La creación de la Estación Marítima de Vigo allá por el mes de abril creo un gran revuelo en una ciudad a la que le faltaba una gran sala como esta. La expectación se hizo aún mayor cuando se anunciaron los primeros nombres que pisarían la ciudad olívica gracias al lugar, entre los que destacaban dos nombres sobre el resto: The Whip y Crystal Fighters. Ayer fue el turno de los primeros, y pese a que hubo un cambio de emplazamiento a una sala con menos capacidad, El Ensanche, al que agradecemos la acreditación, se quedó pequeño y vibró con la actuación de los ingleses.
El cartel creado para la ocasión anunciaba la actuación también de un grupo invitado. Llegado el momento, y con el local vigués aún sin mucho público, cinco músicos se subieron al escenario. Sin presentaciones de por medio se sacaron una canción rápida y directa que descolocó y encandiló un poco a una audiencia deseosa de buena música. Acto seguido, Pau Herrero, vocalista de la banda, anunció lo que muchos se preguntaban en aquel momento: ¿Cómo se llaman estos chicos? Overhear era su nombre y llegaron con descaro y ganas de gustar.
Con un repertorio de ocho temas, cinco en español y tres en inglés («para poner a prueba a The Whip», dijo la cantante), los gallegos se metieron al público en el bolsillo. Tras tres canciones rockeras era el momento para una más lenta, ya que como el calor iba subiendo, tocaba «algo de llorar y de estar quietitos». Sin embargo, lo mejor quedaba para el final. La versionaza que se marcaron del último single de Daft Punk, Get Lucky, acabó por hacer que se ganaran el favor del público, algo que se incrementó con The Precipice. Lo cierto es que se notaba que dejaron a los espectadores con ganas de más, pero esperemos que los ganadores en 2011 del premio Maketón Estrella Galicia de los 40 Principales vuelvan con nuevos temas pronto y los volvamos a ver sobre unas tablas, esta vez, protagonizando su propio recital.
Pasaban ya de las 12 de la noche y entrábamos en sábado cuando desde la mesa anunciaban una demora en el inicio del concierto de The Whip debido a «un retraso de dos horas en su vuelo». Ya desde hacía unos minutos se podía ver a los integrantes de la banda de un lado para otro colocando y enchufando los instrumentos. Sobre las 00.30 horas, Fee Daniel, Nathan Sudders and Bruce Carter (que estuvo de cumpleaños hace unos días) se subieron al escenario para hacer que la pequeña espera de sus fans valiese la pena. Los «latigazos» no tardaron en llegar y un «¡hola Vigo!» fue el pistoletazo de salida.
Con dos álbumes de estudio a sus espaldas, los de Manchester, que ya estuvieron en la última edición del FIV, optaron por comenzar con Sister Siam, uno de los éxitos de su primer trabajo, X Marks Destination (2008). Impecable ejecución y gran aceptación entre la gente, que veía como un comienzo prometedor el concierto que llevaban días esperando. La emoción no paró en ningún momento pese a algunos problemas técnicos que tuvo Bruce con su micrófono, que por momentos dejó de sonar y tuvo que ser rápidamente reemplazado por el de Lil Fee, la batería, mientras Nathan Sudders animaba sin parar al público (incluso intercambió impresiones con una asistente sobre la cerveza Estrella Galicia que se estaba bebiendo entre canción y canción).
Con temas como Blackout o Keep Or Delete (este último perteneciente a Wired Together, de 2011), The Whip hacía mover el esqueleto a los que estaban delante del escenario, en la zona baja de la sala, y a los que estaban en la parte superior. El vocalista, entre cada canción, aprovechaba para agradecer a la audiencia todo el apoyo en forma de aplausos que recibían. Pero la mejor forma de agradecerlo fue tocando grandes canciones como Movement o la enorme Riot, con la que además hizo cantar a todos, brazos en alto, el estribillo marcado por esa potente base.
Aunque, como no podía ser de otra forma, lo mejor se hizo esperar. Secret Weapon, la favorita de muchos, irrumpió con fuerza con ese ritmo in crescendo hasta llegar al explosivo estribillo. Nadie se quedaba callado ya en aquel momento. Sin embargo, cerca de las 01.15 horas, Bruce metía el miedo en el cuerpo a todos al anunciar, alto y claro, que tocarían «one more song». Muchos se miraron extrañados, se escuchó un «motherfucker» de fondo y, de repente, comenzó Trash. El himno de la banda no defraudó y todos y cada uno de los «I wanna» de la canción eran coreados. No obstante, la apoteosis formada por Riot, Secret Weapon y Trash llegó a su final y un «gracias Vigo» despidió a los tres integrantes.
No hubo un bis, tampoco se pidió a gritos, pero la gente esperó la vuelta del grupo a las tablas hasta que un empleado apagó uno de los amplificadores, que había quedado encendido haciendo ruido. Una hora de concierto fue lo que The Whip ofreció en Vigo. Muchos pensaron que fue corto y se quedaron con ganas de más, otros agradecieron el haberlos visto al fin y se fueron contentos. Lo que quedó claro es que no dejaron a nadie indiferente. Esperemos que Galicia les haya gustado y se decidan a volver por aquí con su látigo, una vez más, preparado.
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