Para mí Pearl Jam ya son más que un grupo musical. Han creado una vida paralela en mi existencia desde hace bastantes años y me siento muy afortunado por ello. Así como las personas más puretas han empezado a desechar su música a partir de su segundo o tercer álbum de estudio, gente como yo y mucha más hemos ido de la mano de sus canciones, sus cambios y sus idas y venidas pese al paso del tiempo. No es cuestión de alabar todo lo que hacen, pero como formación musical puedo decir sin ningún reparo que jamás me he topado con una canción que te obligue a darle al botón de siguiente en tu reproductor intencionadamente.
Envejecer no va con ellos
Tras la salida de Backspacer en 2009 ya era hora de tener nuevo material de los de Seattle. Puede que este disco dejara de aquella un sabor agridulce en muchos paladares por ese «exceso de optimismo» en sus letras que parecía encaminar a la formación a otro camino. ¿Malo? No lo creo. Simplemente otro. Es de agradecer -a veces- no tener en cuenta el qué dirán con respecto a tus fans y hacer lo que quieres, en el momento que quieres y como quieres. En eso se basa la música y eso han hecho Eddie Vedder y los suyos desde mediados de los años noventa: intentar incluír nuevos elementos en su música y tratar de no caer en la pesada monotonía musical en la que otros tropiezan múltiples veces y salen malparados. Hay que saber ejecutar la jugada para que todo salga bien y ellos lo han hecho sin perder por el camino a los que realmente los aman. Se podría decir de Pearl Jam que son uno de los grupos de rock más importantes de los últimos veinte años sin ninguna duda.
Cuando pudimos escuchar el primer adelanto de Lightning Bolt muchos nos quedamos boquiabiertos y a la vez algo descolocados. ¿De dónde había salido Mind Your Manners? Ese riff principal tan cortante y esa letra tan crítica y directa resultó bastante chocante y para muchos algo extraño (no entiendo por una parte la razón teniendo como referencia canciones como Blood, Do The Evolution, Comatose o la más reciente Olé). Parece que gustó, pero… ¿Todo el disco se convertiría en un latigazo como Mind Your Manners? Obviamente no. El segundo asaltó llegó con Sirens, una balada que descolocó tanto o más a alguna gente que fue tachada de repipi o «canción de Bon Jovi». Cada uno tiene su opinión, pero no hay que ser megafan para reconocer una balada bonita (lo es, ¡y mucho! ¡joder!) y con unos arreglos bestiales de una cursilería. Para adelantar acontecimientos: Pearl Jam no se han vendido jamás. Tienen una fama reconocida, es cierto, pero nunca han sido de los que se dejan llevar por la corriente del río y menos por dinero.
[youtube id=»jWQYYavheUA» width=»600″]
Alejándonos de adelantos pasados y centrándonos en Lightning Bolt como un todo estamos ante un gran disco de rock con momentos emotivos, otros llenos de rabia y otro tanto con esa carga existencial que ha caracterizado en muchos momentos a estos señores. Una gran pega (además de la portada, que es bastante fea) es la ordenación de las canciones. Que los temas tengan un orden que te hagan subir y bajar (en el buen sentido de palabra) hasta culminar es bastante importante. No es demasiado gratificante que esté todo estructurado como un cúmulo de canciones que parten el disco en dos mitades que se podrían alejar y alejar hasta llegar a ser indiferentes (ojo, a no ser que el LP lo pida o sea algo conceptual). Lightning Bolt es un trabajo que te genera dudas a la primera escucha, pero a la segunda, tercera, cuarta… ya es cuando todo fluye de una forma muy diferente.
Getaway es el primer corte de esta pieza de cuarenta y siete minutos, ¡y menudo es! Si esperábais que Eddie Vedder flojeara en cuanto a lo vocal estábais muy equivocados. Está más fuerte que nunca, su voz sigue pudiendo rasgarse y romperse cuando la música lo pide o hacer que te envuelvas en una atmósfera tranquila y cómoda a base de susurros y dulzura. Hay Vedder para rato y se confirma con la metralla con evidente crítica social descargada en Mind Your Manners, conocida más que de sobra ya.
