Como cada año y desde 2003, el pasado fin de semana tenía lugar el famoso festival Reverence en la localidad wisconsiniana de Madison. Diversas actuaciones de tipo moderno, electrónico, folk y merengue coparon sus escenarios con miles de personas durante esos tres días. Pero un hecho muy curioso ocurriría el último día de festival cuando el grupo australiano de corte indie The Lolos encaraba la recta final de su concierto con lo mejor de su setlist. Llegados a ese punto, un silencio espectral dominaba a los allí presentes y ni los gritos del cantante parecían despertar de su letargo a los más de 500.000 fans del evento que veían su actuación como quien ve andar a un caracol por la pared. Tras varias canciones así, la banda decidió parar de tocar y comenzaron a propiciar abucheos e insultos, y a lanzar tomates andaluces a las primeras filas como señal de protesta. Tras veinte minutos y ya sin vegetales con los que ser alcanzados, el público decidió irse a sus casas cabizbajo y con semblantes apenados por su mala actuación.

Vista aérea del concierto momentos antes del abucheo

Uno de nuestros reporteros tuvo la oportunidad de hacer una entrevista días después al grupo vía correo electrónico. Tenemos las declaraciones del vocalista:

Es que era muy penoso. Hemos tocado hace años en un geriátrico californiano y los pobres ancianos se movían más que estos miles de aquí. Ni unas palmas, ni un saltito… Ni siquiera abrían la boca para pedir un cigarrillo al de delante o pedir «otra». Sólo se movieron algunos cuando les lanzamos las baquetas de nuestro batería con mala fe, directas a la cabeza. Otros, ni eso. En That’s Why I’m Happy, nuestro éxito por excelencia que ha llegado a las listas internacionales, esperábamos que algo cambiase y bueno… En efecto, algo sí cambió. Una señora que estaba a 200 metros del escenario comenzó a llamar a su nieto para que fuese para casa, que ya eran horas. Lo peor es que él pudo escucharlo entre el gentío y se fue a pedirle cinco minutos más. No se pueden permitir estas cosas, de verdad…

El guitarrista principal también nos contó su versión de los hechos:

Nosotros, como buenos profesionales y gente que lleva tiempo en el mundillo, esperamos tener un público que nos anime, que cante con nosotros, que se sepa nuestras canciones, o al menos que les suenen. Pero es que esto es demasiado… Para eso me vuelvo a la obra, que estaré mucho más agusto conmigo mismo. Ahora, que lleguen a casa y reflexionen qué han hecho mal para que la próxima vez no se repita. Sí, vosotros que nos leéis y estuvísteis allí: ¡sentíos mal! Yo, de ser vosotros, no saldría de casa en una temporada.

El representante del grupo ha pedido explicaciones a la organización del festival, quienes todavía no se explican los motivos, y no descarta emprender acciones legales contra la marca, el estado de Wisconsin, la empresa distribuidora de tomates por la madurez excesiva de las hortalizas usadas y la señora que interrumpió el tema más importante de su setlist para llamar al niño. Esta última no ha querido declarar nada a nuestro reportero, ya que esa tarde había algo muy interesante en el «Sálvame» americano, y «no era plan». Os mantendremos informados de este culebrón…

Vía: Láctea.