Archivo de la categoría: Crónicas

Crónicas de los eventos a los que hemos asistido contados desde nuestro punto de vista particular. Puede que no os guste, ya avisamos, pero también puede que sí.

The Offspring

Sonisphere @ Auditorio John Lennon (Getafe, 25/05/2012)

Qué os creíais, ¿qué ya habíais leído todo sobre el Sonisphere? Pues no, faltábamos nosotros por croniquear. Tanaka Music también estuvo allí y escribimos tres días después porque somos más chulos nos gusta analizar las cosas con detenimiento. Por supuesto también nos forjamos una opinión sobre lo que allí aconteció y la verdad es que tras estos días y leer un poco sobre lo que ha ido saliendo del festival a veces me pregunto si de verdad los 54.000 fuimos al mismo sitio. Pero claro, la forma de verlo a veces depende de tus gustos personales y por supuesto del nivel de alcohol en sangre.

Sonisphere entrada

La gran entrada donde todo el mundo se hacía fotos con las calaveras

Debido a una serie de extrañas circunstancias que incluyen una pierna encadenada a la mesa de la redacción (yo también elegí cortarme el píe, pero eso es otra historia) y una lucha encarnizada con los seguidores del Athletic de Bilbao que abarrotaban los transportes públicos… no conseguí llegar al Auditorio John Lenon de Getafe hasta bien entrada la tarde o casi la noche. Según llegué me encontré, viéndolo todavía a través de la valla (se veía y se escuchaba perfectamente), con que en el escenario principal el cantante Fred Durst, vocalista de Limp Bizkit, estaba pegando saltos mientras la gente se ponía fina en las inmediaciones del recinto.

La verdad es que me costó llegar hasta la zona donde te ponían la pulserita: rosa, preciosa y de plástico para hacerte sudar durante dos días en los que sería tu compañera fiel. Al menos nosotros, los agraciados que íbamos dos días, teníamos la suerte de poder salir del recinto, no como los pobres infelices que tenían la pulsera de un día. Al grano, entre unas cosas y otras acabé accediendo justita para poder ver a The Offspring. Con algunos vaivenes en el sonido tocaron un repertorio bastante clásico pero que particularmente me encantó (por gusto personal diré que fue mi concierto favorito). Entre otras pudimos escuchar You’re gonna go far, Kid, I Want you Bad, Hit That y la conocida Self Esteem que dio cierre al recital. Tuvieron algún altibajo pero consiguieron hacer despertar al auditorio que ya había comenzado a acomodarse después de las horas de sol y de bebida. Para mi fue todo un remember la adolescencia con varios momentos teenager, eso sí, esta vez sonaban mejor.

The Offspring

The Offspring, mayores pero molones

Después de los californianos decidí sacrificar a Paradise Lost (quizá un craso error) para ir a buscar unos tickets de esos maravillosos y festivaleros que resultaron ser graciosas púas de guitarra, todo un detalle de la organización. Después tome posiciones frente al escenario dispuesta a devorar lo que me quisiera cantar. Saltaron al escenario con algo de retraso para que Chris Cornell nos informara de que hacía 15 años que no actuaban en Europa. Gracias majo, algunos ya nos habíamos dado cuenta. De nuevo vivimos algunos momentos en los que el sonido iba y venía pero igualmente se esforzaron todo lo que pudieron. El problema es que no llegaron a convencer, estaban frente a un público que les tenía muchas ganas pero a Chris parecía faltarle emoción, todo sonó como demasiado monótono aunque se desgañitó sobre el escenario.

Sonisphere púas

Me las quise quedar, pero había que pagar con ellas

Abrieron con Searching With My Good Eye Closed y nos fueron regalando temas como Fell on Black Days, Rusty Cage o The Day I Tried to Live. Mi momento favorito llegó casi al final del concierto al poder escuchar el clásico Black Hole Sun con el nuevo Live to Rise que tuvo bastante buena acogida por parte de todos los asistentes. Cerraron con Slaves & Bulldozers y mucho guitarreo infinito. Yo no sé qué quería la gente pero yo me quedo con el que por lo menos lo intentaron. Muchos se fueron decepcionados y otros simplemente ya estaban tan borrachos que no escuchaban ni a Soundgarden ni al que tenían al lado. Mi opinión, demasiadas expectativas para un concierto que no fue tan malo aunque le faltó llegar a apasionar completamente al público.

