Archivo de la etiqueta: Indie Rock

Escucha una nueva canción de Mando Diao: «Black Saturday»

Desde hace unos meses, los suecos Mando Diao regresaron a la actualidad después de anunciar a través de un pequeño teaser un nuevo álbum para este año bajo el nombre de Aelita, y además, acompañado de una gira mundial que los acercará hasta el Arenal Sound. ¡Pero ahí no acaba la cosa! Desde hace un par de días ya podemos escuchar Black Saturday, uno de los nuevos sencillos, y a juzgar por su sonido, siguen en la línea de la electrónica. Algo que sinceramente, a los fans primerizos, no nos entusiasma. Podéis escucharla a través de esta web. ¿Qué os parece?

Mando Diao

Parecen salidos de un anuncio de colonia

Vía: dod magazine
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Nuevo disco de La habitación roja: «La moneda en el aire»

Después de un más que exitoso Fue eléctrico, que los llevó a recorrer buena parte de nuestro país (nosotros les vimos en el Festival do Norte y el portAmérica), los chicos de La habitación roja continúan con su buena racha anunciando una nueva entrega, es decir, un nuevo disco, a través de su página web. Éste llevará por título La moneda en el aire y se publicará dentro de poco, el 4 de febrero, para ser más exactos. parece que en esta tarde de viernes, Jorge Martí y los suyos han conseguido ponerle los dientes largos a más de uno con lo que sea que puedan entregarnos próximamente. Lo que si es seguro es que no dejará indieferente a nadie.

La habitación roja

Vía: Web Oficial
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«A medida que avanzamos notamos cómo las canciones van cambiando lo suficiente como para tener ese punto de mejora necesario a la hora de llevarlas al directo»: entrevista a Autumn Comets

En su tercer y último trabajo Moriréis en Camboya, Autumn Comets han sabido volatilizar su sonido complejo de una forma absolutamente personal. Tras un debut autoeditado y un segundo disco que les dio a conocer en la escena independiente, se han convertido en una de las bandas que más ha sorprendido durante 2013, y con motivo de su actuación el próximo mes de enero por tierras gallegas (el 24 estarán en el Liceo Mutante, en Pontevedra; y el 25 en A Casa Tomada, en A Coruña), hemos tenido la posibilidad de charlar con Pablo P. Campesino, batería del grupo y esto es lo que nos ha contado.

Autumn Comets

Bea: Ahora que ya tenéis vuestro tercer disco, se suele decir que es ahí cuando se sienta la cabeza y se afianza el estilo del grupo. ¿Estáis de acuerdo?

Autumn Comets: En nuestro caso ha sido así, aunque es cierto que los hechos han influido bastante. Es el primer disco con el nuevo bajista, Mario, y tras su entrada se dio un repaso a toda la base rítmica, lo que nos llevó, casi sin querer, a concebir las canciones de otra manera, una manera más directa y sin «perdernos» tanto en cambios constantes. Es un disco más contundente, por así decirlo, más compacto. Y eso normalmente suele llevar a pensar que se ha sentado la cabeza. Veremos qué pasa con el cuarto.

B: ¿Qué historia hay detrás del título de vuestro último trabajo «Moriréis en Camboya» y tras todo el disco en general?

AC: La historia es muy sencilla, nos lo gritó una mujer borracha en Zaragoza en mitad de un concierto. Justo después de gritarnos «¡Más rock, maricones!» y «¡Esos punteos, Robert Palmer!». Hemos vuelto un par de veces a Zaragoza y no hemos vuelto a verla. Una pena. Las letras del disco sí tienen más miga, sólo que no cuentan historias con principio y final. Se parte de una idea real y a partir de ahí hasta donde la mano mande. Santa Teresa, tal vez, sea en realidad la más real. La más cruda.

B: La crítica os elogia bastante definiendo que sonáis como una mezcla de diversas bandas como Wilco, Death Cab for Cutie y Fuck Buttons, por citar unos pocos. ¿Qué opináis de todo esto?

AC: Nos gusta y nos hace gracia, porque a veces nos comparan con grupos tan diferentes entre sí que hay que pararse a pensar. El último que nos dijeron fue, tras un semi-acústico, The XX. Bastante improbable. Es cierto que se nos enciende una luz cuando nombran a ciertos grupos. Low, por ejemplo. Palabras mayores.

