Archivo de la categoría: Críticas

¿Os interesa leer nuestras reseñas sobre discos? En esta sección analizamos los álbumes que más nos interesan y damos nuestra opinión sobre ellos. Además, vosotros también podéis hacerlo y votar, que eso siempre gusta.

Fue eléctrico

La Habitación Roja – Fue eléctrico (Mushroom Pillow, 2012)

No quiero dejar pasar tanto tiempo sin hablaros un poco de uno de los discos más esperados del panorama nacional. La Habitación Roja consiguió ganarse una colección de melodías memorables con su Universal, y tras un pequeño paréntesis, lo retoman con Fue eléctrico. En primer lugar, voy a hablaros así por encima del álbum porque la verdad me ha sorprendido: letras sencillas, amargas y directas, pero tampoco muy llenas de topicazos. No faltan, además, esas canciones obligadas a convertirse en clásiscos del grupo; al igual que esos fantásticos riffs de guitarra y sus contagiosas melodías.

La Habitación Roja

El resplandior

Nos encontramos ante un disco que avanza con mucha fuerza. Querían hacer las cosas bien, con canciones enérgicas y lo han conseguido. El disco empieza con El resplandor, una canción de estribillo fácil: «Sé que no hay nada que hacer, sólo nos queda correr, saltar sin red. Tal vez consigas volar como solías hacer cuando creías en mi», un ritmo bastante marcado en las pausas y con un buen final que enfatiza aún más las guitarras en el último estribillo y que engancha a la perfección con Siberia, la cual derrocha nostalgia por todos los poros. Esa sensación que caracteriza las canciones del grupo español y que marcados por la batería nos llevan al Ayer. El primer single del disco muy en la línea rítmica de los temas de sus anteriores trabajos.

En este primer tridente de canciones, el ritmo se mantiene paulatinamente pero llega el turno de bajarlo un poco de la mano de auténticas joyas como son Indestructibles y Norge, las más emotivas del disco. Es inevitable introducirse de lleno en las letras ya que son el eje central del disco: melodías a medio tiempo, historias de ruptura, lejanía… «¿Qué nos va a pasar?»

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La razón universal es el tema más pop del disco. Un ritmo rápido y enérgico demasiado cercano al de su anterior elepé Universal. Una de esas canciones que toma protagonismo y que da paso a Annapurna, una canción amarga y de rabia contenida que ayuda a recordar el jodido pasado. «Cuando alguna avalancha te sepulte en las alturas y no puedas respirar y me quedaré contigo, no podría perdonarte tener que dejarte atrás». Sin embargo, tras la autodestrucción, cuando ya no se puede más, intentas buscar un Cielo protector. Una solución para no volver a cometer los mismos errores del pasado, La segunda oportunidad. Una nueva ocasión para cambiar las cosas, y quizá el mejor momento para dejar atrás. Fue eléctrico termina con dos temas totalmente imprescindibles: Ahora quiero que te vayas y Malasombra. Canciones que llevan consigo la fuerza de una decisión tomada que duele pero que es inevitable.

En resumen, si el disco engancha por algo, es por la energía de sus melodías. La Habitación Roja es un grupo con una clarísima habilidad para hablar de sentimientos duros, de historias reales y en este trabajo muestran su capacidad para acompañarte en algunas etapas de tu vida. Por lo tanto, os queda como un disco recomendable no sólo para los seguidores del grupo.

Fue eléctrico

Tracklist:

01. El Resplandor
02. Siberia
03. Ayer
04. Indestructibles
05. Norge
06. La Razón Universal
07. Annapurna
08. Cielo Protector
09. La Segunda Oportunidad
10. Ahora quiero que te vayas
11. Malasombra

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Siempre soñé saber sobre nadie negó nunca nada cover

Hora Zulu – Siempre soñé saber sobre nadie negó nunca nada (Kaiowas, 2012)

El Nu Metal. Ese término tan noventero que englobaba a un conjunto de bandas que, en ocasiones, se parecían tanto entre sí como una cebra a una persiana (que sí, están hechos a rayas, pero no por eso son lo mismo), y que tan denostado fue por una gran parte del sector metalero más tradicional. Por supuesto, tuvimos nuestra versión patria del movimiento, donde podríamos encajar a los chicos que hoy nos ocupan, aunque estoy convencido de que a ellos no les haría gracia esta afirmación.

