Narrow

Soap&Skin – Narrow (PIAS, 2012)

No lo voy a hacer, pero podría despachar esta crítica en cuatro palabras. Si no queréis seguir leyendo (¡pero quered!), quedaos con lo de que Soap&Skin es, en cierta manera, “James Blake en tía” y tendréis la versión corta de lo que voy a tratar de explicar en seiscientas.

Las dos pistas que más han dado que hablar de Narrow, este miniálbum de tan solo ocho canciones han sido la primera y la segunda. La que lo abre, Vater, que no nos habla de un inodoro, sino de su padre (es lo que significa en alemán) muerto (sí, estoy haciendo chistes que harían sonrojar a Marianico el Corto y encima utilizan como excusa un padre muerto: así soy yo) en un accidente de bici, motivo fundamental de todo el disco, y en la que, por transmitir unos sentimientos tan íntimos, la austriaca Anja Plaschg, que es su nombre real, recurre a su lengua materna en lugar del habitual inglés para esta elegía que comienza únicamente con la potentísima voz de la artista, capaz de desgarrar el corazón más duro, y el piano, para reservar cerca del final una explosión musical que actúa a modo de llanto.

Narrow

A continuación, Plaschg no abandona la entonación alemana, pero sí el idioma, en favor de, por segunda y última vez, otro distinto al inglés: el francés, como corresponde a su particular versión del Voyage voyage popularizado a mediados de la década de los ochenta por Desireless y que ya había resucitado hace cuatro Kate Ryan. Pronunciado de una manera macarrónica, y nuevamente con prácticamente (que no del todo) la única compañía del piano, la melancolía con la que la cantante se arrastra por los versos logra lo imposible: llevando a su terreno algo que le es tan ajeno como un tema disco de dudosa calidad, emociona tanto o más que con la famosa canción dedicada a su padre.

Abandonado el terreno del cuestionable poliglotismo, se consuma el retorno y la confirmación de lo ya apuntado tres años antes (cuando solo contaba con dieciocho) en su álbum de debut, Lovetune for Vacuum, con otros seis temas en los que, aunque se conserven casi en todo momento como cimientos la voz y el piano, la electrónica llega para reclamar el lugar que le corresponde a un CD que será colocado en dicha sección de las estanterías, si es que siguen existiendo las tiendas de música. Y digo «casi» porque en Deathmental, tercera pista, la más lograda y representativa, el piano no es que ceda una parte de su protagonismo a sintetizadores y samples, sino que directamente desaparece para que sonidos industriales envuelvan a una demoníaca Plaschg mientras explica que en el infierno no consienten los himnos.

El tríptico de la serenidad formado por la turbadora canción de cuna Cradlesong, la majestuosa Wonder y la breve calma chicha que propone Lost deja paso a Boat turns toward the Port, de nuevo plagada de mezclas y efectos de sonido, entre los que destaca un uso algo más racional de una caja registradora que el que M.I.A. incluyó en la ubicua Paper Planes, aunque no por ello menos machacona, para acabar con Big Hand Nails down, donde el piano y los sonidos de tuberías y martillazos vienen a hablar de lo mismo que la cantante que eleva una decidida melodía sobre ellos: «vacuum of God». Dios ha muerto.

La propia portada del disco es bastante reveladora de lo que uno se va a encontrar en su interior: belleza rodeada de sombras: una aterrorizada Plaschg sumida en un mundo de oscuridades que trata de domar sin mover una pestaña.

Tracklist:

01 – Vater
02 – Voyage voyage
03 – Deathmental
04 – Cradlesong
05 – Wonder
06 – Lost
07 – Boat turns toward the Port
08 – Big Hand Nails down

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Acerca de Pero vistes bien

Hola, qué tal. Yo bien, aquí, tirando. Pero hablemos de música. Me molan los grupos chulos; los otros ya algo menos. Diría que eso lo resume todo con respecto a mí: ahora habladme de vosotros.