Con un recorrido similar al que Jessica Chastain transita en el mundo del cine, el nombre de Lana del Rey (habéis pillado el título, ¿no? Lana, trasquilar: ¡como las ovejas! Si es que soy más cachondo que la hostia) ha pasado de la noche a la mañana de no sonarle a nadie, ni en su propia casa (entre otras cosas, porque la chica no se llama Lana ni nada, sino Lizzy Grant), a ocupar las portadas de todas las revistas.
Lo de ser la persona de moda tiene sus ventajas, claro, pero también el inconveniente de que, cuando todo el mundo habla de ti antes de que publiques nada, ese momento resulta especialmente decisivo, pues supondrá, bien la catapulta hacia una fama ya fundamentada, bien la trampilla con vistas a un olvido que funciona con tan envidiable eficacia como el ascenso a la popularidad. Y no cabe duda de que Lana es la persona de moda.
En su caso entra en juego, además, la particularidad de que, aunque cuenta con cero discos en el mercado, sí que llegó a grabar uno bajo las instrucciones de David Kahne, pero cuyos resultados se han escondido bajo la alfombra, se han sepultado en las arenas del desierto, al modo de los millones de cartuchos de ET que Atari no quería ver ni en pintura. Sin acceso, por tanto, a ese material (¿o esperáis que lo piratee desde alguna de las múltiples webs que lo alojan? Quita, quita), nos vemos obligados a concederle una segunda oportunidad. Let, se repite el servicio.
El comienzo de la tiránica monarquía de Lana.
La ocasión la aprovecha en forma de single nada innovador en la elección de su contenido (contiene los dos temas que ya le conocíamos más un par de remixes), pero trascendente en cuanto primer lanzamiento y puede que único hasta que el primer larga duración de la neoyorquina llegue a las tiendas e iTunes a comienzos del año que viene.
El titular del single, Video Games, se configura como una elegía por un amor asimétrico, la mujer que se pone sus mejores galas y no consigue ni una mirada furtiva del hombre ocupado en su cerveza y en su partida al FIFA. Una Mrs. Draper del s.XXI. Bellísima, tristísima, con apenas unos arreglos de piano y cuerdas para envolver la hipnotizante voz de Del Rey, que, a diferencia del escaso éxito que consigue con el objeto de su afecto, con nosotros se bastan y se sobran para lograr todo lo que desean.
Lo ha hecho ella. No me meto, pero mejor que cante, eh.
Pero es que la cara B, B de Blue Jeans, no solo no se queda atrás, sino que la crónica del chico malote para quien ella pone toda la carne en el asador con la esperanza de ser la definitiva (los demoledores versos que resumen la canción y casi el single completo: “love you more than those bitches before”) y que acaba saliendo a por tabaco para no volver nunca logra emocionar incluso más, desde su comienzo con extrañas resonancias del tema principal de Twin Peaks, y a través de una producción casi perfecta, donde, aunque pueda parecer que la parte vocal lo es todo, coros, samples y arreglos logran su doble objetivo: elevar el tema al cielo musical al tiempo que pasan desapercibidos.
Si queréis haceros los duros y presumir de que estáis por encima de modas, qué duda cabe de que podéis hacerlo, pero os estaréis engañando: tenemos una cita ineludible en algún punto de 2012 con un disco que, con que contenga un par de temas la mitad de buenos que estos, ya se encontrará entre lo más destacable del año. A contar los días.
Lana del Rey: Página oficial | Facebook | Twitter | Last.fm
Escuché en Spotify este single/cosa el otro día y me gustó su voz. No está mal.
Y he de reconocer que soy bastante tonto y no pillé lo del título hasta que lo dijiste explícitamente. Estoy perdiendo facultades (y aún no he acabado la carrera).
Me declaro fan de ‘Video Games’ y de sus morros.