«A medida que avanzamos notamos cómo las canciones van cambiando lo suficiente como para tener ese punto de mejora necesario a la hora de llevarlas al directo»: entrevista a Autumn Comets

En su tercer y último trabajo Moriréis en Camboya, Autumn Comets han sabido volatilizar su sonido complejo de una forma absolutamente personal. Tras un debut autoeditado y un segundo disco que les dio a conocer en la escena independiente, se han convertido en una de las bandas que más ha sorprendido durante 2013, y con motivo de su actuación el próximo mes de enero por tierras gallegas (el 24 estarán en el Liceo Mutante, en Pontevedra; y el 25 en A Casa Tomada, en A Coruña), hemos tenido la posibilidad de charlar con Pablo P. Campesino, batería del grupo y esto es lo que nos ha contado.

Autumn Comets

Bea: Ahora que ya tenéis vuestro tercer disco, se suele decir que es ahí cuando se sienta la cabeza y se afianza el estilo del grupo. ¿Estáis de acuerdo?

Autumn Comets: En nuestro caso ha sido así, aunque es cierto que los hechos han influido bastante. Es el primer disco con el nuevo bajista, Mario, y tras su entrada se dio un repaso a toda la base rítmica, lo que nos llevó, casi sin querer, a concebir las canciones de otra manera, una manera más directa y sin «perdernos» tanto en cambios constantes. Es un disco más contundente, por así decirlo, más compacto. Y eso normalmente suele llevar a pensar que se ha sentado la cabeza. Veremos qué pasa con el cuarto.

B: ¿Qué historia hay detrás del título de vuestro último trabajo «Moriréis en Camboya» y tras todo el disco en general?

AC: La historia es muy sencilla, nos lo gritó una mujer borracha en Zaragoza en mitad de un concierto. Justo después de gritarnos «¡Más rock, maricones!» y «¡Esos punteos, Robert Palmer!». Hemos vuelto un par de veces a Zaragoza y no hemos vuelto a verla. Una pena. Las letras del disco sí tienen más miga, sólo que no cuentan historias con principio y final. Se parte de una idea real y a partir de ahí hasta donde la mano mande. Santa Teresa, tal vez, sea en realidad la más real. La más cruda.

B: La crítica os elogia bastante definiendo que sonáis como una mezcla de diversas bandas como Wilco, Death Cab for Cutie y Fuck Buttons, por citar unos pocos. ¿Qué opináis de todo esto?

AC: Nos gusta y nos hace gracia, porque a veces nos comparan con grupos tan diferentes entre sí que hay que pararse a pensar. El último que nos dijeron fue, tras un semi-acústico, The XX. Bastante improbable. Es cierto que se nos enciende una luz cuando nombran a ciertos grupos. Low, por ejemplo. Palabras mayores.

B: Habéis hecho una extensa gira este año y por lo que sabemos, continuaréis en 2014. ¿Qué acogida está teniendo vuestro directo tanto entre fans como en gente que os esta descubriendo aún ahora? Ya que por decirlo de alguna manera, sois un grupo que gana en él.

AC: Sin duda somos un grupo de directo. La clave es que disfrutamos mucho y no concebimos sacar discos para dar diez o quince conciertos. Cuantos más, mejor. Con esta gira habremos dado cerca de cuarenta, y a medida que avanzamos notamos cómo las canciones van cambiando lo suficiente como para tener ese punto de mejora necesario a la hora de llevarlas al directo. Respecto a la acogida habría que hablar del Sonorama. Estar en un festival así, llenar la carpa y notar que hay gente que se ha parado a escuchar un disco que tal vez sea «complejo» y haya escogido vernos por encima de otras opciones… Uf. Pelos de punta al recordarlo.

B: Siguiendo con el directo, ¿creéis que la interpretación debe ser una representación perfecta del sonido del disco u os permitís el experimentar con sonidos y cambios que sólo la inmediatez de estar sobre el escenario os permite hacer?

AC: Sonar como el disco tiene mucho mérito. Muchísimo. Pero nos parece algo aburrido. En directo somos, en el buen sentido de la palabra (esperamos) mucho más imperfectos. Hay ciertas canciones que acaban de una manera u otra, depende del desarrollo del concierto. Nos permitimos ciertas licencias y creemos que eso la gente lo nota. Nos han dicho alguna vez algo que nos encanta, que es que cuando nos ven, en algún momento, notan cierta tensión al no saber qué va a pasar. Igual también influye que solemos acabar un poco desmadrados…

B: De entre todas vuestras canciones hasta ahora, ¿tenéis alguna favorita? ¿Por qué? Tirando un poco por las anécdotas, me gustaría dejaros espacio para que contéis lo que queráis sobre el proceso que habéis seguido para dar a la luz este disco.

AC: Creo que en directo Plans es la que nos toca la fibra sensible a todos. Es con la que solemos acabar y descargas la tensión de los 50 minutos de concierto en ella. Santa Teresa suele servir para «medir» cómo ha ido hasta ese momento. Tiene un principio lento, que va subiendo, y cuando explota solemos notar si el público explota con nosotros o está algo más frio. Por suerte lo hemos estado consiguiendo. Más que anécdotas habría que hablar de la semana que pasamos en los estudios de Raúl Pérez, La Mina, en Sevilla. Es como estar una semana en una cápsula del tiempo. Lo de fuera no vale, te aíslas y los días pasan de manera extraña. Un lujo.

B: Y ya que hablamos tanto de influencias musicales también quiero preguntaros por vuestras otras influencias, esas películas, libros o series, o demás que habéis querido plasmar en forma de canción en el disco.

AC: Siendo seis esto daría para horas! Pero estamos de acuerdo en muchas cosas, fundamentalmente en series. The Wire, Los Soprano y A Dos Metros Bajo Tierra han pasado por las manos de varios de nosotros. También Breaking Bad. Respecto a películas, reconocemos que hay un sector con cierta tendencia a ir al cine a ver pelis de robots gigantes que pelean contra mutantes gigantes, o «pelis de espadas» como dicen ellos. Cine intelectual.

B: ¡Muchas gracias!

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