B: Habéis hecho una extensa gira este año y por lo que sabemos, continuaréis en 2014. ¿Qué acogida está teniendo vuestro directo tanto entre fans como en gente que os esta descubriendo aún ahora? Ya que por decirlo de alguna manera, sois un grupo que gana en él.

AC: Sin duda somos un grupo de directo. La clave es que disfrutamos mucho y no concebimos sacar discos para dar diez o quince conciertos. Cuantos más, mejor. Con esta gira habremos dado cerca de cuarenta, y a medida que avanzamos notamos cómo las canciones van cambiando lo suficiente como para tener ese punto de mejora necesario a la hora de llevarlas al directo. Respecto a la acogida habría que hablar del Sonorama. Estar en un festival así, llenar la carpa y notar que hay gente que se ha parado a escuchar un disco que tal vez sea «complejo» y haya escogido vernos por encima de otras opciones… Uf. Pelos de punta al recordarlo.

B: Siguiendo con el directo, ¿creéis que la interpretación debe ser una representación perfecta del sonido del disco u os permitís el experimentar con sonidos y cambios que sólo la inmediatez de estar sobre el escenario os permite hacer?

AC: Sonar como el disco tiene mucho mérito. Muchísimo. Pero nos parece algo aburrido. En directo somos, en el buen sentido de la palabra (esperamos) mucho más imperfectos. Hay ciertas canciones que acaban de una manera u otra, depende del desarrollo del concierto. Nos permitimos ciertas licencias y creemos que eso la gente lo nota. Nos han dicho alguna vez algo que nos encanta, que es que cuando nos ven, en algún momento, notan cierta tensión al no saber qué va a pasar. Igual también influye que solemos acabar un poco desmadrados…

B: De entre todas vuestras canciones hasta ahora, ¿tenéis alguna favorita? ¿Por qué? Tirando un poco por las anécdotas, me gustaría dejaros espacio para que contéis lo que queráis sobre el proceso que habéis seguido para dar a la luz este disco.

AC: Creo que en directo Plans es la que nos toca la fibra sensible a todos. Es con la que solemos acabar y descargas la tensión de los 50 minutos de concierto en ella. Santa Teresa suele servir para «medir» cómo ha ido hasta ese momento. Tiene un principio lento, que va subiendo, y cuando explota solemos notar si el público explota con nosotros o está algo más frio. Por suerte lo hemos estado consiguiendo. Más que anécdotas habría que hablar de la semana que pasamos en los estudios de Raúl Pérez, La Mina, en Sevilla. Es como estar una semana en una cápsula del tiempo. Lo de fuera no vale, te aíslas y los días pasan de manera extraña. Un lujo.

B: Y ya que hablamos tanto de influencias musicales también quiero preguntaros por vuestras otras influencias, esas películas, libros o series, o demás que habéis querido plasmar en forma de canción en el disco.

AC: Siendo seis esto daría para horas! Pero estamos de acuerdo en muchas cosas, fundamentalmente en series. The Wire, Los Soprano y A Dos Metros Bajo Tierra han pasado por las manos de varios de nosotros. También Breaking Bad. Respecto a películas, reconocemos que hay un sector con cierta tendencia a ir al cine a ver pelis de robots gigantes que pelean contra mutantes gigantes, o «pelis de espadas» como dicen ellos. Cine intelectual.

B: ¡Muchas gracias!

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Crónica: The Wave Pictures @ Le Club (A Coruña, 06/12/13)

Algunos estuvimos tentados a plantarnos hace unos años y negarnos a escuchar música nueva, regocijándonos para siempre en las canciones y discos que ya sabíamos que nos gustaban. Pero por mucho que lo intente uno, esto es imposible, los buenos grupos acaban filtrándose y acaban llegando para quedarse, sea por una recomendación, por un single u por otros medios aún más extraños. Hace unos años Nacho Vegas decidió subirse al barco del grupo Manel para grabar una versión del My kiss de The Wave Pictures que se coló en mi Spotify. Años más tarde estoy yendo a un concierto suyo en A Coruña (tras habérmelos perdido otro par de veces) mientras maldigo la era de la información.