Cortarse el pelo no implica perder la fuerza como Sansón
Así como en Getaway se nos dejan claros los principios asentados de un grupo emblemático («I found my place and it’s alright»/»I got my own way to believe»), con la llegada de My Father’s Son se nos incita a clavar las uñas en todos esos clones que rigen su vida en la de sus padres y que no tienen ningún afán por crear sus ideales hasta que un día, ¡PUM!, comienzan a vivir por su cuenta en el mejor de los casos. Todo se termina desenlazando en el fragmento «Now father, you’re dead and gone and I’m finally free to be me. Thanks for all your dark gifts for which I’ve got no sympathy». Eddie (os váis a cansar de su nombre) vuelve a brillar vocalmente hablando, así como el grupo hace su trabajo de forma más que aceptable. Sí, por momentos falta carnaza para hacer de un tema estupendo algo magistral.
[youtubebar id=»fZ7YV7oRDy4″ width=»600″]
Getaway (¡temazo!)
Si soy fan de esta gente por algo es porque me hacen vibrar, cabrearme, llorar, enamorarme y odiar a partes iguales. En su discografía podemos encontrar desde supuestas absurdeces como Lukin’ hasta cosas que te hacen querer romper los lazos con todo y quemar tu propia casa, sin dejarnos los momentos tontorrones que todos tenemos por momentos en nuestra vida cuando queremos agarrar de la mano o abrazar a alguien para moquearle los hombros. Se da este caso en Sirens, una balada magnífica, esperanzadora y a la vez triste y real como la vida misma que quedará un poco en segundo plano con la llegada de Pendulum, de la que os hablaré más adelante. Vayamos por orden.
[youtube id=»qQXP6TDtW0w» width=»600″]
Llegados casi al centro de Lightning Bolt nos toca hacer una parada en la tonada homónima que parece ir dirigida, en un primer parecer, a una mujer eléctrica personificada como un rayo que con sus descargas meteóricas nos hace libres de nuestras ataduras. Remarcable la frase «All your problems won’t die with you» y el solo de Mike McCready, que por fin hace gala de su presencia de una forma más que notable así como Jeff Ament y su línea de bajo están presentes de una forma genial prácticamente de principio a fin. ¡Para que digáis que el bajo es un instrumento prescindible y que no se escucha!
Es curioso el balance entre lo «positivo/negativo» en este disco. En muchas partes líricas se da el caso de que parece que todo va bien pero luego el asunto se trunca como nos cuentan en Infallible. Siendo un poco metáforicos nos hablan de un barco que llega a su destino pero ahí, fíjate tú qué cosas, va y se hunde («Our ship’s come in and it’s sinking»). Parece que la invitación a estar alerta en la vida y equilibrar la balanza entre lo bueno y lo malo (que a veces puede ser positivo), como Pearl Jam aparentan estar haciendo con su carrera musical desde hace tiempo, cobra un gran sentido como algo indispensable para sobrevivir. Porque todo es posible en el corazón y la mente del hombre.
[youtubebar id=»6GdmspkYkus» width=»600″]
Infallible
Con el séptimo fragmento de este disco llega para mí una gran sorpresa que no lo fue hasta que di un segundo repaso a todo el conjunto del disco. Cuando crees que un grupo no puede tocarte la fibra sensible más de lo que ya lo ha hecho, llega la estupefacción. Hablo de Pendulum, tan hiptonizante como su propio nombre puede indicar. Si bien no goza de una letra tan trabajada como me gustaría, es para mí uno de los «highlights». La atmósfera que crea la percusión, el piano del inicio y todo el conjunto de instrumentos es increíblemente envolvente y oscura. Sin dejarse atrás ese pequeño solo y el sonido que se logra en general. «We are here and then we go/My shadow left me long ago/Understand what we don’t know», frases que nos llevan a un «no somos nadie» como un piano. Para remarcar. Eso sí, coincidiendo con los compañeros de Hipersónica (en más de una cosa, por cierto), decir que deja con ganas de mucho mucho más.
