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Crónicas de los eventos a los que hemos asistido contados desde nuestro punto de vista particular. Puede que no os guste, ya avisamos, pero también puede que sí.

Crónica: Niño y Pistola @ LeClub (A Coruña, 26/04/2013)

Qué gusto da ver a un grupo subir al escenario con una sonrisa de oreja a oreja, y que ésta dure hasta el final. Eso es lo que hicieron anoche los chicos de Niño y Pistola en la sala LeClub, parada obligatoria para presentar su nuevo trabajo There’s A Man With A Gun Over There. Un álbum que resulta ser toda una (r)evolución personal, no sólo por la historia que nos cuentan en él, sino porque nos muestra que estos muchachos han crecido y mucho como grupo y sobre todo en el escenario. Y no, no hablo de los cambios en la formación, me refiero a que han sabido hacer algo un poco diferente a su predecesor As Arthur & The Writers, aunque exista una pequeño lazo entre ellos.

Como iba diciendo, en la trayectoria de algunos grupos no es muy habitual encontrarse a muchos capaces de defender en directo un nuevo disco que en mi opinión pasará a ser uno de los mejores dentro de su discografía. Así me pareció There’s A Man With A Gun Over There: un recital que nos transportó a un paisaje árido americano y de fondo, melodías al más puro estilo The Band o Neil Young. Os voy a poner en situación y la historia, palabras de Manuel, la voz cantante, que cuentan en el álbum es la siguiente: «un tío de la América de los años 50 cansado de su trabajo, de su vida, se carga a su jefe. Va a la cárcel, sale y se hace un huevo frito». Ahora en serio, el concierto estuvo muy muy bien, así que procederé a daros más detalles a continuación; no sin antes darle las gracias de rigor a Cris Andina por las fotos.

Niño y Pistola

Saltaron a escenario muy bien ambientado una hora antes de la medianoche y sin teloneros para interpretar una primera batería de canciones, casi todas procedentes de su nuevo disco, aunque abrieron fuego con She Wants So para empezar a contagiar su alegría a los asistentes. Y tal fue la energía nada más empezar que alguna que otra cuerda no dio más de sí aunque continuaron aporreando sus respectivos instrumentos sin que ese detalle les quitara cualquier toque a su directo para convertirlo más aún en un frenético torrente de optimismo. Tras esto decidieron darle la vuelta a la tortilla y comenzaron con la segunda parte del disco, el ritmo se calmó un poco con Back In The Years pero fue creciendo a medida que empezaban con Indian Song y Follow The White Stones para culminar en Box Of Brass, uno de los temas que más cautivaron al público con su ritmo entrañable gracias a esa sonoridad y ambientación puramente americanas que se mantuvieron todo su directo. Y sus movimientos sobre el escenario y el de nuestros pies dieron fe de ello.

Hasta aquí duró (no por mucho) la presentación del nuevo disco para incluir otra de las antiguas, Catch The Sun, repasando así una de sus canciones más animadas y bastante coreada, que resultó ser el punto de inflexión perfecto para que empezaran con la esperada primera parte del disco, no sin antes disfrutar de la solvencia y claridad del solo de guitarra en We’ve Had Enough. Tras la ovación, tranquilamente empezaron con Deep In The Fall que nos fue introduciendo lentamente a modo de banda sonora en el día a día de un hombre trabajador, con su medio de transporte: I used to drive a truck; hasta que entre ritmos frenéticos y golpes de guitarra, empezamos a sentir su amargura y con un ímpetu y una energía imparable ayudamos a comprar y apretar el gatillo de un arma y cargarnos a su jefe con Fifty dollars In My Hand. (¿Quién no lo ha pensado alguna vez?). La adrenalina seguía subiendo al ritmo tormentoso con By The Grace Of God, pero ya se sabe lo que pasa, llega la calma, en esta ocasión, la cárcel, And then the rain started entre arrepentimientos.

