ahora más que nunca.

I: ¿Qué hay de tu tierra en tus canciones?

T: Como mucha gente de mi generación crecí con el rock y pop anglosajón, sobre todo con las bandas de los años noventa, pero después he ido descubriendo cantantes y grupos que estaban en mi ciudad y que había pasado por alto, hablo de gente como Pep Laguarda Remigi Palmero o por supuesto el propio Julio Bustamante.  Hay una manera de entender no solo la música si no el resto de la vida que es muy de “aquí” muy valenciana, y con la que yo cada vez me siento más identificado. Esta es una ciudad maravillosa a pesar de sus políticos y de lo equivocada que está la gente que todavía no cree que exista alternativa.

I: ¿Qué película me llevarías a ver al cine ahora mismo?

T: Echando un vistazo a la cartelera la cosa está complicada, me gustó bastante Gran Hotel Budapest, nunca he sido un gran fan de Wes Anderson, me empacha un poco su estética,  aunque obviamente reconozco su gran talento. Es una película divertida, Ralph Fiennes está glorioso. Me alucinó de ella cosas como de qué manera  se integraban animación y cine convencional. ¿Vamos?

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«Deberíamos cuidar al público, a los medios, a las salas, a las bandas. Cuidarnos todos»: entrevista a Os amigos dos músicos

Uno de los secretos mejor guardados de Galicia, se llama Os amigos dos músicos. Arcadio, Dani, Druso, Jaime, Raúl y Xurxo, son los componentes de este grupo ourensano que nos cantan en gallego el folk más anglosajón. Músicos experimentados, que viven una segunda juventud con un proyecto que a nadie deja indiferente, juegan entre la sencillez de la armonía pop perfecta y las raíces americanas de la costa oeste sin olvidar su apego por Ourense y Galicia. Podrás verlos en directo, su punto fuerte sin duda alguna, el 17 de mayo en A reserva (Carballo), el 18 de mayo en Bar Embora (Santiago de Compostela) y el 7 de junio en el Pub Clavicémbalo (Lugo).

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Isaac: Proviniendo de bandas gallegas tan distintas como Annie Hall, Blood filloas, O sonoro Maxín o Haecceidad, ¿Cuál es el punto común capaz de formar Os amigos dos músicos?

Os amigos dos músicos: El punto en común más importante es el arraigo. El arraigo a un sitio y a una forma de ver la música desde ese sitio. También la música que todos escuchamos,  porque aunque mostremos personalidades musicales distintas, la música anglosajona, la ciudad de donde todos partimos, la situación y contexto que nos rodea,  las ganas de hacer canciones, es lo que nos ha unido.

I: Uno de los méritos de Os amigos dos músicos, ha sido poder asentar en Galicia, junto con otros grupos, ese sonido americano de bandas como por ejemplo The Band. ¿Eso era algo que estaba claro desde el principio?»

OADM: Decir un sonido como el de The Band diríamos que es un poco arriesgado (risas). Pero la música americana fue una de esas cosas que compartíamos. La explosión folk que hubo hace 3 o 4 años, nos tocó bastante cerca aunque lo llevásemos por dentro por nuestra propia cultura. Ver como los yankies fusionan su folk, nos ayudó a hacer lo mismo con nuestro propio folklore. También a componer  canciones ligadas al folk sudamericano o a la tradición más gallega. Se puede decir que catapultó lo que ya había.

I: Líricamente, vuestras canciones tienen una sonoridad muy poética, ¿se debe un poco que al cantar en gallego, el idioma es más armonioso y no es un problema escribir sin caer en tópicos y frases hechas?

OADM: La verdad es que es curioso escuchar canciones que suenan americanas cantadas en gallego.  El gallego, por la materialidad que tiene, puede ser más agradecido y tener más plasticidad que el castellano. En el grupo somos cuatro personas haciendo letras, cada uno tiene un estilo distinto, quizás Jaime sea el más poético y bucólico de todos escribiendo, pero sí hay un elemento común que es la melancolía, que es un sentimiento muy gallego.

I: De hecho, canciones como “Tomo medre” o “Esa hora chegará”, que podrían ser vuestro buque insignia, suenan como dramáticas pero a la vez positivas. ¿Cuál es el mensaje real que queréis dar?

