Crónicas del Resurrection Fest, Viveiro, parte III

Llegó el último día. Quizás el más esperado por ambos redactores, a pesar de los dos días previos cargados de buena música. Con la mirada fijada en Down y en Lagwagon, llegamos al estadio sin estar muy seguros de los cambios que la organización había hecho en el orden de actuación. Por suerte, pudimos echar un vistazo a un pequeño cartel en la entrada donde se nos informaba de tales cambios. Cara de sorpresa al ver que los primeros eran Nunnery, los cuales llevaban ya un rato tocando. Sólo pudimos llegar para algunas versiones, entre ellas Whole lotta love de Led Zeppelin.

La organización dejó el cartel del sábado así:

Nunnery
Aphonnic
Vortice
Useless ID
Nasty
Angelus Apatrida
Onesta
Escuela de Odio
Catch 22
Enter Shikari
Heaven Shall Burn
Down
Lagwagon

Tras Nunnery salieron Aphonnic. Estos vigueses dieron mucho que hablar, durante y tras el concierto. Empezaron con Profetas, un cántico a los falsos profetas del metal, que abogan por el anticapitalismo pero siempre con el dinero por delante. También dedicaron otra a los recién disueltos Sem Resposta. Por si os preguntáis qué clase de música hacen Aphonnic, os diré que un metal con unos teclados muy cuidados. Los vi bien tanto en el aspecto técnico como en el musical. Dadas las horas y el sol que salía por momentos, aún tuvieron bastante público. Muy reivindicativos, nos sorprendieron con una peculiar versión de We Will Rock You de Queen, y otra de Napalm Death, Breed to Breath.

Aphonnic. Foto cortesía de Iago Alonso.

Ya con la cerveza en mano y disfrutando un poco del sol que parecía salir, aparecieron Vortice. Quizás el tiempo y la situación no nos dejaron impregnarnos mucho del metalcore (o como quiera clasificarse, demasiado core y poco metal) de los catalanes, ya que no nos llamaron demasiado la atención. Buena batería, y quizás por un problema de sonido -o no-, me pareció raro escuchar un bajo por encima de una guitarra hoy en día. Si fue deliberado, digno de elogio. Tendré que darles otra oportunidad escuchando Zombie, su segundo disco.

JJ: For you, society, we do punk-rock! Así se presentaron Useless ID, un grupo que quizás os suene por ser un habitual en compartir cartel y discográfica con muchos grandes de la escena melódica. A pesar de venir de Israel, Useless ID suenan como si hubieran crecido en una playa de Santa Barbara, California. El grupo, compuesto por un clon de Dave Grohl a la voz flanqueado por varias Les Paul, dio un concierto que fue in crescendo en cuanto a calidad y que nos sorprendió por la cantidad de gente que consiguieron reunir coreando sus temas. Un concierto correcto, típicamente punk-rock en el que la única pega que habría que poner sería el poco volumen con el que se oían los coros. El bajista de No Use, dado a colaborar, salió a compartir un tema con ellos.

Matt Riddle con Useless ID. Foto con licencia BY-NC-SA del flickr de nothink4.

Mr. M: Cambio algo brusco, ir del punk-rock de Useless ID al hardcore brutal y sin florituras de Nasty. Rasgueos rápidos y guturalidad de más para mi gusto -quizás no se hizo la miel para la boca del asno-. Personalmente me dieron un poco igual. Pegadme, me lo merezco. Estaba distraído con el panorama femenino que por cierto, no dejó indiferente a nadie. Buenas rapazas por allí.

Los que sí que me gustaron mucho más fueron Angelus Apatrida. Ya les tenía ganas a los albaceteños, tras tanta recomendación por parte del colega James Ulrich. La apuesta metalera del día (junto a HSB), thrash del bueno, y con razón se están abriendo paso y dando mucho a conocer en la escena nacional e internacional. Y es que ya son unos veteranos, con 3 discos (el último, Clockwork, de este año) saciaron las ganas de solos y metal de muchos. Daba gusto escuchar el tapping y los mini-solos a lo Mustaine. Nos presentaron temas de ese último disco, canciones como Legally Brainwashed, aunque también dejaron perlas de otros discos como Give ‘Em War, Vomitive o Thrash Attack -esta última dedicada a dos alumnos de uno de los guitarristas, fallecidos recientemente-. Al final de la actuación, cómo no, salió el sol, que por unos momentos nos había abandonado.

