Ampliamos noticia en breves. Fuente: CoS
Lou Reed: Página oficial | Facebook | Last.fm
Había ganas en Galicia de volver a ver a Fuel Fandango. Da igual que sean unos asiduos a estas tierras. Da igual que este mismo verano actuasen en el festival V de Valarés. Pero una oportunidad como la que se presentó el miércoles en Vigo era difícil dejarla pasar. Y es que el grupo se dejó caer por el Teatro da Cidade Universitaria de la ciudad olívica para presentar su nuevo disco, Trece lunas, y dejar más de una suela de zapato gastada de tanto salto y baile. La (guapísima) cantante, Nita, se encargó de ello.
Y lo hizo ya desde el primer momento pese a lo atípico de la hora del concierto, que comenzó a las 18.30 horas. El batería habitual de la banda, Carlos Sosa, fue el primero en subirse al escenario y junto con un bajista y Alejandro Costa, comenzaron a tocar Tell me, abriendo así un recital que conjugó canciones de su primer álbum con otras, la mayoría, del segundo, estrenado este mismo año. La imparable voz de Nita se hizo dueña del lugar desde el momento en que se subió al escenario, aunque no fue hasta la segunda canción, The engine, cuando el público presente dejó atrás el inicio un tanto tibio para comenzar a meterse de lleno en faena, animado en todo momento por los «¡vamos Vigo!» que se escuchaban entre verso y verso.
«Venimos mucho por esta tierra, porque la verdad es que nos gusta mucho. Y vamos a aprovechar que tocamos a esta hora tan rara para nosotros, que se agradece, y vamos a darlo todo, ¿vale Vigo?». Con esta frase, Nita dio paso a cuatro canciones del nuevo álbum, llenas de ritmo y fuerza que no defraudaron a un público ya entregado. De la guitarra de Alejandro salieron primero los acordes de Little pain y el público jaleó sin parar, a la que siguió la perfecta «City» y la genial «Trece lunas». Fue sobre todo con esta última, cantada en español, en la que la cantante arrancó más comentarios sobre su gran voz de aquellos que la veían por primera vez en directo. Y por si fuera poco, tomó las baquetas y se puso al mando de unos tambores para dejar el pabellón por todo lo alto.
Por si todavía no lo estuviera ya, la cordobesa se metió a la audiencia en el bolsillo con New life. El que fuera el primer single de Trece lunas funcionó a la perfección con ese estribillo tan pegadizo en español. Sobre todo en el momento en que Nita mandó agacharse a todo el mundo para levantarse justo en la parte álgida de la canción. El mejor momento de un concierto en el que además estrenaban la lona que les acompañó como fondo.
Tras una improvisación en la que Nita aprovechó para tomarse un pequeño descanso, Monkey y Talking salieron a escena. El «under your skin, you have to believe» de la segunda fue coreado por todos sin excepción y la vocalista arengaba a todos a hacerlo, además de reprochar con mucha gracia a los que no dejaban el móvil mientras los demás saltaban. Un «¡a tope!» dio luego paso a Fragile y a la que creo que era I say no, cuando ya habíamos entrado en una vorágine difícilmente parable.
El «you gotta keep on» de Maze resonaba en las paredes del teatro de la Universidad de Vigo cuando ya pasaban de las 19.30 horas, coreado sin cesar, cuando llegó el turno de la potente Read my lips, un tema rockero como pocos en este grupo, y para la ya mítica Shiny soul, con la que solo consiguieron que los asistentes pidiesen sin cesar otra canción después de que Nita les hiciese cantar sin parar poniendo el micrófono mirando hacia su audiencia y con sus sensuales y ya conocidos movimientos abanico en mano. Fue en ese momento cuando dieron las gracias y se dispusieron a abandonar el escenario.
Pero estaba claro que iban a volver. Y lo hicieron para cerrar su actuación con Nature. Tocaron la canción y, para poner el broche final, ese final perfecto que hace que no quieras que el concierto acabe, todos excepto Alejandro Acosta se pusieron baqueta en mano para aporrear sin cesar los tambores. Una fiesta continua que por desgracia tuvo su final, uno lleno de aplausos que solo querían decir una cosa: esperamos volver a veros pronto por aquí. «Espero que hayáis difrutado», dijo la vocalista. Y tanto que sí.