OADM: En el caso de Esa hora chegará, la canción trata sobre el paso del tiempo y sobre la edad, con ese mensaje generacional de una persona que ha dejado atrás la adolescencia y que cada vez el tiempo corre más deprisa, que muchas de las cosas que querías hacer, ya no las podrás hacer, pero hay otras que estás haciendo con las que no contabas. Al tener todos más o menos la misma edad, vivimos cosas parecidas que al final se reflejan en las canciones. Todo medre, sería como la segunda parte, cuando hay que romper y mejorar, buscar un futuro mejor. Mejorarse a sí mismo y valorar la vida como lo que es, intentar ser sincero con lo que uno vive.

Además, estructuralmente, las canciones en cuanto al significado, son muy parecidas, las dos empiezan con una descripción en términos negativos y en el estribillo, las dos, dan un mensaje positivo.

I: ¿Sigue siendo el idioma algo que impida un poco el salir de Galicia o ya no es una batalla perdida?

Oadm: No, de hecho Manel acaban de tocar en Nueva York, por ejemplo, así que no lo vemos como una traba en ningún momento, sería como engañarnos a nosotros mismos si dijéramos eso. Todos hemos escuchado música en inglés sin saber qué decían pero hay algo que te atrae, y muchas veces cuando entiendes la letra, resulta que casa perfectamente con lo que te hace sentir esa canción. De todos modos el gallego es un idioma con una audiencia potencial muy grande.

I: Vivimos un momento de muchas bandas de mucha calidad en Galicia, ¿lo veis como una escena estable y con larga vida?

Oadm: No vemos porque se tendría que morir, el problema es el de siempre, las bandas aguantarán lo que se les permita aguantar. Si no te dedicas profesionalmente a la música, llega un momento en que es complicado compaginar un proyecto serio tocando y girando con sobrevivir. Lo que hay que hacer es asentar la red de lugares en los que tocar, los viejos y los nuevos. Cuidarnos todos. Cuidar al público, cuidar a los grupos, cuidar a los medios y cuidar a las salas.

I: El público es parte importante porque son los que podrían continuar este movimiento.

Oadm: El público joven es muy importante también. La gente cumple años y se queman etapas que alguien tiene que ocupar. Por eso hay que atraerlos, porque son los que después van a montar otras bandas y cogerán el testigo.

I: Después de haber teloneado a Manel y a Grupo de expertos solynieve, ¿qué le falta a Os amigos dos músicos para entregar un disco, cual es el motivo de que no lo haya todavía?

Oadm: Principalmente la falta de tiempo, falta de posibilidades por cambios en la banda. Al no haber una formación estable hasta ahora, era más difícil. Porque al final tampoco te dedicas solo a esto, algunos tocamos en otros grupos y tenemos nuestros trabajos a diario. No ha sido por falta de ganas, eso desde luego.

I: Ahora ya sois una banda estable. ¿Cómo funcionáis? ¿Es algo democrático o todos tenéis un rol concreto?

OADM: Básicamente las canciones son de quien las trae al local de ensayo, de momento somos 4 los que componemos canciones, así que el que la ha compuesto seguramente tenga la mejor visión de cómo tiene que ser. Cada uno lleva su canción y a partir de ahí la construímos, a veces cambian mucho durante el proceso, a veces no. Les damos vueltas para adelante, para atrás. Al principio son “cañeras”, luego las hacemos lentas, luego cañeras otra vez, hasta que encontramos ese algo que nos gusta. Pero en ese proceso sí que todo el mundo va aportando cosas. Esa es un poco nuestra democracia. Un día está decidido y otro no tanto. Pero de lo que se trata realmente es de que cada uno haga lo que mejor sabe hacer.

I: Siendo seis en el escenario, ¿es más fácil o más complicado hacer sonar esas canciones?

OADM: Tienes muchas más posibilidades siendo seis. No es imposible, de todos modos, defenderlas como cuando tocábamos 2, 3 ó 4, al final la canción se tiene que sostener sola ya sea con guitarra y voz o piano y voz.  En nuestro caso lo importante es la armonía de la letra, el tipo de música que hacemos tiene esa sencillez de lo folklórico y lo tradicional.

I: Echando la vista atrás, ¿cómo fue aquel primer concierto con Dani (O neno Elliott) que sirvió un poco de germen para montar la banda?

OADM: ¡Fue genial!, un momento muy divertido. Surgió  un poco juntando temas de uno y de otros y alguna versión como Don´t cry no tears de Neil Young. No fue exactamente el germen,  eso fue algo que ayudó. Ahí empezamos a conocernos musicalmente y a empezar a tocar juntos, Arcadio y Jaime ya tenían algo preparado de antes, pero sí fue la manera de que Dani formara parte de Os amigos dos músicos porque de ahí surgió el nombre. Quizás ese concierto si consiguió que las cosas fueran un poco hacia adelante.