Soundgarden

Por mucho que le chisté, Chris no quiso mirar a cámara

Para acabar la jornada y amparados en la gran oscuridad que reinaba en el recinto quedaban Orange Goblin en el escenario 2 y Machine Head en el escenario 1. Pero hay que ser realistas la gente ya estaba empezando a recogerse ya que era el momento de buscarse las castañas con el maravilloso sistema de transporte público de Madrid. Como resumen de la primera jornada: efecto viaje en el tiempo gracias a Offspring, Soundgarden han vuelto pero parecen aburrir y allí la gente (por el número de camisetas) lo que realmente estaba deseando era que llegara el sábado para poder ver a Metallica.

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V Hurricane Bob Dylan Tribute Fest

V Hurricane Bob Dylan Tribute Fest @ LeClub (A Coruña, 18/05/2012)

La noche del viernes prometía. Sobre el escenario bien escogido de la sala coruñesa LeClub se iba a celebrar la quinta edición del Hurricane Bob Dylan Tribute Fest, donde diversos grupos rendirían homenaje al trovador de Minnesota que en pocos días cumplirá setenta y un años. Adaptando su repertorio y, entre anécdotas que más adelante os contaré, los artistas encargados de hacernos disfrutar del pequeño tributo fueron: Rubén Moinelo, de Proyecto Kournikova; Javi Prado, de Moondogs Blues Party; The Efímeros, stereotipos y Néstor R. Pardo, de The Allnight Workers (además de artistas invitados).

V Hurricane Bob Dylan Tribute Fest

Alrededor de las once de la noche rompía el hielo Rubén Moinelo, cantante de Proyecto Kournikova, que intentaría defender sobre el escenario y entre alguna que otra historia, sus versiones de The man in me y She belongs to me, acompañado en alguna de ellas de Brais, otro componente del mencionado grupo. Habrá muchas canciones, pero justamente esas dos son quizá una pequeña muestra de lo que es Dylan, un cantante de mensaje profundo, bastante bien construido musicalmente, pero que resulta insustancial en directo por su pretendida pose de levedad. Un soso, vamos. Todo lo contrario que Rubén esa noche, que brilló especialmente en la adaptación del tema de Nacho Vegas, Un simple giro del destino, bien respaldado de Carlos Nárdiz a la guitarra, y de la que podéis disfrutar a continuación.

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Tras él, Javi Prado, muy elegante y totalmente concentrado, intercalando el inglés y el castellano en las letras, estuvo bien arropado por el público y poco a poco fue desgranando un pequeño repertorio del que disfrutamos tanto cantando y aplaudiendo, como escuchando las historias y «piropos» que soltaba sobre la música de Bob: «las letras de Dylan son como él, un monstruo de siete cabezas». Sonaron, entre otras, una versión del Knockin’on Heaven’s Door, aunque con otro maquillaje: Knockin’on Hell’s Door; la versión de Kiko Veneno de Memphis Blues Again y la preciosa The Weight, de The Band. La verdad es que el tema éste tema le quedó redondo pese a ser de un grupo que acompañó al cantante de folk en sus giras allá por los 60 y canción que aparece también en la banda sonora de ‘Easy Rider’, todo sea dicho.

Tras un breve cambio de set comenzaba la actuación de Efímeros, o más bien, Eduardo Herrero, su mujer Mar Blanco y Rod, que llegará al mundo con un disco de Dylan bajo el brazo y con el que enamorará a más de una tomando como ejemplo las historias de sus padres. Subieron al escenario y emocionar fue lo que consiguieron con cada una de sus interpretaciones. Empezaron con You Ain’t Goin’Nowhere seguida de una balada Billy the Kid, tema principal de la película homónima. Para Boots Of Spanish Leather y You Angel You contaron con el acompañamiento de Borja a la guitarra y cerraron Blowin’ In The Wind, una canción con una letra que parece haber sido escrita ayer y que sus frases nos golpean llegan muy adentro: «How many deaths will it take till he knows, that too many people have died?»

Efímeros

Era el turno de stereotipos. La imponente voz de Manu, fuera de cualquier prejuicio indie, sonó con un punto más extrañamente romántico sobre el escenario, acompañada de su armónica y de Pablo a la batería. Pronto arrancarían con Make you feel my love y una brillante versión de Just like a woman. La pasión con la que encaró el tema nos permitió sentir lo que estaban interpretando y después de alguna broma sobre la duración de las canciones del genio, terminaron por segunda vez en la noche, con Simple twist of fate.

