Os mentiría si os digo que hay otro festival en el mundo del que nos guste más hablar que el Resurrection Fest. Ya antes de nacer este blog, en este pequeño pueblo lucense llamado Viveiro se celebraba un pequeño festival de hardcore y punk que sorprendió a muchos desde el comienzo. Su primera edición fue en 2006 junto a Sick of It All y Walls of Jericho y desde entonces no ha parado de crecer, sobre todo gracias al savoir-faire a la hora de escoger artistas por parte de los organizadores y el apoyo del alcalde de la localidad, Melchor Roel. Siendo gratuito en un principio y ahora con precios bastante reducidos para lo que consiguen traer, a día de hoy es una cita ineludible para casi 30.000 personas provenientes de toda Europa con los grupos más importantes de la escena mundial del hardcore, del punk y del metal. Los beneficios no sólo son culturales, sino económicos, con un impacto en la zona de varios millones de euros. Os habíamos contado cómo fueron las dos ediciones anteriores (2010 y 2011) y este año no será menos. Queremos dar las gracias antes de nada a la organización, ONP Productions, por confiar en nosotros una vez más y acreditarnos para cubrir el evento. Y no sólo a nosotros, sino a muchas otras webs especializadas que seguro harán un buen trabajo y mejor que otros medios generalistas.
Reparto por escenarios y horarios
Enlaces rápidos:
Jueves, 2 de agosto
Afortunadamente, el tiempo acompañó durante gran parte del festival y así fue que llegamos a Viveiro con un sol abrasador durante la tarde del jueves con enormes ganas de festival. A diferencia del año pasado y no sabemos si por nuestras quejas, las acreditaciones de prensa se pudieron recoger allí mismo en la entrada sin esperar gran cola por lo que no nos teníamos que perder ningún concierto. Aunque como llegamos justillos, tuvimos que montar la tienda en el cámping, comer y demás, nuestra entrada se demoró hasta bien entrada la tarde y nos perdimos inevitablemente algún bolo. Sea como sea, un 10 para la organización por mejorar esas cosas que fallaron con anterioridad. A mayores, hemos de decir que la cola en sí para entrar al recinto era más que fluída, algo que todos agradecimos en todo momento.
La entrada del festival, algo más grande que las que muchos de vosotros comprasteis (ak ak ak)
El recinto disfrutaba este año de tres escenarios con la gran duda de cómo se repartirían y cómo afectaría el sonido de cada uno a las actuaciones: el Monster sería el principal a un lado, mientras que el Jägermeister, algo más pequeño, sería el cubierto en una carpa bastante alargada, justo al lado del mini-skatepark y del Arnette, el escenario secundario para bandas locales y acústicos. Sorprendentemente, se escuchó bastante bien y los pocos acoples de sonido que hubo fueron en el Arnette (el único que tenía actuaciones durante las de los grupos principales), quienes sufrieron bastante en ocasiones. Quizás en este caso sí que se debería cambiar de lugar en próximas ediciones, pero los otros dos no estaban mal situados.
Nos sentimos algo mal por habernos perdido este conciertazo, pero lo remediaremos
Como decimos, entramos algo tarde por una cosa u otra, y nos perdimos las actuaciones de los portugueses metalcoretas Another Day Will Come, los barceloneses Moksha, los madrileños Adrift y los también lusos More Than A Thousand (¡con la de ganas que les tenía!). De estos últimos, me hablaron maravillas de la actuación, pero de todas maneras, para los neoyorkinos This Is Hell ya nos encontrábamos dentro del recinto y pudimos escuchar algo de su buen directo y efectivo metalcore. Su cantante, Travis Reilly, nos deleitó con una buena voz llena de fuertes berridos con la que interpretó principalmente temas del último de los cuatro álbumes de estudio que tienen hasta el momento, destacando Acid Rain o Black History, entre otras. Corto (30 minutitos de nada) pero intenso. Tras acabarse, aprovechamos el hueco de Strength Approach, los sustitutos italianos de los caídos Wisdom In Chains, para ver la zona de merchandising, muy bien montada e inundada de emblemas de Suicidal Tendencies por doquier. Yo, por mi parte, aproveché para comprar algo y se agradeció poder pagar con tarjeta.
Jacob Bannon casi suplicando que se escuchase bien dentro de la carpa
Llegaba uno de los platos fuertotes del día: los americanos Converge. Repetían actuación en Viveiro tras 2010 y aún así no les faltaron fans para verlos. Lleno sustancial dentro de la carpa del escenario Jägermeister y una hora por delante para contentar a los presentes. No tardaron en meterse en el bolsillo a sus seguidores más acérrimos comenzando con la larga Jane Doe (11 minutos que sonaron en su totalidad) y pese a lo confuso que puede resultar esta faceta tan mathcore del grupo, no defraudó a muchos. Lo que sí defraudó fue el sonido. No sabemos si fue por el propio grupo o el estilo de canciones que estaban tocando, pero se escuchaba algo raro y mal. Sobre todo en esa canción se notó más este problema, ya que para disfrutar totalmente de ella se necesita una cuasi-perfección sonora. Una lástima… Posteriormente, se darían más casos de mal sonido (quizás no tan graves) pero también otros grupos sonaron de maravilla.
Sea como sea, el vocalista Bannon se mostró muy enérgico en todo momento lo cual le provocó unos cuantos fallos notables a la voz que se le perdonaron sin problema. La gente respondía al estímulo y no paraban de volar cuerpos por encima del público ni durante las pausas. Y a pesar de tener un setlist poco habitual, la gente se unía a cantar con Jacob cuando éste bajaba y les ponía el micrófono delante mientras el resto de la banda gobernaba desde arriba. Tras informar de que habrá nuevo disco a finales de año, debutaron un tema nuevo, y casi al final mientras versionaban a Entombed (Wolverine Blues) nos fuimos a por avituallamiento y a coger sitio para la fiesta del día. Pese a no ser mi estilo, los fans quedaron más que contentos y salvando el problema de sonido, el grupo en sí estuvo en su sitio. Como detalle, más tarde nos dijeron que Bannon lanzó el micro contra los altavoces al acabar y casi rompe algo. Setlist del grupo.
