Anoche, León Benavante hacían una parada obligatoria en la ciudad herculina para presentar su álbum homónimo y Todos contra todos, el epé posterior. Un buen disco sin duda, pero aquí venimos a hablar del show que anoche presentaron estos cuatro buenos amigos. La sala LeCLub, como no podía ser de otra forma, estaba abarrotada para ver a uno de los directos más solventes del panorama independiente español. Es innegable que de talento van sobrados y este nuevo proyecto mal no iba a salir si tomamos como referencia el pasado de cada uno de ellos. Sin ir más lejos, una chica entre el público le gritaba a Edu que sacara el Tachenko que llevaba escondido. Pero como se suele decir, el tiempo dirá hasta dónde llegan en esta nueva etapa como León Benavente, aunque por ahora, la cosa promete. Y mucho. Al igual que las fotografías de Cris Andina que podéis ver a continuación. ¡Gracias!
Tras un rato de espera: César, Luis, Edu y David, más conocido por todos como Abraham Boba, saltaron al escenario y comenzaron la noche con una canción totalmente instrumental. Tras esa presentación empezó a sonar una línea de bajo marcada acompañada de la batería, mientras las guitarras amagaban con romper, y cuando nos quisimos dar cuenta, ya estábamos metidos en Las ruinas. Las canciones de los Benavente se dividen entre Abraham, Luis y Edu; y por todos es sabido, que tener varias voces es un factor muy aprovechado en los grupos sobre todo a la hora de los coros. Pues bien, en Las hienas, Luis, supo sobreponerse a los instrumentos en su parte de la canción y en el resto de temas sonó mucho más estable. Sin hacer pausa alguna, tocaron dos temas más: la lenta y reflexiva Década y la potente y efectiva Estado provisional.
Y aquí fue cuando el señor Abraham Boba, hizo de portavoz, presentádolos y admitiendo que se sentían contentos de visitar por fin A Coruña y sobre todo por la cantidad de público asistente a pesar de la ciclogénesis. No obstante, ya sabemos que son de «pensar mucho y hablar poco» y de esta forma, llegó el primer gran momento de la noche con Muy fuerte, canción incluida en el epé, y ese teclado hipnotizante. En esta gira han conseguido formar un repertorio envidiable que no deja lugar para el aburrimiento durante su directo, y el público, que se calmó un poco durante la canción anterior, ya estaba totalmente entregado a la Revolución de la percusión. Lógico, ya que sonaron auténticos, enérgicos, apoteósicos, «como animales encerrados» queriendo escapar del escenario en cada salto, en cada movimiento de cabeza, en cada riff, en cada golpe al teclado, César a la batería… Los momentos karaoke se sucedían uno tras otro pero fue precisamente con El Rey Ricardo, Europa ha muerto, la versión de Los Ilegales y sobre todo en Ánimo, valiente, cuando los más rezagados de las últimas filas se unieron del todo a la fiesta.
De todas formas, creo poder decir con seguridad que anoche no importaban los fanatismos, ya que todos de alguna manera u otra disfrutamos del lujo de poder contemplar la magia de un grupo que se encuentra en su mejor momento. Casi nada malo podemos achacarles ya que cuando todo indicaba que cerrarían el concierto con una o dos canciones como bis, finalmente se convirtieron en tres. La canción más rockera que da nombre al epé, Todos contra todos, que funcionó tímida y al final todo un lujo en directo, dio paso La palabra y a la más esperada por muchos, su hit por excelencia y a lo que todos habíamos ido anoche a LeClub: a Ser brigada. Esta última despertó a aquellos que ya se preparaban para decirles hasta la próxima y terminó con todos saltando de un lado a otro de la sala, Abraham de rodillas, entre el público perseguido por el cable del micro, los otros tres disfrutando sobre el escenario de la fiesta que se había montado para despedirlos como se merecían. «De La Coruña, a Gibraltar».
Deciros para terminar, que ofrecieron un espectáculo que fue creciendo a medida que se sucedían las canciones y que alcanzó su punto álgido en la anteriormente mencionada y que de aquí en adelante, y exceptuando los conciertos en sala que aún les quedan, deberían tener buena suerte en la temporada festivalera, ya que una de las claves de sus conciertos es que divierten, que es precisamente lo que se pide. Tanto para el grupo como para el público. Te lo pasas bien y sales esperando un directo de ese calibre, y eso, señoras y señores, no tiene precio.
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