Niño y Pistola2

Sabiendo de antemano la historia que anoche nos venían a presentar y aún habiendo empezado por la segunda parte, la música resultó ser el apoyo emocional perfecto junto con los aplausos y silbidos a cada golpe de guitarra y batería. No sólo entre canción y canción. Se retiraron «un segundiño» para regalarnos una pequeña versión del You Can’t Always Get What You Want y cerraron un concierto muy bien interpretado con Looking For The Sun que le dejó a más de uno una sonrisita tonta al salir de la sala.

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Crónica: Superpez + The Secret Society @ Café&Pop Torgal (Ourense, 05/04/2013)

Miles de palabras se me quedan cortas para contaros lo sucedido la pasada noche del viernes en el Café&Pop Torgal de Ourense. Mucha expectación por ver a The Secret Society, una de las propuestas del gran Pepo Márquez, desaparecer para siempre de los escenarios. Y el resultado fue satisfactorio. Más de dos horas escuchando, viendo, sintiendo esas letras en inglés, castellano y hasta en francés, ser recitadas en directo por última vez por el susodicho artista. Momentos para recordar subida en la escalera, inmersa en el directo que conmovió y nos transportó a sus inicios, con sus increíbles cambios de registro: del llanto a las carcajadas, de canciones antiguas a versiones, desgranando un buen repertorio para una noche especial. Eso sí, apoyado en casi todo momento de un más que correcto Javier Martínez, Perico, a la guitarra. Quién también fue el encargado de presentar al madrileño con el grupo Superpez, una buena elección como aperitivo.

Y por si andáis un poco vagos hoy domingo y no os apetece leer esta pequeña crónica-homenaje, podéis disfrutar de lo bonita que puede llegar a ser una despedida gracias a las fotografías de Federico Álvarez, el artífice de todas ellas. ¡Gracias!

Superpez

Pero vayamos por partes. La primera cita de la noche la ocupó el grupo Superpez. Salieron al escenario ante una sala familiar y sin mucho tiempo de retraso nos fueron presentando algunas de las canciones que formarán parte de su nuevo trabajo que darán a conocer oficialmente este año y que creo recordar llevará por título: América, homónimo a uno de los temas. Durante la casi hora que duró su directo, fueron intercalando alguna que otra anécdota sobre lo que hay detrás de la composición de cada canción: De sol a sol, Hazlo tú por mí o Volver a empezar, las encargadas de crear un ambiente agradable y de hacernos disfrutar hasta el último momento para que no nos fuéramos Con las manos vacías. Cabe decir también que la dicha es buena aunque se haga de rogar porque la energía llegó pero con tranquilidad, donde el ver cómo muchos unos nos movíamos al ritmo de sus canciones y otros los observaban sentados frente al escenario, los hizo tocar y disfrutar con más ganas aún, haciendo de ello el preludio perfecto para decir adiós a un grupo como The Secret Society.

Recuerdo cuando escuché, hace ya tiempo, un álbum que llevaba por nombre Sad Boys Dance When No One’s Watching, el cual me hizo entrar a formar parte de una sociedad secreta que se hizo más relevante en mi vida con Peores cosas pasan en el mar. Sus letras se tomaron tan en serio la labor que les había sido encomendada que no podía perderme la ocasión de volver a escucharlas tan cerca una última vez. Desde el primer momento, cuando Pepo Márquez y su guitarra arrancaron con una versión de Perfect Day, del maestro Lou Reed, la voz y un perfecto silencio cautivaron a todos y cada uno de los presentes en el Torgal, entre los que se encontraban también la gente de Elle Belga y demás amigos que se habían acercado para rendirle homenaje a The Secret Society.