Imaginad la voz de pocholo diciendo «FIESTAAA» mientras veis esta foto
El objetivo de Reel Big Fish en la tarde del jueves era claramente hacernos mover el esqueleto y una banda de ska punk como ellos es capaz de levantar hasta un funeral con sus trompetas. Los californianos aprovecharon muy bien sus 40 minutos comenzando con una de las versiones del Enter Sandman de Metallica más divertidas que recuerdo. Algo así como decir «papa parapa» en cada estrofa durante toda la canción mientras muchos de nosotros nos reíamos cuando intentábamos cantar la letra verdadera y ellos no querían. No faltaron otras grandes versiones como la de Take On Me de A-Ha aunque, si la memoria no me falla, no tocaron una muy solicitada Brown Eyed Girl de Van Morrison.
Tampoco faltaron sus grandes éxitos Sell Out, Beer o I Want Your Girlfriend To Be My Girlfriend Too, con los que nos desgallitamos y tiramos parte de nuestros «refrescos» por culpa de nuestros meneos y los de los vecinos, y numerosas pistas de su último trabajo Candy Coated Fury. Mucha fiesta de la buena, aunque ya empezábamos a vislumbrar uno de los grandes problemas de este Resu 2012, que viene ya de otras ediciones: el famoso puto polvo tóxico del Resu. Gigantescas nubes de polvo se levantaban en cada pogo, circle pit, wall of death o incluso con un poco de viento. De todas maneras, disfrutamos de uno de los mejores y más divertidos conciertos del día y del festival entero. ¡Gracias, Reel Big Fish! Ojalá venga otro grupo similar en la edición del año que viene.
Aquí los pianos se convirtieron en dientes, pero en el caso del batería de The Eyes los dientes se convirtieron en cachitos (luego lo explicamos)
Con poquísimo tiempo de margen entre conciertos y mientras comentábamos lo bueno que fueron los RBF, regresamos a la carpa para ver un rato desde el exterior a Pianos Become The Teeth. Esta banda de Baltimore mezcla con soltura el post-hardcore con el post-rock y el screamo en muchas de sus canciones de sus dos discos de estudio y sus splits. No son fáciles de digerir si no eres fan de este tipo de sonido, la verdad, y una vez más el sonido de la carpa (al menos desde donde yo estaba) no dejó brillar con luz propia al grupo, pero pese a todo, el rato que estuvimos presenciando su show no nos aburrió demasiado. Algo cansaditos por el viaje, el montar la tienda y demás decidimos sentarnos en medio del campito a chalar un rato.
«Hey, ¿no tendréis por ahí una mascarilla de oxígeno? ¿O un pañuelo o algo?»
Siendo ya casi noche cerrada, les llegaba el turno a los también americanos Set Your Goals. Pop punk remezclado con melódico dependiendo de la canción y una actuación la mar de alegre. La voz me recordó de primeras a Simple Plan, pero nada que ver (afortunadamente). No vimos demasiadas canciones (si no recuerdo mal, al menos The Few That Remain la tocaron mientras aún estábamos), ya que el hambre apremiaba y decidimos salir a cenar. Muchos de los hardcoretas y metaleros más extremos también hicieron lo mismo, por cierto, ya que era lo más light del día. Finalmente tampoco llegamos a tiempo para ver a Nasum, una banda sueca de grindcore a la cual le tenía muchas muchas ganas, pero es el problema de ir un sólo redactor en esta ocasión. ¡Lo sentimos por los interesados!
El cantante de «Agnóstica» Front, Roger Miret, con sus mejores galas
Los que no nos podíamos perder por nada del mundo eran los neoyorkinos más esperados de la noche: Agnostic Front, uno de los emblemas del hardcore macarreta tipo Madball y Suicidal Tendencies. No obstante, el cantante de Madball, Freddy, y el de AF son medio-hermanos (hijos de la misma madre, de descendencia cubana), así que tienen grandes influencias entre ellos. En esta ocasión, el grupo venía con casi una «nueva formación» ya que uno de los dos guitarristas y el batería se unieron en la banda en 2009 y muchos desconocían sus caras. Eso no importó para que los mayores circle pits del día (y las mayores nubes de polvo del día) hicieran acto de presencia con los innumerables himnos que tiene esta banda. Desde el legendario Gotta Go, el For My Family y pasando por el It’s My Life, durante una hora y cuarto que se nos hizo hasta corta nos deleitaron con su poderoso hardcore y el propio Miret nos demostró su poderío físico corriendo y saltando durante casi todo el concierto.
Regalándonos numerosas palabras en español con fuerte acento cubano, encendieron en repetidas ocasiones al público quien no mostraba signos de debilidad tras las primeras 10 horas de evento. Quizás algo más apagados cuando tocaban temas nuevos y no los old school, pero animados. Como detalle, Pirri de Escuela de Odio subió al escenario a cantar con ellos el tema Police State. Con un bis de cuatro canciones, una versión de Blitzkrieg Pop de Los Ramones y el An Open Letter to NYC de los Beastie Boys, se despidieron con una gran ovación. El sonido no falló casi nada y si no tenemos en cuenta los efectos vocales que usaron, los norteamericanos tuvieron una actuación notable. Contentos, nos poníamos a esperar la última actuación de la noche.
A este batería no le importaba el polvo, que decía que estaba rico. En otro orden de cosas, diversión 100%
Otros que repetían, ya que estuvieron en Viveiro en 2009, fueron H20, otra banda más proviniente New York. Todavía con el polvo flotando de la actuación anterior y sin parar de toser (pese al consejo de Axionymous de llevar un pañuelo, me olvidé y lo pagué caro), comenzaron una de las interpretaciones más directas del día, a la par de ser bastante divertida. Su cantante Toby Morse parecía un ardilla correteando de un lado a otro sin asfixiarse mientras cantaba, aunque de vez en cuando soltaba un pequeño discursillo corta-rollos (vale que había bonita luna, pero vamos, estás en un concierto de punk, ¡dale caña!). Muchos éxitos de la banda, que para algo los tiene, y durante los bises subieron a un invitado a cantar que no conseguí identificar. Riffs del War Pigs de Sabbath, tributo a The Police y para acabar el concierto una versión que enloqueció a muchos: Friends Like You de Sick of It All. No recuerdo si fue en esta canción, pero un paisano consiguió subirse al escenario y la seguridad no tardó mucho en placarlo. En general, un buen concierto para acabar la primera jornada de festival que nos dejó con ganas de más, y por eso fuimos al centro de Viveiro a tomar algo con el resto de resus hasta altas horas de la noche. He aquí un vídeo resumen de la organización del primer día, quienes citan que casi 10.000 personas se acercaron hasta el evento:
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Viernes, 3 de agosto:
La noche dio para bastante, pero la sorpresa desagradable al llegar al cámping a las 7 y pico de la mañana fue encontrarse con una carpa a todo volumen que no paró hasta las dos de la tarde. Se recorrieron la discografía de SA, varios discos de Slayer, Metallica y punk español aleatorio, y yo y muchos más nos acordamos de sus parientes más cercanos durante ese tiempo. Afortunadamente, debió haber quejas que el resto de días nos dejaron tranquilos, pero ese día sufrimos por eso, por el gran calor en las tiendas al dar el sol y por todo en general. Sin apenas dormir, tuvimos que ir a la playa a intentar descansar y asearse, aunque poco se pudo hacer por recuperarse. Al mediodía ya no había tanto ruido ni tanta calor (¡la sombra había llegado a la zona!) y pudimos dormir dos horitas salvadoras. Tras ello, el todoterreno de Monster también fue un salvavidas con ruedas y nos despertó lo suficiente como para poder reponer fuerzas más tarde y seguir con el festival con ánimo.