[youtubebar id=»wJ7NzkxGnhw» width=»600″]
Pendulum
Swallowed Whole va creciendo a medida que la escuchas. No rompe de forma brusca en ningún momento, pero sí tiene picos vocales y un solo interesante. Es la típica canción que no llega a hit pero que es necesaria para mantener el hilo del disco. Sin ella algo faltaría, pero con ella tampoco llegamos a un estado de esplendor y comfort como sí podemos hacerlo con otros cortes.
Cuando todo parece indicar que va a llegar el momento de calma y relleno con partes acústicas y quizás no tan reseñables del disco aparece algo tímida Let The Records Play, la canción de rock clasicote por excelencia de Lightning Bolt. Goza de un estribillo bastante pegadizo y una melodía algo plana si quitamos el solo (muy bueno por cierto, Mike no defrauda). Por su letra se podría interpretar una temática que gira en torno a un «me han jodido y sacudido, pero vuelvo a estar al pie del cañón» («I been off, but I’m on, up above my feet, my feet again»).
Con Sleeping By Myself se nos presenta una historia de amor/desamor al más puro estilo de Eddie Vedder en solitario (de hecho, es una versión proveniente de su bastante aburrido Ukulele Songs) con una melodía remodelada de lo más agradable. Aunque no nos trae nada nuevo a los oídos, no hay que negar que es una buena adaptación. Con Yellow Moon pasa algo parecido pero llevándonos a un estado de confusión. ¿Podría ser colada en la B.S.O. de Hacia rutas salvajes? Al comienzo parece que sí, pero los arreglos que van apareciendo conforme avanza nos aclaran que para llevar un deje folkie a la música ya está Eddie Vedder en solitario. Emocionante culmen a mitad de camino con ese «An echo that rings/A bullet unchained/One life, one grave/Joins the parade».
A Eddie parece que le dolía el estómago, quizás se estuviera cagando
Llegamos ya al final con Future Days, donde el famoso y excelente productor Brendan O’Brien hace una colaboración estelar a los teclados. Future Days tiene un montaje estupendo que pone un broche de oro al trabajo que Pearl Jam ha madurado desde hace más de tres años y que nos da a entender que aún quedan muchos días venideros por vivir siempre que alguien esté a tu lado, y ese alguien es cualquiera de esas personas o cosas especiales en tu vida que te empujan hacia adelante en muchos momentos y te hacen saber que hay siempre un paso más que percorrer antes de tirar la toalla. Esperemos que esto sea una declaración de principios y tengamos Eddie, Stone, Mike, Jeff y Matt para muchos años más siempre que haya esperanza y ganas. Todo indica a que sí.
[youtubebar id=»nigF1ulBCQE» width=»600″]
Future Days
Como conclusión final dejar claras varias cosas: Lightning Bolt es un disco de Pearl Jam con todas las letras lleno de estribillos para enmarcar y una pieza clave más en su discografía. Desde mi punto de vista personal supera al Backspacer aunque no sea de una forma exagerada. Es muy digerible en cuanto a duración a pesar de que haya momentos en que quieras más (y en los que sabes que te pueden dar más) y no distorsiona el intenso camino que han andado desde 1990. Si eres fan del grupo desde sus inicios hasta hoy no hay nada que decirte, pero si eres un pureta que se ha quedado en su sonido de hace veinte años es mejor que no lo escuches.
La pregunta clave que me hago, al margen de todo lo que viene siendo el análisis del disco es… ¿Dónde está el punk y la influencia de Pink Floyd de la que se hablaba antes de que saliera? Te has columpiado, Mike McCready. Vale que haya momentos garajeros y algo punk, pero lo de la «vibración al estilo Pink Floyd» yo no soy capaz de percibirla tras más de siete escuchas.
Nota de los usuarios:
[ratings]
Tracklist:
01. Getaway
02. Mind Your Manners
03. My Father’s Son
04. Sirens
05. Lightning Bolt
06. Infallible
07. Pendulum
08. Swallowed Whole
09. Let The Records Play
10. Sleeping By Myself
11. Yellow Moon
12. Future Days
Pearl Jam: Página oficial | Facebook | Twitter | Last.fm
Share