Pepo Márzquez2

Más allá de la interesante amistad entre Pepo y la ciudad, logró de forma casi instantánea una conexión como se ven pocas, metiéndonos en el bolsillo desde el primer momento sin necesidad de recurrir al “gracias por venir” ni demás cantinelas, sino simplemente a través de lo que él y su guitarra nos tenían preparado. El repertorio escogido fue, en esencia, un repaso a su carrera, a sus tres álbumes, rarezas, versiones… Siguió con Have You Ever Felt Ridiculously Sad? a la que podría acompañarle el adjetivo increíble, pero voy a evitarlo ya que que poco aportaría un calificativo que sirve para todo lo que os queda aún por leer. A continuación llegó el primer momento emotivo: I’ve Been Riding With The Ghost, cuyas notas iniciales surgían en esta ocasión de su guitarra, sin que la magia se rompiera por ello. Un bonito homenaje al recién fallecido Jason Molina. Manteniendo el ambiente acogedor, hizo subir a Perico al escenario para empezar a despiezar Peores cosas pasan en el mar: Suanzes: volver a empezar, Parte de guerra y Microdrama moderno y urbano, dedicada a toda esa gente que no pudo acercarse a compartir tan bonita despedida.

En esta ocasión, además, disponíamos de la ventaja de que los músicos jugaban como en casa, lo que significaba que la mayoría de sus canciones se cantarían solas. Como fue el caso de: El día que empezamos a querernos fue el día que empezamos a odiarnos; Si pudiste con tanto dolor, podrás con esto, y la no cantada, sino narrada Cuídate, Cowboy! en la que echamos un poco de menos de menos la voz de Alondra Bentley a los coros. Sin embargo a pesar de su evidente peso en el dúo, nuestros coros tomaron un pequeño papel secundario. Una gran ovación daba paso a un discreto paréntesis interrumpido por la jodida complicada Moving Units, donde se alzaron muchos dedos corazón. «Fuck us after all». Puede que poca gente, o solamente yo, percibiera esta canción como un peaje que debíamos pagar para dar paso a una más «alegre», La casa junto al mar. Lo he dejado caer, pero, efectivamente, esta parte del concierto fue más divertida: anécdotas sobre el concierto el pasado julio en Benicàssim, sobre un peculiar cumpleaños Manta Ray…

Pepo Márzquez

Otra de las protagonistas de la noche fue Sad Boys Dance, que comenzó terminadas las historias anteriormente mencionas para la algarabía de un público que, si hasta aquel momento estaba cómodo, de ahí pasó al siguiente nivel. Y con un Pepo que comentaba: «tengo la sensación de que antes molábamos», pasamos de la tranquilidad del disfrute al movimiento hortera de la mano de una versión de Tougher Than The Rest, de Springsteen, para culminar con la cañera Lights On Don’t Mean I’m Home. «This Winter Never Ends». Y qué gran verdad, amigo. Las canciones se sucedían y unos extractos que faltaban para completar su último disco, acabaron llegando: En la sala del Guernica, de las más emocionantes al cantar varios minutos sin micrófono; y Las pistas falsas conducen al desamor. Y antes de dar paso a más versiones, llegaba el momento de escuchar la última canción que firmarían bajo The Secret Society, La distancia más corta entre dos puntos es el miedo. Tras verle emocionarse a la vez que el resto, volvió entre historias de su último viaje a Buenos Aires, y claro, el sonido cambió al rescatar una genialidad tan divertida como Carnaval, de Fernando Milagros y El Partisano de Espaldamaceta, aunque entre éstas nos sorprendiera con la preciosa Sheets, de Damien Jurado.

Éste último fue un bloque especialmente trabajado que ya valía por todo el concierto que estaba ya cerca de su final. Ni una canción menos, ni, desgraciadamente, una más. Se despidió eligiendo una tema de Elliott Smith, no sin antes dar las gracias de rigor por todo e iluminarnos más los ojos llorosos con sus palabras: «los grupos desaparecen pero nunca mueren las canciones». Y muchos sabemos quién es Elliott para el protagonista de esta crónica. Y no, no es para nada una exageración.

