Ya han pasado más de dos años tras la triste muerte del rey del pop, Michael Jackson. Su muerte consternó a medio mundo, sobre todo por las circunstancias en las que estuvo envuelta. Su médico personal Conrad Murray fue el primer sospechoso en toda línea de investigación por su supuesto uso indebido de medicamentos en el artista y una posible adicción de Michael a algunos de ellos. Tras varios procesos judiciales, hoy se ha conocido el veredicto del jurado asignado al caso: ha sido culpable por homicidio involuntario.

No fue el día más feliz de su vida, claramente

Su defensa intentó en todo momento exculparse señalando la adicción de Michael al propofol, aunque reconociendo que se le fue inyectado antes de la muerte del cantante, combinado con clonazepam. La acusación, por su parte, afirmaba que en ningún momento podría haber recetado esa sustancia tan peligrosa para los seres humanos, ya que sólo se usa como anestésico en operaciones. Tras numerosas investigaciones, análisis de pruebas y varios testigos, el jurado ha decidido que el médico había sido negligente, y ergo es culpable de su muerte. Murray, quien no quiso defenderse en el juicio, será condenado a cuatro años de prisión y también perderá su licencia médica.

Ahora los familiares (y fans) del músico podrán dormir más tranquilos sabiendo que «se hizo justicia«. Resulta algo irónico que Jackson creyese que sería asesinado en los escenarios, pero obviando este tema, lo que tenemos claro es que todavía a día de hoy su falta en el mundo de la música será irremplazable. Descansa en paz, Michael.

Vía: El País
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