El caso es que Hora Zulu han sacado disco nuevo, diez años después de su potente debut Me duele la boca de decirlo, y cuatro de su última referencia discográfica, Querer Creer, Creer Querer. Trabajando esta vez con Kaiowas Records (la misma productora que lleva actualmente a Hamlet o Berri Txarrak, por ejemplo), y con el trabajo en las mezclas del técnico francés Rémy Deliers, los granadinos han parido un disco que sin duda podemos catalogar de cumplidor.

Hola niños, somos Hora Zulu y hoy os enseñaremos la importancia de comerselo todo

El álbum comienza muy fuerte (obviando la intro A Don Enrique), con una canción que ya habíamos tenido la oportunidad de escuchar hace tiempo, Mis Barraqueras. Esta canción se convierte en toda una declaración de intenciones de cara a lo que se viene encima: guitarra con gancho, una batería muy potente (sobretodo en comparación con lo visto en el anterior trabajo) y el peculiar estilo vocal de Aitor Velázquez, pilar fundamental del sonido y la identidad de este grupo. Estas son las constantes que sustentan el álbum, a traves de canciones como la ya citada, Gabinas de Cochero, Caigan del Cielo o la épica Siempre Soñe Saber Sobre.

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Por supuesto, hay cabida para otros registros: con A Don Emilio tenemos nuestra ración de guitarra flamenca, en Aspirante a Estilista hace acto de presencia un cuarteto de cuerda, y la original letra de Crom en Su Montaña resulta muy efectiva, ofreciendo un agradable cambio de ritmo. El principal «pero» que podemos encontrarle es su longitud, un total de 15 canciones (16 en la versión digipack, puesto que incluye una nueva versión del tema Luego Querrán con Hate de Violadores del Verso), que aunque no alcanzan la hora de duración, si que resultan excesivas, motivo por el que quizá la intensidad del disco decae de cara a la segunda mitad, resintiendose por ello el global. Pese a todo, el resultado se podría resumir en «todo aquello que esperas de un disco de Hora Zulu», lo cual ya es decir bastante.

Siempre soñé saber sobre nadie negó nunca nada cover

Tracklist:

1. A Don Enrique
2. Mis Barraqueras
3. Gabinas de Cochero
4. Que la Tierra te sea Leve (S.T.T.L.)
5. Crom en su Montaña
6. A Don Carlos
7. Caigan del Cielo
8. Otro Guión Sin Escribir
9. Nuestro Entonces
10. A Don Rafael
11. Siempre Soñé Saber Sobre
12. Con un Gesto
13. A Don Emilio
14. Que Me Mata
15. Aspirante a Estilista
16. Luego Querrán 2012 (Hora Zulu & Rap Solo) (edición digipack)

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Narrow

Soap&Skin – Narrow (PIAS, 2012)

No lo voy a hacer, pero podría despachar esta crítica en cuatro palabras. Si no queréis seguir leyendo (¡pero quered!), quedaos con lo de que Soap&Skin es, en cierta manera, “James Blake en tía” y tendréis la versión corta de lo que voy a tratar de explicar en seiscientas.

Las dos pistas que más han dado que hablar de Narrow, este miniálbum de tan solo ocho canciones han sido la primera y la segunda. La que lo abre, Vater, que no nos habla de un inodoro, sino de su padre (es lo que significa en alemán) muerto (sí, estoy haciendo chistes que harían sonrojar a Marianico el Corto y encima utilizan como excusa un padre muerto: así soy yo) en un accidente de bici, motivo fundamental de todo el disco, y en la que, por transmitir unos sentimientos tan íntimos, la austriaca Anja Plaschg, que es su nombre real, recurre a su lengua materna en lugar del habitual inglés para esta elegía que comienza únicamente con la potentísima voz de la artista, capaz de desgarrar el corazón más duro, y el piano, para reservar cerca del final una explosión musical que actúa a modo de llanto.

