Archivo de la categoría: Críticas

¿Os interesa leer nuestras reseñas sobre discos? En esta sección analizamos los álbumes que más nos interesan y damos nuestra opinión sobre ellos. Además, vosotros también podéis hacerlo y votar, que eso siempre gusta.

Crítica: Misterioso Viaje Holanda – MVH (Autoeditado, 2014)

El nombre de Misterioso Viaje Holanda hace referencia a una broma de los omnipresentes y archiconocidos The Simpsons, pero aparte de eso, el sonido que escuchamos en su nuevo disco nos hace entender que estos coruñeses van muy en serio. Dicen que el segundo álbum de cualquier banda es la consolidación de la misma; y si no recuerdo mal, en una entrevista que Pablo Seijas, cantante y líder del grupo, concedió a este medio hace no mucho, hablaba sobre ello y creía que su primer trabajo era casi como una recopilación de singles.

Ahora, a medida que escuchamos MVH, iremos comprobando si estas nuevas canciones forman una obra completa, como un libro de principio a fin, o se queda en un intento de ello. Sin duda, la experiencia adquirida estos años queda plasmada en el disco; y además, en el sonido se notan la incorporación de ciertas bases electrónicas y nuevos instrumentos (viola, saxo…) pero sin dejar a un lado las guitarras.

Misterioso Viaje Holanda

La banda con su sexto integrante menos conocido

Silencio. Una taza de café con leche y sin azúcar al lado y comienza el primer corte: La fe. Nos asalta una potencia oculta. Hay energía en ella, pero parece que contenida a propósito: quieren que dejemos lo que estamos haciendo para que nos centremos totalmente en ellos. Le sigue una Carta, que más de presentación, está cargada de instrumentos de cuerda mientras la voz de Pablo nos sumerge en una pequeña oscuridad que cobra vida cuando las guitarras retoman su poderío y son guiadas por el sonido de un saxo. Pero no todo iban a ser buenas opiniones, y la aparición del tema Todo para mí, rompe la línea de las dos primeras dando paso al hit del disco por excelencia. Un sonido mucho mas suave, y luminoso quizás, un intento de dar alegría pero que se convierte en una camaleonización con otros grupos del indie pop nacional. Reconectar vuelve a lo anterior pero con mejor resultado y algún que otro arreglo propio del sonido. Una balada que hubiera dado mejor fruto si mantuviera toda su estructura lenta en vez de esos pequeños ‘subidones’. Aún así, la mezcolanza de estilos en ella, deja un muy buen sabor de boca.

Continúa la bajada de intensidad con A-Dios. El sonido ya no es chocante y nos invade una sensación agradable y melancólica con tonadillas de blues. Una canción nostálgica. ¿Es este tema un interludio para un nuevo cambio de ritmo en el disco? Pues todo lo contrario. No era más que un preámbulo para El esfuerzo. Ciertos tintes épicos y unos hermosos arreglos de viento, añaden un capítulo más a un disco que cobra aspecto de novela trágica llegando a Teef, un sencillo totalmente instrumental que sirve para cerrar el bloque de canciones lentas. Bueno quizas retoma el listón de la tercera canción, el pop, esta vez un poco más triste, con mejor resultado y dando identidad al grupo. Con Nota parece que vamos a encontrarnos más de lo mismo y sin embargo recuperamos un poco mas «la fe» cuando hacen su aparición las cuerdas y unas guitarras haciendo funcionar la canción como una pequeña montaña rusa. No (Que mas da), la pieza mas larga del disco, le da el punto y final. Más experimental en la instrumentación de ciertos momentos pero arrastrando el sonido pop de nuevo. Salen bien parados de ello ya que funciona perfectamente como una despedida de la obra por todo lo alto.

Si recordáis, al principio de esta reseña preguntaba retóricamente si el disco funcionaría como una obra completa o no y la respuesta es: sí; pero con un pero. Y éste es que los dos primeros temas, pese a su calidad, no terminan de encajar con el resto de temas. Las letras merecen mención aparte ya que detrás hay una gran labor de composición y en todas las canciones nos otorga una gran oportunidad de darle varias escuchas al disco para analizar, interpretar y darle nuestro propio significado. Es un disco que entra fácil por el oído y que funciona muy bien. No aburre de buenas a primeras y esto, señoras y señores, no es algo mu común hoy en día.