Es de bien nacidos ser agradecidos y la posibilidad de haber vuelto a la sala Le Club se le debe en esta ocasión a +Galicia a los que les mandamos unas flores (metafóricas) por habernos acreditado. El otro agradecimiento es para Sebas, el fotógrafo de excepción que nos acompañó y que firma las fotos de esta crónica. La penúltima pata del banco soy yo. ¿Y la última? The Wave Pictures. The Wave Pictures, como banda, parten de un concepto básico y puro: tres personas que dominan con creces sus instrumentos y que se juntan para hacer música en común. ¿Fácil eh? Amparados bajo las alas de la gallina clueca del indie rock inglés, el trío se caracteriza por un estilo propio (que no original), guitarras alegres, la voz característica de su cantante David Tattersall, letras irónicamente inglesas, baterías potentes y un bajista que cuando coge los coros hace la voz grave y seria como salvo honrosas excepciones hacen todos los bajistas del planeta.

Wave Pictures

Además de eso, The Wave Pictures son un grupo prolífico que sacan discos como churros y dan conciertos por doquier. En esta ocasión traían bajo el brazo su último trabajo City Forgiveness y a un cuarto integrante que tocó desde las maracas hasta la misma batería y sirvió de apoyo a la banda. Abrían precisamente con uno de los temas de este álbum, Lisbon, ante una sala que registraba una muy buena entrada. Desde el primer momento se pudo apreciar lo que sería el patrón del sonido del grupo, sin escatimar en potencia ni en sentimiento pero tampoco buscando la pureza del sonido sino algo más cercano, que comulgase más con lo casero del rock, como un ensayo para unos amigos.

Desde un primer momento los tres integrantes del grupo se lucieron sin pretenderlo. Desde el ritmo imparable de la batería a los guitarreos entre punteos y solos que hacía el cantante y servían para enriquecer a los temas Todo sin olvidar el bajo juguetón que iba acompañándole y que no se limitaba a seguir «el guión» marcado por la guitarra. Con The West Country ya comenzaron algunos tímidos bailes en las primeras filas. Quizás The Wave Pictures no inviten tanto a la danza como pueden ser otros grupos de la cuerda como Arctic Monkeys pero lo que pierden ahí lo ganan en la composición de unos temas que más de una vez coquetean con el lo-fi.

The Wave Pictures

El calor presente en la sala no evitó que el respetable disfrutase de hits del grupo como Spaghetti o Kiss Me y a pesar de que en ocasiones la sala volvió a parecer una peluquería dado el volumen de las conversaciones presentes entre todos fuimos capaces de ir consiguiendo un ambiente propicio para escuchar música. Reminiscencias a algunos lejanos Belle & Sebastian en las lineas vocales aparte, se iba sacando la artillería pesada sin dejar lugar a la duda ni espacio a la crítica. Los nuevos temas suenan más que bien y siguen la linea dibujada ya por otros discos como Long Black Cars o Instant Coffee Baby.

Si el look de niño bueno de David no es suficiente para enternecer al público, para ello ya está el batería Jonny Helm bajando de su trono para cantar alguna de las canciones como Without Feathers cuyo solo dejó al mayoritario público femenino al borde del suspiro infinito o al menos buscando a donde se había caído su ropa interior. Rato tuvo este hombre también para cantar mientras tocaba la batería, en esta ocasión Give me a second chance, que fue seguida por una bellísima Sweetheart que hizo que le puso el lagrimal a punto a más de uno.

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No se puede dejar de lado que además del estilo propio, la buena instrumentación y técnica de los músicos y la calidad de los temas, el grupo pelea en todo momento por conseguir que el concierto sea algo cercano, a pesar de tener la barrera del idioma. Sin caer en el gravísimo error de querer ser un grupo de graciosos, decoran entre canciones con pequeñas anécdotas o comentarios, escuetos pero que ayudan a engrasar el repertorio. Con Strange Fruit for David cerraron el set oficial y dieron paso tras un breve tutorial de como solicitar un bis a, exactamente eso, el bis.

