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Escucha «Gimme», el tercer nuevo single de Beck

Después de I Won’t Be Long y Defriended, Beck continúa con su racha de singles veraniegos con una tercera entrega que, como los anteriores, no se incluirá en su nuevo disco (en el que lleva trabajando desde 2008). En esta ocasión se trata de una canción más experimental, llena de ritmos desacompasados y extraños que acompañan a la voz en una especie de remolino entre la electrónica y la canción de cuna (algo desquiciada).

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Ya se encuentra disponible en su web la edición en vinilo de 12″ del single, con una versión extendida del tema, una instrumental y otra mezcla de treinta minutos partida en dos partes. Con nada menos que tres singles, los rumores de un disco acústico en camino y la promesa de ese nuevo trabajo del que aún no hemos escuchado nada Beck consigue de nuevo ponernos los dientes largos con lo que sea que pueda entregarnos próximamente. Lo que si es seguro es que no dejará indiferente a nadie.

Beck Gimmie

Via: Stereogum
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Manic Street Preachers – Rewind The Film (Sony, 2013)

Hablar de los Manic Street Preachers es hablar de variedad sonora, de no saber qué esperar (aparte de un trabajo bien hecho). Con más de veinte años a sus espaldas, los de Gales han saltado del rock con vocación llenaestadios de Generation Terrorist al sucio (casi gótico) punk de The Holy Bible, reaparecido con Everything Must Go (un disco de pop-rock redondo) tras la desaparición de su letrista y cabeza pensante Richey Edwards, jugueteado con la new wave en Lifeblood y renacido en Send Away The Tigers o Postcards From A Young Man con otra media docena de discos entre estos cinco ejemplos. Queda más que claro que, por mucho que les guste vacilarnos con la idea, los Manics tienen tralla para rato.

Manic Street Preachers 2013

Solo ellos son capaces de sacarle esa elegancia a la trompeta.

Para su undécimo disco no se han quedado cortos con las sorpresas y los giros. En Rewind The Film, Bradfield y los suyos entregan un disco de doce canciones folk llenas de arreglos de trompeta, orquesta y colaboraciones de lujo a las voces. Las letras se llenan de melancolía, miradas hacia atrás y hacia su tierra. Apenas rastro de la siempre fiel Les Paul de su líder, ni de letras retorcidas y siniestras ni de estallidos glamurosos y roqueros, tenemos ante nosotros un disco de verdadera madurez, de mediana edad bien llevada y bien ejecutada y que debe disfrutarse poco a poco.

This Sullen Welsh Heart abre el disco con esa referencia a su Gales natal ya de entrada. “No quiero que mis hijos crezcan como yo”, comienza diciendo Bradfield en esta primera balada acústica en la que le acompaña a la voz la cantautora británica Lucy Rose. Un ritmo de guitarra de lo más dylaniano acompaña la voz de James a la que se une la de Lucy en armonía vocal mientras un sinte rellena el fondo. Un comienzo suave, simple y que deja claro lo que está por venir en el resto del disco. El segundo lugar es para Show Me The Wonder, el segundo single que los Manics nos dejaron escuchar antes de lanzar el disco. Aquí hacen su aparición unas alegres trompetas que acompañarán al resto de la banda (que ya hace aparición en este tema). Se mezclan folk y pop en una pegadiza canción más optimista y saltarina.

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Llega el momento de Rewind The Film, el tema con el que anunciaron en su día el lanzamiento del disco. De nuevo comenzamos con una simple canción acústica a la que se le suma una voz invitada, en esta ocasión la del crooner de Sheffield, Richard Hawley, más que a sus anchas en este sonido y esta atmósfera creada por una letra melancólica, de recuerdos congelados en bucle y que traen el eco de días pasados y, por lo que parece, mejores. La banda va haciendo su aparición durante todo el tema, que acaba estallando en un estupendo arreglo orquestal que terminará por sacarnos las lágrimas si es que no asomaban ya. Es la canción más larga del disco, duración que con sus giros folclóricos y épicos pasa totalmente desapercibida.

Richard Hawley

«Venga, va, me canto una pero bajito.» 