El Resu es como España: también hay Crisix (ak ak ak)
Toda esta serie de circunstancias nos obligaron a perdernos también los primeros conciertos de la tarde, con mención especial de Crisix y MxPx AllStar, que tenía ganas de verlos: los primeros por ser una de las mejores bandas de metal del país (aún emergiendo) y los otros por ser «miticada» y un «must». Aún así, podéis ver aquí debajo uno de los momentos de Crisix: unas chicas con pasamontañas ataron a una silla eléctrica al cantante y este intentó cantar mientras lo freían. Además, versionaron a Misfits y su Last Caress (típicamente versionando también por Metallica). De MxPx, mi compañero Jimmy Jazz me habló maravillas: técnicamente guay y perfecto para los amantes del punk zapatillero como él, muy divertido pero muy muy corto. Como detalle, el guitarrista de Descendents, Stephen Egerton, actuó con ellos, y abrieron con la típica versión de Baba O’Riley de The Who. Lo siento enormemente también por Black Knives, Grankapo, Misplace y los madrileños Proud’Z, pero es lo que hay.
Lo que sí os puedo contar respecto al concierto de Misplace, es que uno de los momentos más emotivos del festival se vivió en su actuación. Juanji de Fragment Records salió a interpretar con ellos un tema de su legendaria banda Alarma Social. Un buen homenaje al trabajo incansable al frente de la discográfica, pilar indiscutible sobre el que se levantó la escena hardcore española y que por desgracia cierra sus puertas después de 15 años de lucha. ¡Ánimo, Juanji!
Trevor Phipps entonando una versión del «Me va» de Julio Iglesias
Tras reactivar la industria textil china comprando pañoletas en un «chino» del pueblo (yo y miles de resus más), partimos preparados al recinto. Una vez más, en el bus del cual os hablaré más tarde. Unearth, conocida banda de metalcore de Massachusetts, comenzaban en el escenario principal. Con la gente todavía llegando, se marcaron un buen concierto que quizás sonó algo mal (al menos desde una distancia considerable, desde donde los vimos) y creo que no conectó demasiado con el público por alguna extraña razón (ni conmigo, como fan del metalcore que soy). Aún así, cayeron temas como My Will Be Done, Endless o Giles que sí congeniaron y no nos dejaron demasiado mal sabor de boca. Casi al final, nos pasamos rápidamente por el escenario pequeño, el Arnette, donde Rain Is Art daban su show.
El cantante de Suicide Silence, burlándose un poco de su compañero guitarrista Fuente
Primer plato grande del día: los californianos Suicide Silence. Se veían muchas camisetas de ellos a lo largo de todo el fin de semana y se ve que muchos fans tenían ganas de ver su deathcore característico. Y yo, también mucha curiosidad de ver cómo hacían esos berridos en directo que tan bien suenan en estudio. La verdad es que no decepcionaron para nada: grandísimos breakdowns que podrían romper el cuello de Alonso, growls revienta-gartantas, enormes pogos en medio de tormentas de polvo venenosas, mucho humo proveniente del escenario (por si se veía poco) y mucha dedicación por parte del grupo. Una verdadera banda de metal extremo, a pesar de su juventud. Y como tenían una caché que mantener, claro está, lo dieron todo. En algún caso, quizás dieron de más, como su pobre guitarrista Mark Heylmun. Aquí mismo podéis ver justo el momento en el que se esguinzó la rodilla y el tobillo. Acabó el concierto, pero la ambulancia lo esperó para llevarlo al hospital. Aquí lo podéis ver con un fan. Al final creo que no se presentaron a las firmas, pero tampoco sé si era antes o después del concierto. Comprensible o «feo por su parte» dependiendo del caso.
No hay foto mejor por el momento, pero os mostraremos otra mejor de Laura cuando la tengamos
Otro platazo fuerte, casi fabada asturiana o cocido gallego. Laura Jane Grace y los suyos, Against Me!, pisaban tierra viveirense. Sin darle demasiada importancia, os pongo un poco en situación: el cantante del grupo Tom Gabel decidió convertirse en una mujer un poco antes de mediados de año y generó bastante polémica sobre cómo seguiría el grupo siendo ella una mujer y demás cosas. Para los que dudaban de su valía en pleno proceso de hormonización, o los que la criticaban, sólo puedo decir que acalló muchas bocas y Laura es amor. El grupo en sí fue perfecto técnicamente y creo que de los que más limpios sonaron en el escenario Monster. Dieron una actuación muy divertida de 50 minutos, dando una lección de cómo hacer punk rock válido para todos, desde los más tranquilos a los más extremos. Con bastante energía (destaco el batería, que qué lechazos pegaba el tío), no dejaron muchos de sus grandes éxitos fuera del setlist y hasta aprovecharon para presentar dos temas nuevos del próximo disco, Transgender Dysphoria Blues. Muy contentos con la actuación, tras saltar y bailar un rato, decidimos ver el final de ella desde la lejanía y presenciar un ratito del concierto en el Arnette de los vigueses The Chaos Is Coming, con un deathcore bastante bueno y un público pequeño pero entregado.