Angelus Apatrida. Foto cortesía de Iago Alonso.

JJ: Onesta me cogió haciendo un ligero descanso después de las primeras 4 horas de conciertos y por tanto me basaré en lo que se oía desde el camping de al lado del recinto. Estos hardcoretas parisinos de estilo violento y toques de hip-hop no sonaron mal, y seguro que todos los fans del rollo pesado con reminiscencias del NYHC, dieron su visto bueno al directo de Onesta. Por mi parte, nunca me han enganchado demasiado los grupos franceses de la escena…

En los postres oímos como Escuela De Odio se desgañitaba y demostraba que el grupo español de este año había sido bien elegido. Nada que reprochar a estos tipos que ya llevan mucho rodaje y pese a conformarse con el underground, siempre son sinónimo de un trabajo bien hecho.

Escuela de Odio. Foto cortesía de Iago Alonso.

Con Catch 22 volvíamos a la carga, con el espíritu que nos había contagiado el día anterior Snuff y lo que encontramos fue… un velatorio. Catch 22 parecía interesado en promocionar su último disco, cobrar e irse y eso se notó de cara a un público que con todo, disfruto hasta la extenuación del representante ska de esta edición. Y es que si bien ni siquiera el sonido sonó especialmente bien, lo más triste fue ver a un grupo estático, demasiado aburrido dentro de un género que entre sus virtudes llama a la juerga y al descontrol. Maquillaron su sosa actuación con 3 temas del Keasbey Nights (¿Le tendrán manía después de que su antiguo front-man lo regrabase con Streetlight Manifesto?) y sobre todo con una increíble respuesta del público que si que supo estar a la altura de las circunstancias.

Mr. M: Todo lo que pueda decir de Enter Shikari se va a quedar corto. Fue el espectáculo por excelencia. Electrónica y dureza por igual en perfecta combinación. Sé que los más puros del lugar me crucificarán, pero no me importa. En este concierto me lo pasé como un enano. 4 artistazos. ¿Que Rou, el cantante, se pone a pinchar o a darle a los teclados? No pasa nada, allí están Rory (guitarrista), Chris (bajista) y Rob (batería) para seguir con el cotarro. Que por cierto, este Rory es un tipo sin igual. No le importa subirse a dos metros y seguir tocando, como tirarse de nuevo a lo kamikaze al escenario como si nada hubiera pasado. Un show. Pero claro, los riesgos a veces pasan factura. Y precisamente esto no fue un resbalón:

Thank you Spain! Really fun show… but definitely a few problems…

Pero no pasó nada, estos chicos tienen muchos dineros y enseguida sacaron otra guitarra. Casi sucede lo mismo con el teclado tras una voltereta, pero Rou tuvo más cuidado que su compañero.
Sin duda el concierto marcó un hito en la noche. ¿Que lo mejor estaba por venir? Daba igual. Enter Shikari pasó a ser una de mis bandas preferidas desde aquel momento. Allí quedaron Sorry You’re not a winner, Mothership, Juggernauts, No Sssweat o Zzzonked.

Rou y Rory de Enter Shikari. Foto cortesía de Iago Alonso.

Se abrió un poco el cielo y la Osa Mayor y Casiopea dieron paso al metal de Heaven Shall Burn. El Resurrection ya estaba en llamas y lo que hicieron los alemanes fue avivar el fuego. La pose hardcore estaba olvidada por completo. Aquello era metal de verdad, melenas al viento, cuernos y demás parafernalia. Me vi transladado a un festival completamente distinto. Comenzaron con la poderosa Architects Of The Apocalypse, de su disco Antigone. También sonaron Voice of the Voiceless (el See them die! arrasó) del mismo disco, o The Omen, de su último y recién sacado trabajo Invictus. Podría decirse que dieron un buen repaso a todos los discos, ya que también se lucieron con Awoken y Endzeit (grandiosa ésta), piezas inseparables del Iconoclast (Part I: The Final Resistance). Death metal, puntitos de thrash/black, planos tétricos en el escenario, el WoD más duro del festival y dolor de cervicales. Dedicaron alguna al vasto público portugués. En general un buen sonido, pero pudo estar mejor.