Para mí Pearl Jam ya son más que un grupo musical. Han creado una vida paralela en mi existencia desde hace bastantes años y me siento muy afortunado por ello. Así como las personas más puretas han empezado a desechar su música a partir de su segundo o tercer álbum de estudio, gente como yo y mucha más hemos ido de la mano de sus canciones, sus cambios y sus idas y venidas pese al paso del tiempo. No es cuestión de alabar todo lo que hacen, pero como formación musical puedo decir sin ningún reparo que jamás me he topado con una canción que te obligue a darle al botón de siguiente en tu reproductor intencionadamente.
Envejecer no va con ellos
Tras la salida de Backspacer en 2009 ya era hora de tener nuevo material de los de Seattle. Puede que este disco dejara de aquella un sabor agridulce en muchos paladares por ese «exceso de optimismo» en sus letras que parecía encaminar a la formación a otro camino. ¿Malo? No lo creo. Simplemente otro. Es de agradecer -a veces- no tener en cuenta el qué dirán con respecto a tus fans y hacer lo que quieres, en el momento que quieres y como quieres. En eso se basa la música y eso han hecho Eddie Vedder y los suyos desde mediados de los años noventa: intentar incluír nuevos elementos en su música y tratar de no caer en la pesada monotonía musical en la que otros tropiezan múltiples veces y salen malparados. Hay que saber ejecutar la jugada para que todo salga bien y ellos lo han hecho sin perder por el camino a los que realmente los aman. Se podría decir de Pearl Jam que son uno de los grupos de rock más importantes de los últimos veinte años sin ninguna duda.
Cuando pudimos escuchar el primer adelanto de Lightning Bolt muchos nos quedamos boquiabiertos y a la vez algo descolocados. ¿De dónde había salido Mind Your Manners? Ese riff principal tan cortante y esa letra tan crítica y directa resultó bastante chocante y para muchos algo extraño (no entiendo por una parte la razón teniendo como referencia canciones como Blood, Do The Evolution, Comatose o la más reciente Olé). Parece que gustó, pero… ¿Todo el disco se convertiría en un latigazo como Mind Your Manners? Obviamente no. El segundo asaltó llegó con Sirens, una balada que descolocó tanto o más a alguna gente que fue tachada de repipi o «canción de Bon Jovi». Cada uno tiene su opinión, pero no hay que ser megafan para reconocer una balada bonita (lo es, ¡y mucho! ¡joder!) y con unos arreglos bestiales de una cursilería. Para adelantar acontecimientos: Pearl Jam no se han vendido jamás. Tienen una fama reconocida, es cierto, pero nunca han sido de los que se dejan llevar por la corriente del río y menos por dinero.
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Alejándonos de adelantos pasados y centrándonos en Lightning Bolt como un todo estamos ante un gran disco de rock con momentos emotivos, otros llenos de rabia y otro tanto con esa carga existencial que ha caracterizado en muchos momentos a estos señores. Una gran pega (además de la portada, que es bastante fea) es la ordenación de las canciones. Que los temas tengan un orden que te hagan subir y bajar (en el buen sentido de palabra) hasta culminar es bastante importante. No es demasiado gratificante que esté todo estructurado como un cúmulo de canciones que parten el disco en dos mitades que se podrían alejar y alejar hasta llegar a ser indiferentes (ojo, a no ser que el LP lo pida o sea algo conceptual). Lightning Bolt es un trabajo que te genera dudas a la primera escucha, pero a la segunda, tercera, cuarta… ya es cuando todo fluye de una forma muy diferente.