Tony Foresta, de Municipal Waste, celebrando que este año sí tocan Fuente
¿Y las ganas que tenía de ver a los virginianos Municipal Waste? Creo que no era el único, ya que la cancelación de última hora en 2010 sentó como un jarro de agua fría. Para resarcirse, hicieron todo un señor show. Brutalísimos desde la primera nota, sólo podemos resumirlos como «mucha caña burra». Creo que la nube de polvo tóxico llegó a su máxima plenitud en este concierto, ya que los circle pits y walls of death iban casi a uno por canción. En uno de ellos, nos unimos nosotros pero no tardamos en salir casi asfixiados. En general, podemos destacar la actitud del grupo, muy fieros en todo momento, tanto con los temas más antiguos como los de su nuevo disco. En ocasiones el sonido parecía demasiado ruidoso de más (no sabemos si, una vez más, por la carpa, o por el propio grupo) y la verdad es que podemos afirmar que se quitaron la espinita de la cancelación de hace dos años, sin duda alguna.
Juan de SA dando mucha brea. Y cagándose en todo lo que había por ahí Fuente
Por culpa de dicho polvo, nos fuimos un pelín antes de acabar a respirar aire fresco y a beber algo mientras esperábamos por un clásico: los vascos Soziedad Alkoholika. Leía hace tiempo a gente que se quejaba en Twitter de que «se comían mucho presupuesto» y que «no pegaban nada en el Resu», pero creo que demostraron que pegan mucho en un festival como este, y personalmente no creo que tengan demasiado gasto estando por aquí cerca de festival en festival, que no tienen que cruzar el charco ni venir del quinto pino. Salieron motivadísimos en general y su cantante Juan no paró quieto. No obstante, había mucho vasco viéndolos (con banderas y todo) y ellos lo agradecían con mucha «brea», como les gusta decir. Recordaron su anterior actuación hace años (2008 con Misfits, Agnostic Front…) y se alegraban de ver cómo creció aquel festival tan acogedor y humilde.
En cuanto a temas, barrieron con todo lo que se les puso por delante con pits enormes que ya les gustarían a muchos grupos de deathcore… Quizás pecaron de escoger demasiados temas de su último disco, Cadenas de odio, pero no faltaron todos sus clásicos (Ratas, Piedra contra tijera…) ni los éxitos más recientes (Sangre al fin y Política del miedo de su Mala Sangre del 2008). Cerraron con un brutal Nos vimos en Berlín, muy coreado, y nos dejaron con una excelente impresión, incluso para los que ya los habían visto. Hablando con unos cuantos extranjeros al día siguiente, les habían encantado pese a no entender ni pija. Y en otro orden de cosas, la nota negativa la pusieron unos «listillos» cerca de donde estábamos que, a pesar de ser hiperfans del grupo y conocerse todas las letras, se dedicaron a lanzarle cosas al guitarrista y grabarlo en vídeo durante un buen pedazo. Por suerte no le dieron.
El cantante de Glassjaw se ve que tuvo que ir a hacer de vientre a ciertos baños y ya era un experto
Glassjaw era para mí otra de las incógnitas del día. Escuchándolos en Spotify no me transmitían demasiado e iba con la mosca detrás de la oreja. Los presentaron en su día como cabeza de cartel (que al final no fueron) y quería saber por qué eran tan importantes. Con solo dos álbumes de estudio y numerosos EPs, llegaron a Viveiro para demostrar por qué estaban ahí y aclarar que, si no eran tan conocidos, era simplemente porque tuvieron mala suerte en su carrera con las discográficas. Su cantante Daryl Palumbo se mostró muy animado desde el comienzo, a diferencia del bajista y del guitarrista, pero a estos no se les puedo reprochar nada ya que instrumentalmente fueron muy buenos. Independientemente de esto, he escuchado críticas por ser un «tostón» y por otro lado alabanzas por ser geniales. Personalmente, no me desagradaron demasiado y les doy más que el aprobado pese a no ser tampoco muy de mi gusto su estilo. Tras doce canciones, se fueron sin despedirse, pero para aquel entonces ya nos encontrábamos reponiendo fuerzas a base de bocatas para lo que nos esperaba.
No son Latin Kings, son los putos Suicidal Tendencies, leñe
Y la hora del postureo llegó, la hora de demostrar quién era más true que el otro con sus gorras de marca de la casa, medias blancas impolutas hasta las rodillas y pañoletas en la cabeza. Los reyes del hardcore, Suicidal Tendencies, llegaban desde California con muchas ganas de repartir tralla como Agnostic Front había hecho el día anterior. Eran de los más esperados por un gran sector del público y la verdad es que a sus fans no decepcionaron para nada. Pese a comenzar con el sonido algo bajo (igual era percepción nuestra) comenzaron a tocar éxito tras éxito: Freedumb, Cyco Vision, Possesed To Skate, You Can’t Bring Me Down… Su cantante Mike me sorprendió mucho al no parar ni un solo segundo de correr entre sus compañeros de banda a lo largo de todo el escenario mientras cantaba. Realmente necesitas buenos pulmones para ello, sobre todo con el «cuerpo» que tiene. Una máquina, vamos. También dos de los nuevos miembros del grupo, el enorme batería Eric Moore y el bajista Tim «RAWBIZ» Williams, demostraron su virtuosismo con sus respectivos instrumentos. Tim estuvo muy activo y no dejaba de mostrarnos muchos toques funkies con su gran bajo, y Eric no paraba de jugar con las baquetas y hasta se marcó un gran solo que hizo que todos le ovacionásemos.
Para el final nos tenían algo preparado: el propio Mike comenzó a invitar a un montón de fans de las primeras filas a subirse al escenario y finalmente, cuando el grupo comenzó a tocar su último tema, la cosa se desmadró y subieron decenas de personas haciendo peligrar la estructura y la integridad física de los artistas. Hasta pensé que cortarían el sonido. La seguridad se vio totalmente desbordada ante tanta gente y al final tuvieron que cuidar simplemente de que no se rompiese nada y avisar por megafonía que se bajasen (¡que la había!). Podéis ver cómo se vivió desde el backstage este momento aquí, desde el propio túmulo de gente aquí y desde fuera aquí y en la imagen bajo estas líneas. Muchos vítores y aplausos tras esta actuación y a la organización le llevó tiempo desalojar la zona y prepararlo todo para el último bolo del día.
