Para los grupos surgidos en la era digital, que, en términos históricos, comienza cuando ya ni Dios paga por comprarse discos, la frontera entre los trabajos de verdad y el resto se debería hacer cada vez más difusa. Lo lógico es pensar en artistas cuyos tours no se circunscriben a una gira de presentación, sino que se producen cuando quieren y pueden, y van grabando canciones e incrementando su repertorio progresivamente, sin centrarse tanto en el gran lanzamiento bianual. Pero no ocurre así, ni parece que esto vaya a ocurrir en el corto o el medio plazo.
Es cierto que la manera de presentarse de una banda sí ha evolucionado desde el discreto hasta el continuo: esto ya no consiste en sacar un disco, girarlo durante seis meses y desaparecer del mapa durante año y medio para, entonces, volver a presentar álbum: ahora la oferta es tan amplia que estás muerto como no ofrezcas algo a tus seguidores con una periodicidad que no exceda lo trimestral: un vídeo, una versión de otro grupo, una colaboración, lo que sea para que se te siga teniendo presente. La carga de trabajo no es que se haya repartido, sino que a la apuesta por el disco se suma la necesidad de la promoción constante con más y más.
Para Best Coast, al igual que para la mayoría de sus contemporáneos, su Crazy for you, aparecido hace cosa de un año y que apareció en casi todas las listas de lo mejor del año, no supuso el breakthrough del grupo, sino la confirmación de lo que venían apuntando con los singles y con la estupenda acogida y promoción que la crítica les brindó (la formación del hype): su pop californiano sucio, con olor a tablas de surf, recibió un aplauso casi unánime.
Algo tenían que poner en la portada, ¿no? Y sin repetir gato.
Durante los meses transcurridos desde entonces no se han quedado de brazos cruzados, por la cuenta que les traía, sino que han hecho casi de todo: lanzar varios EP, vídeos de canciones viejas y nuevas (aunque ninguno haya conseguido acercarse siquiera al de When I’m with you), versiones de Blink 182 o Skeeter Davis, trabajar con Rivers Cuomo o realizar una colaboración en el disco de The Go! Team.
Y tras todo eso llegamos a este disco; porque esto es un disco, ¿no? Veinte minutos para ocho canciones (cuatro del Crazy for you, tres de diferentes sencillos y epés, más una versión nueva), frente a los veintiocho y doce, respectivamente, de su primer LP. Y todas son nuevas grabaciones, así que no se puede catalogar de grandes éxitos.
Aunque no sepamos muy bien cómo calificarlo, lo evidente es que se trata de algo menor, una transición, un experimento necesario para decidir hacia dónde evolucionar. Y la decisión parece que se decanta hacia pulir el estilo: los temas aparecen mucho más trabajados que antes, y Bethany Cosentino, cantante y líder, como acredita su condición de propietaria del gato Snacks (el de la portada del primer disco), sustituye los berreos por los gorgoritos sobre un fondo más cuidado y con un ritmo donde la inmediatez deviene degustación (aunque el dato suene tramposo, es más que significativo cómo ha aumentado la media por pista, 20/8=2:30 > 28/12=2:20).
Crazy for you suena tan reposada que uno ya no se imagina a Bethany cantándola con una camiseta y unos vaqueros en un garaje angelino, entre porro y porro, sino de largo en La Scala de Milán. Se salva, por supuesto la dupla When I’m with you/ Something in the Way, fórmula infalible para la apoteosis de sus shows en directo (como el que dieron en Madrid hace algo más de dos meses), donde el embellecimiento se ha realizado con más mesura que en algunas de sus compañeras de tracklist; temas tan redondos, por otra parte, funcionarían exactamente igual de bien si los cantase Luixy Toledo (¿os acordáis de Luixy Toledo? Claro, porque no se ha promocionado lo suficiente).
También hay espacio para una versión de Loretta Lynn, Fist City, que se puede interpretar, de alguna manera, como un adelanto del componente country que Cosentino amenaza con incorporar a su segundo disco, citándola a ella expresamente como influencia. La mezcla suena prometedora, aunque habrá que ver cómo se adapta al material propio.
En esa misma entrevista de la Rolling Stone, a la que podéis acceder haciendo clic en la «amenaza» del párrafo anterior (por eso la palabra aparece en rojo y subrayada), también explica que la MTV prepara un vídeo para una de sus canciones, que dirigirá Drew Barrymore y será protagonizado por Miranda Cosgrove, la estrella de una serie de la Nickelodeon que se llama iCarly y de la que la cantante se declara (suena a boutade) admiradora. La elegida es Our Deal, que aquí aparece introducida por un interludio de dos minutos instrumental y con muchos «uuuh» de Bethany, que sabe que nos encantan.
De todos modos, y como apuntaba al comienzo de la reseña, estos trabajos entre disco y disco ni se reciben con la misma expectación que los «de verdad», ni se critican con tanta pasión, habida cuenta de su condición promocional y de globos sonda. Por eso esto queda en un mero tirón de orejas y el ruego de que este no sea el camino para su retorno al estudio, que en la entrevista de marras se anuncia como inminente, y que le preocupa tanto a ella como a nosotros: tragamos con el country o con lo que se os antoje, chicos, pero os queremos ásperos.
01. Over the Ocean
02. Crazy for you
03. Goodbye
04. Fist City (versión de Loretta Lynn)
05. Boyfriend
06. When I’m with you
07. Something in the Way
08. Our Deal
09. Entrevista al grupo
Nota: 6/10
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«protagonizado por Miranda Cosgrove, la protagonista de una serie de la Nickelodeon que se llama iCarly y de la que la cantante se declara (suena a boutade) admiradora»
no manches no la juegues tanto al michoacano SABES quien es MIRANDA COSGROVE y que es iCarly… best coast esta perron pero los arruinan con notas tan aaaaaaaaah! pretenciosas…
Qué horror, sí: repito protagonizado y protagonista en la misma línea. Ya lo he corregido. Gracias, Braulio.