Builder Of Routines comienza con un arpegio al xilófono algo siniestro al que pronto se unen James, su guitarra y el resto de la banda para darle un aire de marcha y más cálido en el estribillo. Varios instrumentos se unen a este tema de impotencia, dejadez y malamente llevada aceptación ante la propia edad que parece escapársele entre los dedos al protagonista. Para 4 Lonely Roads se une a la voz la cantante galesa Cate Le Bon, quien adquiere un papel protagonista en el tema, de aire más alegre que el anterior. Un teclado acompaña la melodía vocal decorándola y añadiéndole matices más juguetones. El bajo pega fuerte y conduce el tema por un derrotero más bailarín que da un giro cerca del minuto dos de canción, donde la cadencia de los acordes de la guitarra la oscurecen, aunque esta no tarda en recuperar su sonido original.

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En (I Miss) The Tokyo Skyline se asoman tímidamente lo que parecen unas guitarras eléctricas y unos samples al más puro estilo U2 que pronto dejan paso a la guitarra y a un violín que comienza a pintar el tema. La voz de James comienza a contarnos de nuevo una historia de añoranza, una especie de fotografía de un viaje o una temporada pasada recordado con alegría, con una especie de melancolía alegre, perfecta para la vuelta de unas buenas vacaciones. Una pequeña caja de ritmos le da al tema un aire futurista que le sienta de maravilla y el violín evoca un sonido oriental perfecto. Quizá se eche de menos un pequeño estallido, algo menos de contención en esta canción con auténtico potencial de single. Anthem For A Lost Cause abre la segunda parte del disco. Guitarra y batería comparten el inicio de un tema de nuevo melancólico en el sentido más triste. Las cuerdas hacen aparición para traernos una triste cadencia para que después la voz de James continúe contándonos la historia que encierra la letra. En el estribillo aparecen de nuevo las trompetas para añadir ese toque épico y melodioso con el que comenzamos el álbum y que ya llevaba un tiempo sin aparecer.

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En octavo lugar tenemos As Holy As The Soil (That Buries Your Skin), canción en la que un gran piano se une a la guitarra de James mientras que los Manics comparten la parte vocal a modo de coro masculino dándole un aire grandioso y esperanzador. De nuevo los vientos acompañan a la melodía principal para añadir algo de calor y buen rollo a la atmósfera lenta y casi marcial, que termina por pasar sin pena ni gloria en realidad. Más desnuda empieza 3 Ways To See Despair: James y un par de guitarras que rasguean unos acordes que acompañan su voz. Entran el bajo y la batería para traernos una armonía más oscura, más Manic, más propia de los temas acústicos y medios tiempos que aparecían en joyas como This Is My Truth Tell Me Yours o Journal For Plague Lovers. ¡Sorpresa! Solo de guitarra en este temazo que a cada minuto nos regala algo más: un extraño ruido vibrante al fondo, letras más retorcidas, una batería pesada y reverberante que restalla al fondo y una sensibilidad muy suya que va construyendo un final algo menos oscuro pero que nos deja con esa sensación de los Manics que siempre hemos conocido. Una auténtica joya.

James Bradfield Guitar

«No me pongáis esa cara, que todavía me acuerdo de cómo se tocaba esto.»

Running Out Of Fantasy comienza con una especie de contrabajo distorsionado, como a través de una emisora A.M. que de pronto da paso a un arpegio agudo, brillante y cálido que acompaña a la voz de James sin más artificios. Una segunda guitarra entra en juego para ofrecer un arreglo muy Brian May, muy Love Of My Life, un toque casi medieval de guitarra clásica, de romance. En la segunda estrofa se nos unen un piano y un sinte al fondo, a modo de acompañamiento. Instrumentos de cuerda decoran el tema hacia el final de su tercer minuto y este empieza a llenarse de arreglos y pequeños fondos y efectos que hacen sitio a un solo de guitarra acústica al cierre de la canción.

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Esos sintes que decoraban el fondo de los temas pasan a un primer plano en Manorbier, el tema instrumental del disco, que presenta de entrada una atmósfera relajada y oscura que se confirma cuando la guitarra hace su entrada en forma de arpegio. La batería resuena con un eco post-punk al que se unen lo que parecen unos theremines que con su alegre y sencilla melodía de apenas cuatro notas nos regalan un estribillo más cálido. Este extraño sonido marca la línea entre la oscuridad y la alegría pasajera, marcando como el día y la noche de un tema que, sin letra, resume el sentir y el sonido de un disco lleno de contrastes y de idas y venidas.

Manic Street Preachers

Los Manics esperan que nos haya gustado y que estemos preparados para el último golpe.

