Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena y apelando a eso creí que me salvaría esta mañana al descubrir en mi libreta unas notas sobre cierto concierto de Ariel Rot en la sala LeClub hace algo más de un mes. Este alzheimer prematuro algún día acabará conmigo. El argentino (aunque lleva más tiempo en Madrid que el madroño, abstenerse rimas) traía su gira Solo haciendo honor al nombre ya que sobre el escenario solo iba a lucirse él, una guitarra y un teclado en alternancia.
Y de nuevo lo de siempre, gracias a Carlos y a la gente de LeClub por apoyar a la gente de Tanaka y permitirnos estar de nuevo allí. Ya es aburrido dar las gracias tantas veces pero el trato recibido y los artistas que siguen trayendo bien lo merecen. Y aunque nos aburra agradecer, esperamos que tengamos que seguir haciéndolo.
Por otro lado, es absurdo presentar a Ariel Rot, solamente si habéis estado encerrados en un pozo los últimos 30 años no sabréis de quien os hablo pero por si hay alguno, pequeño amigo del infortunio, aquí va una breve reseña: Ariel Rot, eterno adolescente muestra firme del rock argentino que se mezcló en España por obra y gracia de la movida madrileña y el final de los 70. Todo comenzó con Tequila, leyenda del rock adolescente y desenfrenado bebiendo de Chuck Berry y amistades para después pasar por otro grupo épico como fueron Los Rodríguez (un gallinero lleno de gallos como Andrés Calamaro o Julián Infante). Si esto no fuera suficiente, Rot coge las riendas de su carrera en solitario y cabalgando su estilo propio e intransferible consigue éxito de ventas, crítica y público que hacen que incluso los temas de esta última etapa (que ya dura 14 años) vayan quedando en la memoria colectiva como algunos de los grandes temas de la época, eso sí, de un Ariel Rot más calmado que en su época Tequila pero que ha sabido imprimir esa misma madurez a una suerte de buenas letras y su pericia natural como uno de los grandes guitarristas de la escena. Y aún volviendo locas a las chicas.
Pero no solo de pan vive el hombre ni de groupies el buen artista así que el público de LeClub no era precisamente un compendio de niñas histéricas sino una amalgama de edades y sexos que llenó sin espacios la sala. El argentino abrió el concierto con su Vals de los recuerdos ante una multitud que lo adoraba y comenzaba a corear tímidamente (eso sí, aquellos que no estaban más preocupados en hablar en voz alta de cualquier cosa excepto del concierto). Ariel Rot traía su disco nuevo Solo Rot pero eso no le impidió sacudir de polvo alguna vieja gloria como Espíritu de Vértigo (de su primera etapa en solitario, anterior a Los Rodriguez), poco seguida por el público pero que pronto volvió a agarrarse al tren con un éxito como Adiós mundo cruel.
La impresión que transmite Ariel Rot es que va a ser un concierto amplio, las canciones suenan aceleradas apoyadas por la emoción de este público entregado que baña más y más temas en aplausos. Tras El mundo de ayer, Ariel coge la eléctrica y los recuerdos adolescentes del chavalito de Tequila hacen que los (las) presentes se vuelvan locas y que si Felicidad y que si Te Busqué y los bailes no paran mientras que a mi colega Rocket Baby Doll que me acompañaba como fotógrafa (y por ende las fotos de esta crónica son suyas) el soporte que traía Ariel Rot por detrás se lo pone muy fácil para que haga su trabajo, así da gusto.
Ariel Rot es otro de esos que no se le coge en un despiste, demasiada mili en los escenarios y musicalmente sigue siendo una gozada escucharlo y más si sigue mezclando temas de ayer y hoy. Precioso momento del concierto en el que interpreta Los tipos duros no bailan (recordando el «qué hace una chica como tú en un sitio como este») y tras él Lo Siento Frank y Dandy. Este Ariel Rot más calmado que antaño recuerda en momentos a algún tipo de Lou Reed de la Pampa.
Pese a ser guitarrista (al revés que Calamaro que parece encontrarse más cómodo con el piano), Ariel Rot toma las riendas del teclado para interpretar Todavía es tarde o la über-rodríguez La mirada del adiós para luego lanzarse a una comunión mariana con el público interpretando ese éxito escrito «a pachas» con Sergio Makaroff, canción cuasi-cumbre de la carrera en solitario de Ariel llamada Dos de Corazones.
El concierto comienza una étapa en donde el argentino entremezcla anécdotas y vivencias con temas de su repertorio que vienen al caso, Pólvora Mojada, Geishas en Madrid y un breve capricho tras notarse Ariel que ya comienza a envejecer sobre los escenarios, unas Manos Expertas como las que aparecen en su último trabajo Solo Rot. Un Ariel dispuesto a ofrecer platos fuertes en forma de experimentos nos deja tambien Eche 20 centavos en la ranura, Mucho Mejor (recibido con júbilo) a ritmo de tango, o la instrumental Confesiones de un comedor de pizza.
Con Milonga del marinero y el capitán Ariel interpretaba su tema número 23 en la noche y una ovación cerrada del respetable dió paso a un momento de peticiones donde al final la ganadora fue Dulce Condena que funcionaría como cierre de un concierto notable, sin nada que achacar a Ariel Rot, muy amplio en temas (e incluso en rarezas) donde la única pega quizás pueda ponerse a que algunos nos guste más con banda en vez del formato minimalista, pero nada más que echar en cara a un artista que parece que tiene prohibido el decepcionar.
Setlist Ariel Rot
1. Vals de los recuerdos
2. Espíritu de vertigo
3. Adiós Mundo Cruel
4. El mundo de ayer
5. Felicidad
6. Te busqué
7. Sin saber que decir
8. Corrupción en la plaza de Colón
9. Los tipos duros no bailan
10. Lo siento Frank
11. Dandy
12. Todavía es tarde
13. La mirada del adiós
14. Dos de Corazones
15. Pólvora Mojada
16. Geishas en Madrid
17. Manos Expertas
18. Eche 20 centavos en la ranura
19. Mucho Mejor
20. Confesiones de un comedor de pizza
21. Nena, me enseñaste a amar
22. Bruma en la Castellana
23. Dulce Condena
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Sí señor, buena crónica Jimmy!