Señora

Una madre interrumpe un concierto de heavy para avisar a su hijo que fuese para casa, que no eran horas

El pasado fin de semana tenía lugar en Lorca un festival de heavy metal de conocido renombre a nivel nacional. En él se encontraba lo mejor y más actual de la escena y congregaba a unas 20.000 personas, según los organizadores. Con sus tatuajes, piercings y vestiduras características, llevaban esperando fervientemente desde por la mañana con sus bocadillos de embutido y sus correspondientes cartones de calimocho bajo un sol de justicia. Tras una intensa tarde llena de griterío, guitarras, empujones y alcohol, llegaba lo mejor, el cabeza de cartel, que tocaba ya pasada la una de la madrugada, media hora más tarde de lo previsto. Con el recinto a rebosar y antes de encarar los bises, mientras el grupo entonaba el himno de la banda, una señora de avanzada edad se subió al escenario sorteando con increíble habilidad a los guardias de seguridad que, atónitos, no sabían qué hacer en ese momento. Mientras el guitarrista y vocalista seguía a lo suyo, la señora le tiró de la chaqueta para que le atendiese y con cara de malas pulgas le pidió el micrófono. Por respeto y miedo a partes iguales, el cantante le cedió el puesto y la música cesó. Presumiendo de pulmones y tras un gran berrido llamando por un tal «David», explicó que venía a buscar a su hijo de 34 años, ya que le había dicho que a las doce en casa y aún seguía ahí «haciendo el gamberro».

Señora

He aquí la sufrida madre, contándonos lo sucedido

Ya más calmada y tras mandar al hijo para casa, pidió disculpas y a la vez comprensión al grupo y a los presentes, porque «si no, Davicín al día siguiente se levanta a las tantas y deja toda la comida» que ella hará con cariño y esmero a lo largo de la mañana. Además, no lo quiere malacostumbrar y no quiere que se convierta en un «ni-ni» de ésos que «abundan en mi barrio, como el hijo que quien yo me sé», según afirma. Tras meter un billete de cinco euros en el bolsillo trasero del cantante a escondidas, como si de contrabando se tratase y a modo de disculpas, se bajó del escenario detrás de su primogénito.

Al contrario de lo que más de uno podría pensar, los allí presentes aplaudieron a la valiente madre y recriminaron al joven en su camino a casa haber hecho venir a su pobre madre hasta el lugar en vez de haberle hecho caso y estar en casa a la hora. «Como todos hemos hecho y no hemos salido raros», nos decía un heavy murciano mientras acababa su litrona. La organización, por su parte, no descarta emprender acciones legales contra el joven, «si la madre así lo ve correcto», pero la señora descartó la posibilidad:

No, no hará falta, que al llegar a casa ya cobró… Así aprenderá, ¡ya no vuelve a hacerlo nunca más!

Aprovechando la presencia de periodistas que recogían los hechos, también apoyó al resto de madres de España en su misma situación y que no se atreven a hacer nada, animándolas a interrumpir más conciertos, partidas de mus y partidos de fútbol por doquier.

Fuente: A Palo Seko.

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Acerca de James Ulrich

Carente de gusto musical, escucho cualquier cosa que tenga melodía o incluso sin ella. Diariamente me inyecto mi dosis de Metallica y normalmente escucho más metal que otra cosa. Eso sí, puedo escuchar desde el indie más actual, hasta el death más bruto, pasando por la electrónica, hard rock, hip-hop e incluso merengues. Puedes seguirme en mi Twitter o en mi Facebook. También podéis echarle un ojo a una entrevista que me hicieron en redacción en este enlace.

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