Vampire Weekend @ La Riviera (Madrid, 12/11/10)

Este último fin de semana en Madrid ha sido bastante completo en cuanto a conciertos. Muestra de ello fue la coincidencia, el pasado viernes, de dos conciertos de dos de las bandas más en boga dentro del sonido indie bailongo: The Drums y Vampire Weekend. A más de uno estoy seguro que esa concurrencia le supuso tomar una dura decisión, pero este vuestro querido redactor lo tuvo claro desde principios de septiembre: Vampire Weekend eran mis elegidos, más aún después de habérmelos perdido en su visita a la capital a primeros de año. Y esta vez el señor Tanaka no sé comporto de forma generosa: “no te pienso pagar conciertos de grupos que son un hype”, me dijo. Intenté convencerle de que no lo eran, pera nada, me tuve que comprar yo la entrada. Así que cual mortal sin acreditación (no como mi compañero Digisecuencer), a La Riviera nos fuimos la tarde-noche del viernes, a bailar al son de los neoyorkinos. 1, 2, 3, 14, que empiece la crónica.

Cuando entré en la sala los teloneros ya estaban manos a la obra. Jenny And Johnny, proyecto conjunto de Jenny Lewis y su novio cantautor, Johnathan Rice, convencían amablemente al público sus canciones, que coquetean con el power pop surfero y ciertos toques folk. Mención especial para las voces, especialmente en los dúos, donde estos chicos demostraron no tener nada que envidiar a la banda con la que tradicionalmente se les compara, She&Him. Jenny And Johnny tocaron todo lo que les dejaron, hasta las nueve y diez aproximadamente, dejando un buen sabor de boca en el público, o a mí por lo menos, que los desconocía y me sorprendieron agradablemente.

Sobre las diez menos veinticinco, con tan sólo cinco minutos de retraso sobre la hora prevista, Vampire Weekend saltó al escenario. La intro mientras iban ocupando sus posiciones en el escenario Ezra Koenig y compañía fue un ritmo rap que me descolocó bastante. Y esa sería la única sorpresa de la noche realmente, pues los neoyorquinos ofrecerían un concierto rápido, sin descansos prácticamente y repasando casi enteros sus dos discos hasta la fecha: la única canción que no sonó de su discografía fue The Kids Don’t Stand A Chance. Se podría decir que dieron todo lo que tenían, ni más ni menos.

Vampire Weekend animando el cotarro nada más empezar su actuación

Tras el saludo inicial abrieron con la eficaz Holiday, que dio vía libre a la fiesta en La Riviera, con un público que no necesitaban meterse en el bolsillo y que no dejó de bailar y corear desde el primer minuto, al menos desde las primeras filas. Sin avisar llegaron White Sky y Cape Cod Kwassa Kwassa, temas que en la versión de estudio suenan relajados pero que Chris Tomson, batería de la banda, se encargó de convertir en dinamita para los asistentes. Con la cuarta canción apareció el primer hit de la noche, I Stand Corrected, tema favorito de gran parte del público, al menos por las reacciones que vi desde el foso; de nuevo aquí gran trabajo del batería marcando un tempo tribal que, otra vez, encendería a la audiencia.

Hubiese sido fantástico que los violines de orquesta de M79 estuviesen presentes en La Riviera, pero aún así el tema no perdió en directo y fue enlazado rápidamente con Bryn. A estas alturas del concierto La Riviera ya había calentado lo suficiente (y la banda también, al menos si mirábamos para el sudoroso bajista Chris Baio); era el momento de introducir el sprint de la noche: California English y Cousins sonaron frenéticas e hicieron saltar a toda la moderninad que se concentraba en la sala. Por suerte, Vampire Weekend nos dieron cuartelillo con Taxi Cab y sus estilizados teclados, seguida de Run y sus golpes penetrantes de bajo, todo ello acompañado de una iluminación sencilla que por momentos dibujaba sobre el escenario simples siluetas negras con fondos rojos y verdes.

«Si es que este público está loquísimo»

A mitad de concierto hizo presencia el tema que convirtió en locura las primeras filas de La Riviera: A-Punk sonó a la perfección y consiguió que se formase un pogo considerable, que muchos aprovecharon para adelantar posiciones. Y tras el éxtasis, Ezra pediría al público que entonase el Blake’s Got A New Face, petición que fue cumplida con total entrega. Tras los agradecimientos por la colaboración, Diplomat’s Son y su ska de baja intensidad volvieron a calmar los ánimos, para luego dar paso a un tema que según el cantante era la primera vez que tocaban en España: I Think Ur A Contra. Sin embargo, los bailes debían continuar, y vaya si lo hicieron: Giving Up The Gun y Campus (no me la he quitado todavía de la cabeza desde el viernes, con períodos transitorios de bailarla hasta cuando cocino) marcaron la recta final del concierto antes de los bises, precedidos de Oxford Comma como final oficioso.

Un poco de relax antes de los bises

Los bises fueron previsibles. Toda La Riviera pedía a gritos antes de que Vampire Weekend volviese al escenario una canción en concreto: Horchata. Y dicho y hecho, ese fue el tema con el que se abrieron los bises. A continuación le tocó el turno a la batería espídica de Mansard Roof y, como colofón, Walcott, que volvió a formar un pogo en las primeras filas, poniendo fin a hora y media de directo de la banda neoyorquina. Y como era viernes y la noche era joven, había que mantener el éxtasis provocado por el concierto. Sobre todo teniendo en cuenta que al día siguiente tenía concierto otra vez, pero de Interpol, que ya se sabe que no son la alegría de la huerta. Pero eso en la siguiente crónica.

Este fue el setlist, cortesía de una fan afortunada que me dejó fotografiarlo: