El jueves pasado, la revista británica NME decidió repartir sus premios anuales. Bueno, dicho así parece que estaban tirados en los sofás de la redacción y les dio la venada; yo voy a imaginar que lo tenían pensado de antemano, de la víspera, por lo menos.
Lo que mola es que son menos pretenciosos que los Grammys y tienen como una quinta parte de las categorías, así que no me cuesta nada hacer un repaso uno por uno e ir contándote lo que opino. Es una opinión personal y distendida, el equivalente a lo que te cuenta el paisano de al lado en la barra de un bar mientras espera por una birra. Eufemismo de que no voy a tener puta idea de la mitad de lo que te diga.
Aviso que los premios son muy centrados en lo británico, pero son curiosos. Al turrón.