Un Mareira Club primaveral y rotundo. Para esta edición, la organización de este evento nos prepararó un menú dominado por los sonidos familiares y esperados, pero a lo largo de la noche fuimos comprobando que el rendimiento en directo de Pülsar, Día de Furia, Ånima, Willis Drummond y Minor Empires hizo que se convirtiera en algo más tajante de lo esperado. Entre las cinco se bastaron para dar buena cuenta de esos estilos diferentes y a la vez un poco iguales, cinco formas de entender un movimiento musical, o dándole la vuelta, cinco ejemplos de variantes musicales que gustan a determinado grupo de aficionados. Aunque casi todo sonó a gran nivel, la que suscribe esta crónica se queda con Willis Drummond como la experiencia de la noche. Pero vayamos por partes.
Día de Furia
Quienes inauguraron la hostil sala O Túnel fueron los locales Pülsar, pero lamentablemente no pude disfrutar de su directo del todo ya que justo cuando terminaban Mar y Montaña, de su álbum Buen viaje, tocaba entrevistar a último grupo de la noche, Minor Empires, y mi regreso al ruedo fue justo entre aplausos y antes de terminar con Nuestras Naves.
Y tras un cambio mínimo en el backline, el testigo pasó a Día de Furia. Tenía muchísimas ganas de volver a ver el rendimiento en directo de estos cangueses, y por Tutatis que no me equivocaba. Adrián, Miguel y Jose subieron al escenario como un puñado de adolescentes deseando ser protagonistas, y empezaron con su espectáculo, que no es otro que el de tres tipos tocando “sus pezas novas e grandes éxitos”, pero con una actitud que ya de entrada prometía mucho dado su regreso años después. 93, Nuevos puertos… Directazo. Luego le echaron una capa oscura por encima a un colega y una máscara de Darth Vader para darle la inclinación que querían, y se pusieron con los Negocios. Canciones cortas, triviales, las de toda la vida, con estribillos pegadizos claros y mucha velocidad. Sonaban como sus primeros tiempos, y los riffs a las líneas clásicas de Ambulancias, decorándolas con coros a dos voces que no fueron muchas más porque a algunos del público no les pusieron micro.
Willis Drummond
Esa fue la tónica de los conciertos: la caña constante y los minutos de descanso fueron solamente entre banda y banda. Ånima fue otro de los grandes reclamos de la noche. Rolo y y sus habituales compañeros de batalla, regalaron su viaje musical versión en directo y sea como fuere, y pese a que ya dije en muchas ocasiones las ganas que tenía de verlos, esa noche tocó asistir a un concierto suyo entero con cara de sorpresa. Obviamente el concierto se centró en su último trabajo, Tresmilonce, con el que tantos éxitos están cosechando gracias a ese sonido envolvente, y tan, si me permitís la licencia, «foofighteriano». Esas atmósferas marca de la casa de las cegadoras, y esas líneas de guitarra tan deliciosamente sencillas en temas como Caronte y Vendido al fracaso casaron divinamente con el asomo de sus garras metaleras por momentos. En el repertorio de temas se coló algún que otro nuevo y todo ello continuó hasta Puzzles con la aprobación clara y contundente de su parroquia, muy entregada hacia ellos.
Sin embargo, lo que hizo el cuarteto Willis Drummond sobre las tablas de la salafue como un vendaval. Pisaron el acelerador en cuanto se montaron, y si bajaban un poquito la intensidad era para coger impulso con bastantes bromas y agradecimientos mediante. La entrega de los de Biarritz sobre el escenario fue enorme y la de sus seguidores no se quedaba atrás. Sonaron temas de sus dos últimos trabajos como: A ala B, so, berriz ere, lerroak… Vamos, un repaso a gran parte de su discografía que convirtió su directo en un concierto para fans, y puedo decir, para mi sorpresa, que los que allí estaban, se conocían esas canciones. Furia, cachondeo, entrega…
Minor Empires
El punto final correspondió a Minor Empires. La banda madrileña no puede negar los compañeros de viaje que han tenido a lo largo de sus respectivas carreras (Nothink, Toundra, Moonich) cuando este proyecto estaba todavía por nacer y todo ello no puede eludir la evidencia del buen avance instrumental que han experimentado. Una gran muestra de ello fue lo visto la pasada noche del sábado (pese a tocar algo tarde). See dejaron engatusar por ciertas progresiones que han enriquecido brillantísimamente la capacidad de estos cuatro músicos para aportar nuevas y a la vez interpretaciones tan familiares. Como por ejemplo, la que hicieron con su álbum homónimo, tocándolo de principio a fin, comprobando que en vivo pueden seguir explotándolo aún más. Desde el rock más contundente con The Physics Of Light, Targets, Linsey…, hasta terminar con el ambiente más nostálgico con The Season. En cualquier caso, al público ya lo tienen ganado en muy buena parte. Están en la línea de subida y el reconocimiento lo refuerzan con un directo indudable. Lograron que todo funcionase para que el fin de fiesta fuese como tenía que ser, el gran broche a una gran cita que esperamos se repita pronto.
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