Servidor jamás había visto algo parecido y aún sigue preguntándose cómo ocurrió. Resulta que el bis duró casi tanto como el concierto, tocando hasta ¡ocho! canciones, entre ellas una versión de Daniel Johnston, algún tema más del último disco, éxitos como Just like a drummer o Eskimo Kiss todo esto para acabar con un épico Never go home again y –ahora sí– un público completamente entregado que los jaleó y aplaudió mucho más de lo mentalmente sano. Tiempo tuvo incluso el batería a ser el que cantase uno de esos temas del breve encore.

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Tras este concierto en dos partes ¿con qué nos quedamos? The Wave Pictures son apuesta segura. Son un concierto para ir aunque no los conozcas, para recomendar a alguien o para enamorarte de ellos. Merecen un diez con un interrogante para que expliquen como hacen el reparto de canciones. Y que no tarden en sacar más discos aunque haya que seguir descubriendo canciones.

Setlist

  1.  Lisbon
  2.  The west country
  3.  Red Cloud Road (part 2)
  4.  Spaghetti
  5.  Kiss me
  6.  The Innatentive Reader
  7.  Narrow Lane
  8.  Cut them down in the passes
  9.  Without feathers
  10.  Tiny craters in the sand
  11.  Give me a second chance
  12.  Sweetheart
  13.  Strange fruit or David

Encore:

  1.  Before this day
  2.  Eskimo kiss
  3.  The Woods
  4.  Just like a drummer
  5.  My life is starting over again (Daniel Johnston)
  6.  Chestnut
  7.  Now you’re pregnant
  8.  Never go home again
The Wave Pictures: Página oficial | Facebook | Last.fm

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The National

Crónica The National + This Is The Kit @ Heineken Music Hall (Amsterdam, 07/11/2013)

Un golpe del destino me llevó esta vez a Amsterdam a ver a los incombustibles The National. Contra todo pronóstico y a eso de las siete y media de la tarde llegaba a la maravillosa sala Heineken. Podría decir burradas acerca del robo que supone comprar allí la moneda con la que se pagan las cervezas y los euracos que te gastas si quieres dejar las capas de ropa que llevas encima para sobrevivir al frío holandés, pero lo cierto es que sólo hice uso de lo primero y aún me quedan 3 fichas, la excusa perfecta para volver a ese mágico lugar. Y digo mágico porque llegué sola y no muy emocionada y salí como una niña pequeña con una piruleta.

Heineken Music Hall

Pues sí, amigos. Una piruleta es lo que le faltaba a la cantante de This Is The Kit, que abrió la noche acompañada de su banjo y una voz más dulce que la de un beso de gominola. Y hablo así porque aunque me gustaron algunas de sus canciones, acabé un poco cansada de tanto «uuuh», «aaaah», «eeeeh», «uuuh». Pero vaya, que podéis juzgar por vosotros mismos escuchando unos temas aquí. La última vez que vi a The National fue hace cinco años en el festival Werchter, en Bélgica y por aquel entonces también fui sola, ya que mis amigos prefirieron ir a ver a Mika al escenario de al lado. Y ¿por qué digo esto? Porque me parece que en general es un grupo que «no conoce nadie» y que a pesar de hacer de banda sonora para series como Chuck o Anatomía de Grey, entre otras, «ojo cuidao», debería tener más reconocimiento por aquí por Europa. Aún así hubo lleno en la sala y vi a algún holandés de estos gigantes echando unas lagrimillas. Que no se diga.