Nota de los usuarios:

[ratings]

MVH

  1. La fe
  2. Carta
  3. Todo para mi
  4. Reconectar
  5. A-Dios
  6. El esfuerzo
  7. Teef
  8. Bueno, quizas
  9. Nota
  10. No (que mas da)

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Belöp 2.5.12.15.16

Crítica: Belöp – 2.5.12.15.16 (Autoeditado, 2013)

Muchos años han pasado y muchos cambios se han ido sucediendo desde que Belöp, grupo originario de Redondela (Galicia), iniciase su carrera en el mundo de la música. Cambios en (casi) todo: en el propio seno de la banda, en los instrumentos a tocar por cada uno de los integrantes, en el sonido, en el estilo… Pero la esencia de conseguir sacar lo máximo de cada uno y de lograr la sorpresa en el oyente de su música o en el espectador de sus conciertos siguió invariable todo este tiempo.

Si su puesta en escena fue siempre impecable, no lo ha sido menos su capacidad de renovarse hasta encontrar el sonido que tanto buscaron y que ahora, al fin, plasman en su primer largo. Grabado entre el Red Bull Studio de Madrid y los Estudios Reno bajo la producción de Raúl Santos, 2.5.12.15.16 vio la luz el pasado mes. Tras escuchar sus once temas (más el que regalan a través de iTunes con la compra del disco) uno no puede dejar de pensar que aquellos a los que entrevistamos hace ya tres años han evolucionado para dejar con la boca abierta a más de uno.

Belöp grupo

Fermo, Fabio y David, expectantes por la crítica

Y para empezar, lo hacen desde el silencio. Los cuatro minutos y medio que dura el primer corte, Anxiety, comienza en la nada para ir in crescendo y mostrar uno de los mejores temas del disco. Con una sólida base marcada por el bajo de David y el sintetizador de Fermo, la voz de Fabio se cuela en tu cabeza y en tus huesos para hacer complicado que te quedes quieto, sobre todo cuando llega el estribillo y esta parte en concreto: «This is hard, this is hard, how to get down? It rips inside my bones».

Tras este inicio prometedor, llegan dos de las tres canciones que la banda regrabó bajo su nuevo estilo musical. La primera de ellas, Catching Her Breath, sonaba así en el año 2010 y llegó a formar parte de un anuncio para la marca Mango. Ya desde el segundo uno ambas canciones son diferentes, aunque se nota sobre todo en una mayor presencia de los sintes en el tempo, ya que la nueva versión es más lenta que la original. Algo similar sucede con Come Up With Your Own Moves, canción con la que llegaron a realizar este videoclip en stop-motion y que ahora se convierte en uno más de este grupo de buenos temas. La tercera canción en discordia que fue regrabada para la ocasión es Rave Out, corte número ocho del álbum y quizás la que más se asemeja a la original de las tres.

El disco mejora con cada escucha, sobre todo en la parte intermedia, con temas tan buenos como I Want a Story, I Will Take It Up o It’s Not Enough. Bailables hasta la saciedad todas ellas, destacan sobre todo por el ritmo absorbente que poseen y por su capacidad para que el oyente desee que no acaben, pese a los cuatro minutos de duración que alcanzan. Favoritas para seguir a That Kind of Feeling como próximos singles, dejan entrever claramente las influencias actuales (y pasadas) de estos tres jóvenes, que han sabido mostrar con una madurez inusual para ser un disco debut.

Tras estos trallazos, llegan dos canciones algo más lentas, como son Spin Off y, sobre todo, On The Air. La primera vuelve a recordar a los ochenta y a grupos como Depeche Mode desde el minuto uno. Por contra, la segunda, probablemente la que posee la letra más elaborada de todas, marca la nota diferencial del disco con un ritmo pausado y con una fuerte presencia del bajo. Entonces, llegamos a That Kind of Feeling.

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Concebida como el primer adelanto de este disco, sirvió como carta de presentación para dar a conocer al mundo a los nuevos Belöp. Paseada por festivales como el Arenal Sound o el FIV, es la única que de momento cuenta con un videoclip (que podéis ver sobre estas líneas) y que forma parte del recopilatorio Gala Gonzalez Fashion Music vol.1, compartiendo tracklist con artistas como Metronomy, Crystal Fighters, Santigold o The Wombats. Una verdadera inyección de adrenalina.

La también calmada The Sense of Love cierra un álbum que sin duda dará que hablar, puesto que estamos ante uno de los discos del otoño, al menos en España, tanto por su inesperada o desconocida salida para muchos como por la calidad que atesora. La bonita portada del disco, que saldrá en vinilo dentro de poco, la podéis ver en excluviva a continuación. Un fiel reflejo de lo que esconde. Pero recuerden, esto solo es el comienzo.