Getaway es el primer corte de esta pieza de cuarenta y siete minutos, ¡y menudo es! Si esperábais que Eddie Vedder flojeara en cuanto a lo vocal estábais muy equivocados. Está más fuerte que nunca, su voz sigue pudiendo rasgarse y romperse cuando la música lo pide o hacer que te envuelvas en una atmósfera tranquila y cómoda a base de susurros y dulzura. Hay Vedder para rato y se confirma con la metralla con evidente crítica social descargada en Mind Your Manners, conocida más que de sobra ya.
Cortarse el pelo no implica perder la fuerza como Sansón
Así como en Getaway se nos dejan claros los principios asentados de un grupo emblemático («I found my place and it’s alright»/»I got my own way to believe»), con la llegada de My Father’s Son se nos incita a clavar las uñas en todos esos clones que rigen su vida en la de sus padres y que no tienen ningún afán por crear sus ideales hasta que un día, ¡PUM!, comienzan a vivir por su cuenta en el mejor de los casos. Todo se termina desenlazando en el fragmento «Now father, you’re dead and gone and I’m finally free to be me. Thanks for all your dark gifts for which I’ve got no sympathy». Eddie (os váis a cansar de su nombre) vuelve a brillar vocalmente hablando, así como el grupo hace su trabajo de forma más que aceptable. Sí, por momentos falta carnaza para hacer de un tema estupendo algo magistral.
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Getaway (¡temazo!)
Si soy fan de esta gente por algo es porque me hacen vibrar, cabrearme, llorar, enamorarme y odiar a partes iguales. En su discografía podemos encontrar desde supuestas absurdeces como Lukin’ hasta cosas que te hacen querer romper los lazos con todo y quemar tu propia casa, sin dejarnos los momentos tontorrones que todos tenemos por momentos en nuestra vida cuando queremos agarrar de la mano o abrazar a alguien para moquearle los hombros. Se da este caso en Sirens, una balada magnífica, esperanzadora y a la vez triste y real como la vida misma que quedará un poco en segundo plano con la llegada de Pendulum, de la que os hablaré más adelante. Vayamos por orden.
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Llegados casi al centro de Lightning Bolt nos toca hacer una parada en la tonada homónima que parece ir dirigida, en un primer parecer, a una mujer eléctrica personificada como un rayo que con sus descargas meteóricas nos hace libres de nuestras ataduras. Remarcable la frase «All your problems won’t die with you» y el solo de Mike McCready, que por fin hace gala de su presencia de una forma más que notable así como Jeff Ament y su línea de bajo están presentes de una forma genial prácticamente de principio a fin. ¡Para que digáis que el bajo es un instrumento prescindible y que no se escucha!
Es curioso el balance entre lo «positivo/negativo» en este disco. En muchas partes líricas se da el caso de que parece que todo va bien pero luego el asunto se trunca como nos cuentan en Infallible. Siendo un poco metáforicos nos hablan de un barco que llega a su destino pero ahí, fíjate tú qué cosas, va y se hunde («Our ship’s come in and it’s sinking»). Parece que la invitación a estar alerta en la vida y equilibrar la balanza entre lo bueno y lo malo (que a veces puede ser positivo), como Pearl Jam aparentan estar haciendo con su carrera musical desde hace tiempo, cobra un gran sentido como algo indispensable para sobrevivir. Porque todo es posible en el corazón y la mente del hombre.
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Infallible
Con el séptimo fragmento de este disco llega para mí una gran sorpresa que no lo fue hasta que di un segundo repaso a todo el conjunto del disco. Cuando crees que un grupo no puede tocarte la fibra sensible más de lo que ya lo ha hecho, llega la estupefacción. Hablo de Pendulum, tan hiptonizante como su propio nombre puede indicar. Si bien no goza de una letra tan trabajada como me gustaría, es para mí uno de los «highlights». La atmósfera que crea la percusión, el piano del inicio y todo el conjunto de instrumentos es increíblemente envolvente y oscura. Sin dejarse atrás ese pequeño solo y el sonido que se logra en general. «We are here and then we go/My shadow left me long ago/Understand what we don’t know», frases que nos llevan a un «no somos nadie» como un piano. Para remarcar. Eso sí, coincidiendo con los compañeros de Hipersónica (en más de una cosa, por cierto), decir que deja con ganas de mucho mucho más.
