Esta es una noticia de esas que a nadie le gusta tener que redactar. Ayer por la mañana Malcolm Robert Andrew Edwards, conocido a nivel mundial como Malcolm McLaren, nos dejaba a la edad de 64 años, víctima de un cáncer que venía intentando llevárselo desde hace bastante tiempo. Fue su compañera sentimental, Young Kim, quien comunicó el deceso de McLaren, aunque todavía no está claro dónde ha sucedido: mientras ella sostiene que falleció en la clínica de Suiza donde estaba ingresado, su agente dice que la muerte se produjo en Nueva York.
Malcolm McLaren. 1946 ~ 2010.
He de reconocer que por poco paso por alto esta noticia cuando leí el titular en mi cajón de la redacción. «McLaren ha muerto», rezaba la cabecera. Lo primero que hice fue preguntarme por qué se había colado una noticia sobre la Fórmula 1 en redacción, aunque un segundo vistazo al teletipo me sacó de dudas y me estropeó el rato del café y me hizo darme cuenta de que los tiempos están cambiando. Todos conocemos esa sensación que nos asalta cuando muere o desaparece uno de nuestros referentes, ídolos o personajes de nuestra juventud: te da la impresión de que te haces mayor a marchas forzadas. Les Paul, Michael Jackson, Antonio Vega… Sí, puede que a mucha gente esta clase de cosas no le diga nada, pero para otras significa la desaparición de un pilar importante en su vida o en su memoria y quería compartir esta reflexión con vosotros. Llamadme ñoña, si queréis.
Malcolm McLaren fue un músico y empresario metido en la escena del punk británico emergente, allá por la mitad de los años 60. Envuelto en el movimiento Internacional Situacionista, acudía a clases de arte en diferentes escuelas pero sin mucho éxito: no se graduó en ninguna. Mantuvo una relación con Vivienne Westwood, y juntos pusieron en marcha una tienda de ropa con estética punk llamada Let it Rock (aunque más tarde sería conocida como SEX), en la que la diseñadora empezó a distribuir sus singulares diseños. A día de hoy Westwood es conocida, además de por sus diseños, como la «mamá» de la estética de aquella época. McLaren comenzó como agente musical trabajando con la banda New York Dolls (con un estilo entre glam y punk), aunque el éxito lo alcanzó trabajando con los Sex Pistols.
El resto es historia. Podríamos decir muchas más cosas sobre la biografía de Malcolm McLaren, como sus desavenencias (que llegaron a los tribunales) con John Lydon, los discos que editó en los años 80 o las bandas con las que trabajó como agente… Pero hoy no es el día para eso. Hoy es el día de recordar con un poco de nostalgia a una de las personas más influyentes y visionarias en el mundo de la música del siglo XX.
Descanse en paz.