De todos los grupos que debutaron en 2010 con un sonido algo añejo y de producción en apariencia despreocupada (que, eh, no fueron pocos) Surfer Blood siempre fueron mis favoritos, por dos motivos. El primero: que se nota que detrás de ese nombre hay un grupo de jovencísimos y brillantes músicos que saben lo que están haciendo. El segundo: que detrás de todo eso tienen el Bossanova de los Pixies en vena: el surf, el pop-rock tontorrón, las armonías vocales combinadas con mala leche… y. aunque no siempre, unas buenas influencias pueden ser una gran garantía.
Pero de toda su “generación” (¿estamos ya como para llamarles eso?) han sido los que más se han hecho de rogar a la hora de publicar nuevo material si tenemos en cuenta el bombo que se le estuvo dando. La fecha de salida de Tarot Classics llevaba tanto tiempo en nuestros calendarios que la espera se hacía ya imposible. Y, cuando uno le da el primer bocado, ya se ha quedado con hambre. Este cortísimo EP de cuatro temas viene a continuar el camino que ya empezaron a andar con su anterior trabajo, especialmente en temas como Miranda. En ella tenemos a estos chicos desplegando su sonido como mejor saben, sin un fallo, sin una sorpresa. Pero la primera canción del disco no es tan clara. En I’m not ready nos encontramos una suerte de Surfer Blood minimalistas, que con un par de punteos, una batería insistente y la siempre reconocible voz de John Paul Pitts (que parece que vaya a reventar en cualquier momento si se atreve a subir una octava más) nos hace esperar impacientes. Un gran tema, que no nos da lo de siempre estrictamente, que juega con los elementos que ya conocíamos. Pero llega Miranda y nos parece estar en Astro Coast otra vez.
«¡Manos arriba, esto es un EP!»
En el tercer tema, Voyager Reprise, se deciden a juguetear otra vez. Se trata del tema más largo del disco (sin llegar a los cinco minutos aún así) y empieza mucho más instrumental. Un teclado y una armónica juegan a crear atmósferas psicodélicas y espaciales, por un ratito los surferos se bajan de la tabla. La voz de John se mantiene más tranquila de lo que la hemos oído en otras ocasiones y juguetea con las guitarras, que le hacen de coro y le sostienen durante el tema. Pero hacia el final la distorsión se decide a llegar y ahí están otra vez, en la cresta de la ola, con Kim Dale y Frank Black de la mano. El tema que cierra el EP (¿ya? Sí, ya), Drinking Problem, nos remonta a esos temas más tropicales de su debut, con un minimalismo instrumental más acusado. Una melodía de teclado permanece casi inmutable mientras se suceden efectos de sonido, delays, ecos y demás elementos que hacen de esta la canción menos Surfer Blood del disco.
Ni a recoger se quedaron después de grabar.
Cuando uno termina de escuchar Tarot Classics se hace una pregunta muy incómoda: ¿por qué no estaba todo esto en Astro Coast? La continuación del sonido propio habría sido más de agradecer en un disco más largo, en un segundo largo. Y no es que le pida al grupo que publique un largo por año, pero teniendo la oportunidad de sorprender de verdad con este adelanto de cómo podrá sonar en el futuro Surfer Blood se han quedado en presentarnos temas que bien podrían ser descartes de su disco anterior. Que no digo que lo sean, ojo, dejando aparte todo esto es un EP my completo y redondito. Por eso voy a basar la nota en lo musical y a dejar las expectativas a un lado, que ellos se lo merecen.
Nota: 7.5/10
1. I’m not ready
2. Miranda
3. Vayage Reprise
4. Drinking Problem
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