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Pendulum
Swallowed Whole va creciendo a medida que la escuchas. No rompe de forma brusca en ningún momento, pero sí tiene picos vocales y un solo interesante. Es la típica canción que no llega a hit pero que es necesaria para mantener el hilo del disco. Sin ella algo faltaría, pero con ella tampoco llegamos a un estado de esplendor y comfort como sí podemos hacerlo con otros cortes.
Cuando todo parece indicar que va a llegar el momento de calma y relleno con partes acústicas y quizás no tan reseñables del disco aparece algo tímida Let The Records Play, la canción de rock clasicote por excelencia de Lightning Bolt. Goza de un estribillo bastante pegadizo y una melodía algo plana si quitamos el solo (muy bueno por cierto, Mike no defrauda). Por su letra se podría interpretar una temática que gira en torno a un «me han jodido y sacudido, pero vuelvo a estar al pie del cañón» («I been off, but I’m on, up above my feet, my feet again»).
Con Sleeping By Myself se nos presenta una historia de amor/desamor al más puro estilo de Eddie Vedder en solitario (de hecho, es una versión proveniente de su bastante aburrido Ukulele Songs) con una melodía remodelada de lo más agradable. Aunque no nos trae nada nuevo a los oídos, no hay que negar que es una buena adaptación. Con Yellow Moon pasa algo parecido pero llevándonos a un estado de confusión. ¿Podría ser colada en la B.S.O. de Hacia rutas salvajes? Al comienzo parece que sí, pero los arreglos que van apareciendo conforme avanza nos aclaran que para llevar un deje folkie a la música ya está Eddie Vedder en solitario. Emocionante culmen a mitad de camino con ese «An echo that rings/A bullet unchained/One life, one grave/Joins the parade».
A Eddie parece que le dolía el estómago, quizás se estuviera cagando
Llegamos ya al final con Future Days, donde el famoso y excelente productor Brendan O’Brien hace una colaboración estelar a los teclados. Future Days tiene un montaje estupendo que pone un broche de oro al trabajo que Pearl Jam ha madurado desde hace más de tres años y que nos da a entender que aún quedan muchos días venideros por vivir siempre que alguien esté a tu lado, y ese alguien es cualquiera de esas personas o cosas especiales en tu vida que te empujan hacia adelante en muchos momentos y te hacen saber que hay siempre un paso más que percorrer antes de tirar la toalla. Esperemos que esto sea una declaración de principios y tengamos Eddie, Stone, Mike, Jeff y Matt para muchos años más siempre que haya esperanza y ganas. Todo indica a que sí.
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Future Days
Como conclusión final dejar claras varias cosas: Lightning Bolt es un disco de Pearl Jam con todas las letras lleno de estribillos para enmarcar y una pieza clave más en su discografía. Desde mi punto de vista personal supera al Backspacer aunque no sea de una forma exagerada. Es muy digerible en cuanto a duración a pesar de que haya momentos en que quieras más (y en los que sabes que te pueden dar más) y no distorsiona el intenso camino que han andado desde 1990. Si eres fan del grupo desde sus inicios hasta hoy no hay nada que decirte, pero si eres un pureta que se ha quedado en su sonido de hace veinte años es mejor que no lo escuches.
La pregunta clave que me hago, al margen de todo lo que viene siendo el análisis del disco es… ¿Dónde está el punk y la influencia de Pink Floyd de la que se hablaba antes de que saliera? Te has columpiado, Mike McCready. Vale que haya momentos garajeros y algo punk, pero lo de la «vibración al estilo Pink Floyd» yo no soy capaz de percibirla tras más de siete escuchas.