Nota de los usuarios:

[ratings]

Belöp 2.5.12.15.16

01. Anxiety
02. Catching Her Breath
03. Come Up With Your Own Moves
04. I Want a Story
05. I Will Take It Up
06. It’s Not Enough
07. On The Air
08. Rave Out
09. Spin Off
10. That Kind of Feeling
11. The Sense of Love
12. Zomo (Bonus Track)

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PEARL JAM Lightning Bolt

Crítica: Pearl Jam – Lightning Bolt (Monkeywrench, 2013)

Para mí Pearl Jam ya son más que un grupo musical. Han creado una vida paralela en mi existencia desde hace bastantes años y me siento muy afortunado por ello. Así como las personas más puretas han empezado a desechar su música a partir de su segundo o tercer álbum de estudio, gente como yo y mucha más hemos ido de la mano de sus canciones, sus cambios y sus idas y venidas pese al paso del tiempo. No es cuestión de alabar todo lo que hacen, pero como formación musical puedo decir sin ningún reparo que jamás me he topado con una canción que te obligue a darle al botón de siguiente en tu reproductor intencionadamente.

Pearl Jam

Envejecer no va con ellos

Tras la salida de Backspacer en 2009 ya era hora de tener nuevo material de los de Seattle. Puede que este disco dejara de aquella un sabor agridulce en muchos paladares por ese «exceso de optimismo» en sus letras que parecía encaminar a la formación a otro camino. ¿Malo? No lo creo. Simplemente otro. Es de agradecer -a veces- no tener en cuenta el qué dirán con respecto a tus fans y hacer lo que quieres, en el momento que quieres y como quieres. En eso se basa la música y eso han hecho Eddie Vedder y los suyos desde mediados de los años noventa: intentar incluír nuevos elementos en su música y tratar de no caer en la pesada monotonía musical en la que otros tropiezan múltiples veces y salen malparados. Hay que saber ejecutar la jugada para que todo salga bien y ellos lo han hecho sin perder por el camino a los que realmente los aman. Se podría decir de Pearl Jam que son uno de los grupos de rock más importantes de los últimos veinte años sin ninguna duda.

Cuando pudimos escuchar el primer adelanto de Lightning Bolt muchos nos quedamos boquiabiertos y a la vez algo descolocados. ¿De dónde había salido Mind Your Manners? Ese riff principal tan cortante y esa letra tan crítica y directa resultó bastante chocante y para muchos algo extraño (no entiendo por una parte la razón teniendo como referencia canciones como Blood, Do The Evolution, Comatose o la más reciente Olé). Parece que gustó, pero… ¿Todo el disco se convertiría en un latigazo como Mind Your Manners? Obviamente no. El segundo asaltó llegó con Sirens, una balada que descolocó tanto o más a alguna gente que fue tachada de repipi o «canción de Bon Jovi». Cada uno tiene su opinión, pero no hay que ser megafan para reconocer una balada bonita (lo es, ¡y mucho! ¡joder!) y con unos arreglos bestiales de una cursilería. Para adelantar acontecimientos: Pearl Jam no se han vendido jamás. Tienen una fama reconocida, es cierto, pero nunca han sido de los que se dejan llevar por la corriente del río y menos por dinero.

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Alejándonos de adelantos pasados y centrándonos en Lightning Bolt como un todo estamos ante un gran disco de rock con momentos emotivos, otros llenos de rabia y otro tanto con esa carga existencial que ha caracterizado en muchos momentos a estos señores. Una gran pega (además de la portada, que es bastante fea) es la ordenación de las canciones. Que los temas tengan un orden que te hagan subir y bajar (en el buen sentido de palabra) hasta culminar es bastante importante. No es demasiado gratificante que esté todo estructurado como un cúmulo de canciones que parten el disco en dos mitades que se podrían alejar y alejar hasta llegar a ser indiferentes (ojo, a no ser que el LP lo pida o sea algo conceptual). Lightning Bolt es un trabajo que te genera dudas a la primera escucha, pero a la segunda, tercera, cuarta… ya es cuando todo fluye de una forma muy diferente.

Getaway es el primer corte de esta pieza de cuarenta y siete minutos, ¡y menudo es! Si esperábais que Eddie Vedder flojeara en cuanto a lo vocal estábais muy equivocados. Está más fuerte que nunca, su voz sigue pudiendo rasgarse y romperse cuando la música lo pide o hacer que te envuelvas en una atmósfera tranquila y cómoda a base de susurros y dulzura. Hay Vedder para rato y se confirma con la metralla con evidente crítica social descargada en Mind Your Manners, conocida más que de sobra ya.