Pepo Márzquez4

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Crónica: Clara Viñals + The New Raemon @ LeClub (A Coruña, 01/03/2013)

Lo vivido en el concierto de anoche de The New Raemon en la sala LeClub de A Coruña debería contar como un 4×1. Y no sólo porque el catalán viniera acompañado de una de las voces más dulces de nuestro país, la de Clara Viñals, de Renaldo & Clara, sino por que para servidora era la cuarta vez que lo veía sobre el escenario y sin embargo sorprendió con un repertorio bastante completo, versiones mediante, y ese humor negro que caracterizan la mayoría de sus anécdotas presentes entre canción y canción y no sólo en las letras. Hasta la fotógrafa Cris Andina (y por ende las fotos de esta crónica son suyas), que tenía muchas ganas de verle en directo, salió sorprendida.

Aunque al principio el ambiente de la sala no era propicio para lo que nos esperaba, al final llegaríamos a juntarnos allí bastante gente. Fue Clara, acompañada en todo momento de su acústica, la que tuvo que enfrentarse a un público demasiado charlatán que se fue callando a medida que se sucedían las canciones de la artista caracterizadas por sus letras tan intimistas. Comenzó tímida con El Camí y tras un rápido cambio de guitarra con Gira-Sols, uno de los muchos sencillos de temática amorosa.

Clara Viñals

Tras Lilà, una falsa canción de desamor, enlazó directamente con otra sobre los flechazos, ese cosquilleo tonto del amor a primera vista titulado D. Un dulce «merci» dio paso a Els dies s’allarguen, una canción sobre el amor primaveral, ese que alborota las hormonas y muy acorde para la época en la que estamos. Después de estos primeros temas y más segura sobre el escenario, continuó con Migrador. Amor y distancia nunca fueron compatibles y si leéis la letra podéis fijaros los arañazos que hay escondidos detrás de tanta dulzura. Nos preguntó varias veces si entendíamos las letras y después del agradecimiento a Ramón por llevarla de paseo, nos encontrábamos disfrutando de un enfado por no ser capaz de corresponder a uno de sus novios, una canción dedicada a un antiguo profesor de francés, Après la Fête y luego de una pequeñita ovación llegó la cortante Al final de les mans. «Entre els barrots veig el que hi ha, ungles afilades al final de les mans». Poco más tengo que decir sobre el directo tan personal y frágil que ofreció Clara, ya que creó el ambiente idóneo para darle el relevo a un Ramón camuflado entre el público.

Setlist Clara Viñals:

El Camí
Gira-Sols
Lilà
D.
Els dies s’allarguen
Migrador
Les runes
Sant Martí
Après la Fête
Al final de les mans

Me parece algo absurdo presentaros a estas alturas a The New Ramon porque solamente si habéis estado escondidos los últimos años no sabréis de quién os hablo, pero como creo que no es el caso, vamos allá. Finalizado el directo de Clara y echando una visual a la sala, pude observar que el público de LeClub no era precisamente un compendio de niñas histéricas, sino una mezcla de edades y sexos que llenó sin espacios la sala. El catalán abrió el concierto con sus Risas enlatadas, La ofensa y una amarga El verdugo ante una multitud que lo adoraba y comenzaba a acompañarle en los coros (eso sí, aquellos que no estaban más preocupados en hablar en voz alta de cualquier gilipollez excepto del concierto). Ramón presentaba su disco nuevo, Tinieblas, por fin, aunque eso no le impidió deleitarnos con alguna vieja gloria como El fin de la resistencia (de su gran A propósito de Garfunkel), muy seguida por el público y que nos llevó a subir al vagón de los éxitos: Sucedáneos y «una de esas canciones para cuando una novia te deja y quieres que vuelva y le escribes un email», La cafetera.

La impresión que transmitía en todo momento es que iba a ser un concierto amplio, las canciones sonaban perfectas apoyadas por la emoción del público de las primeras filas que bañaba sus temas en aplausos. Tras la obligada versión de Te debo un baile de sus amigos Nueva Vulcano, llegó el turno de «una canción que en el disco suena muy cañera», Marathon Man, que junto con Grupo de danza epiléptica más adelante, serían las cuatro canciones que tocaría durante toda la noche del disco presentaba. A partir de aquí, el concierto se convirtió en un esperado repaso a su discografía empezando con una de mis favoritas: El refugio de Superman, con ciertos cambios en la letra («la revolución francesa interna…»), que desembocó en la que el llamó «un plagio inconsciente», Elena-na, que fusionó con la susodicha y preciosa Wicked Game, del mítico tema de Chris Isaak.