Nota de los usuarios:
[ratings]
Tracklist:
Pearl Jam: Página oficial | Facebook | Twitter | Last.fm01. Getaway
02. Mind Your Manners
03. My Father’s Son
04. Sirens
05. Lightning Bolt
06. Infallible
07. Pendulum
08. Swallowed Whole
09. Let The Records Play
10. Sleeping By Myself
11. Yellow Moon
12. Future Days
Coincidiendo con su presencia en nuestro país, hemos tenido la oportunidad de charlar con el líder de Nada Surf, Matthew Caws, sobre la inspiración que se esconde detrás del nuevo proyecto junto a Juliana Hatfield bajo el nombre de Minor Alps, y las constantes de su proceso creativo. Hemos tenido también la oportunidad de escuchar en primicia su álbum debut, Get There, y no es que sea un disco de sobresaliente, pero sí notable en el que ambos artistas han sabido complementarse de una forma brillante. Y por supuesto, los temas tiran la gran mayoría hacia ese estilo rock noventero que ha marcado sus respectivas carreras. Pero leamos lo que nos ha contado Matt sobre ello.
Día y hora señalados y con el café de rigor mañanero al lado del portátil, abro Skype y añado al contacto acordado. Al otro lado suena la voz de un Matthew cordial y alegre, que no paró de reírse durante toda la entrevista y eso que era primera hora de la mañana. Quizá para muchos de vosotros ésta no es una de las mejores condiciones para charlar, pero de verdad que valió la pena.
Bea: ¡Buenos días, Matt! ¿Qué tal? Antes de nada, muchísimas gracias por concedernos esta pequeña entrevista y perdón por los nervios.
Matthew Caws: (Risas y bromea hablando en castellano) Gracias a ti.
B: Sabemos que Juliana y tú os conocéis desde hace años, pero, ¿cómo surgió este proyecto de Minor Alps? ¿Qué créeis que os habéis aportado el uno al otro en esta colaboración?
MC: Wow! La segunda pregunta es muy buena. Conozco a Juliana desde hace mucho tiempo. Siempre me ha llamado la atención su trabajo y tuve la oportunidad de colaborar con ella en una canción llamada Such a Beautiful Girl de su disco How To Walk Away, y luego nos devolvió el favor haciendo lo mismo en I Wanna Take You Home, que aparecía como cara B de un single de Nada Surf. Realmente, la experiencia juntos fue muy positiva, tenemos muchas cosas en común y desde entonces intentamos no dejar escapar esa conexión musical y casi siempre bromeábamos diciendo: «Deberíamos hacer algo juntos», y aprovechando que ahora mismo, este año, Nada Surf nos estamos tomando un descanso, le dije: «Adelante». Y la verdad es que todo fue muy rápido, el proceso creativo, de grabación y antes de que nos diéramos cuenta, teníamos un disco llamado Get There.
B: La verdad es que estamos encantados con el resultado final y la primera impresión más allá de escuchar el single «Buried Plans» es que el sonido a lo largo de todo el álbum es muy noventero, ¿era ésa la intención cuando entrasteis en el estudio?
MC: Sinceramente no teníamos ninguna intención más lejos de sonar un poco… «soft dark» (risas). Por norma general, Juliana y yo somos personas bastante felices, pero como todos, tenemos nuestros momentos tristes. Se nos ocurrió volcar toda esa negatividad en Minor Alps como vía de escape y cuando escribíamos juntos, de repente nos dimos cuenta de que habíamos creado nuestro «pequeño refugio» junto al sintetizador OP-1 (risas) y la guitarra. La verdad, no podría decirte nada concreto. Lo que teníamos muy claro es que queríamos sonar un poco entre una grabación de estudio y algo casera y trabajando juntos apreciamos que nuestras voces son a veces tan parecidas que no puedo decir quién es quién. No he sentido esto con ningún otro cantante.
B: «I Don’t Know What To Do With My Hands» me parece una gran canción, pero no tengo muy claro si habla sobre el deseo o sobre una relación de pareja.
MC: Gracias. La verdad es que en ella hemos querido reflejar ese momento de tensión cuando estás a solas con la persona que te gusta. Pero no llegáis a cruzar ni miradas, ni palabras ni nada…
B: Con una carrera tan ecléctica y larga como es la de Nada Surf, si me permites la pregunta, ¿se parece el panorama musical actual al que imaginabas cuando los primeros discos?