Heaven Shall Burn. Foto cortesía de Iago Alonso.

Tras HSB quedé completamente agotado. Por suerte (o por desgracia para muchos), los chicos de Down se retrasaron a la hora de hacer pruebas y salir al escenario. Se hicieron de rogar demasiado, esperamos más de lo debido y la gente comenzó el concierto un poco mosqueada. Y entonces allí salieron, Pepper con su camiseta de Sheriff, Kirk con la suya de Scorpions, el loco de Rexx en forma tras la pancreatitis que le azotó el año pasado, Jimmy atrás en la batería y finalmente el hombre. Phil terremoto-HAARP-leyenda-viva Anselmo.

Phil Anselmo. Foto cortesía de Iago Alonso.

Hay gente que piensa que el tío se lo tiene creído. No pienso así. Lo vi humilde, agradeciendo todo el rato el apoyo y el coro que la multitud allí congregada ofrecíamos a los de Louisiana. Comenzaron con Eyes of the South, esos acordes blues perfectos para empezar a emocionar a la gente y romperla poco después. Mis ojos todavía no creían lo que veían. Vosotros lo podéis ver en HD aquí. Me permitieron morir allí. Siguió N.O.D., más caña para el cuerpo, brincos y más brincos y adrenalina a tope. Phil decía You say you want a revolution? Y yo respondía Revolution is my name. Pero no, estábamos a lo que estábamos, y aquellos no eran Pantera. Continuaron con Lysergic Funeral Procession, uno de los hits de su segundo disco, Down II: A Bustle in Your Hedgerow. Qué tendrá este rock sureño que me vuelve loco. El setlist estaba hecho para matar de subidón a cualquier fan. Momento emotivo de la noche al recordar al fallecido Ronnie James Dio y, cómo no, ponernos los pelos de punta al dedicar Lifer al gran Dimebag Darrell. Después una orgiástica Ghosts Along the Mississippi, para acabar de sacrificar nuestras gargantas con el temazo: Losing All. Para mí es una de las grandes, tras revisar el setlist de otros conciertos vi que estaba ahí y deseaba que no se cayera. Y no se cayó, se mantuvo y lo hizo bien fuerte. Esos riffs son únicos, ese oh yeah del principio, la velocidad, todo se unía en un momento indescriptible.

Soy el puto sheriff. Pepper Keenan. Foto cortesía de Iago Alonso.

Lo que vino después fue uno de los momentos graciosos del concierto. Pidieron a Abraham, un chaval de la organización que se encargó de ellos durante su estancia en los alrededores de Viveiro, que saliera al escenario a traducir unas cosas. Huelgan comentarios sobre el momento, pero podéis verlo vosotros mismos aquí, justo antes de empezar con un llamamiento a los headbangers con The Path. Tras los diversos crawlings nos cayó otro temazo del NOLA: Pillars of Eternity. Y he aquí la novedad. Nos presentaron la siguiente canción como una de sus primeras demos. No podía ser otra que Temptations Wings. Locura general con equivocación incluida -riff de Losing All– en la intro. Luego dio paso a una para los smokers: Hail the Leaf. Tras esta, una de las anécdotas personales. Justo al acabar la canción -no recuerdo bien, si ésta o la anterior- dejé de botar como un esquizofrénico, recobré un poco de aire y me quedé mirando al gran Rex Brown. El tipo tiró una púa al público, pero nadie pareció notarlo. Lo que noté yo fue que algo me golpeaba en el pecho y caía al suelo. Por dos veces me agaché a mirar qué había sido. Y ahí fue, el premio gordo, no el puñado que tiraron al acabar el concierto. Fue una de esas cosas tontas que te hacen sentir especial de alguna manera.

Rex Brown. Sí, es posible que esa púa sea la mía. Foto cortesía de Iago Alonso.