Ahí no se ve, pero hubo hasta gente surfeando por encima en el escenario mientras cantaban
Llegaba otro de los pelotazos del festival, uno de los grupos más importantes de la historia del punk y de los pioneros en el género pop punk y skate punk. Desde California, cómo no, llegaban Descendents preparados para rememorar 30 años después su disco Milo Goes To College y dar mucha caña a los fans, que se contaban por miles. Cabe hacer una mención especial a la camiseta de Milo edición «Spain» con Milo en plan torero. Que joder, estamos en Galicia, bien podían ponerlo bailando una muiñeira, o incluso de peregrino, pero no algo que no tiene nada que ver con Viveiro ni Galicia, donde se celebra el concierto. Detalles aparte, tuvimos ante nosotros uno de los conciertos más largos de todo el fin de semana y mucho punk cañero. Con canciones que apenas llegaban a los dos minutos, se anotaron un setlist de 28 canciones en hora y cuarto, incluyendo los pequeños shows que nos tenían preparados (la tabla de los mandamientos, por ejemplo) y abriendo con una versión de The Doors.
«13. No dirás el nombre de Madball en vano en Viveiro»
Respecto al físico, los años no pasan en balde. Si bien casi toda la banda se mostró con un gran rendimiento, el cantante Milo Aukerman se fue desinflando según avanzaba el concierto, más que comprensible con casi 50 años y si no paras de correr de un lado a otro mientras cantas. Su voz tampoco es la misma, pero oye, es un grupo que todo punkie debería escuchar una vez al menos en su vida (y poco os queda si no lo habéis hecho, que no creo que duren para siempre). Poco importó cuando sus I’m The One, Hope, Coffe Mug o Everything Sux reventaban el lugar y levantaban, una vez más, altas humaredas de polvo. Hacia el final, algo cansados por la noche anterior y atacados por la brisilla fresca de esa noche, nos fuimos a ver el final del concierto desde la zona Monster donde había un montón de artistas (gente de Municipal Waste, Angelus Apatrida o Suicidal Tendencies) y compañeros de prensa como nuestros compis de La Estadea, que fue un placer conocerlos.
Casi congelados, decidimos irnos cuando empezaba la sesión de los Nasty Mondays, los DJs encargados de alargar la fiesta en el recinto con música «acorde al festival». Lo poco que escuchamos fue el Gotta Go de Agnostic Front, pero una vez más, Viveiro centro nos esperaba a unos y las tiendas de campaña a otros. Con mucha más gente que el día anterior, aquí os dejamos el vídeo resumen de la organización de la segunda jornada.
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Sábado, 4 de agosto:
El tiempo dejó de acompañar en el día grande y unas cuantas gotas se dejaron ver tanto por la mañana como en algunos momentos de la tarde. No había tanto calor tampoco, pero se estaba bien. Hoy eran pocos los que madrugaban tras el ambiente del día anterior y menos si había que hacerlo más de lo normal (el primer concierto era a las dos y pico de la tarde). Pero justo unas horas antes supimos por Twitter y Facebook que la llamada «maldición del Resu» se cobraba la primera (y última) víctima, y uno de los artistas no pudo llegar a tiempo. Here Comes The Kraken afirmaron ser víctimas de un fraude con el tema de los vuelos y se quedaron en casita, asumiendo todas las culpas y pidiendo perdón en el mismo Facebook del festival. Una pena… Lo que la organización hizo tras la noticia fue organizar todos los conciertos hasta esa hora para que no quedase vacío ese hueco, adelantando algunos conciertos, así que nos tomamos nuestro tiempo. Aún así pudimos acercanos por allí algo tempranito para ver un poco de la actuación de Back To 1984 en el escenario Arnette y más tarde a Tim Vantol.
Uno de los conciertos más agridulces y vividos que he visto nunca
Llegaba el turno de una despedida. Un concierto muy agrio y lleno de rabia que decía adiós a la carrera de los barceloneses The Eyes, anunciado hace un mes en su Facebook. Era por eso que tenía muchas más ganas de verlos de lo normal y la verdad es que no defraudaron, pese a ser todavía muy temprano y no ser capaces de juntar tanta gente como se merecían. Sólo siete canciones, pero todas al 120%, seguramente como nunca antes habían tocado. Su cantante Jordi no paraba de hacernos saltar y correr en círculos mientras desplegaba un arsenal de vozarrones característicos de su melodic death metal patrio. Y digo vozarrón porque el sonido estuvo altísimo y hasta tuve que poner los auriculares para protegerme un poco (estaba muy cerca de los altavoces, pero aún así era demasiado). Miedo tuve cuando mientras tocaba Edgar, uno de sus guitarras, se subió encima de unas cajas (perfectamente casi dos metros de altura, ved aquí a la derecha) y tras aguantarle unos cuantos presentes en lo alto, saltó por encima y cayó en el suelo perfectamente en un breakdown. Finalmente, al término del concierto, se abrazaron todos juntos con cara de pena y se sacaron una emotiva foto con todo el público presente por detrás. Suerte en lo que hagáis chicos, esperamos volver a veros.
Mientras comenzaba Skarhead, una enorme masa de gente se aglomeraba delante del escenario Arnette. Era el turno del concierto acústico de Anti-Flag, del cual podéis ver aquí un poco. Nosotros decidimos que era buena hora para comer, así que una vez más, nos perdimos algún conciertillo (también el de Deez Nuts posteriormente).
En esta ocasión, ellos son los siguientes
Parece mentira, pero debo de ser la única persona en España que le gusta el metal y que todavía no había visto a Angelus Apatrida, una de mis bandas favoritas y para mí la mejor banda metalera española que hay a día de hoy. Que soy muy fan, vamos. Así fue que venía con muchas ganas de pasarlo bien y disfrutar del concierto de Guillermo Izquierdo y los suyos, los cuales tuve el gusto de conocer durante la tarde anterior, como veréis más abajo. Comenzaron muy fuerte con el primer single de su último disco, You Are Next. Extremadamente rápidos y buenos técnicamente, dieron paso a la segunda pista del mismo disco, At The Gates of Hell, para saltar un poco al ritmo de la canción. La voz de Guillermo sonaba a rosas (rosas thrashers, pero rosas) y muchos de nosotros lo vivíamos enormemente. En una de las pausas entre canción y canción recordó que era un placer para ellos volver a Viveiro, que eran los únicos que tocaban por tercera vez consecutiva además de Madball, y que será un honor volver en futuras ediciones aunque sea como público. No descuidaron tampoco temas del resto de sus discos: de Clockwork tocaron la homónima y Of Men and Tyrants; de su primer trabajo, Evil Unleashed, cayó Versus The World; de The Call, las dos primeras, la frenética Killer Instict y Fresh Pleasure; y de su Give ‘Em War, también la homónima (en la cual aprovecharon para un wall of death levanta-polvo en el que nos metimos) y Thrash Attack, dedicada a los chicos de Crisix allí presentes, y que cerró el corto pero intenso concierto que presenció no demasiada gente. Muchos fanáticos pedían su versión de Domination de Pantera, pero no había tiempo para más. Nos quedamos con las ganas de verlos en sala para disfrutar de ellos a tope.