MC: Realmente no. Ahora todo es muy diferente. ¿Qué quieres algo? Puedes hacerlo tú mismo: descargas, vinilos… ¡E incluso puedes hablar con tus fans a través de las redes sociales!
B: Y para terminar, cuéntanos, ¿cómo va a ser la gira? ¿De qué forma llevarás al directo este nuevo proyecto?
MC: Si te soy sincero, ¡no tengo ni idea! (Risas). Hay gente que cree que vengo a presentar el álbum de Minor Alps, pero no será así porque Juliana no me acompaña en esta ocasión; aunque claro está, tocaré canciones junto a OP-1 (risas), pero también estoy muy nervioso porque espero no defraudar al público que va a venir a verme y por supuesto tocaré canciones de Nada Surf y algunas versiones.
B: Bueno Matt, seguro que irá genial, y esperamos poder veros juntos muy pronto por nuestro país. Muchísimas gracias por tu tiempo, suerte y nos vemos en un mes.
MC: ¡Genial! ¡Muchas gracias y allí nos veremos!
Os recordamos que Matthew sigue de gira por nuestro país hasta el mes que viene:
Minor Alps: Página oficial | Facebook | Twitter | Last.fm20 de septiembre – Sala Velouria – Albacete.
21 de septiembre – Sala 12yMedio – Murcia.
15 de octubre – Sala Wah Wah – Valencia.
16 de octubre – Sala Moby Dick – Madrid.
17 de octubre – Café Aranda – Burgos.
18 de octubre – Café&Pop Torgal – Ourense.
19 de octubre La Iguana – Vigo.
Siguiendo su cadencia bianual a la hora de entregar nuevos trabajos ya tenemos en nuestras manos el nuevo trabajo de los (ya no tan) chavales más carismáticos de Sheffield. Los Arctic Monkeys de Alex Turner se han metido de nuevo en el estudio para grabar doce canciones que, como en anteriores ocasiones, dan un bandazo en su sonido lo suficientemente rotundo como para creérnoslo y aceptarlo pero no tan fuerte como para que creamos que los hemos perdido en un delirio estilístico. Sin abandonar el buen hacer y el pop redondo de su Suck It And See de 2011, los monos toman un nuevo derrotero de manos de su fiel productor (desde Favourite Worst Nightmare) James Ford. Grabado entre Los Angeles y California (nada menos que en el Rancho De La Luna de Joshua Tree) y repleto de apariciones estelares y colaboraciones jugosas AM nos trae a un grupo más maduro (por muy cliché que suene), más cool y más consciente de sí mismo.
«Morritos, morritos, que es lo que les jode.»
Tenemos que remontarnos a 2012 para empezar a dar una idea del sonido del álbum, concretamente a finales del mes de febrero cuando lanzaron el sencillo R U Mine?, una (aunque entonces no lo sabíamos) declaración de intenciones de lo que estaba por venir: bajos y ritmos más contundentes, un sonido más bailable, riffs demoledores y una actitud más chulesca, menos introvertida, menos “indie” y más roquera. No es un tema que tire por tierra lo que los monos estaban haciendo antes, tiene mucho de su sonido característico, saltarín y con garra, pero si da una idea de más trabajo en estudio. Como ya declaró Turner en varias entrevistas “el nuevo disco suena más a trabajo de estudio que a cuatro tipos tocando en una habitación”, y este tema ya sonaba así.
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Más tarde llegó Do I Wanna Know?, la total confirmación del sonido que R U Mine? había empezado a dejar ver: un riff de guitarra afilado e insistente domina el tema mientras el Alex Turner más sexy que hayamos oído nunca nos lleva por una historia de amor torturado (tema que salpica el disco en gran mayoría de sus temas). Sí, es un tema simple, algunos podrían pensar que incluso algo repetitivo, pero juega con lo que tiene (un riff y apenas una variación entre estrofas y estribillo) diferenciando las distintas secciones de la canción con unos cambios de potencia, presencia y volumen que siguen poniendo los pelos de punta con cada escucha. Minimalismo compositivo que en ningún caso queda en minimalismo sonoro gracias a la producción y las horas de estudio que este tema debe llevar encima. Este combo poderoso abre el disco. Todavía queda una canción más que conocimos antes del lanzamiento oficial del disco, la etílica Why’d You Only Call Me When You’re High?, pero a partir de aquí vamos a seguir un orden y a desenvolver despacio los otros nueve temas inéditos que los de Sheffield nos tenían preparados.