Cierra 30-Year War. Unos vientos inician un tema triste, con sabor a cierre y a despedida. Un bajo ligeramente distorsionado y unos efectos electrónicos al fondo acompañan la voz de James en el tema más políticamente cargado del disco. El estribillo suena más alegre, más esperanzador, más lleno y ejecutado con más garra, al estilo de The Masses Against The Classes (salvando las distancias sonoras, claro). El bajo lleva el peso armónico del tema y da paso a los dos mundos que estrofa y estribillos representan en total contraste. La electrónica se encarga de la parte rítmica de la canción y, de nuevo, un tímido lick de guitarra eléctrica hace su aparición a modo de solo. El tema cierra con el repetitivo mantra “y te pregunto de nuevo ¿qué nos queda por hacer?”, apelando al oyente. Terminan ritmo y bajo en un machacón final que cierra el disco por completo.

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En una primera escucha puede asustar. Pasados los seis primeros temas puede que nos encontremos preguntándonos ¿qué pasa? ¿dónde está el rock, la transgresión, la rabia y la política? ¿dónde está la lírica incómoda y oscura? La paciencia recompensará a quienes sepan primero apreciar esta nueva dirección y después redescubrir cómo los Manics han mezclado este nuevo sonido con el suyo de siempre, con el que llevan fabricando desde finales de los ochenta. Con Rewind The Film, James, Nicky y Sean se han marcado un disco MADURO (con mayúsculas, sí) como pocos, lleno de experiencia, de nuevas sensibilidades y con guiños a su pasado. En definitiva, el disco que todo buen roquero querría sacar a sus cuarentaitantos. Sí, quizá se necesite tiempo para que crezca en nosotros, algo de paciencia. Y sí, se echa de menos la rabia llenaestadios y revientatripas de la que sabemos que son capaces. Pero sigue ahí el pop-rock perfecto condensado en canciones bien escritas, bien ejecutadas y llenas de colores y matices. Perfecto para mira hacia atrás.

Nota de los usuarios:

[ratings]

Rewind The Film

Tracklist:

1. ‘This Sullen Welsh Heart’ (con Lucy Rose) (4:14)
2. ‘Show Me The Wonder’ (3:19)
3. ‘Rewind The Film’ (con Richard Hawley) (6:37)
4. ‘Builder Of Routines’ (2:29)
5. ’4 Lonely Roads’ (con Cate Le Bon) (2:54)
6. ‘(I Miss The) Tokyo Skyline’ (3:47)
7. ‘Anthem For A Lost Cause’ (3:52)
8. ‘As Holy As The Soil (That Buries Your Skin)’ (3:20)
9. ’3 Ways To See Despair’ (3:17)
10. ‘Running Out Of Fantasy’ (4:09)
11. ‘Manorbier’ (4:32)
12. ’30 Year War’ (5:11)

Álbum: Spotify | Comprar en Amazon

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The Killers lanzará en noviembre su recopilatorio «Direct Hits» con dos temas inéditos: escucha «Shot At The Night», uno de ellos

El 11 de noviembre llegará a las tiendas Direct Hits, el recopilatorio con el que la banda The Killers repasará diez añazos de carrera en esto de la música. El álbum incluirá, además de todos sus hits desde aquel lejano Hot Fuss hasta su última entrega, Battleborn, varias sorpresas para las ediciones especiales y dos temas inéditos. Ya podemos escuchar el primero de ellos, Shot At The Night:

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El tema explora aún más su vena más electrónica y bailable, su lado más New Order que ya desde Day And Age controlan a la perfección. El tema tiene la capacidad de convertirse en otro de sus grandes himnos, dejando de lado un poco el sonido más descafeinado de su último trabajo y presentándonos de nuevo a unos Killers con ganas de comerse los escenarios y a quien se ponga por delante. Para la grabación de este tema (y se nota con las primeras notas) se han aliado con Anthony González, miembro del grupo M83.

Brandon Flowers of The Killers

Brandon quiere sacarnos a bailar, eso sí, siempre como todo un caballero.

El disco incluirá otro tema inédito, Just Another Girl, para el cual han puesto a los mandos al productor Stuart Price (antiguo compañero de faena del grupo y especialmente de Brandon) y será lanzado como single el 4 de noviembre, a una semana del lanzamiento del disco. En la edición especial de Direct Hits encontraremos además la demo original de Mr. Brightside y el remix de Calvin Harris de When You Were Young. Dientes largos e impaciencia nos dejan este pedazo de single que esperemos que traiga consigo alguna fecha que otra y muchos más temazos por venir. De momento, aquí están la portada y el tracklist oficial.

