Miércoles 16 de junio, 18:00. Bajo del metro y salgo a la superficie de la zona más colchonera de la ciudad de Madrid: los aledaños del Estadio Vicente Calderón. Las entradas empiezan a vibrar en mi espalda, dentro de la bolsa, y cada vez veo más gente caminando en la misma dirección. Parada técnica por un litro de cerveza, y a buscar la puerta 51. Todavía no me lo creo, incluso tras ver a la multitud de personas que se agolpan frente al estadio haciendo cola para entrar. Las puertas se abrieron poco después de las 6, y tras los rituales habituales de «déjame ver tu mochila» y pérdida de virginidad de la entrada, echamos a correr hacia el escenario. Todavía quedan dos horas… y no tenemos una mísera baraja de cartas para aguantar hasta que comience el espectáculo. Los minutos se hacen eternos, y el tema de conversación más gastado es el maravilloso asqueroso olor que nadie sabe de dónde proviene pero que nos obliga a taparnos la nariz con la camiseta. Hemos perdido a la mitad de la gente pero… ya no importa.

Sí, sé que hace más de mes y medio que tendría que haber escrito esta reseña pero es que no encontraba las palabras y como dice nuestro estimado Bono (el de U2, no el presidente del Congreso) la inspiración tiene que cogerte con papel y boli o si no, estás jodido. Así que ahora, o nunca. A lo que iba: el escenario estaba montado en pico, como una pirámide orientada al público, y en cada lado había un montón de pantallas aunque algunas estaban tapadas. Delante de la estructura principal había una pantalla gigante a cada lado de la pirámide, y coronando la estructura una especie de neutrón gigante. Una pasarela que llega hasta la mitad del campo salía del centro después de unas escaleritas, y los instrumentos de la banda The Big Pink ya estaban colocados en el escenario (inconfundibles, todos de color fucsia). En la imagen de abajo podéis ver un diseño del escenario.

Diseño de Ricardo Castellanos (Dowen)

A las 20:45, puntuales como ningunos, los integrantes de The Big Pink saltaron a un escenario que se les venía un pelín grande, aunque a pesar de que todavía era de día fueron un buen calentamiento para lo que vendría después. Robbie Furze, un tanto desaliñado, saludó al público (que todavía estaba llenando el estadio) y Akiko, la batería, ataviada con un maillot de color fucsia con flecos y piedrecitas brillantes, comenzó a tocar la primera canción. Como dije antes, esta actuación se les vino un poco grande y en mi opinión, creo que abusaron demasiado de sintetizador y de los pads electrónicos, dado que eclipsaban el bajo sonido de la guitarra de Furze. Lamento no haberos podido traer el setlist, aunque podría asegurar que tocaron casi todas las canciones de su primer trabajo, A Brief History of Love, cambiando el orden. La última canción fue Dominos, su sencillo más conocido hasta la fecha, y nuestra querida Akiko congratuló a los asistentes de las primeras filas lanzando las baquetas al terminar los 30 minutos de actuación (y probablemente también a la mayoría del público masculino, ya que su maillot dejaba ver bastante por detrás…)

The Big Pink

Tras 15 minutos de cambio de escenario y de instrumentos, y todavía afectados por el olor que venía de los bajos del estadio, a las 21:45 de la noche Editors hicieron su entrada en el escenario y el público comenzó a animarse un poco más. Tom Smith, con una elegantísima gabardina beis, se hizo cargo del micrófono y comenzaron a sonar los primeros acordes de Bricks And Mortar, el segundo tema de su último trabajo (In this Light And On This Evening). Una actuación sobria e impecable, salvo cuando Smith se subía al piano o a los soportes de los instrumentos que tenía alrededor y se dejaba llevar por la música mientras nos hacían vibrar a todos, al menos en las primeras filas. Es algo que no se pudo decir de uno de los guitarristas, que parecía aburrirse a ratos y que entró dos compases tarde en medio de una canción, probablemente pensando en las musarañas. 45 minutos de una actuación que aunque intensa, supo a poco, y que repasó casi todos los grandes temas de la banda: Bones, Bullets, The Racing Rats… nos dejaron a todos con ganas de más Editors… pero mejor otro día. Porque tan sólo quedaba una hora para el plato fuerte de la noche.