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En tercer lugar tenemos One For The Road, un tema en el que asoma la cabeza (o más bien la garganta) una de las primeras estrellas invitadas: Josh Homme de Queens Of The Stone Age, amigo de la banda y otrora productor en parte de uno de sus discos clave, Humbug. La canción abre con el falsete de Homme y una escala de guitarra reverberante que dejan paso al golpe de la batería y el bajo que construyen el resto del tema. Es uno de los temas que más refleja el nuevo sonido conseguido en esta entrega, ese R&B con riffs, ese sonido que ellos mismos definieron como “juguetear con Dr. Dre y G-Funk”. Sin una variedad ni una complejidad notables el tema engancha por su carácter sensual. La voz grave de Turner se mezcla con los coros en falsete y unos breaks y solos de guitarra hipnóticos.
ATENCIÓN: el nivel de guay de esta foto no es apto para todos los públicos.
Le sigue Arabella, una de las grandes joyas del disco. Tanto lírica como musicalmente esta canción presenta una conjunción de los Monkeys seductores y guays y los que saben hacer rock, atarse los machos, colgarse las guitarras y sacar un par de riffs demoledores o dos. En las estrofas seguimos en un terreno muy R&B, muy negro, seductor en las letras y en la forma de cantarlas y para cuando llega estamos atrapados en un riff Black Sabath-esco (sí, War Pigs, si) y un cambio de tercio demoledor. Es uno de los temas con mayor diversidad sonora, con más idas y venidas y más variado del disco, en el que más trabajo podemos observar. Minimalista en su esqueleto, el tema construye un puente hacia el final que da paso a un demoledor solo de guitarra de lo más stoner para confirmar el carácter más rock del tema. La siguiente pista es I Want It All, un pequeño cambio de tercio. Un rock lento, más distorsionado y más terco que recuerda inevitablemente a Electricity, la cara B de R U Mine? El falsete y la voz más grave se acompañan durante todo el tema para crear una atmósfera más pesada, más densa. Quizá uno de los puntos flacos del disco, pero un tema disfrutable al fin y al cabo en especial por los momentos en que el falsete se queda solo y le acompaña una guitarra afilada y unos sho-woops de lo más Queens Of The Stone Age. El tito Josh debe estar más que orgulloso.
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El ecuador del disco es para la balada No. 1 Party Anthem. Con un sorprendente piano acompañando el tema aquí nos encontramos con reminiscencias claras de un sonido anterior: las baladas de Suck It And See y los temas que Turner aportó a la película Submarine son un más que claro referente en el pausado ritmo de esta canción que intercambia el piano por los arpegios suaves de guitarra y acaba con una de las mejores interpretaciones vocales de Turner. Una perfecta balada BritPop. Le sigue Mad Sounds, otro tema lento pero más desnudo en este caso. En un estilo muy Velvet Underground unas guitarras sencillas y preciosistas siguen a un tímido teclado que de vez en cuando apoya la armonía del tema, que crece en intensidad cuando llegan los uhlalalas del final pero que no pierde la intimidad ni la delicadeza con la que se presenta. Perfecta para recuperar fuerzas, para que nuestros oídos se relajen un poco antes de lo que se nos viene.
«¡Y ahora una pal camino!»
