Tras el anterior especial, en esta entrega le hincamos el diente a los mediados/finales de los años ochenta y damos los primeros pasos hacia la década clave: los noventa. Durante los cuatro años comprendidos entre 1986 hasta 1990 apreciamos más evolución todavía en la escena, el asentamiento total y el gran salto decisivo de muchas bandas para pasar del underground al término intermedio entre lo conocido-desconocido, sin llegar todavía a «gobernar» el terreno mainstream.
Para comenzar a unir las piezas del puzzle hay que hacer una mención de honor al músico e ingeniero de sonido Jack Endino, que hizo una labor más que importante en los arreglos de álbumes como Screaming Life de Soundgarden, Painkiller de Babes In Toyland, el EP Superfuzz Bigmuff de Mudhoney o Bleach, el debut de Nirvana. Además, pronunció una frase que podría definir perfectamente lo que ocurría por los lares estadounidenses en aquellos momentos: “cuando el clima es una mierda y no te apetece salir, bajas al sótano y empiezas a hacer de ruido para sacarte de encima tu frustración”. Esta cita, aunque no lo parezca, guarda más información de la que podemos llegar a imaginar. Ruido, sótanos y frustración, tres palabras más que descriptivas.
Por más que lo intento, no logro entender esta imagen
Los primeros bolos de las formaciones de esta «nueva era» eran prácticamente reuniones de amigos que quedaban los fines de semana para divertirse en los locales de sus respectivas ciudades, pero con el paso del tiempo y el interés de productores, ingenieros de sonido o simplemente aficionados a la música (o de los propios músicos) que pasaban por allí como Pedro por su casa y utilizaban la técnica del boca a boca con sus conocidos, se fue creando el revuelo mediático.
Los chicos de Soundgarden, Alice In Chains y Screaming Trees se ganaron cierta popularidad antes del bombazo que vendría poco después. Ya daban conciertos, algunos ya tenían algún trabajo en el mercado y todos ellos gozaron del flirteo con grandes sellos del momento mientras que gente como Nirvana tardó un poquillo más en dar el salto pero haciéndolo a lo bruto. Mientras Green River lanzaban su primero disco, Rehab Doll (pusimos en la primera entrega la canción que da título al disco), otra gente como The Gits, TAD, Mono Men, Gas Huffer o Gruntruck intentaban ganarse la vida en un segundo plano poco merecido. Tuvieron todos unos cuantos de temas exitosos, pero no cumplieron del todo las expectativas de la industria, que ya acechaba para lanzar su caña y pescar a los cuatro míticos grupos que nos vendieron como creadores de algo de lo que solamente formaron parte e hicieron famoso.
Las mujeres también dieron guerra
Aunque el movimiento feminista riot grrrl comenzara realmente un poco después, ya apuntó maneras algunos años antes con The Gits, una de las primeras bandas importantes del género grunge/punk encabezada por una mujer: Mia Zapata. Ella se encargó de poner voz y vida al grupo hasta que perdió la vida en 1993 tras un brutal asesinato.
The Gits no pertenecían al riot grrrl en sí, pero sirvieron como influencia para su asentamiento. Babes In Toyland, Hole, 7 Year Bitch y L7 sí que fueron pioneras en lo suyo (aunque con Hole tengo ciertas dudas). Con letras que giraban en rasgos generales alrededor de la figura de la mujer como persona luchadora, valiente y agresiva por momentos, estas féminas (una gran mayoría de las agrupaciones estaban formadas únicamente por mujeres) intentaron hacerse hueco en el mundillo, y ciertamente se quedaron un poco por el camino. Hole triunfaron gracias a la figura de Courtney Love, sobre la que prefiero no hablar, mientras que Babes In Toyland o L7 tuvieron su momento de fama que hasta mediados de los noventa, donde empezaron a decaer.
