Os hemos ido contando novedades sobre su último trabajo With Light and With Love y poco después nos enteramos de que Woods estarían dentro del ciclo de conciertos del American Autumn. Y como no podía ser de otra forma y aprovechando mi estancia en Madrid este fin de semana, os contaré lo que dio de sí su concierto del pasado sábado en la sala El Sol, que aún coincidiendo con el Dcode y más eventos el mismo día, la afluencia de público fue más que un ‘sold out’. Como venía diciendo, tenía unas expectativas tan altas al respecto de su directo que no sólo estuvieron a la altura, sino que superaron las previsiones más optimistas, haciendo que el esfuerzo de acudir a este concierto mereciera la pena con creces. Un setlist que se prolongó poco más de una hora y que contó con una esmerada selección de temas de sus dos últimos trabajos, Bend Beyond y With Light and With Love. Tampoco faltaron versiones, y hasta una de Pink Floyd se marcaron al final. Los de Brooklyn mostraron todas sus cartas sin necesidad de desmelenarse o pegar saltos; y con una solidez envidiable firmaron momentos fantásticos, como el hecho de prolongar la homónima Bend Beyond hasta el infinito y más allá.
El arranque fue algo sutil con la tímida voz de Jeremy Earl buscando la comodida de la sala, y quien curiosamente había salido al escenario con unas chanclas en los pies. Tal vez coincida que Leaves Like Glass fuera la canción perfecta para dar comienzo a un directo en el que el público, ya prendido desde el primer acorde, aplaudiera sin concesiones mientras Jarvis Taveniere se colocaba bien la armónica para dar paso a Call In A Cup. Tocaron fieles a su estilo, con el bajo marcando el ritmo en muchos de los temas y aunque suene a tópico, no sólo fueron las canciones que venían a presentar las que mejor funcionaron, aunque Shining, sonó clara, con las guitarras muy bien ajustadas. El primer cambio de marcha se produjo cuando lanzaron Bend Beyond. El disparo que les dio cierta fama hace un par de años y que fue, en mi opinión, uno de los mejores momentos de la noche. Una canción ruidosa y enérgica en la que empezó a emerger el alma psicodélica de Woods, con una línea de bajo que cada vez se hacía más poderosa y unas guitarras que sonaban limpias y potentes, extrañas pero carentes de cualquier tipo de miedo. Nos transmitieron toda esa fuerza durante casi diez minutos y sin parar para respirar la encadenaron con Size Meets The Sound y pese a estar en primerísima fila, cada vez que giraba la cabeza observaba cómo el público bailaba sin remilgos.
Tras esto, un poquitín de bajón, especialmente cuando se arrancaron con It Ain’t Easy, precedida de Is It Honest?, ambos temas de su penúltimo disco. Tras ellas remontaron muy muy bien (demasiado bien) para ir cerrando un directo en intensidad con Moving To The Left, Shepherd y la homónima al último disco. Demostrando una habilidad increíble para dirigir emociones y hacerlas ascender de manera lenta pero segura y el público respondió con numerosos vítores antes de los bises. Del final del concierto cabe destacar la preciosista versión del tema Green Is The Colour de Pink Floyd que se marcaron y aunque demasiado pronto para muchos, Woods abandonaron el escenario dejándonos con buen sabor de boca. Y a veces es mejor valorar eso, calidad antes que cantidad..