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“Si he sentido odio unos segundos, decido convertirlo en canción”: entrevista a Julio de la Rosa

Es uno de los artistas más prolíficos de nuestro país, a caballo entre el mundo del cine, la música y la literatura. Nominado a un Goya, con 8 discos en su haber y un número de conciertos a sus espaldas que casi asusta, Julio de la Rosa hace un paréntesis para contarnos todo lo que ha desaprendido. Podréis disfrutar de su directo en el Café & Pop Torgal (Ourense) el viernes 9 de mayo.

Julio de la Rosa

Isaac: ¿Qué diferencia hay entre el Julio que cantaba “Cómprate un arma” y el que ahora canta “Un corazón lleno de escombros”?

Julio: Básicamente, unos cuantos años de diferencia. He aprendido cosas, he desaprendido otras, pero realmente creo que he mejorado más como persona en el año que ha pasado desde que hice este último disco cantando sobre trastornos románticos que en el espacio-tiempo hasta llegar a él. Como decían en no sé qué serie de dibujos animados que veía de niño. Solo no puedes: con amiguitos, sí.

I: Tocar canciones como “Kill the mosquito”, ¿es una manera de mantener vivo a El hombre burbuja?

J: Más que por eso, creo que es por quitarle hierro a un repertorio con mucho peso dramático. Supongo que viene a ser como hacer un chiste en un entierro, algo fuera de lugar pero necesario.

I: Siempre has sido un artista muy atareado, ¿realmente te llegan las 24 horas de un día para atender a todo? ¿Qué le queda por hacer a Julio de la Rosa?

J: Soy de los que tiene la convicción de que se tarda menos en hacer algo que en pensar sobre ello. Me gustaría hacer muchas más cosas de las que hago, la verdad. Y de hecho, en ello estoy.

I: Componer bandas sonoras, a priori, parece algo extremadamente complicado, ¿te lleva más trabajo que un disco?

J: Más que complicado es farragoso, tienes que poner un punto de vista en un lugar donde ya hay otros muchos puntos de vista. Hay que lidiar con el director y con los productores, de entrada. Pero salvo excepciones, no te creas que me lleva mucho más tiempo que un disco. En las películas alguien ya hizo el trabajo sucio por ti, alguien ya se estrujó la cabeza y el corazón para crear algo a partir de la nada, y en tus propias canciones ese trabajo lo tienes que hacer tú solito, lo que lleva tiempo y quebraderos varios hasta saber qué quieres contar o qué es lo que estás contando sin darte cuenta.

I: “La herida universal” y “Pequeños trastornos sin importancia” parecen discos conceptuales, hablando sobre una historia concreta. ¿Era esa la intención cuando te propusiste grabarlos?

J: Suelo trabajar por proyectos, esto es, que por regla general no me levanto de la cama y compongo una canción, así, sin más. Aunque a veces suceda. Dado que voy cambiando de una forma creativa a otra (ahora un disco, ahora un libro, ahora una banda sonora, ahora un videoclip), una vez decido qué es lo siguiente me pongo compulsivamente a ello. Entonces mi visión inicial sobre cada proyecto es ya de partida conceptual, por llamarlo de ese modo. Digamos que no voy de lo particular a lo general, sino de lo general a lo particular. Es algo que me ayuda a no desviarme mucho de la idea primigenia.

I: ¿Es el drama necesario al amor en las canciones?

J: Como en un guión cinematográfico, suele ocurrir que sin conflicto no hay historia. En mi caso, más que planteamiento previo, me temo que fue siempre una necesidad, una realidad. Me costaba encontrar lo que quería y eso me llevó a unos cuantos sinsabores. El resto es ya cuestión de coger un sentimiento o una sensación que hayas tenido, aunque sea unos segundos, y convertirlo en canción de tres o cuatro o nueve minutos. Yo no odio, así en general, pero si he sentido odio unos segundos decido convertirlo en canción, puesto que es un sentimiento muy dramatizable artísticamente y confío en que me lleve a una bonita obrita de arte.

I: Lo lírico es parte importante de tus canciones, supongo que publicar una novela era cuestión de tiempo.