Ramón2

Ramón es uno de esos músicos a los que no se le coge en un despiste, demasiados escenarios a sus pies y musicalmente sigue siendo una gozada escucharlo y más aún si sigue mezclando temas de ayer, de hoy, versiones y anécdotas varias. Pero el precioso momento del concierto de anoche llegaría a la hora de interpretar (¡mi cara era un poema!) Virginia, de David Bazan, al que mandó bastantes saludos haciendo mención también a su paso por Ourense. Después de un merecido gran aplauso, seguía bromeando con su peculiar humor y sonriendo sin parar. «Joder, ¡cómo os gustan las canciones de desamor y de rupturas! Así daba paso a Lo bello y lo bestia antes de El saben aquel que diu y el chiste que alguien pidió entre el público y que lo pilló desprevenido, venía a decir algo así: «Dos amigos que se encuentran después de mucho tiempo: – Oye, ¿qué tal todo? + Bien, encontré trabajo de profesor de inglés y tal. – ¿Un trabajo estable? + No, table es mesa». Un músico dispuesto a ofrecer platos fuertes entre La dimensión desconocida de la luz roja de la sala, que fue recibida con júbilo aún entre risas.

Tras esta última, aprovechó para avisarnos de que se iba a saltar todo ese paripé absurdo del bis: «imaginad que ya he bajado, habéis gritado otra, otra y ya he subido otra vez, ¿de acuerdo?». Comenzó con Repartiendo el sombrero, de su disco El problema de los tres cuerpos en el que participan también sus amigos Francisco Nixon y Ricardo Vicente, y la verdad fue una grata sorpresa que al terminar ésta, el catalán se sincerara con nosotros contándonos que ésa y la siguiente, eran un pequeño homenaje a su padre. «Un hombre sabio, que por eso está jubilado», decía. El fin del imperio sonó realmente dura, una buena crítica a la basura de país en la que nos encontramos actualmente y donde realmente fuimos Consciente Hiperconsciente de que tenía razón. En Tú, Garfunkel pidió la colaboración del público para «destrozarla» y durante el tiempo que duró, sólo nos preocupamos del pequeño karaoke que se montó al acompañarle las chicas en una parte y los chicos en otra.

The New Raemon

Y entre risas interpretaba su tema número 19 de la noche y entre una ovación dio paso a un momento de peticiones donde al final la ganadora fue Mano izquierda, antes de Grupo de danza epiléptica, que gracias a su «intensidad de la hostia» funcionaría como cierre de un concierto notable, sin nada que achacarle al músico, muy amplio en temas donde la única pega que le puedo poner es que quizás a algunos nos sigue gustando el formato minimalista, pero nada más que echar en cara a un artista que parece que tiene prohibido el decepcionar.

Ramón

Setlist The New Raemon:

Risas enlatadas
La ofensa
Verdugo
El fin de la resistencia
Sucedáneos
La cafetera
Te debo un baile
Marathon Man
El refugio de Superman
Elena-na
Virginia (Versión David Bazan)
Lo bello y lo bestia
El saben aquel que diu
La dimensión desconocida
Repartiendo el sombrero
El fin del imperio
Consciente hiperconsciente
Tú, Garfúnkel
Mano izquierda
Grupo de danza epiléptica

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Crónica: Marco Z + David Bazan @ Café&Pop Torgal (Ourense, 27/02/2013)

Hay momentos en los que poco más esperas que la satisfacción de ver a uno de tus artistas favoritos en directo. Y es entonces cuando sin esperarlo pasan las cosas más extraordinarias. El pasado miércoles 27 de febrero, una fecha que llevaba esperando desde diciembre del año pasado, tuve la gran oportunidad de disfrutar del gran David Bazan y su acústica, pero sobre todo, de escuchar en directo algunas de las canciones de Pedro The Lion. Y cómo no, dos días después, sigo teniendo ganas de pellizcarme por haber podido estar por fin en una de las salas desconocidas y de la que tanto había oído hablar, el Café&Pop Torgal.