The Killers Direct Hits

Tracklist:

Mr Brightside
Somebody Told Me
Smile Like You Mean It
All These Things That I’ve Done
When You Were Young
Read My Mind
For Reasons Unknown
Human
Spaceman
A Dustland Fairytale
Runaways
Miss Atomic Bomb
The Way It Was
Shot At The Night
Just Another Girl’
Extras de la edición Deluxe:
Mr Brightside (Original Demo)
When You Were Young (Calvin Harris remix)
Be Still

Vía: NME
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Crónica: El mató a un policía motorizado @ Sala Mardi Gras (A Coruña, 14/09/2013)

Muchos venimos siguiendo los pasos de los argentinos Él mató a un policía motorizado desde la pasada edición del festival portAmérica. Es una de esas bandas en las que se nota que la energía que ponen en sus discos, les sale por los poros cuando se suben al escenario, y más, si tocan en sala. En una sola palabra, lo que se vivió anoche en la sala Mardi Gras fue una gran conexión. Entre grupo, público y el fuerte rojo de las luces. El concierto empezó pasadas las once y veinte de la noche con Santiago susurrándonos El magnetismo, que se fundió con la explosiva (y los primeros coros del público) Mujeres bellas y fuertes, quizás el mayor éxito del disco que continúan presentando, La Dinastía Scorpio.

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Yoni B emergió como un torrente, con su guitarreo y su intensidad salida de la Fórmula 1. Algunos en primera fila disfrutaban como si estuvieran viendo a su banda favorita y acto seguido, tras La Navidad en Los Santos, la celebrada y adelantada Más o menos bien para seguir recordándonos que estaban presentado el disco, aunque también hubo tiempo para temas de ayer, como La cobra o Terrorismo en la copa del mundo, que me recordó mucho, perdón por lo que voy a decir, a ciertos temas de Los Planetas. Pero es que es inevitable que la primera vez que empiezas a escuchar a un grupo de fuera, no intentar buscar comparaciones: «suenan a tal, a cual y a Pascual», aunque también es cierto que a estas alturas es complicado crear algo original y lo mínimo que se pida es que se haga bien, dentro y fuera del directo.

La concentración de estos cuatro muchachos pareció de sobresaliente y a la gente se le quitaron los complejos y uno tras otro iban animándose a bailar en primera línea. De aquí al final aquello fue un no parar repasando repertorio. Chica rutera, Chica de oro y El fuego que hemos construido protagonizaron una recta final que se fue en un suspiro y a la que se puso como colofón final la vuelta de los Él mató al escenario entre tanto aluvión de gritos pidiendo otra y tocaron un par de temas más, haciendo guiños a los que los pidieron durante todo el directo: Guitarra Comunista y Amigo Piedra, con unos fans entregadísimos cantando a gritos ambos temas. Tal como acabó esta última, abandonaron el escenario, dejándonos a todos aplaudiendo sin parar.

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Crítica: Arctic Monkeys – AM (Domino, 2013)

Siguiendo su cadencia bianual a la hora de entregar nuevos trabajos ya tenemos en nuestras manos el nuevo trabajo de los (ya no tan) chavales más carismáticos de Sheffield. Los Arctic Monkeys de Alex Turner se han metido de nuevo en el estudio para grabar doce canciones que, como en anteriores ocasiones, dan un bandazo en su sonido lo suficientemente rotundo como para creérnoslo y aceptarlo pero no tan fuerte como para que creamos que los hemos perdido en un delirio estilístico. Sin abandonar el buen hacer y el pop redondo de su Suck It And See de 2011, los monos toman un nuevo derrotero de manos de su fiel productor (desde Favourite Worst Nightmare) James Ford. Grabado entre Los Angeles y California (nada menos que en el Rancho De La Luna de Joshua Tree) y repleto de apariciones estelares y colaboraciones jugosas AM nos trae a un grupo más maduro (por muy cliché que suene), más cool y más consciente de sí mismo.

Arctic Monkeys 2013

«Morritos, morritos, que es lo que les jode.»

Tenemos que remontarnos a 2012 para empezar a dar una idea del sonido del álbum, concretamente a finales del mes de febrero cuando lanzaron el sencillo R U Mine?, una (aunque entonces no lo sabíamos) declaración de intenciones de lo que estaba por venir: bajos y ritmos más contundentes, un sonido más bailable, riffs demoledores y una actitud más chulesca, menos introvertida, menos “indie” y más roquera. No es un tema que tire por tierra lo que los monos estaban haciendo antes, tiene mucho de su sonido característico, saltarín y con garra, pero si da una idea de más trabajo en estudio. Como ya declaró Turner en varias entrevistas “el nuevo disco suena más a trabajo de estudio que a cuatro tipos tocando en una habitación”, y este tema ya sonaba así.

