Tema espinoso el que nos concierne y es que a las 10.30 de hoy ha sido detenido en Lleida el rapero Pablo Hásel por un supuesto delito de apología del terrorismo. Hásel incluía líricas en una canción ensalzando a un miembro de los GRAPO actualmente en la cárcel por lo que el músico considera motivos políticos. Además, en una entrevista hace poco más de un año para Kaosenlared en la que decía que «seguiría brindando cuando ETA le vuele la nuca a un pepero», el entrevistador le preguntaba si era consciente de los problemas legales que podrían acarrear sus declaraciones y letras ante lo que el entrevistado respondía que «era consciente y asumía las consecuencias», consecuencias que al parecer han llegado.
La noticia ha causado un gran revuelo en Twitter con la aparición de un hashtag #libertadHasel pidiendo su liberación y figuras políticas como Gaspar Llamazares o artísticas como Willy Toledo han salido a defenderlo (ambas obviamente, de izquierdas). Otras figuras del mundillo como El Chojín han salido a defender lo absurdo de este proceso desde una perspectiva más neutral. Esta tarde ha quedado en libertad provisional y deberá comparecer los días 1 y 15 de cada mes en un juzgado de su localidad.
Sin entrar a debatir los límites de la libertad de expresión, este caso de mezclar apología del terrorismo (según unos) y «posturas divergentes al sistema» (según otros) no es nuevo en España y otros grupos como Soziedad Alkoholika o Fermín Muguruza han sufrido sus consecuencias, en muchos casos envueltos en polémica y en apreciaciones muy subjetivas por parte de ambos lados. Sin embargo, es reseñable que pese a que S.A o Muguruza tienen en su colección letras duras y explícitas contra los organismos de poder o defendiendo la violencia no llegaban a coquetear tanto con la apología del terrorismo como lo hace Pablo Hásel que tiene frases como «Merece que explote el coche de Patxi López» o «Que alguien clave un piolet en la cabeza a José Bono». Tampoco la calidad de las canciones era la misma, con todo el respeto al rapero.