La crisis tiene una parte mala, es verdad, no lo niego; que si los cinco millones de parados, que si el drama de las hipotecas o los recortes sociales para que el país no entre en bancarrota. Una vez dicho esto, pasamos a la parte buena: los desempleados tienen una oferta excelente para entretenerse mientras los rechazan en todas las ofertas de Infojobs.
Los festivales para gente con clase, como el Primavera Sound o el FIB, observan el brote como setas de alternativas que ofrecen un cartel sin tanta vitola, pero con un precio que juega en otra liga.
Uno de estos festivales low cost, el Heineken Día de la música, se celebró durante el pasado fin de semana en el recinto madrileño del Matadero, por un módico importe de 24 euros por los dos días o 15 por cada jornada, a años luz de los más de 150 que cuesta un abono para los festivales punteros, a cambio de sacrificar a Jarvis Cocker y Julian Casablancas en favor de Russian Red y el pavo de Vetusta Morla. Pues habrá que vivir con ello, qué le vamos a hacer.
Cuando los ventiladores pusieron a ondear el flequillo de Guille Mostaza, todas las dudas sobre la identidad del grupo tras el notable giro en su carrera que supone su cuarto disco, Cardiopatía severa, se despejaron. Ellos siguen siendo los mismos que alentaban otro tipo de conjeturas en los tiempos del Lo tuyo no tiene nombre (de los que nos separan ya diez años: si a alguien le apetece suspirar con aquello de cómo pasa el tiempo de rápido, este es su momento), por mucho que hayan sustituido la caja de ritmos por la Orquesta sinfónica de Bulgaria.
El flequillo de Guille Mostaza rodeado de cosas y gente. Seguir leyendo Heineken Día de la música, sábado @ Matadero (Madrid, 18/06/2011)