Editors

Setlist:

01 – Bricks And Mortar
02 – Bones
03 – An End Has A Start
04 – Smokers Outside The Hospital Doors
05 – Eat Raw Meat = Blood Drool
06 – Bullets
07 – Munich
08 – The Racing Rats
09 – Papillon

Mientras esperábamos, ya ansiosos, por que Muse hicieran aparición sobre el escenario, el encargado de la música de ambiente se puso las pilas y nos entretuvo con Foo Fighters, Green Day, Kings Of Leon… Destacamos esto porque mientras esperábamos por Editors estuvimos entretenidos por música electrónica aleatoria a la que no hicimos demasiado caso. De pronto, empezaron a salir un montón de pipas poniendo instrumentos aquí y allá: los soportes para instrumentos, los amplificadores, las guitarras, los micrófonos… Nos dimos cuenta de que habíamos elegido el lado de Bellamy, y que al ser un escenario con la forma que describí antes, íbamos a ver bien poco a Wolstenholme, por la cantidad de púas que pusieron delante del micrófono de la izquierda. De repente, uno de ellos se sentó a probar el sonido de la batería y en cuanto golpeó el pedal de bombo una exclamación de asombro pasó por todo el público y nos dejó con los ojos abiertos como platos, y nos dio más ganas de que empezase, si es que era posible.

Los ayudantes desaparecieron, cayó la noche sobre Madrid y llegaron las 22:00.

Las 22:05.

Las 22:10.

Entonces, empezó la vorágine. Comenzó la música y aparecieron un montón de chicos vestidos de negro y rojo, con banderas (incluida la de España) y máscaras de lucha, y corrieron ondeando las banderas por el escenario hasta llegar a la pasarela central. Las pantallas de arriba se iluminaron y Dominic, Matthew y Chris aparecieron en el escenario. Dom se sentó a la batería, empezaron las primeras notas de Uprising y se encendieron todas las luces, gracias a lo que pudimos ver el traje blanco de Chris y el plateado (sí, plateado) de Matthew. Nos volvimos locos, literalmente, mientras los chicos de las banderas seguían en la pasarela y aparecieron un montón de carteles que rezaban «We will be victorious», «The resistance is coming» y un montón de cosas más que ahora no recuerdo porque estaba pegando saltos y cantando como si los acordes me corrieran por las venas.

Tras el primer tema, Supermassive Black Hole y New Born continuaron elevando la temperatura del estadio hasta límites insospechados, aunque al mismo tiempo nuestros saltos provocaron que el mal olor que habíamos sufrido por la tarde ganara enteros. Lo más probable es que el césped, cubierto por un entarimado de madera, se hubiera podrido o algo parecido por culpa de la lluvia, y cada vez que saltabamos sólo pasaban dos segundos antes de que el olor se hiciera más fuerte. Map of The Problematique y entonces… un corte de rollo tremendo. Neutron Star Collision, la canción de la banda sonora de esa película innombrable iba a ser el primer «tema lento» de la noche. Mucha gente ni la conocía, y dejó a mucha gente indiferente, aunque varios de mis amigos que estaban en el otro lado del estadio me comentaron que había fans de la saga esa de vampiros raros que estaban en las primeras filas y lo más sorprendente fue que estas se fueron tras terminar la canción.

Guiding Light fue el tema que intentó arreglar la fuga temporal de ánimos que provocó la anterior canción, seguida de Bliss , que es un tema que no suelen tocar en directo y que desató las energías de todos aquellos que conocemos los primeros discos de la banda. Más tarde, unos acordes de Heartbreaker (de Led Zeppelin) e Hysteria, donde hicimos honor a ese nombre para después quedarnos sorprendidos cuando Matt empezó a tocar unos acordes de Back in Black. Es de sobras conocido que les gusta alargar las canciones con finales improvisados pero esta vez parece que decidieron sorprendernos con unas cuantas menciones a temazos durante todo el concierto.