Fireside comienza con uno de los mejores ritmos de batería de Helders, que ciertamente parecía un poco olvidado en el disco y parecía haber dejado de lado su delirante virtuosidad. Acompaña a una guitarra acústica que acaricia la voz de Turner, de nuevo sexy y pausada. Aporta su grano de arena precisamente a la guitarra Bill Ryder-Jones, ex guitarrista de The Coral. Como enganchado en un bucle algo monótono, como construido en torno a una idea que no acaba de estallar el tema es, quizá, el segundo punto flaco del álbum. Pero no nos da tiempo para aburrirnos cuando entra pisando fuerte de nuevo el sonido R&b del disco en el single Why’d You Only Call Me When You’re High?, una oda a los mensajes mandados a esa persona especial en un momento de debilidad alcoholica en el que sin filtros agarramos el móvil. Una canción divertida, sencilla, corta y directa que se te pega como una lapa a las sienes.
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En el puesto número diez tenemos Snap Out Of It, otro medio tiempo pesado y muy Queens. El piano hace de nuevo aparición para llevar el ritmo durante el tema, los coros en falsete y su conjunción con la voz sexy y más grave de Turner llevan la parte vocal de este tema casi cabaretero y circense, una versión más refinada y menos bestial de ese sonido que ya habían sabido manejar en temas como Pretty Visitors o This House is A Circus y que demuestran manejar a la perfección. Viene de la mano del segundo tema en el que Josh Homme ha echado una mano, Knee Socks. Un mareante riff de guitarra da paso a la explosión del bajo y la batería, que dejan casi solo a Turner con sus estrofas, su sensualidad vocal y su actitud. En el estribillo los falsetes se unen de nuevo a la voz de Turner. Cuando parece que en sus dos primeros minutos el tema ha mostrado todo lo que tenía que ofrecer se hace el silencio para el resto de instrumentos y se quedan solos los coros en falsete, el momento más R&B del disco, más inesperado, lo que más suena a esa “ex girlfriend music” de la que hablaban los monos a la hora de describir el disco. Homme acompaña al fraseo de los coros y cierra el tema con una vuelta al estribillo que queda salpicada de su voz a modo de solo.
«Ay, mis monetes, qué grandes se me han hecho.»
El disco cierra con otra joya: I Wanna Be Yours. Un poema del legendario John Cooper Clarke sirve de letra para la mejor balada del disco, si no de la carrera de estos chicos. De nuevo con una instrumentación más minimalista (entrando en juego incluso una caja de ritmos, artilugio nunca antes utilizado por el cuarteto) Turner toma las riendas de un tema de amor desesperado, oscuro, casi sucio y pesado. Le acompañan unas deliciosas armonías en falsete y estalla en uno de los mejores estribillos del disco. La atmósfera creada por el tema no hacen en absoluto necesario un cambio más allá del que se produce entre estrofas y estribillo, el tema envuelve y mantiene atento con su letra, su belleza musical y su ejecución. Si de verdad tienen dos dedos de frente este tema debería colarse al final del setlist de sus próximos conciertos.
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Y en escasos cuarenta minutos hemos asistido a uno de los mejores ejercicios de los cuatro de Sheffield: juegos vocales, producción impecable, una nueva atmósfera ejecutada con maestría y un repertorio que llenará estadios. Para no caer en adoraciones extremas diremos que al disco le falta lo que a otros lanzamientos de los Monkeys: oscuridad. Library Pictures, All My Own Stunts… ese sonido a medio camino entre el Stoner Rock y el Post-Punk que habían conseguido en Suck It And See ha desaparecido casi por completo y, qué demonios, se echa algo de menos, pero cuando el resto del disco es capaz de evocar un sonido tan nuevo para ellos y que a la vez les sienta tan bien uno deja de mirar hacia atrás y se concentra en el hecho presente: AM es un discazo de cabo a rabo.
Nota de los usuarios:
[ratings]
Tracklist:
1. «Do I Wanna Know?» 4:32
2. «R U Mine?» 3:20
3. «One for the Road» 3:26
4. «Arabella» 3:27
5. «I Want It All» 3:04
6. «No.1 Party Anthem» 4:03
7. «Mad Sounds» 3:35
8. «Fireside» 3:01
9. «Why’d You Only Call Me When You’re High?» 2:42
10. «Snap Out of It» 3:12
11. «Knee Socks» 4:17
12. «I Wanna Be Yours» 3:04
Álbum: Spotify | Amazon
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