En esta ocasión y como en los viejos tiempos, fui acompañada por un antiguo compañero, Jimmy Jazz, que tuvo el placer de charlar con David Bazan después de su prueba de sonido y cuya entrevista enlazaré aquí cuando se publique. Algo nerviosos y con tiempo de sobra entramos rápidamente pese a la cantidad de gente que había en la puerta haciendo tiempo y el set que nos encontramos en el escenario de la acogedora sala despertó nuestra curiosidad e hizo preguntarnos cómo sería el concierto, cómo sonarían las canciones de ambos, qué tocaría David, etecé. Las respuestas a estas pequeñas preguntas las podréis leer a continuación, pero no sin antes darle las gracias también a Federico Álvarez por haberme pasado las fotos que veréis según vayáis leyendo la crónica.

Marco Z

A eso de las nueve y media de la noche, subía Marco Z al escenario. Y a partir de ahí ya nada volvería a ser igual. La catarsis fue inmediata y los nervios pasaron a un segundo plano gracias a una sensación de buen humor que nos duró, tanto todo el concierto del telonero belga, como del posterior artista. ¡Ay! Bendita locura esto de los directos «familiares», arropando a los músicos en petit comité, en los que casi puedes escuchar su respiración… Continuemos.

Apoyado por su guitarra, con especial atención a su voz y un curioso parecido al gran Ken Stringfellow, hizo por momentos de cuentacuentos con un castellano cuasiperfecto explicándonos de qué trataba cada canción, hablándonos de lo que le gustaba la ciudad, la cena en «Samuel’s» (una muestra, el pie de foto)… Y todo ello frente a un público callado y atento. 21st Century Punkrocker, Delivery Failed y This Smile fueron las primeras en aparecer. El sonido, por supuesto, perfecto. Apenas era necesario un poco de amplificación. Canciones de temática tan actuales como por ejemplo, sobre el tiempo que perdemos en Facebook, Marketing Song, sobre la depresión, Bringing Back The Love, acompañada de unas country Pills, Pills, Pills para ayudarnos a salir de ella de la forma más alegre: I’m A Bird. Una de las canciones más aplaudidas gracias a su ritmo pegadizo. Poco más de media hora duró su directo, más que suficiente para que fuera capaz de contagiarnos su deliciosa manera de disfrutar de la vida, aceptando sus miserias y sus grandezas, sus depresiones y las ganas de salir de ellas. Qué actitud, qué sentido del humor, y sobre todo, qué envidia tener esa capacidad para escribir esos estribillos tan contagiosos sobre temas tan complicados.

David Bazan (2)

Y llegó el momento. Sobre las diez y poco de la noche, el tímido músico de Seattle, David Bazan, aparecía sobre el escenario, y acústica en mano, empezó con: Wolves At The Door. Canción que abre también su último trabajo en solitario, Strange Negotiations, que sonó extremadamente pulcra y diferente. Él, como uno más, tan cercano y solitario a la vez, prefería esconderse cerrando los ojos a lo largo de todo su directo y quizá ese pequeño detalle de verlo cantando emocionado hizo que las canciones fueran aún más suyas aunque quisiera dejar cierta época atrás. Continuó con la amarga Shit Talker para más tarde atacar con Cold Beer and Cigarettes. Primera joya de las muchas que le permitieron llegar a un público feliz rodeando el pequeño escenario. «Right on, right on, right on…». Así sería la tónica del resto del directo. Es muy difícil hablar de momentos clave, porque fueron muchos, pero sin duda y tras uno de los múltiples «Thank you very much», Transcontinental, pareció bajar las pocas revoluciones. Y creedme que fue necesario para afrontar (de las más esperadas) la magnífica Options, del álbum Control, de Pedro the Lion, que casualmente volvía a tocar coincidiendo el pasado año con su décimo aniversario. Y curioso también que se pasara a celebrar los 10 años del Torgal.