Narrow

A continuación, Plaschg no abandona la entonación alemana, pero sí el idioma, en favor de, por segunda y última vez, otro distinto al inglés: el francés, como corresponde a su particular versión del Voyage voyage popularizado a mediados de la década de los ochenta por Desireless y que ya había resucitado hace cuatro Kate Ryan. Pronunciado de una manera macarrónica, y nuevamente con prácticamente (que no del todo) la única compañía del piano, la melancolía con la que la cantante se arrastra por los versos logra lo imposible: llevando a su terreno algo que le es tan ajeno como un tema disco de dudosa calidad, emociona tanto o más que con la famosa canción dedicada a su padre.

Abandonado el terreno del cuestionable poliglotismo, se consuma el retorno y la confirmación de lo ya apuntado tres años antes (cuando solo contaba con dieciocho) en su álbum de debut, Lovetune for Vacuum, con otros seis temas en los que, aunque se conserven casi en todo momento como cimientos la voz y el piano, la electrónica llega para reclamar el lugar que le corresponde a un CD que será colocado en dicha sección de las estanterías, si es que siguen existiendo las tiendas de música. Y digo «casi» porque en Deathmental, tercera pista, la más lograda y representativa, el piano no es que ceda una parte de su protagonismo a sintetizadores y samples, sino que directamente desaparece para que sonidos industriales envuelvan a una demoníaca Plaschg mientras explica que en el infierno no consienten los himnos.

El tríptico de la serenidad formado por la turbadora canción de cuna Cradlesong, la majestuosa Wonder y la breve calma chicha que propone Lost deja paso a Boat turns toward the Port, de nuevo plagada de mezclas y efectos de sonido, entre los que destaca un uso algo más racional de una caja registradora que el que M.I.A. incluyó en la ubicua Paper Planes, aunque no por ello menos machacona, para acabar con Big Hand Nails down, donde el piano y los sonidos de tuberías y martillazos vienen a hablar de lo mismo que la cantante que eleva una decidida melodía sobre ellos: «vacuum of God». Dios ha muerto.

La propia portada del disco es bastante reveladora de lo que uno se va a encontrar en su interior: belleza rodeada de sombras: una aterrorizada Plaschg sumida en un mundo de oscuridades que trata de domar sin mover una pestaña.

Tracklist:

01 – Vater
02 – Voyage voyage
03 – Deathmental
04 – Cradlesong
05 – Wonder
06 – Lost
07 – Boat turns toward the Port
08 – Big Hand Nails down

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La Orquesta del Titanic

Sabina & Serrat – La orquesta del Titanic (Sony Music, 2012)

Como anunciábamos a finales del pasado año, Sabina y Serrat, satisfechos con su anterior disco y gira conjunta Dos pájaros de un tiro, han vuelto a los estudios para grabar un álbum, esta vez, con canciones inéditas creadas para ser cantadas al alimón por los dos veteranos cantautores. El nuevo trabajo, titulado La Orquesta del Titanic, salió a la luz a principios de febrero y tan solo un mes después han comenzado su gira Dos Pájaros Contraatacan para presentárselo a sus seguidores del otro lado del océano.

Pero, ¿Sabina y Serrat no están viejos ya para estas cosas? Pues bueno, un poco sí. Ya no son los seductores canallas que con dos frases desarmaban muchachitas de mal vivir, ni galanes con acento castizo (andaluz o catalán) capaces de abrirle el corazón a la niña más pija de barrio. Pero siguen dedicándose a la música a través de canciones sosegadas que, si bien no tienen la calidad ni la rebeldía de sus trabajos anteriores, se dejan escuchar con la serenidad de quien se encuentra en el atardecer de su carrera y no necesita más que empujar un poco el barco para seguir navegando tranquilo.

SabinaSerrat

Pues sí que se dan un aire.

El disco comienza bien, con un piano evocador de taberna, copa y puro. El tema que le da nombre retrata precisamente a esa orquesta que no «deja de tocar el fox de los ahogados sin consuelo», con sarcasmo fatídico que se reparten con la complicidad de viejos marineros. Después de los despueses es, bajo mi punto de vista, una canción que quiso pero no pudo ser. Con ritmos y coros andaluces, retrata una historia de infidelidad y desengaño de esas que antaño Sabina describía con palabras certeras, pero que ahora ni corresponde a la música, ni las letras terminan de ser adecuadas. Escuchándola, no puedo evitar pensar que sus musas también envejecieron. Idiotas, palizas y calientabraguetas quiere ser una declaración de principios desvergonzada, pero tampoco terminan de convencer esas letras y melodías más propias de los jóvenes que fueron que de los sexagenarios que son. Conocimos Canción de Navidad, porque ellos mismos la liberaron por Internet antes del lanzamiento del disco, y rezuma Serrat en cada verso. Con palabras ácidas y música tranquila describen las fiestas navideñas con ironía pero menos mala leche de la que se podría esperar de ellos.