Pearl Jam

Cortarse el pelo no implica perder la fuerza como Sansón

Así como en Getaway se nos dejan claros los principios asentados de un grupo emblemático («I found my place and it’s alright»/»I got my own way to believe»), con la llegada de My Father’s Son se nos incita a clavar las uñas en todos esos clones que rigen su vida en la de sus padres y que no tienen ningún afán por crear sus ideales hasta que un día, ¡PUM!, comienzan a vivir por su cuenta en el mejor de los casos. Todo se termina desenlazando en el fragmento «Now father, you’re dead and gone and I’m finally free to be me. Thanks for all your dark gifts for which I’ve got no sympathy». Eddie (os váis a cansar de su nombre) vuelve a brillar vocalmente hablando, así como el grupo hace su trabajo de forma más que aceptable. Sí, por momentos falta carnaza para hacer de un tema estupendo algo magistral.

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Getaway (¡temazo!)

Si soy fan de esta gente por algo es porque me hacen vibrar, cabrearme, llorar, enamorarme y odiar a partes iguales. En su discografía podemos encontrar desde supuestas absurdeces como Lukin’ hasta cosas que te hacen querer romper los lazos con todo y quemar tu propia casa, sin dejarnos los momentos tontorrones que todos tenemos por momentos en nuestra vida cuando queremos agarrar de la mano o abrazar a alguien para moquearle los hombros. Se da este caso en Sirens, una balada magnífica, esperanzadora y a la vez triste y real como la vida misma que quedará un poco en segundo plano con la llegada de Pendulum, de la que os hablaré más adelante. Vayamos por orden.

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Llegados casi al centro de Lightning Bolt nos toca hacer una parada en la tonada homónima que parece ir dirigida, en un primer parecer, a una mujer eléctrica personificada como un rayo que con sus descargas meteóricas nos hace libres de nuestras ataduras. Remarcable la frase «All your problems won’t die with you» y el solo de Mike McCready, que por fin hace gala de su presencia de una forma más que notable así como Jeff Ament y su línea de bajo están presentes de una forma genial prácticamente de principio a fin. ¡Para que digáis que el bajo es un instrumento prescindible y que no se escucha!

Es curioso el balance entre lo «positivo/negativo» en este disco. En muchas partes líricas se da el caso de que parece que todo va bien pero luego el asunto se trunca como nos cuentan en Infallible. Siendo un poco metáforicos nos hablan de un barco que llega a su destino pero ahí, fíjate tú qué cosas, va y se hunde («Our ship’s come in and it’s sinking»). Parece que la invitación a estar alerta en la vida y equilibrar la balanza entre lo bueno y lo malo (que a veces puede ser positivo), como Pearl Jam aparentan estar haciendo con su carrera musical desde hace tiempo, cobra un gran sentido como algo indispensable para sobrevivir. Porque todo es posible en el corazón y la mente del hombre.

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Infallible

Con el séptimo fragmento de este disco llega para mí una gran sorpresa que no lo fue hasta que di un segundo repaso a todo el conjunto del disco. Cuando crees que un grupo no puede tocarte la fibra sensible más de lo que ya lo ha hecho, llega la estupefacción. Hablo de Pendulum, tan hiptonizante como su propio nombre puede indicar. Si bien no goza de una letra tan trabajada como me gustaría, es para mí uno de los «highlights». La atmósfera que crea la percusión, el piano del inicio y todo el conjunto de instrumentos es increíblemente envolvente y oscura. Sin dejarse atrás ese pequeño solo y el sonido que se logra en general. «We are here and then we go/My shadow left me long ago/Understand what we don’t know», frases que nos llevan a un «no somos nadie» como un piano. Para remarcar. Eso sí, coincidiendo con los compañeros de Hipersónica (en más de una cosa, por cierto), decir que deja con ganas de mucho mucho más.

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Pendulum

Swallowed Whole va creciendo a medida que la escuchas. No rompe de forma brusca en ningún momento, pero sí tiene picos vocales y un solo interesante. Es la típica canción que no llega a hit pero que es necesaria para mantener el hilo del disco. Sin ella algo faltaría, pero con ella tampoco llegamos a un estado de esplendor y comfort como sí podemos hacerlo con otros cortes.

Cuando todo parece indicar que va a llegar el momento de calma y relleno con partes acústicas y quizás no tan reseñables del disco aparece algo tímida Let The Records Play, la canción de rock clasicote por excelencia de Lightning Bolt. Goza de un estribillo bastante pegadizo y una melodía algo plana si quitamos el solo (muy bueno por cierto, Mike no defrauda). Por su letra se podría interpretar una temática que gira en torno a un «me han jodido y sacudido, pero vuelvo a estar al pie del cañón» («I been off, but I’m on, up above my feet, my feet again»).