Néstor R. Pardo subió solo al escenario. En un momento consiguió silenciar al público y arrancó con It Ain’t Me Babe. A pesar de que nos anunció que luego tocaría algo de Estopa, afortunadamente, continuó con más canciones Dylan: Girl from north country, Man of constant sorrow, sonaron entre alguna que otra improvisación a medida que le salían acordes. Pero un pequeño escalofrío recorrió a más de uno cuando nos deleitó con Don’t think twice, It’s all right. El sonido cambió y pronto llegaría el final de su, en mi opinión, arriesgada, original, divertida y muy buena actuación.

Fue entonces cuando todos los artistas que habían pasado por el escenario se atrevieron con dos de las canciones más conocidas de Dylan: Like a Rolling Stone y Knockin’on Heaven’s Door, que fueron una epifanía para más de uno. Les quedaron diferentes y bonitas sí, y sin duda, por sus caras, fue uno de esos momentos que disfrutaron mucho más los protagonistas, por especial, que nosotros los espectadores.

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CatPeople

CatPeople @ LeClub (A Coruña, 11/05/2012)

El pasado viernes me acerqué a la sala LeCLub para ayudar a soplar las velas por su tercer aniversario (que se dice pronto) y también para disfrutar del concierto en acústico de uno de los grandes grupos del panorama indie nacional que esa noche visitaba la sala coruñesa con motivo del cumpleaños dentro del ciclo SON EG de Estrella Galicia.

CatPeople es uno de esos grupos que sorprendió con su primer álbum Reel #1 gracias a la buena producción, buen inglés y la voz increíble de Adrián, que junto a las melodías oscuras se notaba en todo momento la influencia de grupos como Joy Division. Después de continuar en la misma línea con What´s the time, Mr. Wolf?, el año pasado se arriesgaron a dar un cambio y publicaron Love Battle. Pero la principal cuestión que nos suscitaba la pasada noche era el cómo sonarían esos temas en acústico ya que el batería se había quedado «castigado» en Barcelona.

CatPeople

Minutos antes de las once de la noche y contando una vez más con la colaboración de Cristina Cotelo como fotógrafa, pudimos ver sobre el escenario a unos CatPeople algo nerviosos pero contentos ante una sala casi llena para deleitarnos con un concierto de lo más familiar. Looks Like Dogs fue el tema con el que iniciaron el repaso de sus tres discos seguida de Fat Rat. Enérgicos de principio a fin, fueron enlazando entre bromas los temas nuevos con los viejos, de manera que manejaron el directo a su gusto. In Silence empezó con un público entregado coreando y saltando al ritmo de este tema que se calmaría con los primeros acordes de la preciosa Secret Life, en la que sonaron especialmente brillantes.

Con su tono de voz grave y oscura, Adrián y los suyos dieron paso a uno de los hits más sonados y bailados, Sister. Dos guitarras, pandereta y no les hizo falta nada más para encandilar al público y enlazar el batir de sus palmas como acompañamiento para dar paso a Sorry, la canción que abre su último trabajo. Tampoco olvidemos el pequeño matiz que hace grande a los grupos en directo:el juego de las luces determinante en cada canción, como fue el caso de Behind. El momento más íntimo de la noche.

CatPeople

Se acercaba la última parte del concierto y con ella otra de las canciones nuevas y más bailables, Safari, para preceder a uno de sus grandes temas, Radio, que resultó ser el momento más emotivo al ver a toda la sala cantando la canción entre aplausos y así dar paso a la épica Mexican Life. Lo que ocurrió en lo que dura esa canción fue algo tan delirante que sólo recuerdo el sonido de los golpes de las manos del cantante contra la silla al rimto de la canción y ver a un público contento.

CatPeople

Tras el apoteósico momento que acabábamos de vivir, hicieron una breve pausa para su único bis, por no decir que fue sólo bajar y subir de nuevo al escenario, en el cual se despidieron con dos de los grandes temas de su último disco: Rana y Love Battle, que sonaron de nuevo como despedida a todo el público que no hacía más que animarlos y mover sus cuerpos por toda la sala. Cabe decir que pese a ser un concierto en formato acústico, la energía que desprendieron los chicos encima del escenario no envidiaría al grupo al completo con batería.