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Más tarde llegó Do I Wanna Know?, la total confirmación del sonido que R U Mine? había empezado a dejar ver: un riff de guitarra afilado e insistente domina el tema mientras el Alex Turner más sexy que hayamos oído nunca nos lleva por una historia de amor torturado (tema que salpica el disco en gran mayoría de sus temas). Sí, es un tema simple, algunos podrían pensar que incluso algo repetitivo, pero juega con lo que tiene (un riff y apenas una variación entre estrofas y estribillo) diferenciando las distintas secciones de la canción con unos cambios de potencia, presencia y volumen que siguen poniendo los pelos de punta con cada escucha. Minimalismo compositivo que en ningún caso queda en minimalismo sonoro gracias a la producción y las horas de estudio que este tema debe llevar encima. Este combo poderoso abre el disco. Todavía queda una canción más que conocimos antes del lanzamiento oficial del disco, la etílica Why’d You Only Call Me When You’re High?, pero a partir de aquí vamos a seguir un orden y a desenvolver despacio los otros nueve temas inéditos que los de Sheffield nos tenían preparados.

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En tercer lugar tenemos One For The Road, un tema en el que asoma la cabeza (o más bien la garganta) una de las primeras estrellas invitadas: Josh Homme de Queens Of The Stone Age, amigo de la banda y otrora productor en parte de uno de sus discos clave, Humbug. La canción abre con el falsete de Homme y una escala de guitarra reverberante que dejan paso al golpe de la batería y el bajo que construyen el resto del tema. Es uno de los temas que más refleja el nuevo sonido conseguido en esta entrega, ese R&B con riffs, ese sonido que ellos mismos definieron como “juguetear con Dr. Dre y G-Funk”. Sin una variedad ni una complejidad notables el tema engancha por su carácter sensual. La voz grave de Turner se mezcla con los coros en falsete y unos breaks y solos de guitarra hipnóticos.

Alex & Josh

ATENCIÓN: el nivel de guay de esta foto no es apto para todos los públicos.

Le sigue Arabella, una de las grandes joyas del disco. Tanto lírica como musicalmente esta canción presenta una conjunción de los Monkeys seductores y guays y los que saben hacer rock, atarse los machos, colgarse las guitarras y sacar un par de riffs demoledores o dos. En las estrofas seguimos en un terreno muy R&B, muy negro, seductor en las letras y en la forma de cantarlas y para cuando llega estamos atrapados en un riff Black Sabath-esco (sí, War Pigs, si) y un cambio de tercio demoledor. Es uno de los temas con mayor diversidad sonora, con más idas y venidas y más variado del disco, en el que más trabajo podemos observar. Minimalista en su esqueleto, el tema construye un puente hacia el final que da paso a un demoledor solo de guitarra de lo más stoner para confirmar el carácter más rock del tema. La siguiente pista es I Want It All, un pequeño cambio de tercio. Un rock lento, más distorsionado y más terco que recuerda inevitablemente a Electricity, la cara B de R U Mine? El falsete y la voz más grave se acompañan durante todo el tema para crear una atmósfera más pesada, más densa. Quizá uno de los puntos flacos del disco, pero un tema disfrutable al fin y al cabo en especial por los momentos en que el falsete se queda solo y le acompaña una guitarra afilada y unos sho-woops de lo más Queens Of The Stone Age. El tito Josh debe estar más que orgulloso.

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El ecuador del disco es para la balada No. 1 Party Anthem. Con un sorprendente piano acompañando el tema aquí nos encontramos con reminiscencias claras de un sonido anterior: las baladas de Suck It And See y los temas que Turner aportó a la película Submarine son un más que claro referente en el pausado ritmo de esta canción que intercambia el piano por los arpegios suaves de guitarra y acaba con una de las mejores interpretaciones vocales de Turner. Una perfecta balada BritPop. Le sigue Mad Sounds, otro tema lento pero más desnudo en este caso. En un estilo muy Velvet Underground unas guitarras sencillas y preciosistas siguen a un tímido teclado que de vez en cuando apoya la armonía del tema, que crece en intensidad cuando llegan los uhlalalas del final pero que no pierde la intimidad ni la delicadeza con la que se presenta. Perfecta para recuperar fuerzas, para que nuestros oídos se relajen un poco antes de lo que se nos viene.

Arctic Monkeys Live

«¡Y ahora una pal camino!»