J: Siempre digo que empecé haciendo canciones, que las canciones se componen de música y letra, así que por una afortunada regla de tres tiene su lógica que mis palabras, sin música, hayan acabado en libros, y que mi música, sin palabras, haya terminado como banda sonora incidental para películas.

I: En tu último disco, colaboran muchos grandes artistas. ¿Es la prueba o confirmación de que en la música nacional hay un ambiente de complicidad sano?

J: Hay de todo, para qué nos vamos a engañar. Pero somos tantos músicos en este país que puedes encontrar gente afín con la que las rivalidades, envidias y traiciones no son otra cosa que compañerismo, admiración mutua y apoyo cuando necesario.

I: En 2010, decidiste fichar por Ernie producciones, que en aquel momento todavía estaban encauzando el gran trabajo que hoy están haciendo. ¿Qué es lo que convence a un artista con tanta trayectoria como tú?

J: Supongo que fue una cosa de vibración. Precisamente porque llevaba muchos años en esto y conocía a muchos personajes de la industria, descubrir a Josiño Carballo fue todo un soplo de aire fresco en la pervertida situación de una arquitectura económica en la que la gente se da puñaladas por dos pesetas. El término inglés ‘cool’, referido al comportamiento de una persona, ha sido manoseado hasta convertirse en un disfraz sumamente vomitivo. Josiño es cool sin pretenderlo, lo cual lo hace más grande aún. Sabía que el tiempo le daría la razón, y ya está sucediendo.

I: ¿Llevamos todos una fiera dentro?

J: Eso me temo. El ensayista José Antonio Marina habla a menudo de cómo desperdiciamos nuestra inteligencia. Somos animales, claro, y como animales que somos nos dedicamos únicamente a sobrevivir. Si usáramos más el sentido común, conviviéramos con la fiera que llevamos dentro y le diéramos un poco más de juego a nuestra inteligencia, ya no sólo a la computacional sino también a la creativa y emocional, el mundo iría mucho mejor y podríamos más que sobrevivir: supervivir.

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«Hemos hecho muchos sacrificios y siempre ha valido la pena»: entrevista a Ricardo Lezón de McEnroe

Hay grupos que a veces parecen no hacer mucho ruido. Sólo lo parece, porque cuando te das cuenta siempre están ahí. McEnroe cuenta con varios álbumes a sus espaldas, con un estilo casi propio e indefinible, paseando silenciosos pero con paso firme por el indie de este país. Los autores de los impecables Tú nunca morirás y Las orillas grabarán pronto una nueva entrega de ese pop melancólico que atrapa sin querer.

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Fotografía de Federico Álvarez durante su última actuación en el Café & Pop Torgal

Isaac: Tengo entendido que McEnroe grabaréis un nuevo trabajo en breve. ¿Volveréis a dar otra vuelta de tuerca al estilo tan personal que tenéis como banda? ¿Cómo afecta el disco de Viento Smith en este caso?

Ricardo Lezón: Grabaremos en agosto en La Mina otra vez. Las canciones ya están y nos gustan. Eso es lo más importante. No sé si será una vuelta de tuerca o si la tuerca cedió ya el primer día pero lo importante es que nos gusta lo nuevo. Gonzalo ha cogido las riendas y las canciones suenan más completas, complejas dentro de la sencillez en la que nos movemos y liricamente siento que un peso muy grande se ha ido a Viento Smith. Me gustaría que consiguiésemos hacer un disco bonito. Siempre entramos a grabar pensando que será la última vez y en verano será igual así que vamos a poner todo lo que nos apetece transmitir esta vez y tengo la sensación de que esta vez tiene mucho que ver con la luz. Viento Smith nació como una necesidad absoluta de exorcizar un tiempo difícil. Estoy muy satisfecho de haberlo hecho y me ha servido para eso y para trabajar con personas a las que admiro y a quienes ahora admiro más.

I: Cuando escribís canciones, ¿ponéis música a la letra o letra a la música? ¿Alguno de los dos elementos es primordial en cuanto al otro?

RL: Las canciones salen cuando quieren. Generalmente es guitarra acústica, melodía y algunas frases sueltas que siempre acaban estando en la letra final. Después nos juntamos y cada uno añade su parte. Letra y música son igual de importantes, al igual que la opinión de cada uno. Si una canción no nos gusta a todos no sale.

I: Parece que le dais mucha importancia a los arreglos, a los pequeños detalles en cada canción. ¿Es difícil encontrar el tono, el volumen, la nota perfecta?