Ah, ¿que por qué había tan poca gente en Angelus? Bueno, al ser la tercera vez que venían, eran muchos los que prefirieron ver otra cosa, y sobre todo cuando tienes a Berri Txarrak en acústico con Gorka a la guitarra en el escenario Arnette, es comprensible que muchos se quedasen con la opción alternativa. Según me contaron, estuvo bastante bien y cerraron con una versión de Redemption Song «impecable».
Trevor Strnad, el cantante de TBDM, susurrando el «Bailar pegados»
Para los deathcoretas que quedaron con ganas el día anterior, llegaba The Black Dahlia Murder directamente desde Michigan. En las últimas ediciones siempre eran un grupo que era pedido por muchos y este año ha sido su ocasión para presentarse en Viveiro. Desde lo lejos, porque la carpa Jäger seguía siendo una nube cerrada de polvo (había llovido un poco en el resto, pero no en la carpa, obviamente), pudimos apreciar cómo se lo montaban estos cinco chavales. El sonido dio señales de flaquear por momentos, pero no evitó que ellos dieran mucha caña brutal («extrema», me decían algunos) y que la gente les respondiese por igual tirándose hacia ellos por encima del resto o chocando los unos con los otros en cada riff. Eso sí, no se les entendía muy bien y aquí sí estábamos seguros de que era un cúmulo de circunstancias: la carpa y ellos mismos.
Para los fans del punk de toda la vida, también llegó un plato fuerte, Good Riddance. Su cantante Russ Rankin fue muy correcto, pero también muy frío y poco animado. He de decir que descansé un poco de todo el fin de semana charlando con la gente desde la lejanía y no le presté demasiada atención a este concierto, pero me quedo con el detalle del homenaje a Tony Sly, el recientemente fallecido cantante de No Use For A Name (muchos se enteraban allí mismo). Grandes circle pits, mucho salto y mucha diversión para toda esa gente que los sigue y que fue devuelta de repente a esos tiempos en los que tenían 15 años.
Gorka también es hamor. Como Berri al completo, en general Fuente
Berri Txarrak fue el grupo más querido de todo el fin de semana y también el autor del mejor concierto que he visto allí. Con la carpa totalmente llena de gente entregadísima, ellos dieron lo mejor de sí mismos. Gorka Urbizu y los suyos me parecieron de lo más especial en directo y he de decir que antes no me gustaban demasiado, pero ahora soy hiper-fan. Hasta me dan ganas de aprender vasco para entender sus canciones… Y es que además de buenos músicos, son buena gente. Dedicaron una canción de The Eyes por su separación, homenajearon a Tony Sly en uno de sus amplificadores y hasta hicieron amago de tocar una de No Use For A Name. Sonaron perfectamente pese a ser en la carpa y se vivieron con suprema intensidad sus temas más famosos: Denak Ez Du Balio (no, Tim McIlrath no estaba presente), Albo, Kalteak o Harra. También Matxet de Jousilouli subió con ellos a cantar el tema Zirkua y he de contaros que hubo un pequeño percance en medio del concierto. En medio de la pasión desenfrenada del concierto, Guillem, el batería de The Eyes, salió corriendo del backstage para saltar encima del público… con tan mala suerte que calculó mal la distancia y se comió un hostión bastante considerable. Esperemos que se encuentre bien, y que si lee esto, que muchos ánimos. Y la próxima vez, ¡a saltar más!
Punk is not dead! Y sus peinados tampoco Fuente
Maravilladísimos ante tamaña muestra de calidad de los vascos, nos fuimos con el alma levantada a ver a los estadounidenses Anti-Flag, otros míticos del punk rock y del hardcore melódico de los 80-90. Fueron muy directos y geniales, con un concierto muy resultón y divertido en el que no faltaron sus mejores temas, una versión a The Clash (Should I Stay or Should I Go), y un circle pit y canción dedicada también a Tony Sly (podéis verla aquí). Unos cuantos presentes hasta intentaron hacer un castell humano en forma de pirámide con la emoción que tenían. El colofón final tras un montón de buenos temas como The Press Corpse, Die For The Government o This Is the End (for You My Friend), llegó con otro de los momentos de la noche: el batería Pat Thetic decidió coger su bombo, tambor y demás, plantarlo en medio del público, y seguir el concierto desde allí debajo para delirio de quienes estaban alrededor sin creérselo. Momento recogido en este vídeo, si os interesa, que muchos no vimos más que cómo empezó la cosa desde lo lejos.
Dudé mucho entre esta foto o la de Cañita Brava, pero aquí se ven más viejos Fuente
La broma generalizada al finalizar este siguiente concierto fue que ya sabemos por qué son los Dead Kennedys. En su día fueron lo más importante del género, pero a día de hoy están bastante viejetes. Y ni que decir que el cantante nuevo no le llega a la punta de los talones a Jello Biafra en ningún momento. Sonando mal como pocos, salieron con ganas de fiesta pese a la edad (joder, es que el bajista Klaus Flouride tiene ya 63 años) y Rop «Skip» Greer hizo lo que pudo a la voz, animando a la gente que cantaba enfervorecida en las primeras filas mientras un gran grueso se pegaban en el mosh por detrás. He de decir que la carpa estaba más llena que nunca, no sólo de polvo, sino de gente. Hasta casi se quedó pequeña. No era raro sabiendo que muchos querían verlos, pero realmente decepcionaron y mucho. Recuerdo que me animé a meterme en el pit en las últimas canciones tras los bises para vivir Holiday in Cambodia y Viva Las Vegas en mis carnes y lo pasé de maravilla y la gente enloqueció, pero era simplemente porque, aunque lo pusiésemos en playback o con una banda de versiones, tendría el mismo efecto. Tras el último tema, dijimos adiós a la carpa hasta el año que viene y nos trasladamos al escenario Monster a por los dos grandes de la noche.
