¡Ay la Globalización! Con sus cosas buenas y malas, una de las consecuencias de tener el mundo al alcance de un clic del ratón es que no hay ni fronteras ni sentido de la propiedad tal y como los entendíamos. En la música tampoco y menos teniendo en cuenta la revolución que ha supuesto el poder saltarse algunos pasos de la cadena tradicional de producción y distribución discográfica. Ni el metal es de los nórdicos, ni el pop de los ingleses, ni el rap de los americanos y, si me apuras, ni siquiera el flamenco es español (suenan bulerías hasta en el lugar más recóndito del Planeta). Asia, Continente famoso por su meticulosidad a la hora de copiar, es un ejemplo de cómo se puede hacer propio un estilo musical que no tiene nada que ver ni histórica ni culturalmente con ese lugar.
En Tanaka Music, como no nos gusta hablar por hablar –que va- os ponemos 5 casos prácticos que lo demuestran y que, a los más antiguos, no nos dejan de sorprender.
Hip-Hop en Taiwan:
Yáo Zhōngrén es un MC taiwanés que trabaja bajo el nombre artístico de MC HotDog, toda una declaración de intenciones, por muy absurdo que parezca, porque el hecho de elegir un icono de la alimentación de EE.UU. como carta de presentación, le desmarca significativamente de China, país al que está ligada la isla de Taiwán. Según la Wikipedia (no podemos contar con muchas más fuentes porque nuestro nivel de chino es bastante limitado), este rapero es conocido por “el uso de letras explícitas en sus canciones”, lo cual no sería muy sorprendente si no fuera por el hecho de que estas letras están hechas en chino mandarín.
Teniendo en cuenta que este idioma tiene cerca de 1.200 millones de hablantes, el mercado de MC HotDog es más que amplio por muy provocadoras que sean sus letras. De hecho, sólo con sus primeros mini-CDs vendió más de 200.000 copias. Ha girado por Norteamérica y Europa y le reclaman varias marcas para que haga sus campañas publicitarias, y no necesariamente empresas pequeñas. Entre las compañías que se han hecho con los servicios de MC HotDog está PokerStars, que es la mayor sala de póker online del mundo y para los que recientemente hizo este vídeo al más puro estilo Snoop Doggy Dogg.
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Punk en Indonesia:
Los grupos de punk en Indonesia no gozan del éxito comercial de MC HotDog pero también es verdad que sería una contradicción que lo hicieran. Sin embargo, sí tuvieron bastante repercusión mediática hace unos tres años cuando un grupo de jóvenes punks fue detenido en la localidad de Aceh para ser “re-educados”. Les afeitaron las crestas y les quemaron la ropa. Con todo, el punk sobrevive en un país lleno de contrastes y contradicciones. Mientras en Bali es todo relax, meditación y mucho “welcome to my paradise” y “no money, no honey”, Java es bastante más sobria y el hinduismo se sustituye por el Islam que, en diversos grados, es mayoritario en el país.
No debe ser fácil ser punk en Indonesia aunque es una escena que cuenta no sólo con fieles seguidores sino que se extiende y entremezcla con otras vertientes rock. Indonesia ama el rock’n’roll y cuenta con antecedentes únicos como, por ejemplo, Dara Puspita que era un grupo de chicas de los años 60 fundamental en la escena rock de Indonesia y Camboya en aquella década; hoy en día se dice que fueron las “Pussy Riot” de Indonesia por lo revolucionaria que fue su existencia. Pese a estos antecedentes y al corazoncito rock que hay en Indonesia, es difícil que la escena pueda latir en ese país. Aquí tenéis un reportaje de Vice al respecto, sobre lo duro que es llevar cresta y no precisamente por la cantidad de fijador que hace falta para mantenerla en pie.
Electrónica en Vietnam:
Hay tradición rock en el sureste asiático pero si hay un tipo de música en auge es la electrónica. Con la cantidad de turistas europeos, especialmente británicos, que viajan o deciden quedarse por allí, era sólo cuestión de tiempo que países como Tailandia, China o Vietnam creasen su propia escena de electrónica. En Vietnam encontramos Heart Beat Saigon, un colectivo creado hace apenas un par de años que organiza eventos de música techno -house y minimal- y variantes, y aunque es una iniciativa joven, parece que marca el signo de los tiempos. Es difícil hablar de una escena de música electrónica en Vietnam porque todavía hay mucho talento emigrado por el medio pero, como las meigas, haberlas, haylas.
Aquí una muestra de los intentos de electrónica nacidos en Vietnam. Es un track del joven Solid Machine que se presenta como “el primer tema de dubstep hecho en Vietnam”. Ahí es nada.
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Heavy Metal en India:
Podría parecer que en la India es todo “shanti, shanti” y gente lanzándose polvos de tiza de colores pero no es así. También hay espacio para el lado oscuro. Hace tan sólo unos años, en 2007, los británicos Iron Maiden visitaron India por primera vez; tocaron en Bangalore y lograron reunir cerca de 40.000 personas. Este concierto marcó un antes y un después en la escena heavy del país, ya que si bien antes había grupos, no había una red que los conectase. Este concierto de Iron Maiden fue un revulsivo para que se empezasen a organizar giras a gran escala y viniesen más grupos de fuera. Sahil “The Demonstealer” Makhija es uno de los instigadores de esta “profesionalización” del metal. Su grupo, Demonic Resurrection, es probablemente el más importante de India. Se formó a principios del 2000 en Mumbai y con una filosofía “do it yourself” ha ido ganando adeptos e incluso traspasando fronteras, con giras por Estados Unidos y especialmente el Reino Unido, donde la comunidad de origen indio es muy numerosa.
Makhija no se limita a tocar sino que también tiene una discográfica, ha escrito un libro sobre su manera de trabajar y entre sus herramientas para dinamizar la escena metalera está su programa de cocina –sí, de cocina- que se emite online: Headbanger’s Kitchen.
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Funky en Japón:
El Imperio del Sol Naciente merecería un capítulo aparte. Los japoneses siempre han tenido muy buen olfato para descubrir grupos y, ante la dificultad de traerlos a tocar a su país, crear bandas similares. Lo hacen a nivel comercial pero también en estilos más minoritarios, superando en muchas ocasiones al original. Un ejemplo de éxito es la formación Osaka Monaurail, que lleva en activo más de 20 años ofreciendo shows en los que se rinde tributo constante al maestro James Brown. El nombre del grupo lo dice todo: “The JB Monaurail” fue un éxito de Brown de 1975. Estos japoneses empezaron en un club de jazz de la Universidad de Osaka y fueron perfeccionándose hasta convertirse en toda una institución. Han tocado por todo el mundo, desde el festival de jazz de Montreal hasta Nueva Zelanda donde estarán presentes en la próxima edición del Womad.
Aquí una muestra de cómo se las gastan los japoneses en directo:
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