Ayer tuvo lugar un acontecimiento muy especial para los amantes de la astronomía, el espacio, la aeronáutica y la ciencia en general. La última misión Space Shuttle, el último transbordador Atlantis, despegaba desde el Centro Espacial Kennedy en Florida rumbo a la Estación Espacial Internacional en su misión de proveer suministros y diverso material para la investigación.
And liftoff…!
Tan particular fue el evento que el compositor Bear McCreary, conocido por sus creaciones para series de televisión como Battlestar Galactica, Caprica o Terminator: The Sarah Connor Chronicles se decidió a dedicarle una canción de despedida.
Bear McCreary
Escribiendo para Battlestar Galactica o Caprica he puesto música a eventos increíbles en el espacio exterior. He acompañado a naves espaciales y nebulosas, agujeros negros y supernovas. Sin embargo, estos fenómenos cósmicos comparten una cosa en común: eran todos ficción. Pero, esta semana, estoy profundamente honrado de que mi música dé ahora un telón de fondo a un evento espacial que es muy real: el último lanzamiento del programa Shuttle de la NASA.
La pieza elegida para la ocasión fue una fanfarria, Fanfare for STS-135, y está tan llena de épica como sus composiciones para televisión. La grabación fue producida por él mismo junto a Seth Green y el director Michael Dougherty. A pesar de que el tema estará disponible para descarga el próximo otoño, Seth Green publicó un vídeo en su twitter con un extracto para disfrute de los menos afortunados que no pudieron asistir en vivo al lanzamiento. La canción entera sí pudo ser escuchada en directo desde distintos puntos del Centro Kennedy.
Godspeed, Atlantis!
Mientras que el STS-135 representa nuestro último vuelo, no significa el fin de la exploración espacial del ser humano. Esta misión es el final de una era y el amanecer de la siguiente. Hay celebración y reflexión a partes iguales. Quise capturar esta dicotomía con mi fanfarria. Una trompeta solitaria empieza la composición, descansando sobre unos suaves timbales. La trompeta me trae recuerdos de medio siglo de exploración espacial. Sin embargo, la trompeta pronto deja paso a los metales y a las cuerdas, salpicado por metales graves y percusión. Es el equivalente musical a motores encendidos y llamas rugientes; el impacto emocional del despegue y saliendo de la gravedad terrestre, siguiendo el inevitable destino del hombre hacia las estrellas.
Vía: Bear McCreary’s Blog