Quince o veinte copas sigue con los aires andaluces recogidos en Después de los despueses, y cuenta otra historia de desamor que parece compuesta a la carrera, sin la inspiración de quien vivió algo parecido o al menos conserva la imaginación suficiente como para inventarla de forma creíble. Acuérdate de mí es aburrida, y tampoco tiene la chispa ni el encanto de anteriores composiciones de los dos maestros. Hoy por ti, mañana por mí es un tema sencillo con letra muy Sabina y guiños a otros poetas en sus versos, que recupera la fe en un disco que empezaba a resultar tedioso y repetitivo. Dolent de Mena (Malo por naturaleza), sorprende. Lo primero, porque es la única canción en la que Sabina canta en la lengua materna de su compañero. Pero no sólo el cambio de idioma hace de este tema algo diferente, también el ritmo, la guitarra provocadora y las cuatro palabras que he sido capaz de entender me hacen volver a él en busca de la calidad que empezaba a echar en falta en el resto del álbum.

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Martínez parece un repaso de la propia vida de Joaquín (cuyo primer apellido es precisamente ése). A través de una serie de «muertes», describe los momentos trágicos de su vida, con el desafío y la rebeldía de quien ha visto muy de cerca el filo de la guadaña. Quizás por eso la voz de Serrat queda un poco artificial, pero no le resta mérito al conjunto. Cuenta conmigo es, en mi opinión, la joya del disco. Una declaración de intenciones, de renuncia a los principios por conservar a una persona. Las dos voces conjugan a la perfección y sus gargantas veteranas le dan ese toque de amargura de quienes no necesitan mentir para describir un amor incondicional. Y tras tantos altibajos, canciones tranquilas, andaluzas, aburridas, inspiradas, llega el final del álbum con el blues Maldito Blues. Sabina, más acostumbrado a estas lides, es capaz de salvarlo, pero a Serrat, que borda canciones de amor o descripciones de posguerra, le falta desgarro para cantar el blues con credibilidad y echa a perder un tema que podría haber sido un final decente para un disco en general mediocre.

Y sin embargo, no puedo dejar de ser indulgente con estos dos pájaros que, con más o menos fortuna, siguen adelante con sus carreras y navegan un mar cada vez más inhóspito. Y es que el nombre del disco no podría ser más adecuado para unos músicos que, con valentía y dignidad siguen tocando imperturbables, a pesar del iceberg. Que si el barco se hunde, les pille cantando. Aunque no dudo que, cuando se «inunde de sal el diapasón del violonchelo» y el agua ahogue las últimas notas de sus canciones, Sabina y Serrat volverán a burlar a la muerte y echarán a volar.

La Orquesta del Titanic

Tracklist:

1.La Orquesta del Titanic
2.Después de los despueses
3.Idiotas, palizas y calientabraguetas
4.Canción de Navidad
5.Quince o veinte copas
6.Acuérdate de mí
7.Hoy por ti, mañana por mí
8.Dolent de mena
9.Martínez
10.Cuenta conmigo
11.Maldito Blues

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The Shins - Port Of Morrow

The Shins – Port of Morrow (Aural Apothecary/Columbia Records, 2012)

Han pasado cinco largos años desde la publicación de Wincing The Night Away (Sub Pop, 2007), el último trabajo de The Shins. Con una separación y una reconciliación por el medio, Port of Morrow llegará a los fans (oficialmente) el próximo 20 de marzo. Gracias a Mondo Sonoro pudimos escucharlo con detenimiento y ahora os traemos esta review de un disco en el que el grupo originario de Albuquerque (Nuevo Méjico), liderada por James Mercer, demuestran de lo que son capaces. No en vano, The Shins fue elegido por mi compañero Billy Shears como uno de los grupos indie que toda madre querría para sus hijos.