Looks Like Dogs
Fat Rat
In Silence
Secret Life
Sister
Sorry
Behind
Safari
Radio
Mexican Life

Bises:
Rana
Love Battle

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Low

Low @ Sala But (Madrid, 28/03/2012)

Cuando escribía, hace exactamente medio año, la crítica del último álbum de Low, C’mon, aprovechaba para lamentarme por no haberlos visto en directo a pesar de haber tenido la oportunidad (¡ah, los festivales y sus crueles coincidencias!); afortunadamente, la presentación de dicho disco, que solo dejó la fecha del Primavera Sound durante el año pasado en tierras españolas, ha sido ampliada durante este 2012 con fechas en Sevilla, Barcelona, Madrid, Santiago, San Sebastián y Toledo. Seis conciertos seis, nada menos.

Low

Alan y Mimi. A la derecha estaba Steve.

Precedidos por el agradable y procedente folk de Rauelsson, una buena elección como aperitivo, el trío (el núcleo de la banda lo forma el matrimonio de Alan Sparhawk, cantante y guitarrista, y Mimi Parker, batería y coros, además de vocalista principal ocasionalmente, al que últimamente asiste la compañía del bajista Steve Garrington) se tomó en serio la labor de mostrar su último trabajo y, consecuentemente, dividió en dos tramos bien diferenciados el recital, que comenzaba con seis pistas consecutivas de C’mon, que se interpretó en su totalidad, salvo por Majesty/Magic y Something’s turning over (sin ser mediocres, tampoco fueron especialmente echadas de menos por ninguno de los asistentes).

Abrieron con Nothing but Heart, a la que podría ilustrar con un epíteto como preciosa, pero no lo haré, dado que poco aportaría en cuanto a distintivo un calificador que sirve para todo lo presente y ausente en el repertorio de los de Minnesota. A continuación, el tema más conocido del disco, Try to sleep, cuyas notas iniciales surgían en esta ocasión de la guitarra de Alan, sin que la magia se rompiese por ello. Manteniendo el ritmo, el ambiente acogedor, como de nana, continuaba a través de You see everything, Nightingale y Witches hasta llegar al final del segmento, en el que Mimi captaba por un instante la atención de los focos con Especially me, la única canción que cantó esa noche y que logró poner los vellos de punta a pesar de que la mujer no tenga el menor afán de protagonismo y, a pesar de su evidente peso en el dúo, sobre el escenario se conforme con un discreto papel secundario a la sombra de Sparhawk, con mucho mayor don de gentes y tablas en escena, encantado con su rol.

Mimi

Mimi Parker.

En ese momento, finalizaba el tramo dedicado a C’mon, que, a pesar de que fuese obligado, nadie percibía como peaje un ápice menos disfrutable que el resto; sin embargo, la intensidad, a pesar de la calidad del álbum, sí que creció cuando entraron en juego obras previas, de las que el mayor protagonismo se lo llevó, inevitablemente, The Great Destroyer, la que goza de una mayor popularidad (en el Primavera Sound 2010 lo interpretaron de cabo a rabo, en una jugada cada vez más habitual en estos eventos), que comenzaron abordando con Monkey, para la algarabía de un público que, si hasta aquel momento estaba cómodo y algo abstraído ante la belleza de lo que se desplegaba ante sus oídos, desde ahí pasó al delirio. De la quietud del disfrute al movimiento de la locura colectiva (entiéndase bien: no había pogos ni nada parecido… aunque sí un cierto espectáculo simultáneo entre el público que recordarán perfectamente, entre la rabia y la risa, los que allí estuviesen), cuyo icono puede recaer en Sparhawk en éxtasis tocando su guitarra con la boca.

Alan

Alan Sparhawk.

Antes de recuperar otros dos temas de aquel disco, California y Everybody’s Song, en lugar de darle al respetable (unos más y otros menos) un respiro, se van hasta el Things we lost in the Fire para rescatar una genialidad como Sunflower. Un bloque especialmente logrado que ya vale por todo el concierto, que estaba aún lejos de su final y del que se reservaban seis temas variados antes de llegar al bis, tres de ellos del Trust. Tras la pausa, se abordó When I go deaf antes de terminar volviendo a C’mon y eligiendo una canción de amor como $20, con la que los asistentes se despedían en un estado similar al que hubiesen experimentado tras la bendición del Papa.