Con Sleeping By Myself se nos presenta una historia de amor/desamor al más puro estilo de Eddie Vedder en solitario (de hecho, es una versión proveniente de su bastante aburrido Ukulele Songs) con una melodía remodelada de lo más agradable. Aunque no nos trae nada nuevo a los oídos, no hay que negar que es una buena adaptación. Con Yellow Moon pasa algo parecido pero llevándonos a un estado de confusión. ¿Podría ser colada en la B.S.O. de Hacia rutas salvajes? Al comienzo parece que sí, pero los arreglos que van apareciendo conforme avanza nos aclaran que para llevar un deje folkie a la música ya está Eddie Vedder en solitario. Emocionante culmen a mitad de camino con ese «An echo that rings/A bullet unchained/One life, one grave/Joins the parade».

Pearl Jam

A Eddie parece que le dolía el estómago, quizás se estuviera cagando

Llegamos ya al final con Future Days, donde el famoso y excelente productor Brendan O’Brien hace una colaboración estelar a los teclados. Future Days tiene un montaje estupendo que pone un broche de oro al trabajo que Pearl Jam ha madurado desde hace más de tres años y que nos da a entender que aún quedan muchos días venideros por vivir siempre que alguien esté a tu lado, y ese alguien es cualquiera de esas personas o cosas especiales en tu vida que te empujan hacia adelante en muchos momentos y te hacen saber que hay siempre un paso más que percorrer antes de tirar la toalla. Esperemos que esto sea una declaración de principios y tengamos Eddie, Stone, Mike, Jeff y Matt para muchos años más siempre que haya esperanza y ganas. Todo indica a que sí.

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Future Days

Como conclusión final dejar claras varias cosas: Lightning Bolt es un disco de Pearl Jam con todas las letras lleno de estribillos para enmarcar y una pieza clave más en su discografía. Desde mi punto de vista personal supera al Backspacer aunque no sea de una forma exagerada. Es muy digerible en cuanto a duración a pesar de que haya momentos en que quieras más (y en los que sabes que te pueden dar más) y no distorsiona el intenso camino que han andado desde 1990. Si eres fan del grupo desde sus inicios hasta hoy no hay nada que decirte, pero si eres un pureta que se ha quedado en su sonido de hace veinte años es mejor que no lo escuches.

La pregunta clave que me hago, al margen de todo lo que viene siendo el análisis del disco es… ¿Dónde está el punk y la influencia de Pink Floyd de la que se hablaba antes de que saliera? Te has columpiado, Mike McCready. Vale que haya momentos garajeros y algo punk, pero lo de la «vibración al estilo Pink Floyd» yo no soy capaz de percibirla tras más de siete escuchas.

Nota de los usuarios:

[ratings]

PEARL JAM Lightning Bolt

Tracklist:

01. Getaway
02. Mind Your Manners
03. My Father’s Son
04. Sirens
05. Lightning Bolt
06. Infallible
07. Pendulum
08. Swallowed Whole
09. Let The Records Play
10. Sleeping By Myself
11. Yellow Moon
12. Future Days

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Mechanical Bull

Crítica: Kings Of Leon – Mechanical Bull (RCA, 2013)

Han sido tres duros años llenos de problemas creativos, de conflictos internos e incluso llegaron a existir fuertes rumores sobre su separación, pero por fin Kings Of Leon han vuelto. Lo hacen con un disco al que no tardaron en definir como una vuelta a los orígenes y cuyo primer single, Supersoaker, elevó las expectativas de más de uno. La sombra del éxito de Only By The Night, que pese a todo era un buen álbum, es larga y es normal que cueste creer que este nuevo trabajo vaya a tener algo de ese rock sureño que a muchos, incluido un servidor, encandiló. Sobre todo después de que su último disco, Come Around Sundown, terminara de confirmar que el sonido de su debut había desaparecido casi al completo. A pesar de todo, si estos chicos de Nashville se las apañaron para sacar discos tan buenos como sus dos primeros, podía darse el día en que volviesen a reaccionar. ¿Habrán conseguido resurgir de sus comerciales cenizas? Vayamos con ello.

Kings Of Leon

Caleb, levanta la cabeza que la ocasión lo merece

Este disco puede verse como una redención. Los tres hermanos Followill y su primo se dejaron atrapar por la fama, por los estadios y todo lo que éxitos como Use Somebody les dio. Las críticas que recibieron por la creciente comercialización a la que poco a poco ha ido yendo su música probablemente les habrá servido de escarmiento y es por eso que tratan de reinventarse otra vez. La primera parte del disco tiene todo lo que les llevaba faltando desde hace años: intensidad. Además justo al contrario de lo que pasaba con su predecesor Come Around Sundown, Mechanical Bull se escucha muy rápido y es fácil de digerir.

