En un lugar de A Coruña de cuyo nombre no quiero acordame, no ha mucho tiempo se celebró la 2ª edición del Festival Internacional de Música Avanzada y Arte Multimedia, Sónar. En esta ocasión, la distribución de los escenarios en el recinto era muy diferente a la del año pasado, ya que este año sólo se contaba con dos zonas: el SonarHall y el SonarClub. La acústica del primero, situado en el hall de la EXPOCoruña, variaba dependiendo de la actuación; los djs no sonaban tan mal, pero algunas actuaciones en vivo dejaron mucho que desear. Aún así, el problema se solucionaba a medida que te acercabas al escenario. Otro de los problemas negativos de los que voy a dejar constancia en este primer párrafo para centrarme luego en los grupos fueron los baños. Todo el que estuvo allí fue partícipe de las colas eternas tanto en los servicios de la propia sede como en las cabinas ubicadas al lado de estos para aliviar un poco la situación, pero ni aún así. Y por último, sobre la zona de fumadores mejor no decir nada, ¿no? Porque a pesar de haber una zona habilitada para tal hobby, muchos de los asistentes se la pasaron por el… Pero en fin, a pesar de ello, un aplauso para la organización.

Underworld

Antes de empezar a narraros la experiencia de servidora (acompañada el primer día de Mr. Mandarina), quiero agradecer a Iago Corral por habernos cedido las fotos del evento y pedir perdón por la tardanza de la publicación de ésta. Pero volvamos a lo importante, al primer día del Sónar Galicia.

En la primera noche del Sónar Galicia se concentraban casi todos los artistas locales; entre estos pudimos disfrutar en primeras filas de los chicos de Colectivo Oruga, que ayudados de su plataforma audiovisual, sonaron muy bien y no defraudaron pese al poco público que allí había. Temas de su álbum Two Many Knobs se sucedían uno tras otro, y justo antes de que terminaran, decidimos cambiar del escenario SonarClub y ver qué nos deparaba el escenario SonarHall, donde en aquel momento pinchaba Dj Judah. Pero se acercaba la hora de de que unos esplendorosos Underworld presumieran en el escenario y dejasen al público con la boca abierta. Comprobamos que pese a la edad, el líder Karl Hyden continúa siendo tan carismático y magnético. Con una puesta en escena de lo más variopinta: trucos escénicos, bailes detrás de un biombo o con una cámara, repasaron su repertorio y entre las canciones destacamos: Between Stars, King Of Snake y la archiconocida Born Slippy, en la que vimos a un público entregado. Su directo se prolongaría hora y media; y tras él, llegaría el «bajonazo» para muchos.

Buraka Som Sistema

DJ Sith, quién mezcló géneros poco conocidos en España calentó el ambiente para la salida de Magnetic Man al escenario; pero mientras estos no aparecían, dimos una vuelta hacia el SonarHall, en el que se encontraba DJ Ino y La Keise Band, un poquito de house, una cervecita y regresamos para la zona del SonarClub a disfrutar del sonido «zapatilla» de otro de los platos fuertes de la noche, los Magnetic Man, aunque se esperaba más de la banda formada por Skream, Benga y Artwork. Les faltó esa tensión que te seduce para bailar. Tras ellos, y antes de la actuación de los Buraka Som Sistema, disfrutamos en la misma zona del escenario grande de los franceses Dj Mehdi vs Brodinski. Y salieron los portugueses a revolucionar el festival con sus canciones Sound Of Kuduro y Kalemba (Wegue, Wegue) en las que invitaban al público a subir al escenario.

Mientras King África los portugueses agitaban la zona del SonarClub al ritmo de politonos, el productor británico Shackleton llevaba un buen rato dándole fuerza a los graves en el SonarHall, aunque la acústica de éste no era la idónea. Ante este panorama y dada la hora que era, decidimos volver a la zona grande que llegaba el turno de otra de las gran personalidades de la noche, y para muchos su Dios, James Holden. Pocos minutos disfrutamos de su actuación que el cansancio apretaba y nos quedaba otra jornada por delante del Sónar Galicia por delante.

M.I.A.