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Primeros trabajos significativos
En el último suspiro de los ochenta empezaron a salir a la venta los primeros trabajos de los artistas más reconocidos del momento, que ya pregonaban en voz alta algo muy gordo. El primer EP de Soundgarden (Screaming Life) y sus primeros largos Ultramega OK y Louder Than Love pegaron fuerte con su sonido pesado, crudo y sucio antes de que terminara la década, al igual que los cuatro lanzamientos iniciales de Screaming Trees (destacable el Buzz Factory), que consiguieron un eminente reconocimiento con un estilo que contaba con una tenue influencia de la psicodelia y el blues.
El desaparecido Jason Everman, Cornell «El Mojabragas», Kim Thayil y Matt Cameron
Nirvana pisaron fuerte desde sus inicios como cuarteto (con Jason Everman en la segunda guitarra tras ser bajista de Soundgarden) con el devastador y pseudometalero Bleach y Mudhoney hicieron su aportación con el himno Touch Me I’m Sick, seguido por un EP (Superfuzz Bigmuff) y un disco homónimo que ayudó en parte a dar la fama suficiente al grunge, tanto como para venderlo como un estilo diferente a todo lo anterior pero con un sustento con base todavía en los clásicos (ya hablamos de los orígenes y la mezcla de estilos musicales en el primer post).
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Mother Love Bone, que contó en sus filas con parte de lo que sería después Pearl Jam, estrenó su primer y único LP bajo el título de Apple. Se estrenó de forma póstuma, ya que Andrew Wood (vocalista) moriría unos meses antes a causa de una sobredosis de heroína.
Alice In Chains con su Facelift también dieron en 1990 un giro a toda la música antes creada basándose en un heavy metal con un corte musical diferente al habitual, con voces y letras que les permitieron encajar dentro del movimiento grunge y también abrirse paso entre las grandes formaciones de metal y hard rock del momento.
Las Babes In Toyland también aportaron su granito de arena con Spanking Machine, grabado en el importante estudio Reciprocal Recording junto al señor Endino que, entre otros discos ya mencionados con anterioridad, también hizo de TAD un grupo de bastante renombre en su momento produciendo el CD Salt Lick/God’s Balls a través de Sub Pop y con la ayuda de Steve Albini (Shellac).
Nueva década, nuevo rumbo: año 1990
En 1990 la revista Backlash citó que ya había salas y locales culturales que estaban hasta las narices de este fénomeno juvenil y esperaban que todo desapareciera lo antes posible. No sabían lo que les esperaba, ya que lo mejor estaba todavía por llegar. En los Estados Unidos ya se podía oler la fama y el éxito, envidiado por algunos, odiado por otros y aceptado por otro tanto.
Aunque un buen puñado de grupos siguieron formando parte del underground y otros se separaron poco después de 1990, unos cuantos a los que ya conocéis de sobra aguantaron y se pasaron el resto de sus días de aquí para allá: dando conciertos en festivales y salas cada vez más grandes y firmando contratos con discográficas de renombre. También aparecieron gente como Blind Melon desde Los Ángeles, la banda más hippie y setentera que se incrustó sin comerlo ni beberlo en todo esto casi a última hora.
Cabellos largos y ropa desaliñada, un «must-have» del momento
De aquí en adelante ya tenemos que tratar las cosas desde otro punto de vista y centrándonos en aspectos menos desconocidos. Del año noventa en adelante cambiaron bastante las cosas y no todo era tan extraño por así decirlo. Los jóvenes empezaron a copiar a la actitud de sus ídolos, a vestir como ellos y a meterse dentro de una burbuja que disfrutaba con «la cultura de la contracultura» y «la moda de la contramoda». La Generación X comenzaba a gatear en los charcos de Seattle y alrededores para erguirse un par de años más tarde.
Entre los años 1990 y 1994 comienza el auge y sobreexplotación de la corriente. Os hablaremos de cosas quizás ya muy tratadas, pero que necesitan un repaso y algún que otro aliciente. ¡Hasta la próxima entrega!
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