No os imagináis lo difícil que es ofrecer una visión objetiva de alguien a quien se admira. Un músico que ha sido una de las piezas clave gracias a esas canciones tan profundamente personales y volviendo a tocarlas años después demuestra que sigue teniendo intacta su sensibilidad como artista, que difícilmente puede decepcionar. Volviendo al concierto, continuó con dos de esas canciones «rescatadas»: Foregone Conclussions y Slow and Steady Wins The Race que ganaron en intensidad con respecto al disco gracias a su envolvente y susurrante voz, desprendiendo perfectamente todo ese sentimentalismo que imprime en sus creaciones. Hard To Be, de su primer disco en solitario, Curse Your Branches, se llevó los aplausos y elogios más sonoros de la velada. Pelos de punta y lágrimas de emoción durante los aullidos tragados de Bazan.

David Bazan

Aunque venía a presentar canciones de su época como Pedro The Lion, también se dejaron escuchar esos desgarradores himnos de melancolía como la anteriormente mencionada y Lost My Shape, que tocaría después de otra que no podía faltar, Big Trucks. Entre canción y canción, nos preguntaba si teníamos alguna pregunta, y tras las gracias de rigor, y en esta ocasión también a la sala, además de otra pequeña mención a la comida de Ourense, tal y como había hecho Marco Z, continuó con otra de las fijas en su setlist, Penetration. Canción que empieza increíblemente fuerte en el disco y hace dos noches sonó especialmente suave con un final lento similar al comienzo. Y creo recordar que fue en este tema en el que se quedó unos segundos en silencio, y el clímax llegó cuando apartó el micro y tras unos golpes en la guitarra, comenzó con I Never Wanted You, de su época con el grupo Headphones. Un grandísimo reencuentro con sus canciones más clásicas, mucho más lentas y reconocibles. Y en ésta se lució de sobremanera en uno de los «I never wanted you…»

Y para acabar de completar la faena y con un público totalmente volcado, el broche de oro se lo llevaría la versión del Hallelujah del maestro Cohen, que llegó a todos los rincones del local. Y tras varios minutos de aplausos, sabíamos que todavía quedaban buenas canciones para completar su directo: When They Really Get to Know You They Will Run y muy especialmente Strange Negotiations, otra de las que no falta en su setlist. De verdad, una suerte presenciar este evento. Fue un concierto con momentos muy bonitos, otros muy delicados y otros con un despliegue sentimental que nunca había visto y personalmente me ha gustado mucho más así, desnudo con su guitarra. Y si vuelve allí estaremos, seguro.

DB

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Crónica: Álex Ferreira @ Sala Garufa (A Coruña, 22/02/2013)

Álex Ferreira visitaba la sala Garufa de A Coruña otra vez y una servidora apenas se pensaba dos veces si ir o no. Aunque dudé por momentos debido al mal tiempo que tenemos por el norte del norte. Pero lo que venía a decir es que hay artis­tas de toda clase, pero sólo hay una varie­dad que consiguen lle­gar a un nivel donde se pue­den per­mi­tir hacer un directo como el de anoche. Álex ya ha entrado en esa especie de «Olimpo» y por méri­tos pro­pios. Y qué méri­tos: sin hacer apenas nin­gún tipo de publi­ci­dad llamativa y con un nuevo disco, El afán, publicado el año pasado bajo el brazo.

