El verano de 2010, hace ya casi dos años, nos lo refrescó el debut de los californianos Best Coast, un Crazy for you que sabía a inexperiencia, a ingenuidad, a unos chicos que se pasan la vida en el porche de su chalé bebiendo cerveza, fumando porros y componiendo canciones que no se toman a sí mismas excesivamente en serio. Musicalmente cimentado sobre composiciones sencillas, una producción lo-fi y una voz que se esforzaba más en estar cómoda que en orientarse hacia el virtuosismo, consciente de que lo que muchas veces no alcanzan unos gorgoritos que se extienden a lo largo de varias octavas lo logran un par de “uuh-uuh”.
Oso por gato: mal balance.
La continuación oficial de aquel debut, The only Place, que no llega tras años de silencio, precisamente, sino adelantada a través de gran cantidad de EP, colaboraciones y demás trabajos donde ya se dejaba entrever una tendencia hacia las hechuras actuales, supone una notable evolución hacia una madurez artística donde la niñata Bethany (la Bratty B de uno de los temas del primer álbum) pasa a ser Ms. Cosentino y la rebeldía adolescente deja paso a la crisis de la pérdida de la juventud, como si se tratase de una película de Judd Apatow o su tribu.
Las responsabilidades hay que buscarlas en la producción, detrás de la que se encuentra Jon Brion, que llega desde la otra costa (¿la mala?) para ejecutar un lavado de cara sobre las composiciones de estos chicos (a día de hoy, la propia Cosentino y su inseparable Bobb Bruno: la batería que los acompañaba hasta hace poco, Ali Koehler, se quedó en el camino), que desemboca en unos resultados más que cuestionables, no por el indudable talento de Brion, cuya carrera como compositor (para Paul Thomas Anderson, por ejemplo) y productor (al servicio de Rufus Wainwright y Fiona Apple, entre otros) está fuera de toda discusión, sino por la propia idoneidad de pulir lo que funcionaba mejor cuando uno podía palparlo en toda su aspereza.
Ya desde la misma portada en la que el colorido chillón deja su lugar al blanco y negro y nos privan hasta de Snacks, el gato de Bethany, se intuye la tristeza que reina en casi todas las canciones del álbum, la propia del fin de la irresponsabilidad de la juventud y comenzar a asumir las preocupaciones de adultos que les corresponden por edad pero no por justicia musical.
Incluso en algunas de las composiciones que nos remiten al trabajo que antecede a este y donde realmente se pueden adivinar los orígenes, como Let’s go Home, la letra desdibuja hasta la caricatura el artefacto musical que la sostiene: ¿cómo puede alegrarnos una canción que nos explica que Bethany lo ha visto todo, pero que como en casa en ningún sitio? Una epidemia que no logra alcanzar a The only Place, el tema que abre y da título al álbum, quizá el único que podría haber formado parte de Crazy for you y, por ello, probablemente, elegido como primero de los adelantos de este, donde sí que se conserva el espíritu hedonista con hambre de playa como sinónimo de felicidad y meta del camino de las baldosas amarillas. Uno de los pocos vestigios veraniegos de un álbum así de invernal.
Pero, a pesar de estas excepciones, la tónica viene marcada por cortes como Do you still love me like you used to, en los que Bethany se transmuta en una especie de Kristen Wiig llorándole a su mejor amiga a través de conversaciones interminables en el móvil porque sus compañeras de instituto están todas casadas y ella no sabe qué hacer con su vida: el mismo espíritu del que vienen impregnadas Better Girl (Better Woman) o My Life, por ejemplo. Madurar, qué mala elección.
Tracklist
01 – The only Place
02 – Why I cry
03 – Last Year
04 – My Life
05 – No one like you
06 – How they want me to be
07 – Better Girl
08 – Do you still love me like you used to
09 – Dreaming my Life away
10 – Let’s go Home
11 – Up all Night
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