Dicen que enero es un mes difícil: año nuevo, propósitos a medio-largo plazo… Pero si lo empiezas bien, teniendo dos conciertos en un fin de semana, la cosa cambia. En una noche como la de ayer, en la que parecía que lo único que pasaba en el mundo era el frío, unas decenas de personas, entre ellas, Cris Andina, la artífice de las fotografías, nos reunimos en A Casa Tomada para presenciar una actuación íntima y sencilla. Los protagonistas en esta ocasión eran los vigueses Trampoline y sus Motivations. O cómo hacer música de forma humilde y disfrutando.
La dulce melodía de Doomsday Machine fue el primer tema del repertorio, que se interpretó con todos detalles y arreglos que la acompañan y se convirtió en tema de bellísimas proporciones que dio paso a Nowhere Left To Say, donde la batería de Iago tomó más protagonismo. Y fue ahí, en la segunda canción donde comenzamos a mimetizarnos con ellos y a medida que iban cogiendo confianza ante un público atento, envolvieron la gélida sala en una atmósfera misteriosa en la que la guía constante fue la voz dulzona de David. A estas alturas, a los presentes solamente nos quedaba que no se nos congelara la sonrisa de la cara cada vez que daba comienzo una nueva canción, y aún así, la intensidad del concierto fue subiendo poco a poco. Pese a que en los coletazos del acústico, una muestra de ello fue Overcharged, dejaron amagos de la llegada de la electricidad más adelante, todo el bloque estuvo envuelto en un indie-pop que ni el sonido del tren de fondo ni la tenue iluminación podían romper, con el trío bien dispuesto sobre el escenario. Delicioso.
También fueron muy bien recibidas Politicians, Experts, Media y más adelante, All About The Fear, dos de las nuevas piezas de, esperemos, un nuevo disco pronto. Pero sin duda, I Can’t marcó un punto de inflexión en la actuación, con una carga instrumental a la que daba paso la Stratocaster de Marcos, pero cuyo peso recayó en la melancolía que transmitía el conjunto entero. Pero era hora de Something Wrong About Us y Pointless, donde el banjo tomó protagonismo convirtiendo nuestros movimientos de cabeza en algo inesperado en medio de todo ese mar de melancolía. Sinceramente, muy buena selección la de estos temas tan seguidos con los agradecimientos de rigor mediante. El grueso del repertorio se completó con canciones como Undone, My Way Out… Y para mí, las más esperada de la noche, All You Need, mezclando a la perfección el colorismo de la melodía con el cierre del primer bloque.
Con casi una hora ya sobre el escenario, se despidieron de forma graciosa bajando el peldaño del escenario para volverlo a subir e interpretar unos dilatados bises, que dieron hasta para tres temas, en los que la gran sorpresa de la noche, Elba, la voz de Jane Joyd (uno de los momentos emocionantes del concierto) y Trampoline nos sorprendieron con Don’t Speed Up y From The Inside. Ni que decir tiene que los aplausos y los vítores de un público que estaba sinceramente emocionado se prolongaron bastante al abandonar ella el escenario y cerrando el concierto ellos, agradecidos, y nosotros, ayudando en los coros, con otra novedad, Syrens.
Y voy dar por concluida esta pequeña crónica tal y como la comencé, volviendo a mostraros la grata sorpresa ante el riquiño concierto que presenciamos anoche gracias a los chicos de Trampoline. Sin embargo, voy a hacer un pequeño inciso antes de terminar, y es que a veces estaría bien echar una ojeada a lo que hacen ciertos grupos locales: os podrían sorprender.
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