Crónica: Álex Ferreira @ Sala Garufa (A Coruña, 22/02/2013)

Álex Ferreira visitaba la sala Garufa de A Coruña otra vez y una servidora apenas se pensaba dos veces si ir o no. Aunque dudé por momentos debido al mal tiempo que tenemos por el norte del norte. Pero lo que venía a decir es que hay artis­tas de toda clase, pero sólo hay una varie­dad que consiguen lle­gar a un nivel donde se pue­den per­mi­tir hacer un directo como el de anoche. Álex ya ha entrado en esa especie de «Olimpo» y por méri­tos pro­pios. Y qué méri­tos: sin hacer apenas nin­gún tipo de publi­ci­dad llamativa y con un nuevo disco, El afán, publicado el año pasado bajo el brazo.

Así que allí estaba yo, sentada, compartiendo mesa con músicos coruñeses, a pocos metros del pequeño escenario, esperando a que empezara el señor Ferreira. Y pese a la gente que hubo la noche anterior en la ciudad olívica, aquí, por el contrario, disfrutamos de un directo muy familiar, de esos en los que el micro sobra. Media hora antes de la medianoche aparecía Álex sobre el escenario y con el «boas noites» de rigor y su guitarra, arrancó con Bailando en las orillas muy bien enlazada con Rómpase en caso de incendio, de su anterior trabajo Un domingo cualquiera. Después de ésta, explicó que variaría un poco el formato de las canciones y tras una pequeña broma sobre el setlist, continuaría con Nos daba igual cualquier canción. Y lo cierto es que fue así, ya que el propio artista nos dejó elegir alguna que otra. Momento del que os hablaré más adelante.

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Le seguía a ésta En una nube muy bien cogida de la mano de la preciosa Ay! paciencia antes de la primera sorpresa de la noche. Que fue el arries­garse a imitar a su amigo Iván Ferreiro en la canción que comparte con él, Sonrisa valiente, que provocó un esbozo de sonrisa a más de uno e imposible dejar de oír el coro de algunas personas detrás nuestra que acompañaron a Álex a lo largo de su directo. Una tras otra iba desgranando el setlist y bromeando sobre el precio de su nuevo álbum. Un Camino raro más «Johnny Cashera» de lo normal con un Álex más cercano y un Silencio de ascensor dieron paso a una una versión de El día de tu vida, de Joe Crepúsculo, muy distina a la original, que personalmente me enamoró. El riesgo de tocarla él sólo con su guitarra era obvio, pero ahí estuvo, interpretando «una canción que me queda mucho mejor que a él». Otro regalazo, vaya.

Sigo desde mi posición privilegiada e interpreta Dulus dominicus, previamente comentada por el artista explicándonos de dónde venía el título tanto de la canción como del EP homónimo. Y así, con el aleteo de esa ave llegó Altofaltante, ¡uy, perdón! Quería decir Altoparlante. Durante todo el concierto por cierto, el dominicano afincado en Madrid lució una voz fantástica, como si de verdad estuviéramos escuchando el disco sentados en el sofá de casa. Y era el turno de una canción nueva todavía sin título, pero que venía a decir algo así «que sin ti Madrid y/o París es una mierda», en la que Woody (el bonito ukelele) tomó el protagonismo. El reper­to­rio del nuevo disco se com­pletó con otra de las canciones más cele­bra­das, Me pierdo contigo, ima­gino que por la exce­len­te letra y lo bien que sonó antes del bis obligatorio. Que en este caso fue que el cantante se escondiera detrás de la cortina mientras nosotros le pedíamos así, disimuladamente, que tocara otra.

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Algunos entre el público perdieron la compostura (yo, por ejemplo) y empezamos a pedir canciones como quien pide verduras en el mercado y Álex hizo lo que tenía que hacer: tocarlas todas. Y quizá fue esta parte del bolo la que me hizo pasar de pensar que había sido un concierto de notable a un concierto de sobresaliente. Las afortunadas en aparecer primero fueron: Dije lo que dije, que sonó por momentos muy del estilo de Calle 13 al introducir partes del ¡Atrévete te, te! por el medio; y Sal, canción que no tocaba desde hacía bastantes directos. Empezó fuerte y eso era sinónimo de que se lo estaba pasando bien. Y aún hubo tiempo para otras dos más, la que da nombre a su disco, El afán, y para cerrar por todo lo alto, guitarra en mano, sin micro y de pie sobre el borde del escenario, empezó con Espérame en el cielo.

Para terminar, pasamos un muy buen rato con Álex, un concierto divertido y efectivo para una noche de viernes; fantásticas canciones, fantástica voz y una pregunta inevitable para terminar: ¿cuándo vas a venir otra vez por aquí?

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Bailando en las orillas
Rómpase en caso de incendio
Nos daba igual cualquier canción
En una nube
Ay! paciencia
Sonrisa valiente
Camino raro
Silencio de ascensor
Dulus dominicus
El día de tu vida (versión Joe Crepúsculo)
Altoparlante
Canción nueva
Me pierdo contigo

Bis:
Dije lo que dije
Sal
El afán
Espérame en el cielo

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