Setlist:

Nothing but Heart
Try to sleep
You see everything
Nightingale
Witches
Especially me
Monkey
Sunflower
California
Everybody’s Song
Done
Words
In the Drugs
Canada
Last Snowstorm of the Year
Murderer
When I go deaf
$20

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Tindersticks

Tindersticks @ Teatro de la Laboral (Gijón, 24/03/2012)

Como demostró la excepcional entrada recogida por el Teatro de la Laboral para recibir a Tindersticks, el papel de segunda fila que actualmente juega Gijón dentro de los circuitos de conciertos no es culpa de un público que sabe responder como toca en las poquitas ocasiones en las que se le presenta la oportunidad, y con nota en el caso de los británicos, cuya relación con la ciudad asturiana es especialmente estrecha si tenemos en cuenta que le han puesto música a gran parte de la filmografía de la francesa Claire Denis, habitual del hoy caído en desgracia Festival Internacional de Cine de Gijón, que le dedicó una merecida retrospectiva hace algo más de un lustro.

Tindersticks

Staples, sentado durante Chocolate.

Más allá de esta articulación más anecdótica que otra cosa entre banda y ciudad, la arrolladora personalidad de Stuart Staples logró de forma casi instantánea una conexión como se ven pocas, metiéndose al público en el bolsillo desde el primer momento sin necesidad de recurrir a «gracias, sois un público excelente» ni demás monsergas, sino simplemente a través de lo que él y su banda saben hacer mejor: música de primera calidad.

El repertorio escogido es, en esencia, lo que habían venido tocando a lo largo de la gira (me encantaría llegar como alma inocente al concierto, sorprendiéndome con cada pieza elegida, pero soy, como vosotros, incapaz de contenerme y no echar un vistazo en internet para enterarme de lo que van a tocar. En este caso, además, disponíamos del espectáculo íntegro que ofrecieron en el Trianon de París, gracias a la envidiable cadena francoalemana Arte. Disfrutadlo), lo que significa que su última obra, The Something Rain, se despieza en su integridad: se interpretan toditos, todos los temas, desde los nueve minutos (ni uno menos, ni, desgraciadamente, uno más, que acaban sabiendo a poco) de la no cantada, sino narrada, Chocolate, la primera en caer, pasando por las más conseguidas del álbum, This Fire of Autumn o el single indiscutible Medicine, hasta llegar a la que cerró el segundo y último de los bises, la instrumental y hermosísima Goodbye Joe, único extracto que faltaba para completar el disco y que acabó llegando sobre el claxon.

Lo he dejado caer de refilón, como si fuese una mera anécdota, pero, efectivamente, el concierto, que se fue a la hora y tres cuartos de duración, repartidos en diecisiete temas (lo que, calculadora en mano, podéis comprobar que nos da una media superior a los seis minutos, característica del grupo), contó con dos bises. Si no hubiesen estado planificados de antemano (que, por muy ingenuo que sea uno, sabe que sí lo estaban), los enfervorecidos y continuados aplausos del público gijonés, potenciados, al igual que el sonido de la banda a la que homenajeaban, por la inmejorable acústica del recinto, habrían agarrado del pescuezo a los de Nottingham para que volviesen a escena y recuperasen, como hicieron, una cálida y reposada Factory Girls, único corte rescatado de su penúltimo álbum; otro tema viejo, If she’s torn, y la mencionada Medicine, en el primero, mientras que el segundo lo constituyeron la suave brisa de Cherry Blossoms, única representante, nuevamente, de su segundo álbum y la instrumental despedida de Goodbye Joe.

Del final vuelvo al inicio, cuando los espectadores, aún llevados de la mano por la prudencia, fueron acogidos en el particular mundo de Tindersticks de forma progresiva, mientras iban interpretando, poco a poco, sin mucho aspaviento, Blood, de su opera prima; If you’re looking for a Way out, una de sus canciones más emocionantes, extraída de su único álbum previo multirrepresentado (el Simple Pleasure, que lo estuvo por partida triple) y Dick’s Slow Song, tras la cual la vía ya se encontraba abierta y Staples y sus secuaces ya estaban en disposición de administrar siete canciones de The Something Rain entre las que solo se incluían un par de catalizadores de efecto inmediato como Don’t ever get Tired y I know that Loving.

Atravesado el primer trimestre del año musical, uno de los más serios contendientes en la categoría de mejor álbum ha demostrado que fuera del CD sabe defenderse de forma igual de brillante.

Setlist:

Blood
If you’re looking for a Way out
Dick’s slow Song
Chocolate
Show me everything
This Fire of Autumn
A Night so still
Don’t ever get tired
I know that Loving
Slippin’ Shoes
Frozen
Come inside
Factory Girls
If she’s torn
Medicine
Cherry Blossoms
Goodbye Joe

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