Comienzan a bajar las temperaturas, llegan las primeras e intensas lluvias otoñales y algunas salas se convierten en ese refugio perfecto que nos hace partícipes de historias cantadas por artistas que nos atrapan una noche de viernes o sábado cualquiera. Pero para aquellos que no pudisteis asistir anoche a LeClub, no hay problema. Aquí debajo podéis leer una pequeña crónica del acogedor directo de Rubén Moinelo, cantante de Proyecto Kournikova, y la reconquista de Napoleón Solo sobre el escenario.
Queda ya bastante lejos cuando allá por el 2011 veía por primera vez a Rubén teloneando en aquella ocasión a Idealipsticks. Pero esta vez, guitarra en mano nos presentó algunas de las canciones que formarán parte de su nuevo trabajo en solitario que dará a conocer oficialmente a finales de este año y que según nos comentó, quizá lleve por título Permíteme, homónimo a uno de los temas. Durante la larga hora que duró su directo, además de repartir discos de su grupo entre los asistentes, fue intercalando alguna que otra anécdota sobre lo que hay detrás de la composición de cada canción: Número favorito, No encajaré o Todo fueron las encargadas de crear un ambiente agradable y de hacernos disfrutar hasta el último minuto, sorprendiéndonos al final con una versión de Socio de la soledad, del maestro Calamaro, dedicada a un amigo suyo escondido entre el público.
Pero llegaba el turno del ejército napoleónico. Ante una sala familiar y sin mucho tiempo de retraso, los granadinos subieron al escenario y con esa personalidad y pelazo que les caracteriza, comenzaron con Adiós, el primer corte de su nuevo trabajo Chica Disco. Un muy buen comienzo para introducirnos en ese sonido a psicodelia sesentera y continuar el ritmo de presentación con Sueña conmigo, No puedo disfrutar y Si el mundo se acaba. Hay que decir también que la dicha es buena aunque se haga de rogar porque la energía de estos muchachos llegó pero con tranquilidad. Los Alonso y compañía necesitaron un par de canciones para meterse en el concierto y meternos a todos con ellos. De noche, una de las grandes canciones del disco anterior, pasó desapercibida y dio paso a la potente El intercambio, donde el ver cómo bailábamos los hizo tocar y disfrutar con más ganas aún.
Pero lo mejor estaba por llegar. Alternando la presentación con comentarios entre el alma-máter de la banda y Jose, el bajista, dedicaron Ramira y dieron paso a uno de los temas que más tiempo llevan tocando, Dibujos. Estos muchachos saben perfectamente cómo y cuándo subir la intensidad y así nos lo hicieron saber: «estamos en el momento feliz, luego vendrá un momento triste y luego raro». Y resulta reseñable lo rápido que nos pusimos a corear y bailar los tres siguientes sencillos: Desastre No.1, Sentido y orden y Dama de cara blanca. Y no era para menos, lo estaban bordando y tenían que saber que en su concierto no estábamos Perdiendo el tiempo.
Tal y como hicieron ellos, que ni bajaron del escenario para empezar con los bises abriendo fuego con la preciosa Badidibú. Aunque particularmente disfruté mucho con el bolo, la última parte, más concretamente con el tridente: Tiene que acabar, Sospecho sospecho y su himno indie por excelencia, Lolaila Carmona, consiguieron a base de cuerdas y batería que se nos generara una explosión por dentro. Se divirtieron tocando y Antes de que ocurriera nos encontrábamos ayudando a cerrar un directazo acompañando en los coros y despidiéndolos entre aplausos.
Adiós
Sueña conmigo
No puedo disfrutar
Si el mundo se acaba
De noche
El intercambio
Ramira
Dibujos
Desastre No.1
Sentido y orden
Dama de cara blanca
Perdiendo el tiempoBadidibú
Tiene que acabar
Sospecho sospecho
Lolaila Carmona
Antes de que ocurriera
Y como «es de bien nacido ser agradecido» y ante la gran oferta musical que nos ofrecen últimamente las salas por el norte, no quería pasar por alto una pequeña mención al personal de dicha sala y que sigan así, tratando de acercarnos buenos grupos.
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