Todo empieza con Supersoaker, un muy eficaz single que les ha valido para que todos los focos volviesen a centrarse en ellos. El nivel se mantiene con la canción que le precede, Rock City, con un marcado sonido sureño de ese que ellos mismos consiguieron globalizar. A partir de aquí se empieza a ver que hay motivos reales para volver a creer en ellos. Es más, la euforia se dispara en cuanto llega Don’t Matter, un tema frenético que a más de uno le habrá hecho volver a los tiempos de Youth & Young Manhood. Sin duda, principal candidata para ser el próximo single. No echemos las campanas al vuelo, aún queda mucho disco.

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Como todo en la vida, nada es perfecto y el disco tiene varios momentos de bajón. Básicamente todos los intentos de balada lo son, salvando algún destello en Wait For Me. Vamos, que nada nuevo bajo el sol. Ya se sabe que brillan menos con este tipo de canciones y además con Pyro dentro de su repertorio habitual no tienen necesidad de hacer experimentos tipo U2. En Temple ponen el piloto automático y consiguen una canción normalita que no es la octava maravilla, pero vuelven a carburar las guitarras y eso tranquiliza.

El sonido de Mechanical Bwull no es tan sucio como en antaño ni tan hiperproducido como últimamente nos tenían acostumbrados. Se queda a medio camino y harían bien en mantenerse en él. ¿Dónde estaban esos chicos de los que se decía que eran los Strokes sureños? Pues siguen demostrando que algo queda en Family Tree, con inicio reciclado de Crawl incluido, o en Coming Back Tonight donde sin tantas pretensiones consiguen un buen tema. Pese a todo, los automatismos del pasado siguen vivitos y hay buena muestra de ello en Comeback Story, que no está del todo mal e incluso es agradable, pero carece de la pegada que tienen otras.

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La voz rota de Caleb siempre ha sido una de las principales señas de identidad de la banda. En Tonight le da por ponerse melancólico y él solito salva la canción en un intento desesperado de volver a reconciliarse con el público perdido. La versión deluxe del disco incluye dos canciones más que bien podrían haber entrado en detrimento de otras, sobre todo Last Mile Home. Se deja entrever una necesidad de cambio y todo va sobre ruedas en gran parte del disco, pero llegado el momento se desinfla y se echa en falta un poco más de valor. Da la sensación de que podrían haber echado el resto y no se han atrevido.

De todas maneras, Mechanical Bull tiene grandes momentos, canciones vibrantes y la voz rasgada de Caleb suena con la rabia de quién quiere volver a ser algo en este mundo. Que Kings Of Leon han hecho buenos discos es indiscutible y a fin de cuentas este es uno de ellos, pero nunca han terminado de ser perfectos. Tal vez no suenan exactamente como al principio pero con este trabajo han recuperado bastante terreno perdido. Lo más seguro es que no volverán al nivel que tenían en Aha Shake Heartbreak, pero no podemos obsesionarnos con ello. El rayo de esperanza que da Mechanical Bull es suficientemente grande como para volver a reconciliarse con la familia Followill y nosotros que nos alegramos.

Nota de los usuarios:

[ratings]

Mechanical Bull

Tracklist:

1. Supersoaker
2. Rock City
3. Don’t Matter
4. Beautiful War
5. Temple
6. Wait for Me
7. Family Tree
8. Comeback Story
9. Tonight
10. Coming Back Again
11. On the Chin
12. Work On Me (edición deluxe)
13. Last Mile Home (edición deluxe)

Álbum: Spotify
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Manic Street Preachers – Rewind The Film (Sony, 2013)

Hablar de los Manic Street Preachers es hablar de variedad sonora, de no saber qué esperar (aparte de un trabajo bien hecho). Con más de veinte años a sus espaldas, los de Gales han saltado del rock con vocación llenaestadios de Generation Terrorist al sucio (casi gótico) punk de The Holy Bible, reaparecido con Everything Must Go (un disco de pop-rock redondo) tras la desaparición de su letrista y cabeza pensante Richey Edwards, jugueteado con la new wave en Lifeblood y renacido en Send Away The Tigers o Postcards From A Young Man con otra media docena de discos entre estos cinco ejemplos. Queda más que claro que, por mucho que les guste vacilarnos con la idea, los Manics tienen tralla para rato.

Manic Street Preachers 2013

Solo ellos son capaces de sacarle esa elegancia a la trompeta.

Para su undécimo disco no se han quedado cortos con las sorpresas y los giros. En Rewind The Film, Bradfield y los suyos entregan un disco de doce canciones folk llenas de arreglos de trompeta, orquesta y colaboraciones de lujo a las voces. Las letras se llenan de melancolía, miradas hacia atrás y hacia su tierra. Apenas rastro de la siempre fiel Les Paul de su líder, ni de letras retorcidas y siniestras ni de estallidos glamurosos y roqueros, tenemos ante nosotros un disco de verdadera madurez, de mediana edad bien llevada y bien ejecutada y que debe disfrutarse poco a poco.

