Como muchos, conocí al despedazador Michael Angelo Batio gracias a los vídeos en los que demuestra sus grandes habilidades como guitarrista. Si muchos otros guitarristas de los 80 son conocidos como masturbamástiles, Batio directamente pasa de eso y se monta sus propias orgías con varios a la vez.

Resulta que Michael Angelo fundó Nitro junto a Jim Gillete, un hombre tan alucinante que es capaz de entonar altas notas de soprano, practicar jiu-jitsu brasileño, caminar sin escafandra sobre la superficie de Marte y casarse con Lita Ford (N. del E.: solo una de las anteriores afirmaciones es falsa).

Podría parecer que de la unión de esas dos bestias tendría que salir un álbum tan fantabuloso que no entrase en las estanterías, pero nada más lejos de la realidad. O.F.R. es como el hijo bastardo de Yngwie J. Malmsteen y Mötley Crüe con tres elementos bastante diferenciados: las voces, los solos y el resto.

Las voces en falsete de Jim Gillette hay que saberlas apreciar mientras se escucha el disco, pueden ser vistas simplemente como horribles o tan poderosas que incluso son capaces de dañarte los oídos. En las mejores frases recuerda a King Diamond; en las peores, a un perro recién atropellado. Me gustaría saber de que sirve ser capaz de entonar perfectamente cuatro octavas si le vas a dar dolor de cabeza a todos los que te escuchan cuando cantas.

Los solos y riffs pandilocos de Michael Angelo se reparten por todo el álbum dándole el otro sonido característico. Aunque hay veces que puede parecer que su inclusión está un tanto forzada, en su mayoría encajan perfectamente y la ejecución es siempre rápida e impecable. La guitarra del virtuoso es lo único que hace que el álbum no se vaya directamente al infierno sin pasar por el purgatorio y sin cobrar los veinte mil.

El resto del sonido es regularcillo tirando a malo, fuera de Machine Gunn Eddie apenas hay un sonido de batería o riffs rítmicos que destaquen positivamente.

Nota: 5/10

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