RL: Tenemos la suerte de compartir gustos musicales y de ser muy musiqueros además. Damos muy pocas vueltas a todo. Nunca hemos necesitado mucho tiempo para encontrar los detalles. Cada uno ve lo que quiere hacer o lo que sale con cada canción y al encajarlo casi siempre nos quedamos contentos.

I: Hasta «Tú nunca morirás» las giras no eran muy extensas, ¿Ha cambiado algo para que después os prodigarais más?

R: Con Mundo Marino apenas tocamos, no nos llamaban y nosotros solo vamos a tocar si nos llaman, (risas). Con Tú Nunca Morirás la cosa cambio bastante y comenzaron a salir cosas así que nos pusimos en marcha. Tocamos mucho y en sitios que nos hacía mucha ilusión. Todo fue creciendo dentro de nuestra pequeñez. Cuando salió «Las Orillas» notábamos que había cierta expectación, algo que no nos dejaba de sorprender. El disco tuvo su pequeño éxito y a partir de entonces hemos tocado bastante. Ha sido bonito ver que crecíamos poco a poco y siempre de la mano de la gente a quien le íbamo interesando. Nos cuesta mucho juntarnos para ensayar; vivimos en ciudades distintas y lejanas, tenemos vidas cada vez más complicadas y con la música no ganamos dinero como para dedicarnos a ella. Somos amateurs a quienes nos encanta tocar, viajar y estar juntos. Y para eso hacemos canciones.

I: Todos los miembros os conocéis desde hace mucho tiempo, eso podría hacer más fácil la convivencia/trabajo, contando además que no vivís todos en la misma ciudad, ¿lo veis así o tenéis que lidiar mucho a la hora de juntaros?

RL: Además de conocernos somos amigos. Nos cuesta por la distancia y los problemas pero es lo que más nos apetece. Siempre que podemos nos juntamos. Hemos hecho muchos sacrificios y siempre ha valido la pena.

I: Siempre me pregunto cuánto de personal hay en las canciones que escucho. ¿A veces es mejor crear un personaje para no abrir el caparazón o McEnroe nos cuentan historias reales de sus propias vidas?

RL: Los personajes somos nosotros. Las historias pueden haber sido vividas, estar viviendolas o estar esperando para ser vividas. No hay ningún caparazón. Las letras están muy poco pensadas aunque pueda parecer lo contrario. Creo mucho en que el primer impulso es el verdadero. Hacemos canciones para nosotros y desde nosotros, así que no hay nada que esconder.

I: Ya lleváis muchos años con Subterfuge. ¿Qué tienen para serles tan fieles?

RL: Somos fieles por naturaleza, jajaja. Subter han sabido entendernos. Somos un grupo con un ritmo lento. Siempre nos hemos sentido cómodos, nos han tratado con cariño y además existe ya una amistad personal.

I: Volviendo a la grabación de un nuevo trabajo. ¿Hay presión por cumplir expectativas?

RL: Solo las nuestras. No estamos en esto para tener éxito, no nos planteamos vivir de la música. La música nos ayuda a vivir. Nadie nos presiona, nosotros tampoco. El día que no nos guste lo que nos sale nos iremos y haremos otra cosa.

I: «Las orillas» tuvo una muy buena acogida y han pasado dos años. ¿Necesitabais parar un poco y dedicarle tiempo a vuestras vidas o simplemente es que cada cosa llega cuando tiene que hacerlo?

RL: Cada cosa llega cuando llega. Han sido dos años llenos de conciertos y viajes. A alguno la vida nos ha dado giros personales y no habíamos sentido hasta ahora la necesidad de grabar con McEnroe. Estoy muy contento de que el momento haya llegado.

I: Vivimos en un momento lleno de etiquetas musicales: pop, rock, post-punk, post-rock etc…, no encuentro una para vosotros. Dímela tú.

RL: Yo tampoco la encuentro. Cuando alguien me pregunta no sé qué decirle. Punk emocional me dijeron una vez jajajaja. Las etiquetas son para poner el precio a las camisas, (risas). ¿Qué más da?

I: ¿Nos queda McEnroe para rato?

RL: Nunca dejaremos de juntarnos para tocar y tomar cervezas. No sé cuando dejaremos de grabar y girar pero si sé que siempre haremos cosas juntos y que, al menos una o dos veces al año, seguiremos haciendo una comida McEnroe con chicas y niños.