This Sullen Welsh Heart abre el disco con esa referencia a su Gales natal ya de entrada. “No quiero que mis hijos crezcan como yo”, comienza diciendo Bradfield en esta primera balada acústica en la que le acompaña a la voz la cantautora británica Lucy Rose. Un ritmo de guitarra de lo más dylaniano acompaña la voz de James a la que se une la de Lucy en armonía vocal mientras un sinte rellena el fondo. Un comienzo suave, simple y que deja claro lo que está por venir en el resto del disco. El segundo lugar es para Show Me The Wonder, el segundo single que los Manics nos dejaron escuchar antes de lanzar el disco. Aquí hacen su aparición unas alegres trompetas que acompañarán al resto de la banda (que ya hace aparición en este tema). Se mezclan folk y pop en una pegadiza canción más optimista y saltarina.

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Llega el momento de Rewind The Film, el tema con el que anunciaron en su día el lanzamiento del disco. De nuevo comenzamos con una simple canción acústica a la que se le suma una voz invitada, en esta ocasión la del crooner de Sheffield, Richard Hawley, más que a sus anchas en este sonido y esta atmósfera creada por una letra melancólica, de recuerdos congelados en bucle y que traen el eco de días pasados y, por lo que parece, mejores. La banda va haciendo su aparición durante todo el tema, que acaba estallando en un estupendo arreglo orquestal que terminará por sacarnos las lágrimas si es que no asomaban ya. Es la canción más larga del disco, duración que con sus giros folclóricos y épicos pasa totalmente desapercibida.

Richard Hawley

«Venga, va, me canto una pero bajito.» 

Builder Of Routines comienza con un arpegio al xilófono algo siniestro al que pronto se unen James, su guitarra y el resto de la banda para darle un aire de marcha y más cálido en el estribillo. Varios instrumentos se unen a este tema de impotencia, dejadez y malamente llevada aceptación ante la propia edad que parece escapársele entre los dedos al protagonista. Para 4 Lonely Roads se une a la voz la cantante galesa Cate Le Bon, quien adquiere un papel protagonista en el tema, de aire más alegre que el anterior. Un teclado acompaña la melodía vocal decorándola y añadiéndole matices más juguetones. El bajo pega fuerte y conduce el tema por un derrotero más bailarín que da un giro cerca del minuto dos de canción, donde la cadencia de los acordes de la guitarra la oscurecen, aunque esta no tarda en recuperar su sonido original.

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En (I Miss) The Tokyo Skyline se asoman tímidamente lo que parecen unas guitarras eléctricas y unos samples al más puro estilo U2 que pronto dejan paso a la guitarra y a un violín que comienza a pintar el tema. La voz de James comienza a contarnos de nuevo una historia de añoranza, una especie de fotografía de un viaje o una temporada pasada recordado con alegría, con una especie de melancolía alegre, perfecta para la vuelta de unas buenas vacaciones. Una pequeña caja de ritmos le da al tema un aire futurista que le sienta de maravilla y el violín evoca un sonido oriental perfecto. Quizá se eche de menos un pequeño estallido, algo menos de contención en esta canción con auténtico potencial de single. Anthem For A Lost Cause abre la segunda parte del disco. Guitarra y batería comparten el inicio de un tema de nuevo melancólico en el sentido más triste. Las cuerdas hacen aparición para traernos una triste cadencia para que después la voz de James continúe contándonos la historia que encierra la letra. En el estribillo aparecen de nuevo las trompetas para añadir ese toque épico y melodioso con el que comenzamos el álbum y que ya llevaba un tiempo sin aparecer.

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En octavo lugar tenemos As Holy As The Soil (That Buries Your Skin), canción en la que un gran piano se une a la guitarra de James mientras que los Manics comparten la parte vocal a modo de coro masculino dándole un aire grandioso y esperanzador. De nuevo los vientos acompañan a la melodía principal para añadir algo de calor y buen rollo a la atmósfera lenta y casi marcial, que termina por pasar sin pena ni gloria en realidad. Más desnuda empieza 3 Ways To See Despair: James y un par de guitarras que rasguean unos acordes que acompañan su voz. Entran el bajo y la batería para traernos una armonía más oscura, más Manic, más propia de los temas acústicos y medios tiempos que aparecían en joyas como This Is My Truth Tell Me Yours o Journal For Plague Lovers. ¡Sorpresa! Solo de guitarra en este temazo que a cada minuto nos regala algo más: un extraño ruido vibrante al fondo, letras más retorcidas, una batería pesada y reverberante que restalla al fondo y una sensibilidad muy suya que va construyendo un final algo menos oscuro pero que nos deja con esa sensación de los Manics que siempre hemos conocido. Una auténtica joya.

