Por si quedaba alguna duda del acierto de la organización a la hora de tomar medidas ante la previsión meteorológica, el sábado lucía el sol en Vilagarcía. Sin embargo, la tregua duraba a ratos. Durante la sesión vermú, una de las novedades de la edición de este año, disfrutamos de una cervecita y paella sobre el césped al ritmo de, primero, un conciertillo íntimo de Tórtel y luego de los temazos que Rober Bodegas y Alberto Casado ponían desde el equipo montado en una furgoneta, hasta que comenzó a llover de nuevo. A pesar de ello, en la segunda jornada sí se notaba una mayor asistencia de gente aunque como en la del viernes, sin sensación de agobio en ningún momento.
Climatología aparte, el sábado era el día de Dover, que llegaban a Vilagarcía a presentar su particular revisión del Devil Came To Me, y también de uno de los hypes del momento, los ingleses Toy. Que de juguete tienen poco dado que fueron el plato fuerte de la noche sin dejar a un lado al directazo que ofrecieron Delorentos, los primaverales Delafé y las flores azules, y los divertidísimos y la vez nostálgicos Aerolíneas Federeales. Una segunda jornada polifónica muy refrescante.
A primera hora de la tarde, después de unos Aurora de los que no pude disfrutar, Mvnich estaban sobre el escenario Espíritu Rías Baixas casi en familia (en el público estaban la mayoría de sus colegas, los que no habíamos ido a dormir la siesta y pocos más). Simpáticos e irreverentes, los vigueses convencieron repasando su álbum Ina y aprovechando la oportunidad del momento bajo la carpa para convertir Magnicide casi en himno de la tarde. Los había visto en un formato ‘curioso’ en la fnac hace unos meses y la noche del sábado realmente disfrutamos de un directo rockero y distorsionado (no del estilo de Saratoga). No faltó ese momento de calma con A Bigger Soul Than My Heart que se fue rompiendo a medida que sonaban Bonsoir Ina, Satin Dolls, increíble la voz de Guillermo en este tema, para llegar a crear una atmósfera acogedora en la anteriormente mencionada, Magnicide. Gustaron bastante y debe ser porque jugaron casi en casa. Novedades Carminha convencieron más cuanto más macarra se volvía su directo. No sé si sería el rodaje de las canciones, el buen ambiente que habían dejado sus predecesores o el sol que brillaba por momentos; pero el concierto fue muy bueno. Repasaron los grandes hits de su discografía haciéndonos mover los pies a ritmo de Échame el gel, o Te vas con cualquiera. Y tampoco faltaron los temas F.O.L.L.A.R y Pesetas de su último trabajo Jódete y baila.
Nos cantaban que no sabrían qué hacer sin su Santiago Apóstol, y lo cierto es que nosotros no sabríamos qué hacer sin ese directo cargado de fuerza, energía, diversión con una buena colección de temas gamberros que terminaría dando paso a otro de los grupos esperados de la segunda jornada no sin antes montar un poco más de jaleo con una versión del Demolición, de Los Saicos. A esas alturas de la tarde, la carpa pequeña era un hervidero, una auténtica fiesta con todos y cada uno de sus ingredientes: karaoke, saltos, gritos, silbidos, gente (y zapatos) volando por los aires… Y todo ello amenizado con los Aerolíneas Federales de fondo, que ofrecieron un directo cargado de fuerza, energía, cachondeo y una buena colección de sus himnos más conocidos: No sé ligar, No me beses en los labios, Rollo porno o Mi vídeo no tiene mando a distancia. Y como si gozaran de tiempo extra, muchos de nosotros nos vimos por un momento sentados delante del televisor con nuestro bocadillo de nocilla cantando Quero xamón y Non todo é o que parece. Canción que interpretaron dos veces porque ellos lo siguen valiendo.
Ocho y algo de la tarde y cambiábamos de escenario para presenciar el directo de unos Estereotypo que presentaban un nuevo y homónimo álbum. Empezaron con New Rules, siguieron con el primer single de este álbum Everybody Singing, continuaron con Whatsapp Accident y Tonight? y parecía que los tres músicos que estaban encima del escenario ya habían entrado lo suficiente en calor como para hacénoslo notar al público para empezar a mover el cuerpo. También hubo tiempo para un pequeño guiño a la reconocidísima banda de Liverpool con Love me do, siempre con matices que al propio grupo le caracterizan. Tras los de Santander llegaba el turno de los irlandeses Delorentos. O «Delorrentos» como dijo el frontman Rónan Yourell. Oír a un extranjero defendiéndose en nuestro idioma siempre nos hace gracia, pero en esta ocasión sonó super riquiño. Casualmente consiguieron superar el listón de los Estereotypo con un potente y enérgico directo. Nada más empezar, ya pedían palmas para acompañar Right to Know, uno de sus últimos temas. Además, se sucedían los ambientes cambiantes de canciones como Petardu, de tranquilo comienzo y fin, con una descarga central de guitarras y bajo, y el paso del pegadizo riff de Care for a las bonitas Little Sparks y Bullet In A Gun, señalando que llegaban unos de no parar. Fue en este punto de la noche cuando más aplausos provocaron, por la emoción contenida de Secret, llegando a las notas más altas sin problema de final casi épico.
