Había ganas en Galicia de volver a ver a Fuel Fandango. Da igual que sean unos asiduos a estas tierras. Da igual que este mismo verano actuasen en el festival V de Valarés. Pero una oportunidad como la que se presentó el miércoles en Vigo era difícil dejarla pasar. Y es que el grupo se dejó caer por el Teatro da Cidade Universitaria de la ciudad olívica para presentar su nuevo disco, Trece lunas, y dejar más de una suela de zapato gastada de tanto salto y baile. La (guapísima) cantante, Nita, se encargó de ello.
Y lo hizo ya desde el primer momento pese a lo atípico de la hora del concierto, que comenzó a las 18.30 horas. El batería habitual de la banda, Carlos Sosa, fue el primero en subirse al escenario y junto con un bajista y Alejandro Costa, comenzaron a tocar Tell me, abriendo así un recital que conjugó canciones de su primer álbum con otras, la mayoría, del segundo, estrenado este mismo año. La imparable voz de Nita se hizo dueña del lugar desde el momento en que se subió al escenario, aunque no fue hasta la segunda canción, The engine, cuando el público presente dejó atrás el inicio un tanto tibio para comenzar a meterse de lleno en faena, animado en todo momento por los «¡vamos Vigo!» que se escuchaban entre verso y verso.
«Venimos mucho por esta tierra, porque la verdad es que nos gusta mucho. Y vamos a aprovechar que tocamos a esta hora tan rara para nosotros, que se agradece, y vamos a darlo todo, ¿vale Vigo?». Con esta frase, Nita dio paso a cuatro canciones del nuevo álbum, llenas de ritmo y fuerza que no defraudaron a un público ya entregado. De la guitarra de Alejandro salieron primero los acordes de Little pain y el público jaleó sin parar, a la que siguió la perfecta «City» y la genial «Trece lunas». Fue sobre todo con esta última, cantada en español, en la que la cantante arrancó más comentarios sobre su gran voz de aquellos que la veían por primera vez en directo. Y por si fuera poco, tomó las baquetas y se puso al mando de unos tambores para dejar el pabellón por todo lo alto.
Por si todavía no lo estuviera ya, la cordobesa se metió a la audiencia en el bolsillo con New life. El que fuera el primer single de Trece lunas funcionó a la perfección con ese estribillo tan pegadizo en español. Sobre todo en el momento en que Nita mandó agacharse a todo el mundo para levantarse justo en la parte álgida de la canción. El mejor momento de un concierto en el que además estrenaban la lona que les acompañó como fondo.
Tras una improvisación en la que Nita aprovechó para tomarse un pequeño descanso, Monkey y Talking salieron a escena. El «under your skin, you have to believe» de la segunda fue coreado por todos sin excepción y la vocalista arengaba a todos a hacerlo, además de reprochar con mucha gracia a los que no dejaban el móvil mientras los demás saltaban. Un «¡a tope!» dio luego paso a Fragile y a la que creo que era I say no, cuando ya habíamos entrado en una vorágine difícilmente parable.
El «you gotta keep on» de Maze resonaba en las paredes del teatro de la Universidad de Vigo cuando ya pasaban de las 19.30 horas, coreado sin cesar, cuando llegó el turno de la potente Read my lips, un tema rockero como pocos en este grupo, y para la ya mítica Shiny soul, con la que solo consiguieron que los asistentes pidiesen sin cesar otra canción después de que Nita les hiciese cantar sin parar poniendo el micrófono mirando hacia su audiencia y con sus sensuales y ya conocidos movimientos abanico en mano. Fue en ese momento cuando dieron las gracias y se dispusieron a abandonar el escenario.
Pero estaba claro que iban a volver. Y lo hicieron para cerrar su actuación con Nature. Tocaron la canción y, para poner el broche final, ese final perfecto que hace que no quieras que el concierto acabe, todos excepto Alejandro Acosta se pusieron baqueta en mano para aporrear sin cesar los tambores. Una fiesta continua que por desgracia tuvo su final, uno lleno de aplausos que solo querían decir una cosa: esperamos volver a veros pronto por aquí. «Espero que hayáis difrutado», dijo la vocalista. Y tanto que sí.