Recordad estas caras: las veréis en muchas obras cuando necesiten una apisonadora
Como sabréis de algunas crónicas anteriores, mi segunda casa es Göteborg, la segunda ciudad más grande de Suecia, y de allí provienen muchos grupos ilustres del mundo del metal como In Flames, HammerFall, Engel… y At The Gates. Considerados unos de los padres del melodic death metal, tenían el difícil papel de acallar las críticas de esa gente que decía que «había mucho metal que no era acorde al festival». ¿Lo consiguieron? Yo creo que no puede haber nadie que haya visto más de cinco minutos de concierto que diga que sonaron mal, o fueron una mierda, o que no pegaban. Fueron uno de los mejores conciertos de todo el festival de largo. Simplemente demoledores, mucha «caña burra», una apisonadora como decía ahí arriba. La voz de Tomas Lindberg se presentaba atronadora, monstruosa, y tanto la batería de Adrian Erlandsson o las guitarras y el bajo sonaron perfectas en casi todo el concierto (quizás en la primera no, pero estaba lejos y no sé si fue realmente un problema). Sea como sea, un enorme trabajo de los técnicos de sonido y de los suecos.
Deleitaron con sus temas más famosos (Slaughter of The Soul, Blinded By Fear, Suicide Nation…) y también con muchos de su primer disco, para los old school presentes. Yo no pude más que presenciar este precioso espectáculo con los ojos como platos y la boca ligeramente abierta ante tal despliegue de calidad. Sólo duraron una hora, pero ojalá hubiesen durado dos. Para los que tenéis el gusanillo de verlos, alguien ha grabado el concierto entero y lo tenéis en dos partes en YouTube: parte 1 y parte 2.
Como dirían ellos, hay que vivir para esto
¿Y quién se llevaron el premio al grupo más esperado en general? Los estadounidenses Hatebreed. Yo mismo los esperaba. No es 100% mi estilo, pero tienen muchos temas que adoro (los tocaron todos) y son los que más tralla reparten. No quise perderme nada de este concierto, y me puse en primera fila con unas chicas por delante. Alrededor, otros gigantes con ganas de empujar, trepar y dar golpes, pero a esas alturas ya no importaba. Incluso las propias pruebas de sonido auguraban un show brutal, con un sonido altísimo pero fidedigno. Desde el primer tema, que ni recuerdo cuál fue, el público presente en la zona de «marcha» entró en trance. Sobrevolaban muchos por encima de nuestras cabezas, otros empujaban… La mayor nube de polvo (gigante y constante, para más inri) se vivió en este momento y reconozco que tras acabar me sentía como Salvador Raya y su prueba de la canela, tosiendo durante horas.
Jamey Jasta buscando cosas para destruir
In Ashes They Shall Reap, Everyone Bleeds Now y un montón de temas llenos de breakdowns nos preparaban para lo mejor de todo su concierto: el triplete final de Live For This, I Will Be Heard y la apoteósica Destroy Everything. Reconozco que, pese a ser un tipo más o menos alto, casi temí por mi vida cuando sonaron las primeras notas del bajo de esta última. Una marabunta de gente se echó hacia delante y empezó a literalmente romper con todo (que a falta de cosas, coincidía que era gente). Tras esos dos-tres minutos de éxtasis, el grupo dijo para y nosotros nos quedamos con ganas de más. Fue un concierto bastante plano en ese sentido (pocas pausas e interacción, no hubo bises) pero fue un locurón máximo como pocos. A sabiendas de que ya había acabado todo, nos dimos un descansito en la barra todos juntos para analizar lo ocurrido, descansar y curar nuestras magulladuras. Gracias, Jamey & company.
Sólo quedaba la sesión de DJs de final de fiesta (a las 3 y pico de la mañana), organizada por el portugués Ninja Kaore, con la ayuda de un guitarrista en persona. Temazos de dubstep, drum ‘n’ bass y fuerte electro se dejaron escuchar pero ya no estábamos para esos trotes; muchos otros sí se quedaron. Nosotros nos desperdigamos, una vez más, por el centro del pueblo, y otros tantos al cámping a liarla. El Resurrection Fest 2012 había acabado.
A falta de vídeo de la organización, os informo de que 30.000 personas acudieron el sábado
Hora de reflexión, amigos míos. Las mejoras respecto a otros años en temas organizativos han sido notables. Apenas ha habido colas, no tuvimos problemas con acreditaciones y la suerte quiso que no hubo demasiados cambios de horario, fue todo bastante puntual. Pero aún así, hay cosas que mejorar (diría obligatoriamente) de cara a 2013. La principal es el tema del polvo. Vale que con una pañoleta o una mascarilla nos solucione algo, pero no del todo y es insufrible permanecer durante un concierto entero con tanto polvo. Un simple manguerazo antes de cada concierto (que para algo se alternan) creo que solucionaría mucho, y ya no digo poner una superficie de plástico como en muchos otros festivales europeos.
Por otro lado, para los desafortunados que tuvimos que acudir al cámping gratuito, se agradecería enormemente unos baños decentes y más numerosos. Siendo algo ordinarios, para ir a defecar podías echarte media hora en la cola fácilmente. Había sólo dos «puestos» en los baños de debajo del mítico restaurante (que también sufriría lo suyo con los infiltrados que iban a usar su servicio). Para ducharse, no llegué a comprobarlo, ya que aproveché las duchas frías de la playa, pero podría mejorarse todo bastante.
También el transporte al recinto debería mejorarse. No en calidad o frecuencia, sino en precio. Vale que 1 euro es un precio casi simbólico, pero haced cuentas… Un trayecto de menos de cinco minutos si no hay tráfico es muy corto. Podría ser incluso gratuito o podían ofertar un bono para todo el fin de semana, por ejemplo, que seis viajes aún son pasta. Es un dinerillo que hay que aflojar y muchos se quejaban del precio final.
También muchos se quejaron de la falta de información por parte del festival. No todo el mundo se sabía quién tocaba a qué hora, ni se había imprimido una chuleta en casa, ni tenían la aplicación de móvil. Muchos pedían el libreto informativo que se repartía en sitios puntuales y ocasionales en el que venía toda la información. A nosotros nos lo dieron a la hora de pedir en la barra, pero muchos no pudieron ni supieron dónde conseguir uno. Había tres o cuatro horarios pegados en la pared desperdigados por la zona, pero no era suficiente. ¿Solución? Repartirlo en la entrada, también como en muchos otros festivales. Sería un puntazo y muy de agradecer por todos. Y relacionado con esto, un mayor uso de la megafonía para informar de las cosas, tampoco era demasiado.