Recargando las fuerzas, empezó la marcha. Delafé y las flores azules salieron con ganas de liarla parda y de animar al público que estaba algo apagado tras la actuación anterior. Óscar d’Aniello y Helena Miquel desbordan energía en el escenario lo demostraron ganándose al público en cada canción, en cada baile. Volvemos a empezar de cero, Qué sentido tendría (en la que echamos de menos la voz de Nacho Vegas), Enero en la playa o Espíritu Santo llenaron el recito de un alegre ambiente primavieral (pese al frío que hacía) y sonrisas en las caras del público. Hiperactividad y positivismo definen a la perfección el directo de Delafé. «Estonosepara…» Los presentes ya se habían contagiado de la energía procedente del escenario, algunos más que otros y hubo alguien que no paró de exclamar lo mucho que animaban, pero era ya cerca de la medianoche y por el recinto, como bien habían dicho ellos los siguientes protagonistas, «empezaba a oler a azufre».
Pero llegada la hora, el show fue otra cosa distinta. Dover salieron a demostrar su faceta más aclamada, la de rockeros de los noventa a un volumen atronador de los grandes éxitos del Devil Came To Me ante un público, para bien o para mal, emocionado. Si bien una pequeña parte de los asistentes reaccionaron bien y alucinaron con la posibilidad de ver a unas leyendas del rock de nuestro país volver a los orígenes, también es cierto que fueron muchos los que optaron por marcharse al ver pequeño percal, arrojarle algo a la cantante o simplemente no se movieron un ápice de su posición (todo lo contrario que la que suscribe estas palabras). También se oyeron gritos negativos que por fortuna no fueron secundados, y algún triste insulto. Sin embargo, la conexión con ese público hostil apareció en escena cuando empezaron con muchos de sus himnos: DJ, Serenade, Nightmare, Devil Came To Me y Loli Jackson, catapultaron a la multitud hacia el escenario para vibrar a tope con ellos mientras cientos de botellas de plástico se alzaban al unísono con cada estribillo. Finalmente, Cristina, Amparo, Jesús y Samuel dieron al público lo que realmente quería aunque muchos no quisieran demostrarlo.
Tras un pequeño y merecido descanso por haber estado saltando en primera fila, llegaba el turno de la banda británica Toy. Cinco componentes. Cinco pelazos. Un bajo predominante durante todo el directo, dos guitarras, una batería vigorosa y un teclado hacián la mezcla perfecta de sonidos tremendamente enérgicos. Momentos brillantes con sus cuerdas, especialmente cuando dejaban de tocar al unísono, en Dead & Gone, por ejemplo, y la fría voz del cantante Tom Dougall (también a la guitarra) se me queda corto para seguir dando rienda suelta a su sonido instrumental eufórico y de aires psicodélicos. Sonaron increíblemente mejor que en su disco dejándonos saciados en My Heart Skips A Beat. La guinda final la pusieron los vascos We Are Standard. Era el momento de disfrutar de las melodías psicodélicas y temas contundentes de su nuevo álbum Day, incluyendo percusión en directo al tiempo que cantaban grandes éxitos de éxtasis colectivo: Can I Count You, Something Bigger y también dejaron un poco de lado su trabajo más reciente para provocar bailes The First Girl Who Got A Kiss Without A Please. Confeti incluido. Aunque al principio el público no conectase demasiado bien con ellos por culpa de las palabras del cantante: «estoy siendo demasiado amable para lo que poco que estáis haciendo». Pero más allá de un absurdo rizar el rizo por culpa de ese comentario, el resultado fue divertido y tremendamente eficaz como cierre del festival.
La noche la continuaría con Dj Amable, Gato y Nano Vinilo en la carpa pequeña, pero una vez más, el cansancio nos pudo y abandonamos un edición del Festival do Norte que, pese a contar con menos público, suena esperanzadora para el próximo año. Y si es así, allí estaremos. Aquí más fotos de la fotógrafa Virginia De.
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