The National

«Me gusta el juego y el vino. El vino, mucho» – Foto de Heineken Music Hall

Pasada una hora, los teloneros dejaron paso a los de Ohio. Matt Berninger que salió como podéis ver, enfundado en unas gafas de lo más jípster retro, vino acompañado de su inseparable copa de vino, de la que hablaremos más adelante. A decir verdad, en cuanto empezaron el concierto con I Should Live in Salt, pensé que me hubiese gustado mucho más ir a un concierto de la gira que hicieron por High Violet y no Trouble Will Find Me, pero me callaron la boca enseguida y me complacieron, ya que tras Don’t Swallow the Cap vinieron Anyone’s Ghost y Bloodbuzz Odio y todos nos vinimos muy arriba. Incluso con la lentitud de la segunda el público se emociona, ya que los acompañamientos de trompeta y trombón hacen del final una delicia perfecta que dio paso a la descompasada Demons. Cuando conseguí alejarme del adolescente que cantaba detrás de mí a «grito pelao» comenzó Sea of love y todos coreamos el nombre del CD mientras Matt se deshacía en gritos hacia el final de la canción, algo que os sorprenderá si es que todavía no los habéis visto en directo, ya que en ocasiones, en lugar de ver a The National, os dará la sensación de estar viendo a un grupo de punk. Los teclados comenzaron a sonar y me emocioné mucho pensando que tocarían Wake Up Your Saints, la cuál nunca llegó, y sonó Hard to Find. Nos movieron a todos con Afraid of Everyone y tras hacer los coros de Conversation 16 y gritar que todos éramos malvados tocaron una buena combinación de Available y Cardinal Song, ambas de su segundo álbum, Sad Songs for Dirty Lovers. Pronto volvimos a 2013 y vinieron I Need My Girl y This Is the Last Time, que yo hubiese bailado lentamente abrazando a un chico del público que se agarraba el hombro derecho y se meneaba con los ojos cerrados, porque esa es otra cosa que tiene este grupo y que todos deberíamos tener en cuenta, sus letras y el significado de todas y cada una de las estrofas.

The National

Los hermanos Devendorf y uno de los Dessner haciendo coros – Foto de Heineken Music Hall

Antes os hablaba de la copa de vino que acompañaba a Berninger a su entrada al escenario, y es que es su compañera inseparable, lo cuál puede ser bueno y malo a la vez. Bueno porque puede llevarle a hacer canciones como All The Wine que fue la primera que tocaron del CD Alligator o malo, porque en medio de Abel le hizo perder el control de todo lo que le rodeaba y envuelto en ese poder punk que lo inunda a veces, le hizo no sólo gritar el estribillo «my mind’s not right» de forma muy loca, como en el álbum, sino también tirar el micro en varias ocasiones, lo cuál no fue muy agradable para nuestros oídos. A todos nos parecía raro que no removieran ninguna de las canciones de The Boxer del cajón, pero acertadamente eligieron Slow Show para paliar ese momento. A esa y alternando CDs le siguieron Sorrow, Pink Rabbits, England, con una muy bien traída lluvia proyectada detrás de la banda y Graceless. En ese momento el cantante comenzó a presentar a los componentes y se ve que al teclista no le importó demasiado, ya que mientras Matt nos contaba que le habían sacado un diente al trombonista, comenzó Fake Empire y todos nos volvimos muy locos. Allí nos dejaron, a medias, con las luces apagadas y los aplausos y silbidos incontrolados, mientras dos muchachos que deben tener más paciencia que Job con el pelirrojo, barrían los cristales de la copa que el líder de la banda había tirado antes de irse. Como era de recibo, volvieron muy lentamente con About Today, recuperada del EP Cherry Tree aunque pronto aceleraron el ritmo con Humiliation. Completamente embriagado, Berninger entonó como pudo Mr. November, tiró una botella al aire sobre el escenario justo antes de acabarla y la guitarra dio paso a la última de la noche, Terrible Love. El cantante es conocido por bajar y enredarse un poco por el público y así lo hizo en esta ocasión. Desgraciadamente veréis como el cable del micro pasa arrasando las cabezas de los asistentes y no cómo en el puente de la canción el pelirrojo viene hacia mí y me da un pisotón y un golpe, pero eso ya me lo guardo yo como anécdota. Vaya, que a pesar del vino, el espectáculo de los americanos es digno de ver y de escuchar, así que yo de vosotros, no dudaría el pasarme por alguno de sus conciertos. ¡Salud, hermanos!

Setlist:

1. I Should Live in Salt
2. Don’t Swallow the Cap
3. Anyone’s Ghost
4. Bloodbuzz Ohio
5. Demons
6. Sea of Love
7. Hard to Find
8. Afraid of Everyone
9. Conversation 16
10. Available
11. Cardinal Song
12. I Need My Girl
13. This Is the Last Time
14. All the Wine
15. Abel
16. Slow Shoe
17. Sorrow
18. Pink Rabbits
19. England
20. Graceless
21. Fake Empire

Bis:
1. About Today
2. Humiliation
3. Mr. November
4. Terrible Love

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