Tras este inciso, Anselmo y su Grande Fuckin’ Loco dieron paso a New Orleans is a Dying Whore, otra de las indispensables del II. Los bises nos dejaron la conocida y clásica Stone the Crow, y, a pesar de que Phil Anselmo nos preguntó qué queríamos para acabar (grité Pillamyd como un poseso), nos dejaron con la esperada Bury Me In Smoke, con todo el equipo de técnicos en el escenario -máscaras de lucha mexicanas incluidas-, mientras Pepper & Cia. repartían púas a diestro y siniestro, y los pipas y la fotógrafa del grupo acababan con Starway to Heaven, poniendo así los acordes finales del concierto. Canciones que eché en falta: Beautifully Depressed, 3 Suns 1 Star, On March The Saints y Pillamyd. Eso fue todo para mí.

JJ: Y a partir de ahora este artículo deja de ser algo serio para convertirse en el fotolog de un fanboy, ya que Lagwagon era sin duda mi motivación principal del Resu de este año. Joey Cape y amigos coquetean demasiado últimamente con la separación y después del abandono de su bajista Jesse este año y el pluriempleo de su guitarra en NUFAN, pocos esperábamos verlos de nuevo. Pero decidieron hacer una gira por Europa con No Use y por ello vinieron acompañándolos en el Resurrection. Nada más salir, un sudor frío recorrió a los presentes ya que comenzaba a llover de manera fina pero persistente y de manera que empapaba hasta la batería. Sin embargo Lagwagon, no se achantó y casi sin retraso apareció para abrir el concierto con Island of Shame.

Lagwagon. Foto con licencia BY-NC-SA del flickr de nothink4.

Los primeros temas sirvieron de toma de contacto para comprobar el gafe habitual de Joey Cape con amplificadores, guitarras y micros (alguno seguro que quiso matar por ese medio minuto sin voz en After you my friend…). Sin embargo una vez afrontado esto, el grupo se adaptó a Viveiro como pez en el agua (y nunca mejor dicho pues la lluvia aumentaba por momentos) y fue puliendo uno a uno sus mejores temas con una ejecución perfecta que dejó claro que no iban a flojear como No Use el día anterior. Sonaron temas como Falling Apart, Sleep, Sick, ViolinsChange Dispair, Love Story… Su nuevo bajista Joe Raposo (de la cantera de RKL) tuvo tiempo a lucirse y dejar claro que es un buen recambio del anterior en temas típicos donde este último lo bordaba como Give it Back o Choke. Después de ello, el grupo quiso dedicarle dos temas de su disco Resolve a su antiguo batería y nos regaló Heartbreaking Music y Automatic frente a un público entregado. El concierto además incluyó sorpresas como Randal gets drunk (previa introducción de que iban a tocar un tema demasiado largo, alguno se babaría pensando en Owen Meaney) y según Cape, una canción nueva que resultó ser Errands. Debe pensar que en España los discos llegan 2 años más tarde. Tras toda esta demostración de poderío sin ya fallos achacables y poniendo muy dificil la elección del mejor directo del festival, el bajista cogió un ukelele y sonó un Kids are all wrong que precedió (esta vez ya bajo un diluvio universal, contaban que estaban entrando en el arca dos hardcoretas de cada especie…) a la canción mas aclamada de la noche: May 16.

El ukelele. Foto con licencia BY-NC-SA del flickr de nothink4.

Los colegas de No Use volvieron a salir para tocar Ace of Spades (la verdad podían haberse buscando otra versión) y despidieron con un conciertazo la que a mi modo de ver ha sido la mejor edición y la más completa del Resurrection Fest.

Lo peor a reseñar es que ahora quede un año entero para ir a la otra, pero en Internet con los ecos de este último Resurrection, ya se empieza a soñar con los posibles grupos con los que nos sorprenderán…

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Resurrection Fest: Parte I | Parte II | Epílogo

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8 comentarios en “Crónicas del Resurrection Fest, Viveiro, parte III

  1. @Jose Villa:
    Algún otro año si que editaban un dvd con alguna actuación de algún grupo pero este año mucho me temo que no, en principio no se vieron ninguna cámara de video de las típicas de grabar un festival. Por otra parte, son muchos grupos diferentes y supongo que es dificil conseguir derechos de todos.

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