Así que allí estaba yo, sentada, compartiendo mesa con músicos coruñeses, a pocos metros del pequeño escenario, esperando a que empezara el señor Ferreira. Y pese a la gente que hubo la noche anterior en la ciudad olívica, aquí, por el contrario, disfrutamos de un directo muy familiar, de esos en los que el micro sobra. Media hora antes de la medianoche aparecía Álex sobre el escenario y con el «boas noites» de rigor y su guitarra, arrancó con Bailando en las orillas muy bien enlazada con Rómpase en caso de incendio, de su anterior trabajo Un domingo cualquiera. Después de ésta, explicó que variaría un poco el formato de las canciones y tras una pequeña broma sobre el setlist, continuaría con Nos daba igual cualquier canción. Y lo cierto es que fue así, ya que el propio artista nos dejó elegir alguna que otra. Momento del que os hablaré más adelante.

1a

Le seguía a ésta En una nube muy bien cogida de la mano de la preciosa Ay! paciencia antes de la primera sorpresa de la noche. Que fue el arries­garse a imitar a su amigo Iván Ferreiro en la canción que comparte con él, Sonrisa valiente, que provocó un esbozo de sonrisa a más de uno e imposible dejar de oír el coro de algunas personas detrás nuestra que acompañaron a Álex a lo largo de su directo. Una tras otra iba desgranando el setlist y bromeando sobre el precio de su nuevo álbum. Un Camino raro más «Johnny Cashera» de lo normal con un Álex más cercano y un Silencio de ascensor dieron paso a una una versión de El día de tu vida, de Joe Crepúsculo, muy distina a la original, que personalmente me enamoró. El riesgo de tocarla él sólo con su guitarra era obvio, pero ahí estuvo, interpretando «una canción que me queda mucho mejor que a él». Otro regalazo, vaya.

Sigo desde mi posición privilegiada e interpreta Dulus dominicus, previamente comentada por el artista explicándonos de dónde venía el título tanto de la canción como del EP homónimo. Y así, con el aleteo de esa ave llegó Altofaltante, ¡uy, perdón! Quería decir Altoparlante. Durante todo el concierto por cierto, el dominicano afincado en Madrid lució una voz fantástica, como si de verdad estuviéramos escuchando el disco sentados en el sofá de casa. Y era el turno de una canción nueva todavía sin título, pero que venía a decir algo así «que sin ti Madrid y/o París es una mierda», en la que Woody (el bonito ukelele) tomó el protagonismo. El reper­to­rio del nuevo disco se com­pletó con otra de las canciones más cele­bra­das, Me pierdo contigo, ima­gino que por la exce­len­te letra y lo bien que sonó antes del bis obligatorio. Que en este caso fue que el cantante se escondiera detrás de la cortina mientras nosotros le pedíamos así, disimuladamente, que tocara otra.

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Algunos entre el público perdieron la compostura (yo, por ejemplo) y empezamos a pedir canciones como quien pide verduras en el mercado y Álex hizo lo que tenía que hacer: tocarlas todas. Y quizá fue esta parte del bolo la que me hizo pasar de pensar que había sido un concierto de notable a un concierto de sobresaliente. Las afortunadas en aparecer primero fueron: Dije lo que dije, que sonó por momentos muy del estilo de Calle 13 al introducir partes del ¡Atrévete te, te! por el medio; y Sal, canción que no tocaba desde hacía bastantes directos. Empezó fuerte y eso era sinónimo de que se lo estaba pasando bien. Y aún hubo tiempo para otras dos más, la que da nombre a su disco, El afán, y para cerrar por todo lo alto, guitarra en mano, sin micro y de pie sobre el borde del escenario, empezó con Espérame en el cielo.

Para terminar, pasamos un muy buen rato con Álex, un concierto divertido y efectivo para una noche de viernes; fantásticas canciones, fantástica voz y una pregunta inevitable para terminar: ¿cuándo vas a venir otra vez por aquí?

4

Bailando en las orillas
Rómpase en caso de incendio
Nos daba igual cualquier canción
En una nube
Ay! paciencia
Sonrisa valiente
Camino raro
Silencio de ascensor
Dulus dominicus
El día de tu vida (versión Joe Crepúsculo)
Altoparlante
Canción nueva
Me pierdo contigo

Bis:
Dije lo que dije
Sal
El afán
Espérame en el cielo

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