Archivo de la categoría: Críticas

¿Os interesa leer nuestras reseñas sobre discos? En esta sección analizamos los álbumes que más nos interesan y damos nuestra opinión sobre ellos. Además, vosotros también podéis hacerlo y votar, que eso siempre gusta.

Panda Bear – Tomboy (Paw Tracks, 2011)

En el Estado español somos tela de cainitas y nos encanta pensar que los defectos de que adolecemos son nuestros y de nadie más: una suerte de antiorgullo que, a fin de cuentas, no deja de ser tan vanidoso como su reverso. Una de las actitudes que nos encanta atribuirnos como exclusiva absoluta es la del forofismo en los deportes, aquello de seguir las competiciones solo cuando ganan los nuestros, aunque esto ocurra aquí y en la China Popular. Especialmente en la China Popular.

Entre los efectos colaterales de estos saltos interdisciplinares se encuentra la inutilidad de explicarle al espectador ocasional los conceptos básicos de la especialidad, puesto que, para cuando Nadal vuelva a estar en forma, ya los habrá olvidado. Uno de los que más quebraderos de cabeza causa a quien, con toda su buena voluntad, pretende transmitirlo al profano, es el de «defender puntos». Federer le gana la final del torneo a Djokovic; sin embargo, tras la disputa de este, el serbio adelanta al José Tomás de la raqueta en la lista individual de la ATP. ¿Cómo se come esto? Porque Nole no tenía puntos que defender. ¿Os ha quedado claro? Ya lo suponía.

Que lo de hablar de tenis ha estado bien, eh, pero tampoco pasa nada si construyo de una vez la analogía que pretendía introducir con esos dos primeros párrafos. Porque todo ese rollo tenía algún sentido dentro de esta crítica, ¿no? Venga, sí. Pues resulta que Noah Lennox, que con ese nombre parece cosa seria, pero al final resulta que no es otro que Panda Bear, tenía en su haber, por expresarlo en términos tenísticos, algo así como los cuatro torneos del Grand Slam (Person Pitch) más la Copa Davis (el Merriweather Post Pavilion que firmó como componente de Animal Collective). Con ese historial, el objetivo de la temporada no es hacerlo mejor, algo irrealizable, sino acercarse a aquello lo máximo que se pueda. En resumen: que su nuevo disco, Tomboy, constituía un papelón en toda regla.

Panda Bear - Tomboy

Tomboy significa marimacho.

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Best Coast – iTunes Session (Wichita Recordings, 2011)

Para los grupos surgidos en la era digital, que, en términos históricos, comienza cuando ya ni Dios paga por comprarse discos, la frontera entre los trabajos de verdad y el resto se debería hacer cada vez más difusa. Lo lógico es pensar en artistas cuyos tours no se circunscriben a una gira de presentación, sino que se producen cuando quieren y pueden, y van grabando canciones e incrementando su repertorio progresivamente, sin centrarse tanto en el gran lanzamiento bianual. Pero no ocurre así, ni parece que esto vaya a ocurrir en el corto o el medio plazo.

Es cierto que la manera de presentarse de una banda sí ha evolucionado desde el discreto hasta el continuo: esto ya no consiste en sacar un disco, girarlo durante seis meses y desaparecer del mapa durante año y medio para, entonces, volver a presentar álbum: ahora la oferta es tan amplia que estás muerto como no ofrezcas algo a tus seguidores con una periodicidad que no exceda lo trimestral: un vídeo, una versión de otro grupo, una colaboración, lo que sea para que se te siga teniendo presente. La carga de trabajo no es que se haya repartido, sino que a la apuesta por el disco se suma la necesidad de la promoción constante con más y más.

Para Best Coast, al igual que para la mayoría de sus contemporáneos, su Crazy for you, aparecido hace cosa de un año y que apareció en casi todas las listas de lo mejor del año, no supuso el breakthrough del grupo, sino la confirmación de lo que venían apuntando con los singles y con la estupenda acogida y promoción que la crítica les brindó (la formación del hype): su pop californiano sucio, con olor a tablas de surf, recibió un aplauso casi unánime.

iTunes Session

Algo tenían que poner en la portada, ¿no? Y sin repetir gato.

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Blanck Mass – S/T (2011): ambientes cósmicos y eléctricos

A través de un tweet de Stuart Braithwaite me enteré de que Rock Action publicaba el pasado día 20 un nuevo disco bajo su sello. Entusiasmado con la idea de que todos los trabajos de esta discográfica fuesen como los de Mogwai, me puse a buscar la forma de darle una escucha. No fue muy difícil, el mismo día de lanzamiento ya estaba disponible en Spotify. No sabía qué me iba a encontrar con este Blanck Mass, y tras los primeros temas me quedé más sorprendido que otra cosa.