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«A veces hay que mostrar emociones, a veces sólo insinuarlas, pero al final yo siento mucha gratitud en el público»: entrevista a Ricardo Vicente

Existen artistas que hacen canciones y existen artistas que hacen canciones capaces de poner de punta los pelos de la nuca. Ricardo Vicente (La costa brava, Nixon, Los tres cuerpos) es uno de estos. En mitad de su extensa gira, presentando el libro/disco ¿Qué haces tan lejos de casa?, nos concedió el honor de contarnos algunas de esas cosas que uno sólo revela en voz baja en un ambiente de complicidad.

Ricardo Vicente

Fotografía de Federico Álvarez durante su última actuación en el Café & Pop Torgal

Isaac¿Por qué Ricardo Vicente ha tardado tanto en dar el paso al disco en solitario?

Ricardo Vicente: Es algo que sólo me lo planteo cuando contesto entrevistas, es como una de esas cosas obvias que parece que no has parado a pensar. Yo he sido feliz y he sufrido como cualquiera que se dedique a algo intenso. Al final tú eres el que te haces daño o tú eres el que te salvas. Yo creo que he tardado porque tengo una naturaleza poco exhibicionista pero en esta ocasión tenía cosas que mostrar, cosas muy personales.

IEl libro está lleno de ficción y de realidad, ¿cuánto de ficción hay en la ficción y cuánto real hay en lo real?

R: El libro está lleno de momentos reales y de pensamientos reales, pero todo pensamiento es ficción, y para eso se inventó la literatura. Yo llevo casi toda la vida leyendo textos donde hay una pelea por alcanzar la realidad, la exactitud, la verdad científica. Yo tengo dos vidas y la vida de escritor está llena de una amalgama de planos.

I: ¿Dirías que el libro y el disco pueden entenderse igual por separado, o el sentido que tienen juntos es algo imprescindible?

R: Entenderse sí pero el trabajo es conjunto, no es una subordinación ni nada por el estilo, es una cuestión de formato. Las canciones hacen referencia a los textos y también ocurre lo mismo en el caso de los capítulos con las letras; es una obra global.

I: Si por un momento tuvieras que es escoger a alguien que le pusiese la banda sonora a «¿Qué haces tan lejos de casa?», ¿quién sería la persona ideal?

R: Sería yo mismo pero dentro de unos años. De hecho, llevo años poniendo una banda sonora a esta idea. Al final uno tiene cinco o seis obsesiones, lo que hagas con ellas es la clave de la satisfacción o de la frustración.

I: Tus canciones siempre me han resultado tremendamente emocionales, ¿componer supone para ti desnudarte un poco hacia la gente?

R: Yo siento pudor muchas veces, no camino apoyando los talones, esto en sentido real y figurado. Lo que sí puedo decir es que no sé vivir sin hacer esta labor de componer, mi vida gira y camina sobre la idea de la escritura. A veces hay que mostrar emociones, a veces sólo insinuarlas, pero al final, yo siento mucha gratitud en el público y lucho contra la idea de sentir que el emperador está desnudo.

I: La gira de «Los Tres Cuerpos» fue muy dura. ¿Cómo de duro fue después de aquello embarcarte de lleno con una publicación y una gira?

R: Lo de después ha sido mucho más duro, en todos los sentidos pero también he superado cosas personales que hacía tiempo tenía pendientes y eso solo ocurre cuando arriesgas.

I: Supongo que era inevitable hablar de Sergio en el libro, ¿qué hay de él en este trabajo?

R: De él hay mucho, pero la importancia de hablar de Sergio va más allá de aclarar mis sentimientos sobre todo aquello, lo importante era cerrar un capítulo escribiendo un capítulo. Me costó mucho pero creo que hice bien.

I: Desde la lejanía, ¿qué cambiarías en tu vida o en tu carrera profesional estos últimos 20 años?

R: No creo que cambiaría nada, lo que sí tengo claro es que los errores los volvería a cometer. Mis errores han sido siempre tendencias que creo que están en mi forma de ser, en mi pasión y mis miedos. Con los años he aprendido a respetar mis miedos, con los años he aprendido a trabajar de manera profesional. Pero si tengo que elegir algo, diría que podría buscar más la paz y los atardeceres en vez de ser un caballo de carreras que en ocasiones olvida la razón de la carrera.

I: ¿Volveremos a verte de nuevo colaborando con otros artistas o este paso de Ricardo Vicente es definitvo?

R: Yo estoy seguro, volveré a trabajar con gente, porque funciona y porque uno debe estar con la gente que le quiere.

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