La noche del viernes prometía. Sobre el escenario bien escogido de la sala coruñesa LeClub se iba a celebrar la quinta edición del Hurricane Bob Dylan Tribute Fest, donde diversos grupos rendirían homenaje al trovador de Minnesota que en pocos días cumplirá setenta y un años. Adaptando su repertorio y, entre anécdotas que más adelante os contaré, los artistas encargados de hacernos disfrutar del pequeño tributo fueron: Rubén Moinelo, de Proyecto Kournikova; Javi Prado, de Moondogs Blues Party; The Efímeros, stereotipos y Néstor R. Pardo, de The Allnight Workers (además de artistas invitados).
Alrededor de las once de la noche rompía el hielo Rubén Moinelo, cantante de Proyecto Kournikova, que intentaría defender sobre el escenario y entre alguna que otra historia, sus versiones de The man in me y She belongs to me, acompañado en alguna de ellas de Brais, otro componente del mencionado grupo. Habrá muchas canciones, pero justamente esas dos son quizá una pequeña muestra de lo que es Dylan, un cantante de mensaje profundo, bastante bien construido musicalmente, pero que resulta insustancial en directo por su pretendida pose de levedad. Un soso, vamos. Todo lo contrario que Rubén esa noche, que brilló especialmente en la adaptación del tema de Nacho Vegas, Un simple giro del destino, bien respaldado de Carlos Nárdiz a la guitarra, y de la que podéis disfrutar a continuación.
[youtube id=»-9MrVKKxr1s» width=»600″]
Tras él, Javi Prado, muy elegante y totalmente concentrado, intercalando el inglés y el castellano en las letras, estuvo bien arropado por el público y poco a poco fue desgranando un pequeño repertorio del que disfrutamos tanto cantando y aplaudiendo, como escuchando las historias y «piropos» que soltaba sobre la música de Bob: «las letras de Dylan son como él, un monstruo de siete cabezas». Sonaron, entre otras, una versión del Knockin’on Heaven’s Door, aunque con otro maquillaje: Knockin’on Hell’s Door; la versión de Kiko Veneno de Memphis Blues Again y la preciosa The Weight, de The Band. La verdad es que el tema éste tema le quedó redondo pese a ser de un grupo que acompañó al cantante de folk en sus giras allá por los 60 y canción que aparece también en la banda sonora de ‘Easy Rider’, todo sea dicho.
Tras un breve cambio de set comenzaba la actuación de Efímeros, o más bien, Eduardo Herrero, su mujer Mar Blanco y Rod, que llegará al mundo con un disco de Dylan bajo el brazo y con el que enamorará a más de una tomando como ejemplo las historias de sus padres. Subieron al escenario y emocionar fue lo que consiguieron con cada una de sus interpretaciones. Empezaron con You Ain’t Goin’Nowhere seguida de una balada Billy the Kid, tema principal de la película homónima. Para Boots Of Spanish Leather y You Angel You contaron con el acompañamiento de Borja a la guitarra y cerraron Blowin’ In The Wind, una canción con una letra que parece haber sido escrita ayer y que sus frases nos golpean llegan muy adentro: «How many deaths will it take till he knows, that too many people have died?»
Era el turno de stereotipos. La imponente voz de Manu, fuera de cualquier prejuicio indie, sonó con un punto más extrañamente romántico sobre el escenario, acompañada de su armónica y de Pablo a la batería. Pronto arrancarían con Make you feel my love y una brillante versión de Just like a woman. La pasión con la que encaró el tema nos permitió sentir lo que estaban interpretando y después de alguna broma sobre la duración de las canciones del genio, terminaron por segunda vez en la noche, con Simple twist of fate.
Néstor R. Pardo subió solo al escenario. En un momento consiguió silenciar al público y arrancó con It Ain’t Me Babe. A pesar de que nos anunció que luego tocaría algo de Estopa, afortunadamente, continuó con más canciones Dylan: Girl from north country, Man of constant sorrow, sonaron entre alguna que otra improvisación a medida que le salían acordes. Pero un pequeño escalofrío recorrió a más de uno cuando nos deleitó con Don’t think twice, It’s all right. El sonido cambió y pronto llegaría el final de su, en mi opinión, arriesgada, original, divertida y muy buena actuación.
Fue entonces cuando todos los artistas que habían pasado por el escenario se atrevieron con dos de las canciones más conocidas de Dylan: Like a Rolling Stone y Knockin’on Heaven’s Door, que fueron una epifanía para más de uno. Les quedaron diferentes y bonitas sí, y sin duda, por sus caras, fue uno de esos momentos que disfrutaron mucho más los protagonistas, por especial, que nosotros los espectadores.
LeClub Directo: Página oficial | Facebook | Twitter
Share