La salida del grupo de Marty Crandall, Dave Hernandez y Jesse Sandoval sigue dando resultado al líder indiscutible, aunque al menos los dos primeros participaron en el disco. Ahora son Yuuki Matthews, Jessica Dobson, Joe Plummer y Richard Swift los que acompañan al genial artista nacido en Hawaii y el álbum ha visto la luz bajo el seyo del propio vocalista, Aural Apothecary. Si eso no es control absoluto no sé qué puede serlo.

The Shins

Se esperaban un 10, de ahí sus caras

Diez cortes que rezuman exquisitez. Desde el estreno de Simple Song, supimos que lo que nos tenían preparado sería de calidad (como no podía ser de otra manera). Pero es que no solo no defrauda, sino que engancha y gusta. Quizás tenga mucho que ver la producción de Greg Kurstin (Britney Spears o Lily Allen), pero las canciones son más pegadizas y melódicas. Entiéndase bien, el toque de Mercer sigue intacto, pero estos temas se escuchan de otra manera desde el mismísimo comienzo de The Rifle’s Spiral, en la cual tras un comienzo ruidoso, toda la artillería de los estadounidenses ataca tus pabellones auditivos y los invade de buena música en la que quieren experimentar. La segunda canción, la ya mencionada Simple Song, es la abanderada de Port of Morrow. Juzguen ustedes mismos:

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Más calmada es It’s Only Life, donde Mercer saca lo más meloso de sus cuerdas vocales a relucir. Y qué decir de Bait and Switch, la canción con la que nos convencieron al elegirla como segundo adelanto. Un pequeño (pequeñísimo) peldaño por debajo de Simple Song, pero igualmente adictiva. Con la tranquila September llegamos a la mitad del disco. Una canción de las que tildaríamos de «bonita» en la que hasta podemos escuchar como frotan una botella de anís mientras el vocalista vuelve a marca la pauta como mejor sabe, recordando en algunos momentos a Jeff Tweedy, de Wilco.

No Way Down no voy a decir que es de mis favoritas, pero no desentona con el resto del álbum. Se deja escuchar. Mercer nos vuelve a poner el freno de mano y tras el ritmo impuesto por el anterior corte, For a Fool relaja los ánimos. Nos presentan un tema con dos claros protagonistas: el punteo de la guitarra y una voz que no querrías cambiar por ninguna otra a esas alturas del disco. Nuevos instrumentos aparecen en Fall of ’82, al igual que los coros, que no habían tenido mucha presencia hasta que los notas con tanta presencia en el estribillo de esta canción, que parece tener un final cortante.

Los «lamentos» que se escuchan de fondo en 40 Mark Strasse me recordaron al momento a la canción Where’s My Mind, de Pixies, aunque pronto se encargó el frontman de devolverme a la realidad. ¿Y cuál es? Una canción de más de cuatro minutos (la más larga hasta el momento) con reminiscencias pop y en la que destaca el indiscutible falsete en la voz de Mercer. Por otro lado, Jacob Escobedo fue el encargado de realizar la curiosa portada del Port of Morrow, que es también el título de la canción que cierra el disco. Una oda en la que toda la creatividad que se guardó el cantautor sale a flote en el tema más largo (casi seis minutos) y pausado en el que unos coros y un sintetizador ponen punto y final a un álbum que se hace un pelín corto.

James Mercer

A Mercer no le gustan los halagos

Un disco bastante completo el que se han sacado de la manga. La verdad, The Shins es de esos grupos a los que se echa de menos, sobre todo tras cinco años, pese a que pudimos entretenernos escuchando a Broken Bells. Como explicó James Mercer en una entrevista, concedida también a Mondo Sonoro, «necesitaba un descanso de The Shins y me lo tomé. Espero que la gente pueda perdonarme». En este caso, la espera mereció la pena.

The Shins - Port Of Morrow

Tracklist:

01. The Rifle’s Spiral (3:30)
02. Simple Song (4:15)
03. It’s Only Life (4:02)
04. Bait and Switch (3:16)
05. September (3:33)
06. No Way Down (3:23)
07. For A Fool (3:48)
08. Fall of ’82 (3:57)
09. 40 Mark Strasse (4:39)
10. Port of Morrow (5:50)

Nota de los usuarios:

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