Lo más destacable de la segunda jornada, no teníamos lugar a dudas, iba a ser la afluencia de gente debido a los cabezas de cartel: M.I.A., Cut Copy, Richie Hawtin o James Murphy, entre otros, que harían temblar las paredes de la EXPOCoruña. La noche del sábado sería algo rara dada mi asistencia solitaria al evento, pero pese a ello, estaba deseosa de ver si el pronóstico sería acertado. Sobre las 22h entraba al recinto y mientras disfrutaba de unas aburridas sesiones de Ningunos Djs y Dj Munchi, unas curiosas bolas del desierto pasaban por allí. Se notaba el cansancio en la gente porque hasta la mitad de la actuación de Lasers no se empezó a notar el ambiente de Sónar. De los catalanes poco tengo que decir, no los conocía y me gustó lo que hicieron en el SonarHall. Nos sumergimos en un ambiente cósmico-espacial-electrónico de proyecciones visuales con marcianitos en la que el público vía wifi podía interactuar. Una pena que fuera en el escenario pequeño y no en el grande.

Llegaba el primer momento esperado de la noche por la mayoría de los asistentes. En el escenario grande o SonarClub, M.I.A. daba comienzo a su espectáculo actuación lleno de luces, color, energía y buen rollo. Tuvo algunos problemas técnicos que la propia cantante manifestó dando golpecitos al micro porque no se le oía, pero a pesar de esto, se entregó por completo a su directo. Se dejó caer encima del público y al final de su actuación dejó subir al escenario a algunos fans para que pudieran bailar con ella. Paper Plans, Born Free y XXXO, entre otras, fueron algunas de las canciones con las que nos deleitó la beligerante M.I.A. Un auténtico directo. Y mientras no comenzaba el directo de los australianos Cut Copy, para servidora el grupo por excelencia de la noche, decidí comprobar la cantidad de gente que había por los alrededores. ¿El doble de gente que la noche anterior? Era posible. Pero el reloj marcaba la una de la madrugada, una buena hora para que estos colgaran el cartel de «aforo completo» en la zona del SonarHall. Cut Copy demostraron encima del escenario que su indie-dance es único, que nadie suena como ellos. Las paredes de la EXPOCoruña empezaron a retumbar al ritmo de Lights & Music, Take Me Over o Alisa. Su directo fue toda una delicia para nuestros oídos a pesar del excesivo volumen.

Cut Copy

Si bien la simbiosis entre Cut Copy y el público era perfecta, en la más absoluta oscuridad del escenario SonarClub, lo era aún mejor. La zona estaba llena de fieles súbditos que bailaban y saltaban al ritmo del rey Richie Hawtin. Es como cierta cerveza, «donde va, triunfa». Y mientras Hawtin seguía a lo suyo, servidora tomaba posiciones en el SonarHall con ganas de terminar la noche con Four Tet, James Murphy y en un último soplo de aire, terminar con el alemán Boys Noize en el escenario grande. La atmósfera que creó Four Tet se me hizo algo impenetrable porque quizá sonó demasiado personal y no era lo que esperaba. Al margen de esto, los encargados de recoger el testigo fueron los sudafricanos Die Antwoord, que no me terminan de cuajar del todo. Su actuación transcurrió entre samples de Enya e imágenes grotescas al ritmo de Hip-hop electrónico al más puro estilo Beastie Boys pero algo más cínicos y con humor. James Murphy, esta vez sin banda, fue el encargado de cerrar el escenario del SonarHall. Volvía a encontrarse con el recinto por segundo año consecutivo en calidad de dj y pese a sonar bastante lineal, cumplió.

En un último intento por salir con vida de EXPOCoruña, atravesé la zona del SonarClub y perdida entre juegos de luces y techno a cañonazos, disfruté de la revolución y el frenesí de sonidos con el que nos estaba deleitando el alemán Boys Noize. Pero servidora se retiró a dormir antes de terminar con los tímpanos reventados y sin poder disfrutar de Jeffer.

Die Antwoord

Para terminar, esperemos que el año que viene, haya una nueva y mejor edición del Sónar Galicia. Y con mejor nos referimos a que recupere su identidad como Festival Internacional de Música Avanzada y Arte Multimedia y que no sólo se ciña a conciertos.

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