¿Y qué más? Siendo un poco tiquismiquis, cinco minutitos más de separación entre actuación. Recuerdo veces que acababa una banda, te dabas media vuelta para ir al siguiente y ya estaba sonando, cuando en teoría son cinco minutos de separación (que acaban siendo solapados por los retrasos a la hora de tocar cada grupo, sí). Un poco más de margen nos permitiría ir a los baños o a por refrescos sin perdernos una gran parte de los conciertos.
Tómense esto como una crítica constructiva de los pocos errores o problemas que existieron. El resto, si no se me olvida nada, fue perfecto, y realmente debo felicitar personalmente a la organización. ¡Seguid así!
Una de las miles invasiones zombie patrocinadas por Jägermeister
¿Qué fue lo mejor de este año? ¡No hubo casi ninguna cancelación como otros años! Las que hubo fueron menores, y las irremediables (sin margen de acción) fue sólo una. A por el pleno empleo el año que viene. Además, he de destacar el buen ambiente que se respira pese a las miles de tribus urbanas diferentes que conviven en él, o la de golpes que se da la gente entre sí. Siempre se ayudaba al caído y no vi ni la primera pelea. ¿Los mejores conciertos? Me quedo con Berri Txarrak (genios), At The Gates (máquinas), Agnostic Front (leyendas), Municipal Waste (metralleta), Against Me! (diversión y amor por Laura a partes iguales) y el subidón del final de Hatebreed, que aunque el resto de la actuación fue correcta, fue algo monótona, y el final nos emocionó a todos.
¿Lo peor? Ya dijimos que el polvo era Satanás encarnado, pero añado que la cantidad ingente de perroflautas que okupan el cámping es enorme. Gente que ni va al festival pero sólo van por el ambiente, traen a sus perros normalmente sucios y tienen bastante poca educación. Esperemos que no se convierta en el nuevo Ortigueira, porque los canes se hacían bastante molestos (vimos una pelea de uno con el de una pobre señora y los dueños ni se inmutaron hasta que la mujer cayó al suelo). Y en otro tema, en lo musical, claramente los Dead Kennedys fueron lo peor del festival. ¡Hora de retirarse, amigos!
Por último, queremos hacer un resumen de los personajes que nos encontramos esos días en el festival o los que descubrimos por las redes sociales. Ahí van unos cuantos fun facts:
- Si el año pasado, un resu cruzaba la ría a nado a una mano para ahorrarse la caminata, este año también lo hicieron, pero a dos manos.
- Hubo un resu que por 10 euros se bebió un cocktail asqueroso y que tuvo su efecto pertinente.
- Otro resu se aburría en cierto concierto y propuso a sus compañeros que le golpeasen los genitales con un mechero.
- Un coche bloqueó el camino al bus delante del cámping y unos valientes machocores lo movieron de sitio entre todos.
- Hubo un grupo de resus que fueron vestidos como Leónidas y sus colegas de 300.
- Una carpa de punkies puso música 24 horas durante la noche del jueves, dejando sin dormir a todo el cámping, hasta que debieron amenazarlos o multarlos y pararon el resto de días. Una de las causas de nuestro cansancio el viernes.
- La popular resu Pikachu este año venía con el pelo de cuatro colores: amarillo, verde, azul y rosa.
- Hubo un resu vestido de novia. Foto.
- Hubo un resu con pierna biónica muletas que se pasó todo el festival en un lado del escenario viendo casi todos los conciertos. Es nuestro querido lector Adrián Xunkeira.
- Hubo un grupo de resus que se aburrían de camino a Viveiro y se dedicaron a hinchar preservativos en medio del autopista.
- Hubo unos resus cabreados que estuvieron tweeteando todo el fin de semana cosas.
- Hubo un grupo de resus que se dedicaban a vender hamburguesas en la entrada en una tablita y fueron avisados en repetidas veces por la Guardia Civil. Hasta que los multaron no pararon.
- Hubo dos resus que se casaron el día siguiente allí en Viveiro y tuvieron la suerte de disfrutar de las actuaciones de unos cuantos grupos.
- Hubo un miembro de un grupo que saltó durante la actuación de otro, calculó mal la distancia y se comió la valla. Era Guillem de The Eyes.
- Hubo un miembro de un grupo que se esguinzó la rodilla y el tobillo, pero ¡hey!, siguió tocando y luego fue al hospital. Era el guitarrista de Suicide Silence.
- Hubo un resu que a falta de mascarilla o pañoleta, se enganchó un clínex arrugado en el puente de las gafas y él tan pancho. No hay foto, pero era muy cómico. Lo siento si nos lees, pero teníamos que ponerlo.
- Hubo un grupo de gente que estuvo persiguiendo 24 horas al coche de Jägermeister pidiendo tubitos-chupito cual zombies. Dudamos que viesen algún concierto.
- También recordamos la gente de dos bares locales que vendían bocatas y bebidas ambulantemente y no dejaban de pelearse por los precios con contraofertas. ¡Cuánto amor!
- Por último, queremos recordar las numerosas cagadas de los medios generalistas de siempre a la hora de hablar del festival. No señalaremos a nadie, pero todos sabemos quiénes son.
Y hasta aquí hemos llegado. Esto ha sido todo lo que ha dado de sí la mejor edición hasta la fecha del Resurrection Fest, nuestro festival preferido, no solo por los grupos, sino por el ambiente, la gente, y el pueblo. Quiero dar gracias a Martín, quien me llevó y me trajo de vuelta a casa en su furgo, también a Adrián Xunkeira por alguna de estas fotos que veis con la marca del blog, y a todos en general por esta experiencia. Era mi primer Resu, pero sé de sobra que no será el último. ¡Gracias, gente! Como regalito, aquí el ya tradicional photoshop con algún artista que nos topamos en el festival. Servidor y Guillermo Izquierdo, voz de Angelus Apatrida, para ustedes. ¡Hasta el año que viene, resus!
Nota: Las fotos de Rubén Navarro con el logo del festival son propiedad del Resurrection Fest. Las que tienen el sello de nuestros compañeros de La Estadea pertenecen a ellos mismos. La foto del resu vestido de novia es de La Voz de Galicia. Los que no tienen marca de agua de Tanaka ni ninguna, son de Edgar (fuente al lado de cada foto).
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