Fireside comienza con uno de los mejores ritmos de batería de Helders, que ciertamente parecía un poco olvidado en el disco y parecía haber dejado de lado su delirante virtuosidad. Acompaña a una guitarra acústica que acaricia la voz de Turner, de nuevo sexy y pausada. Aporta su grano de arena precisamente a la guitarra Bill Ryder-Jones, ex guitarrista de The Coral. Como enganchado en un bucle algo monótono, como construido en torno a una idea que no acaba de estallar el tema es, quizá, el segundo punto flaco del álbum. Pero no nos da tiempo para aburrirnos cuando entra pisando fuerte de nuevo el sonido R&b del disco en el single Why’d You Only Call Me When You’re High?, una oda a los mensajes mandados a esa persona especial en un momento de debilidad alcoholica en el que sin filtros agarramos el móvil. Una canción divertida, sencilla, corta y directa que se te pega como una lapa a las sienes.

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En el puesto número diez tenemos Snap Out Of It, otro medio tiempo pesado y muy Queens. El piano hace de nuevo aparición para llevar el ritmo durante el tema, los coros en falsete y su conjunción con la voz sexy y más grave de Turner llevan la parte vocal de este tema casi cabaretero y circense, una versión más refinada y menos bestial de ese sonido que ya habían sabido manejar en temas como Pretty Visitors o This House is A Circus y que demuestran manejar a la perfección. Viene de la mano del segundo tema en el que Josh Homme ha echado una mano, Knee Socks. Un mareante riff de guitarra da paso a la explosión del bajo y la batería, que dejan casi solo a Turner con sus estrofas, su sensualidad vocal y su actitud. En el estribillo los falsetes se unen de nuevo a la voz de Turner. Cuando parece que en sus dos primeros minutos el tema ha mostrado todo lo que tenía que ofrecer se hace el silencio para el resto de instrumentos y se quedan solos los coros en falsete, el momento más R&B del disco, más inesperado, lo que más suena a esa “ex girlfriend music” de la que hablaban los monos a la hora de describir el disco. Homme acompaña al fraseo de los coros y cierra el tema con una vuelta al estribillo que queda salpicada de su voz a modo de solo.

Josh Homme

«Ay, mis monetes, qué grandes se me han hecho.»

El disco cierra con otra joya: I Wanna Be Yours. Un poema del legendario John Cooper Clarke sirve de letra para la mejor balada del disco, si no de la carrera de estos chicos. De nuevo con una instrumentación más minimalista (entrando en juego incluso una caja de ritmos, artilugio nunca antes utilizado por el cuarteto) Turner toma las riendas de un tema de amor desesperado, oscuro, casi sucio y pesado. Le acompañan unas deliciosas armonías en falsete y estalla en uno de los mejores estribillos del disco. La atmósfera creada por el tema no hacen en absoluto necesario un cambio más allá del que se produce entre estrofas y estribillo, el tema envuelve y mantiene atento con su letra, su belleza musical y su ejecución. Si de verdad tienen dos dedos de frente este tema debería colarse al final del setlist de sus próximos conciertos.

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Y en escasos cuarenta minutos hemos asistido a uno de los mejores ejercicios de los cuatro de Sheffield: juegos vocales, producción impecable, una nueva atmósfera ejecutada con maestría y un repertorio que llenará estadios. Para no caer en adoraciones extremas diremos que al disco le falta lo que a otros lanzamientos de los Monkeys: oscuridad. Library Pictures, All My Own Stunts… ese sonido a medio camino entre el Stoner Rock y el Post-Punk que habían conseguido en Suck It And See ha desaparecido casi por completo y, qué demonios, se echa algo de menos, pero cuando el resto del disco es capaz de evocar un sonido tan nuevo para ellos y que a la vez les sienta tan bien uno deja de mirar hacia atrás y se concentra en el hecho presente: AM es un discazo de cabo a rabo.

Nota de los usuarios:

[ratings]

Arctic Monkeys - AM

Tracklist:

1. «Do I Wanna Know?» 4:32
2. «R U Mine?» 3:20
3. «One for the Road» 3:26
4. «Arabella» 3:27
5. «I Want It All» 3:04
6. «No.1 Party Anthem» 4:03
7. «Mad Sounds» 3:35
8. «Fireside» 3:01
9. «Why’d You Only Call Me When You’re High?» 2:42
10. «Snap Out of It» 3:12
11. «Knee Socks» 4:17
12. «I Wanna Be Yours» 3:04

Álbum: Spotify | Amazon
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