La más comentada fue la introducción de la conocida House Of The Rising Sun, que precedió a otro de los momentos estelares de la noche: Time Is Running Out. Pero antes de eso, pudimos disfrutar de Nishe, United States of Eurasia y de Feeling Good. Para mí, después de eso, llegó el momento de la noche: Chris y Dom salieron del escenario, caminaron por la pasarela y se subieron a una plataforma en la que había unos pads electrónicos para tocar el Mk Jam mientras la plataforma se elevaba por encima del público hasta cerca del centro del campo. Una improvisación de percusión y bajo que hizo retumbar el estadio pero que también anunciaba que el siguiente tema sería Undisclosed Desires, para lo que Matthew se subió también a la plataforma. Una vez de vuelta en el escenario principal (no sería la última vez que usaran la plataforma) fue el turno de Resistance y de Starlight, la antes mencionada Time Is Running Out y Unnatural Selection, tras lo que se apagaron todas las luces y nos dejaron allí embobados pidiendo más a gritos.

De regreso al escenario, tocaron el último tema que yo cabría esperar: Unintended. Dom pidió mecheros y móviles, yo saqué las dos cosas a falta de más, y todo el estadio se llenó de pequeñas lucecitas que se balanceaban lentamente al ritmo de uno de los mejores temas lentos de Muse para mí. Después, la Obertura de Exogénesis, y una de las más flipantes puestas en escena que he visto en mi vida: un enorme platillo volante apareció en la parte derecha del escenario, y empezó a sobrevolar al público hasta colocarse a una altura de bastantes metros en el centro del estadio. En el mismo momento que pensé «imagínate que se abre y empiezan a caer globos o algo», se abrió y entre una lluvia de confetti salió una bailarina completamente vestida de blanco, sentada en un columpio, que empezó a bailar y hacer acrobacias sujeta al platillo al ritmo de la canción. Mientras terminaba el tema, el platillo se fue por donde había venido y la bailarina se llevó una lluvia de aplausos de un público que todavía no podía creerse lo que estaba viendo.

Una pena que no tocasen el resto, como siempre y más todavía con semejante puesta en escena. Y entonces volvió la locura: Stockholm Syndrome, que tiene un comienzo de todo menos tranquilo, nos golpeó en la cara como un cambio de viento y se llevó toda la paz y tranquilidad de los dos anteriores temas. Y volvieron a marcharse para dejarnos con ganas de más, porque todos sabíamos que quedaban dos temas por tocar (y eso como mínimo). Un final previsible y sin embargo difícil de mejorar: el punto final perfecto para uno de los mejores conciertos que he visto hasta la fecha: Take a Bow, Plug in Baby & Knights of Cydonia.

Setlist:

01: Uprising
02: Supermassive Black Hole
Riff de Head Up
03: New Born
04: Map of the Problematique
05: Neutron Star Collision (Love Is Forever)
06: Guiding Light
07: Bliss
08: Interlude (Heartbreaker)
09: Hysteria
Riff de Back in Black
10: Nishe
11: United States Of Eurasia
12: Feeling Good
13: MK Jam
14: Undisclosed Desires
15: Resistance
16: Starlight
Riff de House of the rising sun
17: Time Is Running Out
18: Unnatural Selection

Primer Bis:
19: Unintended
20: Exogenesis Parte 1: Overture
21: Stockholm Syndrome

Segundo Bis:
22: Take A Bow
23: Plug In Baby
24: Knights of Cydonia

Mañana la mitad de la redacción de este blog estará en Santiago de compostela, en el festival Xacobeo 10, y una servidora va a ver a Muse por quinta vez (antes de que digáis nada, otro de nuestros redactores los verá por novena). Enhorabuena a los ganadores de nuestro sorteo organizado con la colaboración de Estrella Galicia y lo más importante: agradecer a Dowen (podéis ver sus diseños en esta página)por permitirnos el uso del diseño del escenario, y a Fernando y Adrián por su compañía en el concierto y la mayoría de las fotos que ilustran el post.