Ya en la portada podemos notar la sensación de estar completamente sumergidos.

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Limp Bizkit - Gold Cobra

Limp Bizkit – Gold Cobra (2011): vuelve el nu-metal con fuerza

A principios de los 90 el metal sufrió una revolución: el nu-metal había nacido. Grupos tales como KoRn o Limp Bizkit, y más adelante Linkin Park, System of a Down, Deftones o Slipknot, entre muchos otros, llevaron al auge este estilo que mezclaba un metal muy distorsionado con hip hop y música electrónica. Es difícil hacer una descripción exacta de lo que es el género en sí, pero si escuchamos una canción de cualquiera de los antedichos grupos (al menos de esa época) sabremos al instante que estamos ante él. Limp Bizkit es y siempre será un icono del nu metal (se puede decir que es uno de los padres del género), y aunque muchos de esos grupos que en su día se dedicaban a hacer «chándal metal» (como a muchos les gusta decir) cambiaron su sonido a otras direcciones, ellos siguen fieles a su estilo.

Wes Borland, guitarrista del grupo, se fue por segunda vez del grupo en 2005 tras su último álbum de estudio The Unquestionable Truth (Part 1) para trabajar en sus proyectos paralelos, lo que provocó una parada indefinida y no oficial del grupo. Publicaron un grandes éxitos por compromiso y nada se supo de ellos hasta que a finales de 2008 comenzaron a haber rumores de que volvían a la carga. No tardó Borland en decir que no eran más que eso, rumores, pero curiosamente una semana después el cantante Fred Durst confirmó que el grupo volvía con su formación original: el propio Fred, el guitarrista Wes Borland, el bajista Sam Rivers, el batería John Otto, y DJ Lethal en la mesa de mezclas. Dieron una serie de conciertos en aquel verano y en diciembre anunciaron un nuevo disco que se llamaría Gold Cobra y que saldría en 2010. Obviamente eso no ocurrió y no fue hasta el pasado día 24 de junio cuando salió a la venta. Hoy le haremos un análisis exhaustivo para conocer si de verdad debían haber vuelto antes o no deberían haber vuelto nunca.

Limp Bizkit

Sigue rodando, bebé

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Christina Rosenvinge – La joven Dolores (Warner, 2011)

Encontrarse detrás de dos temas tan Singstar como Chas! y aparezco a tu ladoVoy en un coche (sé que solo el segundo de los citados aparece en una de estas compilaciones, pero el primero podría hacerlo perfectamente) es sinónimo de cheque en blanco por parte de las discográficas para hacer lo que a uno le viene en gana. Este salvoconducto se traduce para Christina Rosenvinge en la adquisición de un status de francotiradora totalmente imprevisto para una figura de la música más comercial de los ochenta (en lugar de acabar haciendo anuncios de Kas para terminar por desvanecerse, como su compañero de fatigas Álex de la Nuez); tan a contracorriente como resulta concebible, atravesó los noventa cantando en español y, con el cambio de década, mudó al inglés, exactamente la tendencia contraria a la impuesta por el resto de figuras del panorama indie.

Afortunadamente, en su camino se cruzó Nacho Vegas, con el que, además de compartir una relación que se convirtió en la comidilla de todos los foros musicales, lanzó un álbum conjunto, Verano fatal, donde aparecía el germen de aquello en lo que ha devenido. El gijonés, además, también resultó una figura clave en su primer álbum de esta etapa, Tu labio superior, y no solo por el archicitado vídeo de La distancia adecuada, con ella postrada de rodillas ante la presencia del autor de Actos inexplicables, ni por su letra obviamente dedicada a los lazos que la unían a ella con él y a él con la heroína: su presencia eclipsa (este fenómeno solar ocupa una de las piezas más memorables de este disco, y no es casualidad) de comienzo a final aquel trabajo.

La joven Dolores

Mar y bosque se fusionan en sepias, que, a la plancha, están cojonudas.

Tres años después, y cuando parece que la alianza ya se ha roto por completo, aparecía la duda de cómo afrontaría una nueva publicación Rosenvinge: si mantendría la línea trazada o volvería, por enésima vez, a reinventarse a sí misma. La respuesta, por supuesto, se queda en tierra de nadie: desde luego, La joven Dolores no es más de lo mismo, pero dista también de poder calificarse como un giro radical en su carrera. Seguir leyendo Christina Rosenvinge – La joven Dolores (Warner, 2011)

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