James Bradfield Guitar

«No me pongáis esa cara, que todavía me acuerdo de cómo se tocaba esto.»

Running Out Of Fantasy comienza con una especie de contrabajo distorsionado, como a través de una emisora A.M. que de pronto da paso a un arpegio agudo, brillante y cálido que acompaña a la voz de James sin más artificios. Una segunda guitarra entra en juego para ofrecer un arreglo muy Brian May, muy Love Of My Life, un toque casi medieval de guitarra clásica, de romance. En la segunda estrofa se nos unen un piano y un sinte al fondo, a modo de acompañamiento. Instrumentos de cuerda decoran el tema hacia el final de su tercer minuto y este empieza a llenarse de arreglos y pequeños fondos y efectos que hacen sitio a un solo de guitarra acústica al cierre de la canción.

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Esos sintes que decoraban el fondo de los temas pasan a un primer plano en Manorbier, el tema instrumental del disco, que presenta de entrada una atmósfera relajada y oscura que se confirma cuando la guitarra hace su entrada en forma de arpegio. La batería resuena con un eco post-punk al que se unen lo que parecen unos theremines que con su alegre y sencilla melodía de apenas cuatro notas nos regalan un estribillo más cálido. Este extraño sonido marca la línea entre la oscuridad y la alegría pasajera, marcando como el día y la noche de un tema que, sin letra, resume el sentir y el sonido de un disco lleno de contrastes y de idas y venidas.

Manic Street Preachers

Los Manics esperan que nos haya gustado y que estemos preparados para el último golpe.

Cierra 30-Year War. Unos vientos inician un tema triste, con sabor a cierre y a despedida. Un bajo ligeramente distorsionado y unos efectos electrónicos al fondo acompañan la voz de James en el tema más políticamente cargado del disco. El estribillo suena más alegre, más esperanzador, más lleno y ejecutado con más garra, al estilo de The Masses Against The Classes (salvando las distancias sonoras, claro). El bajo lleva el peso armónico del tema y da paso a los dos mundos que estrofa y estribillos representan en total contraste. La electrónica se encarga de la parte rítmica de la canción y, de nuevo, un tímido lick de guitarra eléctrica hace su aparición a modo de solo. El tema cierra con el repetitivo mantra “y te pregunto de nuevo ¿qué nos queda por hacer?”, apelando al oyente. Terminan ritmo y bajo en un machacón final que cierra el disco por completo.

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En una primera escucha puede asustar. Pasados los seis primeros temas puede que nos encontremos preguntándonos ¿qué pasa? ¿dónde está el rock, la transgresión, la rabia y la política? ¿dónde está la lírica incómoda y oscura? La paciencia recompensará a quienes sepan primero apreciar esta nueva dirección y después redescubrir cómo los Manics han mezclado este nuevo sonido con el suyo de siempre, con el que llevan fabricando desde finales de los ochenta. Con Rewind The Film, James, Nicky y Sean se han marcado un disco MADURO (con mayúsculas, sí) como pocos, lleno de experiencia, de nuevas sensibilidades y con guiños a su pasado. En definitiva, el disco que todo buen roquero querría sacar a sus cuarentaitantos. Sí, quizá se necesite tiempo para que crezca en nosotros, algo de paciencia. Y sí, se echa de menos la rabia llenaestadios y revientatripas de la que sabemos que son capaces. Pero sigue ahí el pop-rock perfecto condensado en canciones bien escritas, bien ejecutadas y llenas de colores y matices. Perfecto para mira hacia atrás.

Nota de los usuarios:

[ratings]

Rewind The Film

Tracklist:

1. ‘This Sullen Welsh Heart’ (con Lucy Rose) (4:14)
2. ‘Show Me The Wonder’ (3:19)
3. ‘Rewind The Film’ (con Richard Hawley) (6:37)
4. ‘Builder Of Routines’ (2:29)
5. ’4 Lonely Roads’ (con Cate Le Bon) (2:54)
6. ‘(I Miss The) Tokyo Skyline’ (3:47)
7. ‘Anthem For A Lost Cause’ (3:52)
8. ‘As Holy As The Soil (That Buries Your Skin)’ (3:20)
9. ’3 Ways To See Despair’ (3:17)
10. ‘Running Out Of Fantasy’ (4:09)
11. ‘Manorbier’ (4:32)
12. ’30 Year War’ (5:11)

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